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  • Al Qaeda en Yemen

    Al-Qaida en la Península Arábiga, que se atribuyó la responsabilidad del fallido atentado a un avión estadounidense, es liderada por un yemení que llegó a ser un ayudante cercano de Osama bin Laden. El grupo se formó en enero de este año, cuando su líder, Naser Abdel Karim al-Wahishi, anunció que se fusionaban organizaciones de Arabia Saudí y de Yemen.

    Al-Wahishi, conocido por el alias de Abu Basir, fue uno de los 23 integrantes de al-Qaida que se escaparon de una prisión yemení en el 2006. El y muchos extremistas que están hoy en Yemen se encuentran en la lista de los más buscados en Arabia Saudí. Al menos dos ex detenidos en la prisión militar estadounidense en Bahía de Guantánamo, Cuba, que fueron liberados en noviembre del 2007, aparecieron luego como comandantes de al-Qaida en Yemen.

    Said al-Shihri, liberado de un programa de rehabilitación saudí el año pasado, es un subjefe de la organización en Yemen. Otro ex detenido de Guantánamo, Abu al-Hareth Muhammad al-Oufi, apareció en enero como comandante de al-Qaida en un video clip que lo mostraba con una cartuchera de balas. Al-Qaida en la Península Arábiga ha sido responsabilizada de una serie de ataques en Yemen, incluido uno contra la embajada estadounidense en San’a y atentados suicidas contra visitantes surcoreanos.

    El grupo dio señales recientemente de que pensaba atacar fuera de Yemen. El joven nigeriano acusado por el atentado del 25 de diciembre en un avión de Northwest Airlines a punto de aterrizar en Detroit había estado en Yemen este año, según el gobierno yemení. La primera operación fuera de Yemen fue un fallido atentado con una bomba contra el jefe antiterrorista de Arabia Saudí en agosto. Al hacerse responsable del atentado, al-Qaida instó a sus simpatizantes a expulsar a los «infieles» de la península arábiga.

    Los expertos consideran que el grupo tienen unos pocos cientos de combatientes. Al parecer cuenta con muchos fondos y la protección de varias tribus yemeníes, en especial en el este del país. Yemen, de donde provienen los antepasados de bin Laden, ha sido un reducto para al-Qaida por la debilidad del gobierno central y su terreno agreste que brinda protección. En el 2000 en ese país, un atentado suicida en la costa de Adén mató a 17 marineros estadounidenses del destructor Cole.

  • Yemen lucha contra Al Qaeda

    Treinta y cuatro presuntos miembros de Al Qaida murieron en un ataque aéreo lanzado el jueves al alba por el ejército yemení contra el sitio donde se celebraba una reunión de la red extremista en el centro del país, informó una fuente de los servicios de seguridad. Con este ataque son ya 68 los islamistas muertos en los últimos ocho días, especialmente miembros de Al Qaida en la Península Arábiga, que agrupa las ramas yemení y saudí de la red de Osama Bin Laden.

    «El ataque fue realizado en el momento en que decenas de miembros de Al Qaida estaban reunidos en Wadi Rafadh», una región montañosa aislada de la provincia de Shabwa, a unos 650 km al este de la capital de Yemen, añadió la misma fuente, que pidió el anonimato. El jefe de Al Qaida en la Península Arábiga, Nasser Al Whaychi, y su adjunto el saudí Said el Shahrani, se hallaban en la reunión, según la misma fuente, que no indicó si habían perecido en el ataque.

    En cambio otros «dirigentes del grupo, entre ellos Saad al Fathani y Mohammad Ahmed Saleh al Umir, figuran entre los muertos». Al Umir fue reconocido recientemente en un video difundido por la televisión Al Jazeera sobre una manifestación en la provincia de Abyan (sureste). «Saudíes e iraníes presentes en la reunión de Wadi Rafadh figuran también entre los muertos», aseguró la misma fuente, sin dar más detalles sobre la identidad o la jerarquía de esas personas en la red Al Qaida.

    «Los participantes en la reunión preparaban atentados contra instalaciones económicas en Yemen, en represalia por las operaciones de la semana pasada», declaró a la AFP un responsable yemení que requirió el anonimato. La fuente se refería a un ataque llevado a cabo la semana pasada por el ejército en la provincia de Abyan, que dejó 30 insurgentes muertos, y a redadas que condujeron al arresto de otros 30 en toda la Península Arábiga. Las fuerzas gubernamentales también mataron la semana pasada a otros cuatro miembros de Al Qaida en Arhab, a unos 35 km al norte de Saná, en operaciones que las autoridades llamaron «preventivas», contra activistas «que planificaban atentados».

    Yemen, tierra de origen de la familia Bin Laden, ha sido teatro en los últimos años de atentados contra un buque de guerra estadounidense, misiones diplomáticas, instalaciones petroleras y sobre todo contra turistas extranjeros. La mayoría de estos atentados fueron reivindicados por Al Qaida. Por otra parte, en el norte del país, rebeldes chiitas combaten contra el ejército yemenita y en las últimas semanas también contra el ejército saudita, que registró un centenar de muertos y desaparecidos.

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  • EEUU sigue sacando mas y mas prisioneros de Guantanamo

    Estados Unidos transfirió este fin de semana a 12 detenidos de la base naval de Guantánamo a Afganistán, Yemen y la región de Somalilandia, en el cuerno de Africa, en un nuevo paso hacia el cierre del centro de detención. El departamento de Justicia estadounidense dijo el domingo que un grupo especial de trabajo del gobierno había revisado cada caso. Las autoridades evaluaron las posibles amenazas y qué tan probable era que el gobierno tuviera éxito ante las apelaciones contra las detenciones. Durante el fin de semana, cuatro prisioneros afganos fueron trasladados a su país, dos detenidos somalíes fueron entregados a las autoridades regionales en Somalilandia y seis yemeníes fueron llevados a su país de origen.

    El departamento señaló que, desde el 2002, más de 560 detenidos han dejado la prisión militar en la bahía cubana rumbo a otros países, mientras que otros 198 siguen allí. El gobierno ha dicho que cinco detenidos serán enjuiciados en una corte federal en Nueva York y que otros muy probablemente serán procesados en sus países. Hasta 100 detenidos serán enviados a una prisión casi vacía de Thomson, Illinois. En Roma, los medios locales y estatales informaron que un detenido de la base naval de la Bahía de Guantánamo era llevado a Italia para enfrentar cargos internacionales de terrorismo por presuntamente reclutar combatientes para Afganistán.

    El hombre tiene 40 años y es originario de Túnez. Fue identificado como Moez Ben Abdelkader Fezzani, también conocido como Abou Nassim, por el canal TG5, que dijo que llegaría la noche del domingo a Milán. Un fiscal confirmó el nombre bajo condición de permanecer anónimo, pues no estaba autorizado a hablar con los medios de comunicación. El mes pasado, Italia recibió a otros dos tunecinos provenientes de la base estadounidense e inmediatamente los encarceló a la espera de su juicio. El presidente Barack Obama dijo que no establecerá una nueva fecha límite para cerrar la prisión de la base naval de Guantánamo, pero que espera que quede cerrada en algún punto del próximo año.

    El gobierno de Obama abandonó la meta que había impuesto de enero del 2010 poco después de que el presidente asumiera el cargo. Obama ha dicho que se dio cuenta que las cosas avanzan en Washington más lentamente de lo que pensaba.

  • Arabia Saudita ataca a Yemenitas avisandole a Iran

    La intervención de Arabia Saudita contra los rebeldes yemeníes es una advertencia a Irán para disuadirle de inmiscuirse en la región pero también refleja la preocupación del reino petrolero ante un debilitamiento del poder de Saná, según los analistas.

    Arabia Saudita lleva a cabo ataques aéreos en zonas fronterizas en manos de los rebeldes yemeníes desde el 3 de noviembre, tras la muerte de uno de sus guardias de frontera por disparos de insurgentes infiltrados en el reino.

    Riad se había mantenido al margen hasta la semana pasada del conflicto existente en sus fronteras entre los rebeldes pertenecientes a una rama chiita y el ejército de Yemen.

    Arabia Saudita «ha vivido ya lo suficiente esta situación inestable en su frontera con Yemen», considera Gregory Gause, profesor de la universidad de Vermont (Estados Unidos) y especialista en temas de seguridad en el Golfo.

    Así, «los sauditas han lanzado una señal (…) Han decidido que (esa guerra) se inscribe en el marco de las tentativas de Irán de intensificar su influencia en la región», explica.

    Según algunos expertos en seguridad, el reino saudita ha ayudado discretamente al ejército yemení en las operaciones que puso en marcha desde el 11 de agosto contra los rebeldes.

    Pero ahora, su intervención directa, también refleja su creciente temor ante un debilitamiento del régimen del presidente yemení, Ali Abdalá Saleh, que podría ser aprovechado por otros enemigos, como los secesionistas del sur del país y la rama local de Al Qaida.

    «Yemen es la principal preocupación de Arabia Saudita en materia de seguridad», afirma Chris Boucek, del Carnegie Endowment for International Peace, una institución con sede en Washington, al subrayar «el rápido deterioro de la seguridad y la estabilidad en Yemen».

    La larga y porosa frontera entre ambos países siempre ha sido un quebradero de cabeza para el reino saudita, que regularmente anuncia confiscaciones de droga, alcohol y armas de contrabando.

    Además, el 13 de octubre, los servicios de seguridad sauditas mataron a dos presuntos miembros de Al Qaida y arrestaron a un tercero en la provincia de Jizan, fronteriza con Yemen.

    Según la revista especializada Gulf States Newsletter, Riad ha financiado con 1,2 millones de dólares al mes la ofensiva gubernamental yemení bautizada como «Tierra Quemada», además de contribuir a la misma con la ayuda de sus servicios de información sobre el terreno.

    La citada revista señala también que la artillería y los helicópteros sauditas intervinieron una primera vez el 19 de octubre contra los rebeldes en la frontera.

    «Tenemos la impresión de que los rebeldes no son muy fuertes pero que (el conflicto) refleja más bien la debilidad del presidente Saleh», declara a la AFP Jon Marks, director de la redacción de Gulf States Newsletter.

    Por eso, la intervención de Arabia Saudita «es una clara señal de que está harta», sostiene Marks al subrayar que Riad tiene «una decepción creciente hacia Saleh y su capacidad de gobernar».

    Sin embargo, también es, según él, «un momento crucial hacia una nueva guerra fría» entre Arabia Saudita y sus aliados, por una parte, e Irán, por la otra.

    Saná acusó a los «partidos iraníes» de apoyar a los rebeldes y el 28 de octubre anunció el arresto de cinco iraníes que tripulaban un barco también iraní cargado de armas frente a las costas del norte de Yemen.

    Asimismo, los medios sauditas progubernamentales también han multiplicado las advertencias contra el intervencionismo de Teherán.
    «Irán se instala en la frontera sur de los países árabes del Golfo tras haberlo hecho en Líbano y en Irak», escribió

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