Una buena leccion de twitter por Rocio Cordoba

En algún momento, ahora no sé bien por qué ni cómo, llegué a creer que una madre puede leer y comprender perfectamente la conducta y voluntad de sus hijos e hijas. Sentí­a que la relación constante e intensa con ellos y ellas en la vida cotidiana permite conocer de verdad su corazón y su mente, lo mismo que su estómago y sus manos.

Gracias a la vivencia de twitter, ahora sé que eso es imposible. El otro, sea quien sea, aunque sea nuestra propia carne, siempre es y será un otro por completo, por más que uno crea llegar a conocerle. Eso es la clave de la libertad y dignidad de la persona, ahora entiendo cada vez con mayor claridad.

Contar historias y anécdotas twiteras ya comienza a ser una cuestión importante en muchas reuniones de la vida diaria, la gente quiere saber cada vez más y mejor sobre lo que está ocurriendo en el gran mundo de twitter. Porque twitter ya es un nuevo tema de conversación por todas partes. Cada vez hay mayor curiosidad e interés por lo que ocurre en esa red social y por las formas como ello afecta en la vida de â??los twiterosâ?.

Que no les puedo leer de verdad la mente. Quiero explicar por qué, gracias a la vivencia de twitter, he aprendido a comunicarme mejor con ellos dos, reconociendo cada vez mejor la diferencia personal concreta de quienes en algún momento llegué a sentir que casi hasta podí­a leerles la mente.

Poco a poco, pero cada vez con mayor certeza, quienes ya integramos el nuevo mundo twittero, vamos comprendiendo que el â??fenómeno twitterâ? está cambiando de muchas maneras la faz de la Historia, y mucho de ello sucede por el modo en que esta red social de internet hace cambiar nuestras vidas personales, de modo que se vuelve importante comenzar a contar nuestras anécdotas y aprendizajes, para tratar de ayudar a comprender mejor lo que ocurre. Las formas y caminos por como hemos llegado a twitear cada vez más y más cientos de personas, porque el efecto de ello nos permite conocernos mejor y conocer mejor el mundo.

Algo que en estas notas quiero expresar, al mismo tiempo que reflexionar con más cuidado. Ya digo, la vivencia me ha permitido conocerme mejor a mí­ y, con ello, comprender mejor como personas reales a quienes tanto quiero, respeto y admiro: mis hijos Ricado y Ana Paula.

Para quienes hemos vivido muy desde adentro la experiencia intensa de lo que ha sido el pasado medio año en twitter, la fuerte vivencia que hemos tenido muchos nos parece un acontecimiento inmenso, como cosa de muchos años. A mí­, creo, es algo que ya me cambió por completo. Lo sé precisamente por la forma en que ahora empiezo a establecer nuevas comunicaciones con Ricky y Ana Paula. Siento que ha sido, para mí­, algo tan fuerte y completo como ir a la universidad o más. Porque en muy poco tiempo he aprendido con gran claridad y conciencia a conocer mejor a los mí­os. Que, ya entonces, no son tan â??mí­osâ? como creí­a.

Pero en realidad la historia de twitter no es muy antigua; más bien es algo breve. Apenas han pasado cuatro años desde su lanzamiento y menos de tres desde su socialización global. Aún así­, yo considero que la breve historia de twitter es ya un acontecimiento memorable y con raí­ces humanas muy profundas. Es el modo como la gente adulta hemos ingresado de forma activa y creativa a la acción transformadora de las redes sociales en Internet, algo que a muchos de nosotros nos ha hecho cambiar también de modo radical. Un acontecimiento que yo valoro como de verdad significativo para toda mi vida.

Hará ahora algo más de dos años y medio, cuando compramos nuestros primeros Iphones de procedencia norteamericana, quienes í­ntegramos la familia Otero Córdoba (Ricky, Ana Paula y yo, pues el papá nada más se apellida Otero) descubrimos entre sus tantas novedades que existí­a una aplicación, que en ese momento pensábamos era tipo chat, llamada â??twitterâ?. Al instalarla nos dimos cuenta que por ese entonces habí­a muy pocos mexicanos empleándola y que para poder ¨chatear¨ en â??twitterâ? con más personas tendrí­amos que hacerlo en lengua inglesa y básicamente con norteamericanos.

No me duró mucho el entusiasmo. Casi todo lo que pasaba por mi lí­nea del tiempo eran saludos y mensajitos muy caseros y personales. Muy pero muy pronto me salí­ de twitter porque simplemente dejé de usarlo. Los twits de los norteamericanos no me parecieron muy interesantes para seguirlos con mucha atención que digamos. Y para tratar con la familia Otero Córdoba bastaba nada más el uso normal del celular. Así­ que esa primera vez me aburrí­ rápido de la monotoní­a de entonces en twitter. Lo olvidé. Dejé de emplearlo.

Pero así­ como el aburrimiento y la monotoní­a de los twits me sacaron un dí­a de twitter; de igual manera fue otro dí­a la curiosidad de saber si todo seguí­a igual la que me hizo regresar a él. Pero, al parecer, como verán, no era todaví­a el momento adecuado; casi mis únicos ¨followers¨en este segundo ingreso fueron mis propios hijos.

De inmediato, la aventura comunicativa de twitear se volvió casi un grave problema familiar. Ricky y Ana Paula, como era de esperar, manejaban un lenguaje de jóvenes que yo no aprobaba, con muchas palabras soeces. Twitter se convirtió en un instrumento de reproches y regaños para mis hijos.

Decidí­ dejar de twitear de nuevo. Ahora por la vergí¼enza y la incomodidad de pelear por tanta tonterí­a con mis dos querubes. Pero, sobre todo, para evitar pasar, por tal vez nada, a mayores conflictos familiares. Ya que de principio no podí­a entender que no les inquietara para nada hablar de tal forma en un medio de comunicación pública. Algo difí­cil de aceptar para quien creí­a haberles enseñado justo lo contrario.

Un tiempo después, llegan por fin a México los Iphones y, con ellos, Twitter despega en el gusto y uso de los mexicanos. La comunidad twittera comienza a crecer sustancialmente; escucho a mis hijos hablar de nuevos amigos y de reuniones twiteras. Me atrajo la idea de integrarme de nuevo a la ahora creciente red social. Averiguar qué ocurrí­a con lo que antes me habí­a parecido tan aburrido y luego conflictivo.

Ingreso sin conocer en ese momento, como ya he dicho, a más twiteros que a mi hijo y mi hija y los amigos de ambos; de modo que se me hizo muy fácil agregar en mi lí­nea de tiempo a Ana Paula y Ricky con sus amigos, para así­ comenzar a seguirlos. Predispuesta ya a tratar de entender mejor el nuevo modo de expresarse de los mí­os.

Con lo que ahora ocurrí­a por mi lí­nea de tiempo empezaba a sentirme como en casa, como si estuviera en una reunión con los amigos de mis hijos. Aunque en realidad yo estaba más de espectadora que de participante, debido a que sus conversaciones eran generalmente sobre cosas privadas y muy subidas de tono, especialmente las de Ricky. Muy de vez en cuando yo ingresaba para comentar algo o celebrar algún chiste medio pasado; sólo para tratar de integrarme a la comunidad de mis querubes Otero. A quienes cada vez sentí­a aceptar y comprender mejor con su rudo modo de expresarse.

Un dí­a llegó Ricky con la cara consternada y con voz preocupada me dijo: â??Necesito hablar contigoâ?¦ â??confieso que me asustó. Por mi cabeza pasaron mil situaciones que pudieran hacer que mi hijo estuviera tan compungido, excepto la que me expuso:

â??Mamá necesito que me hagas un favor. No es nada personal; pero quiero que entiendas mis razones y no te enojes.. â??la conversación empezaba a preocuparme, la solemnidad de Ricky era absoluta.

â??No quiero que te enojes con mis amigos, mamá. Es más, te lo pido yo, no ellosâ?¦Quiero que, por favor,dejes de seguir a mis amigos en twitter. Dicen que se sienten muy incómodos y cohibidos con tu presencia, no pueden decir groserí­as ni contar chistes groseros.

La petición no pudo menos que parecerme más que razonable, ¡y yo que ya me habí­a asustado pensando en no sé qué tonterí­a!

¡Sólo a mi se me ocurre seguir en twitter a los amigos de mis hijos en esas edades! ¡Qué patética! Tení­a que conseguirme una vida fuera de la vida de mis hijos.

Ricky me sugirió que me saliera nuevamente de twitter. Esta vez me rehusé a hacerlo.

Di el â??unfollowâ? a los amigos de mis hijos y me quedé con Erik y Tania, mis primeros amigos Twitteros (amigos también de mis hijos, pero que no les importó que los siguiera).

Así­ comenzó la historia twitera que ahora me hace sentirme nueva y diferente como @Rociotero. La misma experiencia vital que ahora me deja comprender mucho mejor la personalidad real de mis querubes, a quienes ya no considero mí­os como criaturas sino como amigos. Pues desde hace ya buen rato nos seguimos los tres con cariño y muy de cerca en las lí­neas de tiempo de twitter. Me fascina, entonces, encontrar en sus twits a dos personas tan diferentes y tan parecidas a su padre y a mí­, lo mismo que tan diferentes y tan parecidos entre sí­. Dos amigos que siempre me asombran con su ingenio y creatividad, pues los veo ya muy libres y concentrados en su propio destino. Lo mismo que muy brillantes y abiertos los dos, Ricky y Ana Paula, para tratar conmigo como su par twitera. Algo que ya iré contando, según espero, en las próximas entregas de esta columna

twitter: @Rociotero

Comentarios

  1. Avatar de sofiaherfter
    sofiaherfter

    Amiga muy cierto lo que has comentado, todos los que ya estamos en twitter pareciera que vivieramos una vida alterna en la que convivimos a diario con muchas personas brillantes y generosas que nos regalan su amistad, efectivamente los hijos son otros como tu los llamas y debemos estar abiertos a lo que ellos opinen y que harán crear sus propios criterios ante la vida. Al estar en contacto con tu familia me di cuenta de la relación que hay con tus hijos que son un par de jóvenes lindos y educados es muy buena de hecho le comenté a Ricardo y Ana Paula lo afortunados que eran al tener una convivencia tan linda y abierta con sus padres. Como vez ahora tu también tienes tu grupo de amigos tuiteros que te queremos respetamos y admiramos así como ellos tienen sus amigos.
    Saludos Amiga.

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