Lloremos un poco…
Acabo de leer en el gran diario de México (El Universal), que ímas del 35% de los Mexicanos jamás han pisado un museoî.
No me alegra saber que de los pocos que han visitado mas de un museo en el DF, me cuento, pero es que habiéndolos tan bellos e imponentes, ricos y maravillosos, sorprendentes y fascinantes, no entiendo como no son del gusto de muchos.
Hay un día a la semana que nos e cobra por entrar a los Museos, los hay privados o de alguna organización no gubernamental, los hay de Universidades o de alguna dependencia Gubernamental, pero sobretodo, hay para todos los gustos.
Que me dicen de quien gusta de la pintura, esta el MAM (Museo de Arte Moderno) que si bien tiene un deficiente servicio de estacionamiento, esta tan bien comunicado que se puede llegar en metro, a pie, en autobús o microbús.
Para quien gusta del Virreinato, esta el museo del Virreinato o quizá la colección Banamex en el Palacio de Iturbide .
El mismo zócalo capitalino, alberga un conjunto de espacios que son casi de museos, la Catedral, El museo de la Ciudad de México, Palacio Nacional, en fin, hay oferta para quien guste.
Si, me dan ganas de llorar, teniendo en México el Palacio de Bellas Artes cuyo telón de cristal tiene valor incalculable.
Ahora entiendo muchas cosas, de cómo es que estamos como estamos, claro, pocos vamos a los museos y nos gusta leer.
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Llanto… 35% de los mexicanos jamas han pisado un museo
Comentarios
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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Gabriela tiene razón, ningún museo es automáticaente bueno, nomás por el hecho se serlo, así como ningún libro es bueno nomás por ser libro. Hay exposiciones que dejan sin ganas de regresar nunca más a un lugar de esos. Me imagino, por ejemplo, que un montón de niños quedan vacunados de por vida después de visitar esperpentos museográficos como «El museo del caracol» de Chapultepec. Ahora, si un museo así es el que «sí ha visitado» ese 65%, ps más jodidos estamos.
Yo la verdad soy una pinche nazi, y cuando me topo con cosas como la cola de 4 horas a la que se enfrentó Diminui, una voz silente dentro de mi cabeza les grita: «Â°váyanse a sus pinches casas a ver la barra cómica que televisa ha preparado para ustedes, déjenme disfrutar las cosas en paz!». Por supuesto, mi lado chairo no piensa lo mismo, sólo la parte visceral.
A veces es más triste quela gente Sí? vaya a los museos, porque se ve que se aburren un montón. O sea, lo gacho no es que ese 35% nunca haya ido a un museo, sino que probablemente otro 35% hubiera preferido, muy dentro de sí, quedarse en casa viendo la tele (lo cual es muy respetable), por más que diga y repita: «no pues qué chido estuvo el museo y todos tenemos que ir a museos y es triste que no se aproveche la cultura en México y qué bonita cultura».
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