Etiqueta: Seguridad

  • Siempre me han discriminado por ser hija de Ricardo Monreal

    Siempre me han discriminado por ser hija de Ricardo Monreal

    Caty Monreal, precandidata única de Morena a la alcaldía Cuauhtémoc de cara a las elecciones del 2 de junio, acusó que siempre ha sido discriminada en su carrera política por ser hija del senador Ricardo Monreal.

    “Mi vida siempre ha sido ser juzgada, discriminada y excluida de procesos electorales por el simple hecho de ser hija de uno de los mejores políticos que tiene este país (Ricardo Monreal) y que tuvo la posibilidad de ser una de las cuatro ‘corcholatas’ que podrían suceder a López Obrador”.

    Al ser cuestionada por Azucena Uresti sobre sus aspiraciones en la alcaldía que ya gobernó su padre, Catalina Monreal afirmó que no le afectan esos dichos sobre su persona, ya que siempre “ha luchado” con esas etiquetas. Presumió “ser más” que lo que se dice de ella:

    Yo soy más que eso, soy la hija de Ricardo Monreal claro y orgullosamente, pero también tengo madre y mucha: soy hija de María de Jesús Pérez, soy mamá de dos niños, soy esposa, soy activista, soy política, licenciada en Derecho, tengo Maestría, especialidades. Soy una mujer preparada, capaz”.

    Por ello, pidió a los simpatizantes de Morena y al electorado que la conozcan antes de dejarse llevar por dichos comentarios.

  • CJNG ‘calienta’ Michoacán

    CJNG ‘calienta’ Michoacán

    Una vez más el estado de Michoacán se convirtió en escenario de balaceras, bloqueos y quema de vehículos entre dos grupos criminales: una célula del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y Cárteles Unidos.

    Durante la noche del martes, en el municipio de Tepalcatepec se registraron los ataques a balazos, por lo que autoridades acudieron al lugar; después el intercambio de balas se extendió hacia La Ruana y Buenavista, según reportes de pobladores y del personal de la 43 Zona Militar, con sede en Apatzingan, informó Quadratín.

    En el municipio de Tepeque y en las inmediaciones de la carretera Apatzingan-Aguililla, también se registraron enfrentamientos entre los grupos criminales alrededor de las 21:00 horas.

    Mientras tanto, en la población de Santa Ana Amatlán, sujetos armados se apoderaron de un taxi, un camión de pasajeros y una pipa con gas; después colocaron el autobús en medio de la carretera Apatzingan-Buenavista y le prendieron fuego, informó el periodista Marcos Morales

  • A balazos liberan a 7 secuestrados en la autopista Cancún Mérida

    A balazos liberan a 7 secuestrados en la autopista Cancún Mérida

    De nueva cuenta en una intervención oportuna y eficaz de las autoridades durante esta madrugada lograron liberar a varias víctimas que eran retenidas en contra de su voluntad, esto sucedió cerca de la colonia Tres Reyes, sobre la autopista a Mérida. Se trataría de siete personas privadas de la libertad entre ellos presuntamente estarían elementos del instituto nacional de migración, también estarían los dos levantados durante esta tarde en la región 260 de Cancún, los cuales fueron sacados de un domicilio por un comando armado a la fuerza. Ya que el doble levantón fue captado por cámaras de video vigilancia y se les dio seguimiento hasta dar con la casa de seguridad en donde tenían a las víctimas amordazadas y maniatadas. En cuanto, a los responsables que fueron aprehendidos en el exitoso operativo de las fuerzas del orden, fueron trasladados bajo un fuerte despliegue policíaco a sus instalaciones para ponerlos a disposición ante las autoridades competentes.

  • Matan a Felipe el Norteño

    Matan a Felipe el Norteño

    El cantante colombiano de música popular Luis Felipe Mendivelso, conocido como “Felipe el Norteño”, fue asesinado a puñaladas por la pareja de una mujer a quien abrazó y dedicó una canción durante su show en un bar ubicado en la ciudad de Bolívar, en Bogotá, Colombia.

    “Llegamos a una cantina y allá mi papá le cantó a una pareja. El compañero sentimental (de la mujer) se ofendió… Se paró y lo agredió físicamente”, señaló a El Tiempo el hijo del artista.

    Posteriormente, relató el hijo, el agresor salió del sitio y luego regresó con dos hombres, quienes atacaron a puñaladas al cantante.

    “Le pegan a mi papá dos puñaladas”, dijo el joven, quien platicó que su padre llegó vivo al hospital, sin embargo, no logró sobrevivir al ataque.

    En redes sociales circula un video en el que se observa al artista de 47 años cantando mientras se acerca a una mujer -presuntamente la pareja del agresor- y le da un breve abrazo. En ese momento, el sujeto que está junto a la mujer se para, increpa al cantante y lo azota contra la pared.

    El ataque ocurrió el domingo 8 de octubre, en Donde Nanes, un bar nocturno del barrio Ciudad Bolívar. Por la agresión, fueron detenidos Miguel Goloso y Fernando Gulloza, de 27 y 23 años respectivamente

  • Asesinan a Higinio Trinidad, defensor ambientalista y líder indígena

    Asesinan a Higinio Trinidad, defensor ambientalista y líder indígena

    El sábado 25 de noviembre fue encontrado el cuerpo sin vida del defensor ambiental indígena Higinio Trinidad de la Cruz, quien se encontraba desaparecido desde un día antes, luego de que fue secuestrado en la comunidad de Ayotitlán, municipio de Cuautitlán, Jalisco.

    A través de un pronunciamiento, la organización ambientalista Tsikini condenó la desaparición forzada y el asesinato del activista y consejero estatal indígena

    Refirió que Higinio Trinidad de la Cruz era un importante promotor comunitario que realizaba proyectos de desarrollo sustentable con bancos de desarrollo internacional, además de que era parte de la organización comunitaria que denuncia el despojo de tierras por la minería y tala ilegales en la Sierra de Manantlán.

    Tras recibir la confirmación del hallazgo del cuerpo de Trinidad de la Cruz, la agrupación Tsikini reportó los hechos de manera inmediata a las autoridades federales, a quienes solicitó brindar la protección del entorno inmediato de la víctima y de las demás personas defensoras de la comunidad de Ayotitlán.

    Esta comunidad indígena, señaló Tsikini, se encuentra sitiada por el crimen organizado que la está despojando de su territorio y sus recursos por la tala y minería clandestina.

    “Exigimos que el gobierno de la República y la Fiscalía General de la República atiendan con debida diligencia para el establecimiento de un entorno seguro para las personas defensoras y la comunidad, así como la investigación, sanción y reparación integral para todas las víctimas por ésta y todas las violencias ejercidas contra la comunidad indígena de Ayotitlán”, manifestó la comunidad indígena.

  • Un lugar para la memoria en Salvatierra

    Un lugar para la memoria en Salvatierra

    E

    n Guanajuato hay más de 3 mil 800 personas desaparecidas que cada día son buscadas por sus familias. La cifra no ha dejado de crecer en los últimos años. En el estado, que desde 2018 encabeza la lista con más asesinatos en el país, se ha formado un movimiento de 22 colectivos que luchan por el encuentro y la restitución de sus seres queridos.

    En su mayoría integrados por mujeres, estos grupos han vivido bajo constante amenaza, pues en tan sólo tres años seis personas buscadoras fueron asesinadas y decenas han sido desplazadas o amenazadas. Ante la incapacidad o la indolencia de las autoridades, se han formado brigadas independientes de búsqueda que día tras día arriesgan su vida para llegar donde las instituciones no quieren o no pueden.

    Salvatierra es un pueblo mágico de la región sur de la entidad, con poco menos de 100 mil habitantes y muchos atractivos turísticos. Pero sus extremas maravillas y la amabilidad de su gente conviven con dramáticas violencias y connivencias de poderes fácticos y oficiales.

    El martes 20 de octubre de 2020, familiares de personas desaparecidas encontraron un predio que estaba siendo usado como campo de exterminio y ocultamiento de personas inocentes. Durante 40 días, familias salvaterrenses, colectivos del estado y personas solidarias participaron en prospecciones y exhumaciones, rescatando los restos de 80 personas en 65 entierros ilegales.

    Aquel día, a orillas del caudaloso río Lerma, niños y niñas jugaban en el ecoparque El Sabinal. Mientras tanto, del otro lado del río, por Rancho Nuevo, muy cerca del centro histórico, se destapaba una enorme fosa común, un epicentro de dolor, atrocidades e impunidad que los perpetradores mantuvieron durante años bajo control.

    El colectivo Ángeles de pie por ti aglutina a decenas de familias de Salvatierra y de la región quienes, desde 2021, luchan por convertir aquel terreno en un jardín de memoria y paz que dignifique a las víctimas, sustrayéndolo al dominio de las bandas criminales y de sus redes de protección.

    La construcción de un lugar para la memoria, contra la estigmatización para la no repetición, es un derecho de las víctimas y responde a las mejores prácticas internacionales, pero ha sido un proceso lento y accidentado, debido a la escasa voluntad política de las autoridades, particularmente del municipio y del ejecutivo estatal que, prácticamente, han abandonado las negociaciones y aducen razones presupuestales o legaloides para no avanzar.

    Así lo señala una carta enviada al gobernador, Diego Sinhue, el pasado 19 de noviembre, por Raymundo Sandoval, coordinador del Consejo Consultivo de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas estatal: El predio está disponible para su adquisición. Podría rehabilitarse y protegerse para evitar que allí se sigan cometiendo delitos y para emprender su transformación en un lugar de vida y de paz. Consideramos que el proceso de construcción de un lugar para la memoria en Salvatierra debería aprobarse y concretarse en un tiempo razonable y que usted, en calidad de gobernador constitucional del estado, tiene plenas facultades para responder a esta petición y hacerlo realidad.

    En espera de una respuesta y una hoja de ruta al respecto, el propio colectivo, al finalizar ese mismo día una visita y ceremonia religiosa en el sitio, la exposición de proyectos y maquetas para su acondicionamiento y el foro Vida por vida, emitió un comunicado, denunciando que en junio fueron encontrados en el lugar objetos personales de una persona que había sido encontrada sin vida en la vecina ciudad de Tarimoro, así que se hace más urgente el pronto resguardo y reconversión de este lugar.

    Las familias, acompañadas por organizaciones como Serapaz, la Universidad Iberoamericana León y la Coalición Internacional de Sitios de Conciencia, así como por otras agrupaciones de víctimas del estado y del país, han emprendido un camino de sensibilización para con la sociedad, impulsando la reapropiación simbólica y material del sitio, los trabajos de memoria en comunidad y la construcción de presentes dignos frente al continuum de violencias imperante.

    El hallazgo de Salvatierra en 2020 es un parteaguas en la historia de Guanajuato. Evidenció la persistente ausencia de justicia y la continuidad de las desapariciones. Hasta aquel momento, ni el concepto ni la realidad de las fosas clandestinas habían sido reconocidas oficialmente en la entidad. No hubo presencia significativa del Estado en uno de los hallazgos más impactantes en la historia reciente de México. No hubo en su momento discursos y acciones contundentes que lanzaran un claro mensaje antimafia al crimen organizado local y al medio político para que comenzara a cambiar la situación.

    La sociedad en la región se quedó pasmada y paralizada un tiempo, casi fingiendo no entender o no saber, pero poco a poco la emergencia de redes y tejidos solidarios va contrastando el olvido y el miedo. No puede haber normalidad si el terror se repite y el daño no se repara. Lamentablemente, la muerte y la desaparición siguen teniendo permiso en Salvatierra, así que, ahora como nunca, la sociedad y las autoridades son interpeladas para apoyar, moral y materialmente, la construcción común de un sitio para la memoria, la justicia, la no repetición y la búsqueda de quienes nos siguen faltando.

  • Dejan 5 cuerpos en la glorieta de Loreto, Zacatecas

    Dejan 5 cuerpos en la glorieta de Loreto, Zacatecas

    Este sábado 11 de noviembre, los habitantes del municipio de Loreto amanecieron horrorizados al ver a 5 cuerpos semi acostados y formados sobre la glorieta de la entrada principal de este poblado de Zacatecas.

    Un video que circuló en las redes sociales se puede ver que los cuerpos están semidesnudos y con visibles huellas de tortura, incluso, se alcanzan a ver rastros de sangre que quedaron sobre el piso, probablemente al ser arrastrados para ser colocados en dicho lugar.

    Horas más tardes, la Mesa Estatal de Construcción de Paz y Seguridad confirmó este hecho delictivo, al mencionar que en las primeras horas de este sábado, a través del sistema de emergencias 911 se reportó que en la carretera Federal número 25, en la entrada al municipio de Loreto, se encontraban personas sin vida.

  • La ‘marca’ de Los Zetas en Colombia

    La ‘marca’ de Los Zetas en Colombia

    El 16 de abril de 2013 en Austin, Texas, comenzó el juicio contra José Treviño Morales, Francisco Antonio Colorado Cessa, Fernando Solís García, Eusevio Maldonado Huitrón y Jesús Maldonado Huitrón, cinco de los 14 acusados por el Gobierno de Estados Unidos por operaciones de lavado de dinero para Los Zetas con un lucrativo negocio de cría de caballos de carreras.

    El primer testigo oficial fue un analista de inteligencia del FBI con 34 años de experiencia en grupos criminales, sobre todo en la frontera norte de México. Uno de los dos fiscales le preguntó si ubicaba el símbolo de “Hecho en México”. El agente explicó que los grupos criminales lo usaban –con variaciones– como forma de identificación. El fiscal reformuló: quiso saber si Los Zetas lo utilizaban.

    —Sí, lo hacen.

    La pregunta no parecía casualidad. Uno de los dos tatuajes del líder de Los Zetas, Miguel Ángel Treviño, el “Z-40”, es un sello de “Hecho en México” que lleva estampado en el cuello.

    La organización de Los Zetas nació en México a finales de los años 90 como un brazo armado del Cártel del Golfo. Los primeros integrantes fueron una treintena de desertores del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano, un cuerpo entrenado en combate al narcotráfico y la guerrilla mediante el duro curso de adiestramiento Kaibil, la élite militar de Guatemala. Esta formación se reflejó en los violentos episodios —como las masacres de Allende, Chihuahua, y San Fernando, Tamaulipas,— con los que marcaron al país entre 2011 y 2015, cuando controlaron buena parte del territorio, según consigna el informe “En el Desamparo”, de El Colegio de México. El crecimiento del cártel fue tal, que llegaron hasta Colombia, Guatemala y Perú.

    Para rastrear la presencia de Los Zetas y su influencia en el panorama delictivo de Colombia y la región, Quinto Elemento Lab revisó un centenar de informes, expedientes y reportes de la Fiscalía General de la Nación de Colombia, a partir de una filtración de más de 13 millones de documentos a la que tuvo acceso junto con otros 31 medios de todo el mundo, dentro del proyecto “NarcoFiles: el nuevo orden criminal” liderado por el Organized Crime and Corruption Reporting Project (OCCRP) y con el apoyo del Centro Latinoamericano de Investigación Periodística (CLIP).

    Este reportaje, fruto también de la revisión de reportes de inteligencia del gobierno de los Estados Unidos, registros de juicios en cortes estadounidenses, solicitudes de información y entrevistas con expertos y autoridades, arroja nueva luz acerca de la expansión continental de Los Zetas por medio de alianzas transnacionales. En particular esta investigación encontró información novedosa sobre organizaciones y representantes en Colombia que se relacionaron con Los Zetas, y devela algunas de sus estrategias y rutas de exportación de cocaína desde ese país hacia México y Estados Unidos.

    La investigación también documenta la marca cultural de Los Zetas, al exponer la existencia de cuando menos siete bandas que operan en Colombia usando referencias al grupo criminal o a México, aunque sólo dos ellas sí tuvieron vínculos con Los Zetas mexicanos.

    Este trabajo cobra especial valor ante el hermetismo actual de las instituciones de seguridad pública y procuración de justicia de México acerca de la presencia de grupos criminales dentro y fuera del país.

    El outsourcing criminal

    La irrupción violenta de Los Zetas en Guatemala en 2009 es un episodio más que conocido. La masacre de 27 campesinos de la finca Los Cocos, en Petén, donde Los Zetas dejaron mensajes escritos con sangre en las paredes, fue un parteaguas por la crueldad que remitía a los horrores de las dictaduras militares en ese país.

    Carlos Menocal recuerda bien aquella época. El periodista que saltó desde la sociedad civil al gobierno de Álvaro Colom fue el encargado desde el Ministerio de Gobernación de enfrentarse a Los Zetas cuando entraron a Guatemala. Lo inédito, hasta ahora, es que durante aquellos años álgidos su experiencia contra Los Zetas derivó en un llamado de auxilio inesperado desde Perú.

    “Álvaro Colom y el Gobierno de Perú sostuvieron una reunión bilateral y el presidente peruano le externó la preocupación sobre la presencia de Zetas en el Perú. El presidente [Colom] me nombró coordinador para hacer una misión allá y explicarles la dinámica de este grupo delictivo. Para que tenga la noción de hasta dónde avanzaron en ese momento”, relata Menocal en entrevista.

    La experiencia en Colombia fue distinta. Los Zetas llegaron para transportar directamente la cocaína, indica un informe desclasificado de la Agencia Antidrogas de Estados Unidos (DEA). Enviaron representantes y formaron alianzas con actores y grupos locales.

    El representante más importante de Los Zetas en Colombia fue Irineo Romero Sánchez, alias “El Mexicano”, detenido durante 2017 en Bogotá, y posteriormente extraditado a Estados Unidos. La Fiscalía General de la Nación de Colombia y la DEA determinaron que “El Mexicano” trabajaba con Dairo Antonio Úsuga David, alias “Otoniel”, líder del “Clan del Golfo”, quien se encargaba de brindar “seguridad a los mexicanos cuando vienen a Colombia y, además, son sus grandes socios”. Úsuga también sería extraditado a Estados Unidos, donde en 2023 recibió una condena de 45 años de prisión por tráfico de narcóticos.

    Conocidos también como las “Autodefensas Gaitanistas de Colombia” o “Clan Úsuga”, el “Clan del Golfo” es la banda criminal más grande de ese país. La Fundación Ideas para la Paz (FIP) calculaba en 2017 que estaba integrada por mil 900 personas y operaba en 107 municipios.

    Los Zetas también formaron alianzas con compradores locales de narcóticos a gran escala, explica en entrevista Juan Alberto Cedillo, periodista mexicano y autor de Las Guerras Ocultas del Narco. Alianzas que, Andrés Preciado, director de Conflicto y Violencia Organizada de la FIP, interpreta como una relación comercial de beneficio mutuo, “pero teniendo claro que el actor más poderoso son las organizaciones mexicanas”.

    Esta investigación identificó a cinco personajes clave de Colombia poco conocidos que colaboraron con Los Zetas en operaciones de lavado, proveyendo cocaína o ayudándoles a moverla a Estados Unidos en aviones o submarinos.

    Uno de ellos es Ayman Saied Joumaa, ciudadano colombo-libanés que ingresó en 2011 a la Lista Kingpin del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, un registro de extranjeros con un rol importante en el tráfico internacional de estupefacientes.

    Además de proveer cocaína, Saied dirigía un sofisticado sistema de lavado de dinero: en la Ciudad de México recibía de Los Zetas las ganancias por la venta de droga y las blanqueaba. Cinco días después —y tras el cobro de una comisión de entre el 8% y 14%— repartía el dinero a proveedores de cocaína en Venezuela y Colombia. Los documentos estiman que Saied proporcionó 85 toneladas de coca a Los Zetas entre 2005 y 2007 que pasaron por Honduras, Guatemala y México hasta los Estados Unidos.

    Otros enlaces fueron Segundo Alberto Villota Segura y su socio Fernaín Rodríguez Vázquez, ambos incluidos en 2014 la Lista Kingpin por su relación con Los Zetas y el Cártel de Sinaloa, de acuerdo con una declaración de Adam J. Szubin, entonces Director de la Oficina de la Oficina de Control de Activos Extranjeros. Villota, quien trató de hacerse pasar por guerrillero para evitar la extradición, movía junto con sus socios cerca de 100 toneladas de cocaína al año, muchas de las cuales llegaban a Estados Unidos con la logística de Los Zetas.

    Menos conocida aún es la alianza con Omar Yesid Triana Medina, alias “Compadre”, quien enfrenta al menos tres cargos por narcotráfico en una corte de Texas. Un proceso de extinción de dominio en Colombia documenta que, en tres ocasiones entre 2010 y 2012, autoridades estadounidenses incautaron a Los Zetas miles de dólares y cocaína marcada con logotipos de “Texaco” que fue enviada por Triana desde Colombia a Estados Unidos, vía Guatemala y México. Algunos de estos envíos se hacían en submarinos, pero no siempre salían bien, como uno que naufragó en 2010 frente a Costa Rica con 1.2 toneladas de coca.

    Otro juicio en Texas, de 2016, revelaría un gran fracaso logístico al que se enfrentaron Los Zetas. Jaime Gonzalo Castiblanco Cabalcante, alias “Chalo”, fue uno de 27 objetivos colombianos acusados en Estados Unidos de traficar drogas desde una organización basada en Bogotá, según la orden de extradición 3394.

    En el proceso donde fue juzgado con otros tres hombres se indica que en diciembre de 2007, Castiblanco Cabalcante, proveedor de cocaína de Los Zetas, cerró un trato por 7.9 millones de dólares para mover por aire más de una tonelada del polvo blanco desde Colombia a Estados Unidos, pasando por Guatemala y México. Pero la aventura fracasó.

    El 20 de diciembre, el bimotor Aerocomander 680 de matrícula panameña HP-1607 con el que pretendían trasladar la cocaína fue descubierto por la Fuerza Aérea Colombiana, que destruyó la avioneta tras aterrizar en una pista clandestina.

    “Nos quedamos sin Navidad”, contaría después Piñeda, el piloto, en una llamada intervenida. Castilblanco Cabalcante tuvo que viajar hasta Matamoros, Tamaulipas, para intentar “suavizar” la situación. En represalia por la operación fallida, Los Zetas lo mantuvieron secuestrado durante tres meses.

    Estos casos documentados ejemplifican las relaciones comerciales transnacionales que tendieron Los Zetas, pero también el papel que los grupos mexicanos ejercieron frente a sus contrapartes colombianas.

    Entre los miles de correos y documentos filtrados no es posible conocer si actualmente hay Zetas (no imitadores) en Colombia. El más reciente es de diciembre de 2016, cuando autoridades colombianas descubrieron “una compleja operación de ocultamiento de cocaína en boyas de amarre para buques”, casi 2 toneladas valuadas en más de 100 millones de dólares, pertenecientes a Los Zetas.

    Un informe de la Dirección Especializada de Extinción del Derecho de Dominio también advierte que un remanente de Los Zetas, el Cártel del Noreste, podría mantener negocios con el “Clan del Golfo”.

    Lo que sí es claro es que la influencia del nombre de Los Zetas ha provocado tal impacto cultural en Colombia, que se mantiene vigente hoy en día.

    Los otros Zetas de Colombia

    Son las 4 de la tarde del 23 de septiembre del 2019 en Quibdó, capital del departamento colombiano del Chocó, 230 kilómetros al sur de la frontera con Panamá y el selvático tapón de El Darién. Afuera de la cárcel local de Anayancy flotan un globo verde y uno rojo con una bandera de México: es cumpleaños de un preso conocido como “Pirulo”, uno de los 98 integrantes del grupo criminal autodenominado “Los Mexicanos” o “Fuerzas Armadas Revolucionarias Mexicanas (FARM)”.

    Más tarde circularía por WhatsApp la foto de los globos y otra de “Pirulo”, posando de perfil con un rifle de madera frente a una bandera mexicana pintada en una pared. Sobre la imagen se lee la frase: “Somos mexicanos too Urabeño y too el que se vire los vamos a matar”.

    Ni “Pirulo” ni Armando Robledo Moya, alias “Chema” —fundador de la banda y fanático de la narcoserie “El Señor de los Cielos”—, ni los demás integrantes son mexicanos, aunque se hagan llamar así.

    Tampoco “Los Z” o “Locos de México”, una de las facciones de esta agrupación detectada por las investigaciones de la Fiscalía General de Colombia, que lo mismo grafitean el nombre en paredes de viviendas en barrios bajos que lo usan para firmar extorsiones en panfletos.

    “Los Mexicanos”, “Los Z”, “M-Zetas”, “Z Gaitanistas”, “Los Zetas” o “Mafia Sinaloa” son algunos de los nombres con los que se han hecho llamar grupos criminales colombianos. Los informes de campo e investigaciones de la Fiscalía filtrados en los NarcoFiles dan cuenta de la variedad de ilícitos que cometen y sus conexiones o alianzas con grupos más grandes. La mayoría de las bandas tiene una estructura local. Solo una se relaciona con un gran proveedor de cocaína de Los Zetas mexicanos, y otra más les proveía directamente, según se deduce de los documentos analizados.

    Guadalupe Correa, experta en temas de delincuencia organizada, profesora en la George Mason University y autora del libro Los Zetas Inc, señala que, aunque Los Zetas ya no mantienen su influencia en México, para estas bandas colombianas “es mejor llamarse Zetas para conservar la marca”.

    “Es un estatus como de infundir temor, porque claro: en Colombia lo que se conoce muy bien es la capacidad violenta de los [grupos] mexicanos, entonces de alguna forma esto como que le sube el estatus, es una forma de tratar de ganar relevancia”, explica Andrés Preciado.

    Las bandas que replican a Los Zetas o usan referencias mexicanas se encuentran en los departamentos de Chocó, Tolima, Antioquia, Valle del Cauca y Putumayo, cuatro de ellos con presencia de cultivos de coca, según información del Sistema de Monitoreo de Cultivos Ilícitos de la Organización de las Naciones Unidas.

    En Quibdó, del departamento de Chocó, “Los Mexicanos” y la facción de “Los Z” han sido investigados por los delitos de lesiones, terrorismo, homicidio y venta de drogas cometidos en casi la mitad de los barrios la ciudad. Pero su principal actividad es la extorsión: los datos de la Fiscalía de Colombia arrojan que entre 2020 y 2021 el grupo participó en 248 casos.

    Usan banderas mexicanas o referencias a Los Zetas en panfletos donde a cambio de una “cooperación” prometen no convertir en “objetivo militar” a la persona o su familia. “Que Dios tenga piedad de ustedes porque nosotros no”, “México: llame urgente, plata o plomo” o “somos las fuerzas armadas mexicanas”, son algunas de las frases que se repiten en los volantes que han quedado como prueba en un grueso informe de la Fiscalía. Las cuotas registradas en las investigaciones de 2021 iban de los 20 millones de pesos colombianos (poco más de 107 mil pesos mexicanos o 5 mil 300 dólares al tipo de cambio de entonces) hasta los 100 millones de pesos colombianos (unos 541 mil pesos mexicanos).

    En noviembre de 2020 el periódico colombiano El Tiempo publicó una entrevista con Rafael Guarín, Consejero Presidencial para la Seguridad Nacional del entonces presidente Iván Duque. Guarín refirió que bandas como “Los Mexicanos” de Quibdó eran, en realidad, colombianos que empleaban referencias culturales para atemorizar.

    La estrategia de amenazas por medio de panfletos también es replicada por “Los Z” de Segovia y Remedios, municipios de Antioquia, según cuenta el informe “Situación de Líderes, Lideresas, Defensores/as de Derechos Humanos en Antioquia 2018”.

    La sistematización de los reportes analizados permitió ubicar en el Valle del Cauca, específicamente en Zarzal, a un grupo llamado “Los Zetas” dedicados al tráfico de marihuana y cocaína. Y en Tolima, una región montañosa entre Medellín, Cali y Bogotá, se encontró a los “M-Zetas” y “Los Z Gaitanistas” o simplemente “Los Z”.

    Para la Fiscalía los “M-Zetas” son una organización tipo B, un grupo de relevancia regional. En cambio, “Los Z Gaitanistas” —una banda de menos de 30 personas— son uno de los 15 objetivos de la Estrategia Contra Tráfico de Estupefacientes en Tolima. Múltiples expedientes documentan sus nexos con el “Clan del Golfo”, el histórico proveedor de cocaína de Los Zetas y el Cártel de Sinaloa.

    Andrés Preciado, de la FIP, reflexiona acerca de la mirada cultural hacia los grupos criminales mexicanos: “Creo que hay admiración del lado colombiano hacia el poder de las organizaciones mexicanas, que antes era al contrario. Por eso vas a encontrar que hay una banda que se llama ‘Los Mexicanos’ pero no tienen nada que ver. Incluso hay una organización que se llama ‘Los Sinaloa’, que no tenía nada que ver con el cártel, sino que al tal comandante le decían ‘Sinaloa’”.

    Se refiere a “Mafia Sinaloa”, un grupo del narcotráfico liderado por Pedro Oberman Goyes Cortés, antiguo miembro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) asesinado en 2019. Una amplia carpeta que reúne el contexto de esta organización indica que, además de relacionarse con cárteles brasileños, europeos y la Mafia de Albania, “Mafia Sinaloa” tenía alianzas con el Cártel Jalisco Nueva Generación, Cártel de Sinaloa y Los Zetas.

    Una presencia (des)actualizada

    Resulta difícil estimar, al menos con información del Gobierno de México, cuál es la situación actual de Los Zetas u otros cárteles mexicanos dentro y fuera del país. El hermetismo de las autoridades se refleja en la falta de respuestas a la mayoría de las 24 solicitudes de información que para este reportaje se dirigieron a la Fiscalía General de la República y las secretarías de Relaciones Exteriores, Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC), Marina (Semar) y Defensa Nacional (Sedena).

    En las pocas respuestas se encontró evidencia de la falta de información fidedigna respecto a la presencia de Los Zetas en el exterior. En un informe de 2020 disponible en la Plataforma Nacional de Transparencia, la Embajada de México en Colombia expuso que Los Zetas, el Cártel Jalisco Nueva Generación y el Cártel de Sinaloa tenían presencia en aquel país. Incluso elaboró un mapa donde ubicaba a Los Zetas en tres puntos: la región del Catatumbo, en el departamento de Norte de Santander —en la frontera oeste con Venezuela—; en Antioquia, en las regiones del Bajo Cauca y Urabá; y en el Valle del Cauca.

    Pero su reporte, confirmó una nueva solicitud de información realizada por Quinto Elemento Lab, en realidad estuvo basado en 17 fuentes de internet, la mayoría notas de la prensa colombiana y un par de informes de organizaciones civiles.

    En contraste, una Alerta Temprana de la Defensoría del Pueblo, un organismo autónomo de Colombia, indica que “entre 2018 y 2019, múltiples operativos ejecutados en Sibaté [cerca de Bogotá] han desmantelado centros de producción de cocaína ligados a cárteles mexicanos”. Y un expediente de extinción de dominio fechado en 2022, también incluido en los NarcoFiles, expone que el “Clan del Golfo” —histórico aliado de Los Zetas y del Cártel del Noreste— ayuda a cárteles mexicanos en el control de cultivos propios de coca en Urabá, Valle del Cauca, Cauca, Tumaco y Putumayo.

    En el caso del resto de los países, la SRE confirmó vía transparencia que sí cuenta con mapas —hasta 2022— donde documentan la presencia de grupos del narcotráfico mexicanos en el mundo, pero clasificó la información bajo el argumento de posibles riesgos a la seguridad nacional y porque “también afectaría el grado de confianza, buena fe y la calidad de la relación diplomática con los Estados Unidos de América”. Por otra parte, SSPC, Sedena y Semar declararon que no está dentro de sus facultades el realizar mapeos nacionales o internacionales de grupos criminales mexicanos.

    A nivel nacional existen pistas que dejan entrever que Los Zetas han seguido operando, aunque no en los niveles de sus años de apogeo. Hasta 2019 la agencia privada de inteligencia Stratfor detectaba actividad de Los Zetas en México, al igual que la Fiscalía General de la República, que los limitaba a Tamaulipas, según una respuesta disponible en la PNT. Y vía transparencia la Unidad de Inteligencia Financiera respondió a Quinto Elemento Lab que también en 2019 congelaron 222 cuentas bancarias de Los Zetas por un total de 5 millones 698 mil 969 pesos.

    A mediados de 2023, El Universal elaboró una base de datos y un mapa del crimen organizado en México con información disponible en los correos electrónicos de la Sedena filtrados por el colectivo Guacamaya. Aunque en las solicitudes de información hechas para esta investigación ni la Sedena ni la Semar admitieron tener información que cartografiara a cárteles en el país, el área de transparencia de la Secretaría de Marina sugirió considerar como “información oficial” los datos del mapa de El Universal.

    Esta base de datos con información de la Sedena confirma —hasta 2022— que en el país todavía operan Los Zetas y sus escisiones Sangre Nueva, Vieja Escuela, 35-Z, Pura Gente Nueva o el Cártel del Noreste. No son, de lejos, la organización principal en un escenario nacional dominado por el Cártel Jalisco Nueva Generación. Pero los datos muestran que las células de Los Zetas tienen presencia en 185 municipios de 14 estados, 60% concentrados en Veracruz, San Luis Potosí y Nuevo León. Y en 7 de cada 10 municipios no conviven con otro grupo criminal.

    La académica Guadalupe Correa destaca que la falta de dependencia de Los Zetas de una gran estructura criminal —la misma condición por la que se expandieron a tal velocidad en la década pasada— es la que les ha permitido seguir existiendo. “Ya no existen como organizaciones cohesionadas; se han atomizado en varias escisiones”, los describe un reporte de la agencia Lantia Intelligence. Fragmentados, pero vivos. Como “células complejas adaptativas”, dice Correa.

    Tras lo vivido en Guatemala, con masacres y una huella de violencia muy difícil de borrar como ocurrió en México, para el exministro Carlos Menocal la actualidad de Los Zetas es mucho más simple: que no tengan una presencia significativa no basta para decir que ya no existen.

  • Querétaro a merced de bandas delictivas por culpa del Gobierno Federal

    Querétaro a merced de bandas delictivas por culpa del Gobierno Federal

    Durante el fin de semana, un comando armado entró al famoso restaurante de Barbacoa Santiago, en el municipio de San Juan del Río, para matar a tiros al dueño del lugar, José Santiago Barrera, supuestamente porque se había negado a pagar derecho de piso; por lo que las fiscalías de Querétaro e Hidalgo trabajan de manera coordinada para esclarecer los hechos.

    Aunque por años los gobiernos de ese estado, incluido el actual a cargo del panista Mauricio Kuri, se han negado a aceptar la presencia y operación de la delincuencia organizada, la realidad es que la propia Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), ha ubicado a Querétaro como un sitio en el que los capos del crimen se van inmiscuyendo en varios sectores productivos y establecen sus domicilios, según documentos revelados tras el hackeo de Guacamaya. 

    De acuerdo con un documento titulado “Estudio de las actividades de la Delincuencia Organizada en el Estado de Querétaro”, en esa entidad existen células afines al Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG) y el Cártel de Santa Rosa de Lima (CSRL), mismas que se disputan el control del narcomenudeo.

    Asimismo, se da cuenta de tres organizaciones criminales más que se han buscado establecer en esa zona: el Cártel del Pacífico, los Caballeros Templarios y una organización estatal identificada como “Los Hades”.

    Los reportes de inteligencia detallan que las mencionadas organizaciones criminales mantienen una disputa por el control de las actividades criminales en los municipios de San Juan del Río –donde ocurrió el asesinato–, El Marqués, Santiago de Querétaro, Ezequiel Montes, Tequisquiapan, Corregidora y Amealco. 

  • Calderón reconoce colusión de policías municipales con el narco

    Calderón reconoce colusión de policías municipales con el narco

    El expresidente Felipe Calderón reconoció que durante su sexenio supo de la colusión de policías municipales con grupos del narcotráfico y que estos imponían a los mandos policiacos e incluso cobraban cuota. 

    Durante su participación en el foro regional sobre política y campañas electorales, Calderón reconoció que durante un evento, escuchó los reclamos de la gente que afirmaban que el director de la policía era parte de los Caballeros Templarios, y el alcalde lo reconoció.

    “La gente estaba diciendo que el director de la policía estaba diciendo era de los capos, era de los malos. Entonces, ya que salimos del evento, subí a la camioneta y al alcalde le dije ‘oyeme desgraciado, está diciendo la gente que tu director de policía está con Los Caballeros Templarios’”, narró el exmandatario

    Dijo que la respuesta del presidente municipal, del que no reveló su nombre, fue afirmativa, incluso apuntó que no solo él, sino buena parte de su gabinete.