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  • El Salvador se prepara para «la niña»

    La Dirección de Protección Civil de El Salvador se prepara ante los eventuales daños que causarí­a en el paí­s el fenómeno climatológico de La Niña, que de acuerdo con las autoridades ya se desarrolla en toda América.

    El ministro de Gobernación, Humberto Centeno, dijo que ha convocado a los 14 gobernadores que dirigen los comités de Protección, así­ como a entidades del gobierno y privadas para coordinar el plan de invierno, el cual deberá ser ajustado a causa del fenómeno.

    Señaló además que buscarán mayor presupuesto en el Ministerio de Hacienda para poder enfrentar posibles emergencias ocasionadas por las lluvias que afectarán al paí­s y al resto de Centroamérica, las cuales podrí­an ser las más copiosas de los últimos 50 años.

    El director de Protección Civil, Jorge Meléndez, explicó en tanto que las condiciones de vulnerabilidad se agudizan en este paí­s y se agravarán por las inundaciones y por el riesgo que representarán para los cultivos.

    El Servicio Nacional de Estudios Territoriales (SNET) confirmó que La Niña ya comenzó a impactar a El Salvador y al continente americano.

    El meteorólogo Luis Garcí­a indicó que la señal para que se desarrolle el fenómeno es que las aguas del océano Pací­fico se mantengan frí­as durante tres meses consecutivos y en la actualidad â??ya llevamos más de dos mesesâ?.

    Garcí­a aseguró que 100 por ciento del fenómeno se desarrolló y afectará a toda América.

    El SNET prevé abundantes lluvias para los meses de septiembre, octubre y noviembre, por encima de los niveles registrados en los últimos 50 años.

  • Que son los fenomenos de La Niña y El Niño

    Tanto El Niño como La Niña, son los ejemplos más evidentes de las oscilaciones climáticas globales, siendo parte fundamental de un vasto y complejo sistema de fluctuaciones climáticas. La Niña se caracteriza por temperaturas frías y perdurables, si se le compara con El Niño ya que éste se caracteriza por temperaturas oceánicas inusualmente calientes sobre el Océano Pacífico Ecuatorial.

    Los episodios de La Niña también producen cambios a gran escala en los vientos atmosféricos sobre el Océano Pacífico Tropical, incluyendo un incremento en la intensidad de los vientos Alisios del Este (Este-Oeste) en la atmósfera baja sobre el océano Pacífico Oriental, y de los del oeste en la atmósfera superior. Estas condiciones reflejan cambios significativos en la circulación ecuatorial de Walker.

    Los episodios Cálido/El Niño y Frío/La Niña, forman parte de un ciclo conocido como El Niño Oscilación del Sur, ENOS. El ciclo tiene un período medio de duración de aproximadamente cuatro años, aunque en el registro histórico los períodos han variado entre 2 y 7 años.

    Durante un episodio de La Niña, es típico observar condiciones más secas respecto a lo normal sobre el océano Pacífico Ecuatorial Central, debido a un debilitamiento de la corriente en chorro durante los meses de diciembre a febrero, y por el fortalecimiento de los sistemas monzónicos en Australia/Sudeste de Asia, América del Sur/Centroamérica y África.

    En las primeras fases de los episodios de La Niña, la termoclina (isoterma de 20 °C que separa las capas superficiales del océano de las más profundas) se localiza a poca profundidad respecto a lo normal, principalmente en los sectores del océano Pacífico Central y frente a las costas de América del Sur. Durante la fase madura la termoclina gradualmente se profundiza en la parte occidental del Océano Pacífico y en el sector Central en las últimas fases de los episodios.

  • Una deceda perdida en la ecologia

    Cuando se ponga el sol en la víspera de Año Nuevo, habrá concluido la década con las temperaturas más altas de la historia de la Tierra y por delante habrá temperaturas superiores todavía, según los científicos. A lo largo de una década de grandes cambios, de guerras y divisiones, los pueblos de todo el mundo enfrentaron un enemigo común: el incremento en los emisiones de gases con efecto invernadero, el alza en las temperaturas, el peligro de un clima cambiante, mareas cada vez más altas y daños monumentales al medio ambiente causados por la humanidad. Sobre el fin de la década, las Naciones Unidas reúnen a los gobernantes de casi 100 países para tratar de concertar una acción mancomunada con el objetivo de reducir el consumo de carbón y de otros combustibles fósiles.

    El secretario general de la ONU Ban Ki-moon les dijo que tienen delante de sí «una gran oportunidad» de hacer algo por la humanidad en la conferencia climática de Copenhague. Sin embargo, sigue sin haber unidad de criterios y no parece probable que se tomen decisiones históricas. «En el fondo, sabemos que ustedes no están escuchando», les dijo el presidente de las Maldivas Mohamed Nasheed a sus colegas en una conferencia realizada en septiembre. Las Maldivas corren peligro de desaparecer por la crecida de los mares. La patria de Nasheed, un grupo de islas en el océano Indico, será una de las primeras víctimas de esa crecida generada por la expansión que produce el calor y por el derretimiento de los glaciares. Los residentes de numerosas islas y de zonas costeras ya están buscando refugio en otros lugares.

    Los mares, además de más cálidos, son más ácidos por el dióxido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero que contaminan la atmósfera. La acidez y las aguas calientes matarán arrecifes y harán peligrar la vida marina. En los primeros nueve años de la década, las temperaturas mundiales promedio fueron 0,6 grados centígrados (1,1 Farenheit) más altas que el promedio de 1951 a 1980, según la NASA y las temperaturas subieron a ritmo más acelerado en el extremo norte del planeta. En los últimos tres veranos del hemisferio norte se derritió más hielo que nunca antes en los tiempos modernos en el mar Artico. La cantidad de agua derretida que arroja al mar la enorme masa de hielo de Groenlandia aumenta un 3% todos los años.

    Con cada año que pasa se debilita la capa de permahielo en el Artico, amenazando con liberar grandes cantidades de metano, un gas que calienta el ambiente. Al disminuir el hielo, se refleja menos el sol y la Tierra absorbe más calor. En el extremo sur, a fines de la década los científicos comprobaron que la Antártida también se está calentando. Las masas de hielo de las costas se desprenden y permiten que los glaciares empujen más hielo hacia el mar. En la década del 2000 los glaciares se derritieron, reduciendo las fuentes de agua para miles de millones de indios, chinos y sudamericanos. También pierden agua los grandes lagos de Africa debido a las temperaturas más altas, la evaporación y las sequías. En todo el mundo, las plantas florecen más temprano y los lagos tardan más en congelarse. En el Artico, sorprendidos esquimales ven aparecer petirrojos, un pájaro de regiones más al sur.

    Todos estos fenómenos suceden a un ritmo mucho más rápido que el anticipado, según los científicos. Hacia el final de la década, las emisiones de dióxido de carbono correspondían al peor de los siete escenarios que planteó en 2001 el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas. Todos los años se emiten casi 29.000 millones de toneladas de gas, un 23% más que hace una década. Al ritmo actual, para 2060 las temperaturas serán cuatro grados centígrados (siete Farenheit) más altas que en la era preindustrial, de acuerdo con científicos británicos. A fines de 1800, usando un lápiz y una regla de cálculos, el genial científico sueco Svante Arrhenius demostró que el dióxido de carbono podría calentar el planeta en un lapso de… 3000 años. No vislumbró el nivel a que llegaría el uso de combustibles fósiles en el siglo XX.

    Las supercomputadoras de hoy le dicen a los científicos que para revertir el fenómeno de las emisiones y evitar una crisis planetaria, la década que comienza puede ser vital, una última oportunidad de corregir el daño que se ha hecho.