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  • ÁGORA por Carin

    En la Antigí¼edad, los filósofos griegos del perí­odo cosmológico se preguntaron por el origen de todas las cosas. El Arché, más que el origen, se referí­a al gobierno de las cosas.

    De esta manera distintos filósofos establecieron como principios materiales y metafí­sicos en la genealogí­a del mundo los llamados cuatro elementos. Así­, Tales de Mileto, matemático y filósofo, considerado el padre de la filosofí­a griega, estableció que el origen de todas las cosas era el agua. Esto no debe sorprendernos ya que el agua determinaba â??como aun hoy lo hace- situaciones de importancia fundamental como el hecho de que la vida sin agua es insostenible y era un medio de importancia indiscutible respecto del comercio que se desarrollaba por el mar.

    Eráclito de Efeso sostuvo que el origen o gobierno de todas las cosas estaba en el fuego. Y es que el fuego presenta una posibilidad para el cambio, lo que era fundamental en el pensamiento progresista del filósofo quien estaba a favor del movimiento (como en el caso contrario lo estarí­a un filósofo como Parménides de Elea)

    Por su parte Anaxí­menes de Mileto manifiesta que dicho principio deberí­a ser el aire. Al respecto existen discrepancias sobre el sentido que el filósofo en comento quiso darle a dicha palabra, es decir, ¿se referí­a al aire que respiramos y sin el cual es imposible la vida?, o ¿al espí­ritu? En el primer caso la importancia del aire es indiscutible aunque no es una idea que pueda trascender â??filosóficamenteâ? y, en el segundo caso, estarí­amos ante el primer filósofo espiritualista. Nada podemos afirmar sin embargo.

    En cuanto al elemento tierra, éste no fue definido por alguien en particular. Empédocles de Agrigento afirmó que de la unión de los cuatro elementos (agua, fuego, aire y tierra) surgí­a la vida y de su separación, la muerte. Naturalmente Empédocles matiza en mayor forma lo antes expresado, sin embargo quede lo dicho como expresión de la reunión de los cuatro elementos.

    Finalmente la propuesta anterior fue insuficiente y es el gran fundador de la lógica, Aristóteles, quien determinarí­a un elemento más: el éter. í?ste â??último elementoâ? será abolido a través de los importantí­simos trabajos que en el siglo XIX desarrollarí­a el gran fí­sico escocés James Clerk Maxwell.

    * Carin es amante de los números, estudioso de la filosofí­a, abogado y amigo de El Enigma. Columnista de Solo-Opiniones

  • AGORA por Carin

    Se dice que la historia del pensamiento occidental tiene sus orí­genes en la reflexión de los primeros filósofos griegos. En este sentido las ideas primigenias del filósofo y matemático jónico Tales de Mileto dan muestra del espí­ritu de cambio y de meditación diversa a la de sus antepasados. Es iniciador y, con todo merito, es llamado el padre de la filosofí­a griega.

    Sin embargo no debemos soslayar la presencia e influencia que ejercieron dos escritores anteriores a Tales: Homero y Hesí­odo. El primero, rapsoda, canta los legendarios sucesos de la guerra de Troya, así­ como el largo retorno del personaje que ideo el fatal Caballo del mismo nombre. Por su parte, Hesí­odo completa el cuadro que da forma a los fundamentos seculares que serán base, directa o indirecta, para el pensamiento ulterior.

    ¿Cómo entender lo anterior? La obra homérica delinea un mundo armónico y perfecto gobernado por dioses que participan directamente en el desarrollo de la historia humana. Homero confronta a dioses con hombres y a éstos con semidioses. La virtud básica es evidente: el heroí­smo. Hesí­odo, por su parte, delinea todo un esquema en relación con la justicia y construye una Teogoní­a que anuncia, en el principio de todas las cosas, la noción del â??caosâ?.

    El heroí­smo homérico y el mundo delineado en sus poemas, así­ como la justicia hesí­odica y sus reflexiones en torno al caos y los dioses, sirven como base para el pensamiento abstracto de los siglos posteriores. Y es que si bien estas ideas no son en sí­ mismas el fundamento estricto para el análisis de los primeros filósofos, si surge a partir de ellas un pensamiento nuevo, renovado, diferente al de los â??antepasadosâ?.

    Las filosofí­as que se desarrollarán en los periodos cosmológico, antropológico y sistemático, serán un esquema diferente y hasta opuesto al â??perfeccionismo y determinismoâ? del pasado, y generarán la nota esencial de la filosofí­a toda, esto es, la razón y el nuevo pensamiento abstracto y su consecuencia: una nueva estructura de preguntas y respuestas en torno al hombre, al mundo y al lugar y sentido de este hombre en este mundo.

    Esto último es fundamental en la actual disciplina filosófica, la que sostiene que son más importantes los problemas y las preguntas, que las respuestas que se deduzcan o infieran.