El Gobierno uruguayo resolvió decretar el estado de «emergencia sanitaria» en el departamento de Salto (norte) por casos de leishmaniasis canina, una enfermedad transmisible a los humanos y que puede ser mortal, luego de que fuertes inundaciones afectaran a esa región, informaron el lunes fuentes oficiales.
La declaración de «emergencia sanitaria en el departamento de Salto» se debe a la «presencia de focos de leishmaniasis canina» y «regirá por el término de 180 días», señala la resolución, firmada por la ministra interina de Salud, Cristina Lustemberg.
Salto fue uno de los departamentos más afectados por las inundaciones que golpearon el norte uruguayo a finales del año pasado y que todavía mantienen a algunos cientos de personas fuera de sus hogares.
La leshmaniasis es una enfermedad causada por un parásito transmitido por los perros. En el caso de los humanos, sin tratamiento la enfermedad es mortal en el 90% de los casos, mientras que con tratamiento lo es en un 10%, según las estadísticas brindadas por el Ministerio.
El decreto habilita a las autoridades a practicar exámenes de sangre a los perros, incluso forzosos si sus dueños no lo autorizan, y de dar positivo el resultado del examen, indefectiblemente el animal será sacrificado, lo cual ha generado protestas entre los defensores de los animales.
En Salto se esperaba también el resultado del análisis sobre un probable caso de dengue autóctono, que finalmente dio positivo, según adelantaron a la AFP fuentes de la cartera de Salud. Se trataba de la segunda sospecha en el caso de esta enfermedad tras las inundaciones, que dejaron hasta 22.000 evacuados en el norte de Uruguay.
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Uruguay decreta emergencia sanitaria por casos de leishmaniasis canina
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Si Obama quiere reforma de salud, necesita republicanos que le apoyen
El presidente Barack Obama sigue presionando para conseguir el apoyo de al menos algunos miembros del partido Republicano para su reforma del sistema de salud en Estados Unidos. Sin embargo, ante la fuerte oposición de los debilitados republicanos, algunos de los aliados demócratas de Obama están trabajando tras bambalinas en una estrategia que abandonaría el esfuerzo bipartidista y aprobaría un plan de reforma usando la amplias mayorías del partido en ambas cámaras del Congreso.
Obama ha colocado la reforma de la salud pública al tope de su agenda legislativa, esperando imponer un plan que reduzca los costos mediante un seguro federal que compita con la industria privada. El plan teóricamente abriría las puertas para la cobertura de unos 50 millones de estadounidenses que no tienen seguro de salud. En una teleconferencia con líderes religiosos liberales el miércoles, Obama rechazó afirmaciones de que la propuesta demócrata crearía «paneles de muerte» para los ancianos, ofrecería cobertura de salud para inmigrantes ilegales o financiaría el aborto.
«Yo sé que existe mucha desinformación en este debate y que alguna gente que, francamente, está mintiendo», dijo Obama. «Yo necesito que ustedes diseminen los hechos y la verdad». El presidente afirmó que la cobertura de salud para todos los estadounidenses es «una obligación moral».
Y se preparaba para una conferencia con una audiencia mucho más amplia de activistas liberales, cuyo entusiasmo está en dudas. Con el Congreso en su pausa de agosto, los sondeos continuaban mostrando una declinación del apoyo público al enfoque del presidente en el tema, aunque los estadounidenses expresaron menos confianza en la forma en que lo manejan los republicanos. Obama promovió sus planes desde la Casa Blanca el jueves en una entrevista transmitida por la radio, diciendo que un seguro federal de salud debería ser considerado parte de cualquier ley para reformar el sistema.
Dijo que «la prensa y algunos en la izquierda se mostraron algo agitados» cuando el gobierno dijo la semana pasada que un seguro público de salud era apenas una de varias opciones. Obama dijo: «Lo que tenemos es que existen varios componentes en el sistema de salud». Agregó que piensa que nadie debía estar «obligado a adherirse a un seguro público».
Estados Unidos es el único país desarrollado que no tiene un programa nacional de salud para todos sus ciudadanos