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  • «Los rompe-teclas» por Rodrigo Hernandez Lopez

    Hablar del sistema polí­tico mexicano es adentrarse en un enfrentamiento de ideas y personajes, significa hacer un recorrido por los momentos amargos y dulces de la polí­tica.

    Tratar de entender el desarrollo de los logros democráticos anhelados por Francisco Ignacio Madero, es contemplar el crecimiento de México durante décadas, su evolución y crecimiento como paí­s, sus héroes y villanos, los grandes lí­deres que han llevado al sistema hasta el punto en que se encuentra.

    Pero no podemos entender la maduración de los sagrados anhelos de un Estado democrático, sin mencionar a uno de los grandes actores que durante años han caminado de la mano con la clase polí­tica; los periodistas.

    Si analizamos el papel que han jugado los medios de comunicación a lo largo de los grandes acontecimientos del paí­s podemos apreciar que sin su constante participación intentar hablar y descifrar el sistema polí­tico no serí­a posible.

    Durante años millones de mexicanos se han enterado de las realidades e impresiones gracias al importantí­simo trabajo que se realiza dí­a con dí­a en los medios. Vale la pena destacar el ejercicio periodí­stico como una parte medular dentro del mismo sistema polí­tico, en este año de mitos y realidades donde son obligatorias las palabras pronunciadas por el Ejecutivo Federal â??celebrar significa también analizar, celebrar significa discutir la historia de México que no ha sido, afortunadamente, ni de ángeles ni demonios, sino de hombres y mujeres como todos, con virtudes, con defectos, con grandes ideales. Dialoguemos y discutamos sobre la historia nacional sin mitos, sin prejuicios, sin exclusiones.â?

    Hoy el papel de la prensa no es igual a los años dorados del viejo sistema donde existí­a una sola regla que se cumplí­a como mandamiento â??no tocarás ni al presidente de la República ni a la Virgen de Guadalupeâ?. Afortunadamente y para el bien del propio sistema contamos con gente como Carmen Aristegui capaz de hacer temblar a las voces más duras de clase polí­tica.

    Vemos con valentí­a los cartones de los moneros ; Hernández, Naranjo, Rictus, Alarcón, Helguera, Paco Calderón, Magú, Carreño, Boligán, Jabaz El fisgón y Helioflores.

    Prestamos atención a las palabras de Denise Dresser, Macario Schettino, Sergio Aguayo, Enrique Hernández Alcázar, Ricardo Alemán, Jesús Rangel, Martha Lamas, Ana Lilia Pérez, Héctor Aguilar Camí­n, Julio Scherer, Lorenzo Córdova, Sergio Aguayo, José Cárdenas, Sergio Sarmiento, Katia D´artigues, Diego Osorno, Olga Pellicer, Félix Fuentes, Denise Maerker, Julio Hernández, Jairo Calixto, Olga Wornat, Lydia Cacho, Alán Arias, Sabina Berman, Ricardo Raphael, Federico Arreola, Joaquí­n López Doriga, Mardonio Carballo, Thelma Gómez, José Gil Olmos, Rosalí­a Vergara, Ernesto Villanueva y el maestro Miguel íngel Granados Chapa.

    El periodismo es uno de los pistones del motor mexicano, y no podemos entender al sistema y sus fallas sin estos hombres y mujeres, quienes gracias a su esfuerzo y compromiso con la verdad y la â??objetividadâ? demuestran que podemos salir de esta tragicomedia mexicana en la cual vivimos.

    Estas lí­neas no son alabanzas a los citados antes, es una crí­tica y un llamado a todo mexicano que posee una pluma y la capacidad de contar la realidad. Es un grito de auxilio pues el trabajo de cada uno de ellos nos llevará a la cita que el paí­s tiene pospuesta con el destino.
    Dí­a a dí­a su trabajo genera los despertares de la mente, y generan opiniones y debate, de nada sirve que en un único diario se publicaran sus columnas, artí­culos y colaboraciones si nadie las leyera o las escuchara.

    El sistema polí­tico mexicano de nada sirve sin ustedes, porque dí­ganme quién nos va a contar de los malos manejos del erario, del nepotismo y la impunidad, de los secuestros, la corrupción, desapariciones, el catastrofismo, de los daños colaterales y sus derivados.

    Vivimos tiempos obscuros pero aún existe la luz, y ustedes tienen el peso en sus hombros, no olviden qué representa hoy su voz y escritura pues son ustedes quienes a diario cuentan la realidad. El periodismo y el sistema polí­tico son complementos, un Presidente sin micrófono no es legí­timo, y un periodista sin entrevistador no tiene nota.

    Les invito a analizar el papel que hoy juega aquel que tiene el medio para dar su opinión y las repercusiones que esto tiene, esa divinidad llamada ética habrá que pensar en sus dimensiones. Prensa y poder cuánto daño le ha hecho a este paí­s, celebremos el bicentenario y el centenario bajo un solo lema, soñemos en libertad y caminemos a los ideales siempre en aras de la verdad.

    * Rodrigo Hernandez Lopez es periodista por destino y fotógrafo

  • La OPINION de Ricardo Aleman

    El espectáculo que suele resultar del ejercicio de la polí­tica, la lucha por el poder y la supervivencia del gobierno llevó al clí­max a buena parte de los mexicanos y los medios â??en un frenesí­ que terminará concluido el proceso electoral de julioâ??, al extremo de volverlos insensibles a hechos intolerables como el nuevo secuestro y asesinato de un joven. Sociedad y medios parecen haber perdido sus capacidades de asombro, indignación, enojo y respuesta ante los enemigos sociales. Hoy preferimos el circo.

    ¿A quién le importa que la incontenible ola de secuestros esté de vuelta en todo el paí­s, pero sobre todo en grandes ciudades como el DF? ¿A qué autoridad le ha interesado el escándalo que significa â??en tiempos electorales y de circo mediáticoâ?? el secuestro y asesinato de Antonio Equihua? ¿Por qué debí­amos preocuparnos de un crimen que debí­a ofender a todos, si la mezquindad mediática nos tiene entretenidos con â??todo lo que usted quiso saber y nunca se atrevió a preguntarâ? de los escándalos de Ahumada, Madrazo, Salinas, Zedillo y De la Madrid? Esa parece la respuesta social.

    ANTICUERPOS ANULADOS

    A los ojos de todos y para regocijo del â??respetableâ?, el circo del poder y la polí­tica ha sido prolí­fico en las semanas recientes. Pelearon por espacios y atención los libros de Carlos Ahumada y Roberto Madrazo â??que exhiben la podredumbre del poder y la polí­ticaâ?? y la exhibición poco ética de una entrevista a Miguel de la Madrid, el anciano ex presidente que en su papel de muñeco de ventrí­locuo lanza sobre su sucesor paladas del mismo estiércol que siempre ha acompañado al clan Salinas… pero también al ex presidente De la Madrid, el responsable de meter al narcotráfico al poder polí­tico.

    ¿Qué novedades aportan los escándalos? ¿Qué verdades se revelan? ¿Cuánto de lo que se dice va acompañado de evidencias, datos duros, videos, grabaciones? Y lo más preocupante… ¿cuánto de ese grosero circo servirá para enviar a prisión a un ex presidente, ex candidato presidencial, polí­tico de altos vuelos? Vulgar circo, pantallas mediáticas grosera e inútiles â??porque la impunidad sigue intacta y no veremos en muchos años a ningún presidente, ex presidente, ex candidato presidencial o lí­der de partido en prisiónâ??, que sólo han servido para ahogar tragedias sociales como el secuestro y crimen de Antonio Equihua.

    ¿Qué habrí­a pasado si en lugar de exaltar el circo del poder los medios hubiesen denunciado con toda su fuerza el caso del más reciente joven secuestrado y asesinado, nueva atrocidad que parece ya no enojar a nadie? ¿Qué hubiese pasado si gobernantes y polí­ticos dedican todo el tiempo que dedicaron a los escándalos de Ahumada, Madrazo, Salinas y De la Madrid a buscar soluciones de Estado para acabar con el crimen? ¿Qué hubiese pasado si los millones de mexicanos que piensan votar en julio salieran a las calles antes del proceso electoral, para advertir que no votarán si no se resuelve ese y otros casos?

    Está claro que partidos, polí­ticos, candidatos y no pocos medios están en otra realidad: la lucha por el poder. Y en esa lucha no existe lugar para atender los reclamos sociales prioritarios como el de acabar con el secuestro y el crimen de los secuestrados. ¿Qué pasarí­a si, por ejemplo, todos los lí­deres de los partidos, de diputados y senadores, y los aspirantes a puestos de elección popular dedican a resolver el secuestro sólo 20% de todo el dinero que en año electoral se destina a la polí­tica? Otro gallo cantarí­a. La realidad, sin embargo, es otra. Los polí­ticos, gobernantes y lí­deres partidistas han perdido la sensibilidad social, los anticuerpos, las capacidades de indignación y asombro ante el crimen, y han refinado su gusto por el circo.

    EL ESTADO AL REVí?S

    En el fondo parece que México inventó una nueva concepción del Estado â??el Estado al revésâ??, donde el gobierno coloca montañas de dinero en los bolsillos de los partidos y en la organización de las elecciones â??para que los ciudadanos elijan a quienes crearán las leyes para resolver los grandes problemasâ??, pero al final de cuentas ni el gobierno ni los representantes populares cumplen con su trabajo. ¿Por qué? Porque sólo está en juego la lucha por el poder, no la razón de ser del Estado, que son los ciudadanos: la preservación de sus derechos, libertades, vida y sus bienes. Todo eso es la razón de ser del Estado.

    ¿Pero qué ocurre cuando la sociedad permanece indefensa ante flagelos como el secuestro y el asesinato de los secuestrados â??como en el caso del crimen de Antonio Equihua, hijo de un empresario de la Central de Abasto, secuestrado, por el que se pagó el rescate y al que asesinaronâ??, mientras los polí­ticos, gobernantes, grupos de poder y algunos medios se entretienen con espectáculos de circo, de rentable rating, de caldos gordos? ¿Qué pasa cuando los ciudadanos parecen llevados por otras prioridades â??de grupos de poder, lejanas a las que en tiempos electorales debieran estar en el centro de la agendaâ??, como cuestionar y sancionar las incapacidades del poder y la polí­tica?

    Cuando eso ocurre podemos decir que la jerarquí­a del Estado se ha trastocado. Que en México se ha inventado una nueva en la que no importan los ciudadanos, sino el circo que de tanto en tanto nos regalan polí­ticos y gobernantes

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