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    el moderno señor feudal

    Beatriz González Rubí­n

    En el feudalismo, los â??Señoresâ? gobernaban como monarcas sus feudos (tierras). El Señor tení­a autoridad y poder económico sobre sus siervos, los cuales pagaban una serie de impuestos a los dueños de la tierra. Se cobraba por el uso del horno, de las herrerí­as, de los molinos; peajes a las mercancí­as; uso de bosque, derecho de caza y el ampliamente conocido derecho de pernada donde el señor feudal pasaba la primera noche de boda con la novia.

    En la actualidad la canción â??Como hemos cambiadoâ?¦â? difí­cilmente se aplica.

    Después de una semana de crisis donde las citas se acabaron, los sistemas se colapsaron y los funcionarios se volvieron locos, nuestro querido gobierno del Distrito Federal tuvo a bien dar una prorroga a los â??morososâ? de la tarjeta de circulación con chip.

    Hagamos cuentas, año con año tenemos que verificar el coche dos veces, el costo es:

    Certificado de Verificación tipo «Cero» $288
    Certificado de Verificación tipo «Doble Cero» $575
    Ahora, la tarjeta de circulación que tendrá que renovarse cada tres años cuesta $299 pesos.

    No hay que olvidarnos de la bendita tenencia, un impuesto que supuestamente iba a ser eventual y se ha convertido en una pesadilla. Los costos varí­an dependiendo del coche que manejas, en mi caso pague 2, 500 pesos, tomando en cuenta que es un auto de varios años atrás. Si tienes la fortuna de tener un auto nuevo y de lujo, el pago aumenta de una manera impresionante.

    Todas esas cantidades son simplemente por tener algo en que transportarse en esta ciudad cien por ciento caótica. Le podrí­amos sumar, la licencia, el pago por el uso de nuevas ví­as, como será la super ví­a que actualmente se encuentra en construcción, y demás situaciones.

    Serí­a maravilloso que todos esos impuestos se vieran reflejados en calles y avenidas perfectamente pavimentadas, en transporte digno y eficaz, en seguridad en la ciudad. Pero no es así­, pagamos y pagamos, cada dí­a inventan nuevas maneras de sacarnos el dinero, la gente está enojada, deprimida y desesperada.

    Y lo más triste del caso es que no nos queda de otra. ¿Hay alguna diferencia entre aquellos señores feudales que viví­an a costillas de sus súbditos y nuestros modernos gobernantes? Yo no la encuentroâ?¦bueno debemos de dar gracias que el derecho de pernada ya no está vigente (por lo pronto), quien sabe si en algún tiempo vean conveniente volverlo a poner de moda. En fin, sigamos pagando como si fuéramos de primer mundo para vivir en una ciudad de tercera.