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  • Felipe Carrillo Puerto, 1872-1924

    Este político y líder campesino y obrero nació en Motul, Yucatán. Se educó en su ciudad natal y en Mérida. Muy joven se afilió a la revolución; ya desde antes predicaba la Constitución de 1857 entre los indios mayas, jornaleros de las haciendas henequeneras.

    Fundó luego, cuando llegó la Revolución a la península, el Partido Socialista del Sureste. Instituyó los lunes culturales y reconoció los derechos políticos de la mujer. De Emiliano Zapata tomó los ideales agrarios. En 1915 tenía el grado de coronel e integrante de la comisión agrarista del zapatismo. De regreso en Yucatán, realizó varios congresos magisteriales, con la idea de fomentar la educación popular.

    En 1918 presidió la legislatura de su estado y llamó a elecciones. Perseguido por el carrancismo, se exilió y regresó hasta 1920, y se unió al plan de Agua Prieta. De vuelta en Yucatán, trabajó para que el gobierno federal desconociera a los poderes estatales y resultó electo diputado al Congreso de la Unión. Ocupó la gubernatura yucateca en 1922, y pronunció el primer discurso de su mandato en lengua maya. La rebelión delahuertista lo derrocó.

    Por órdenes del general Ricárdez Broca, quien se posesionó del gobierno militar en Yucatán, fue fusilado en Mérida, junto con otros compañeros y dos hermanos suyos, el 3 de enero de 1924. En 1927, el H. Congreso local le declaró Benemérito del Estado

  • Huitzilíhuitl (Pluma de colibri)

    Primer tlatoani guerrero de los mexicas, desde 1391 hasta 1415.

    Cuarto hijo de Acamapichtli, fue elegido tlatoani porque â??era un mancebo de corazón noble, apacible y de buenas costumbresâ?.

    Su primera decisión polí­tica como gobernante fue contraer matrimonio con la hija de Tezozómoc, señor de Azcapotzalco, con lo cual consiguió que los tributos se redujeran a meras entregas simbólicas.

    A cambio, Huitzilí­huitl prestó a su suegro el valioso servicio de conquistar a varios pueblos vecinos en su nombre, entre ellos Chalco y Cuautitlán, convirtiéndolo en el señor más poderoso del valle de México.

    No obstante su prematura muerte â??a los treinta y cinco años de edadâ??, relatan las crónicas indí­genas que Huitzilí­huitl â??dejó su reino en orden y dio varias leyes, formó un ejército para la tierra y otro para el aguaâ?.

    Fue el primer tlatoani guerrero, dejó un legado de vida militar que dejó entrever las capacidades de conquista de los mexicas.

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  • Antonio Diaz Soto y Gama

    Abogado. Nacido en San Luis Potosí, hizo sus estudios profesionales en el Instituto Científico Literario de San Luis Potosí. Desde joven se afilió al Partido Liberal Mexicano, opositor a Porfirio Díaz. Fue juez de distrito durante el porfiriato.

    Con Camilo Arriaga y otros fundó el Club Liberal Ponciano Arriaga, en 1899, en contra del porfirismo. Desterrado de México, marchó en 1902 a Estados Unidos, donde permaneció hasta 1904. Al regresar al país, junto con Juan Sarabia presentó un proyecto agrario. Unido al zapatismo tras la caída de Madero, se convirtió en el principal teórico del movimiento. En 1915, durante la Convención de Aguascalientes, propuso un programa agrario contenido en el Plan de Ayala.

    Fundó el Partido Nacional Agrarista. Es el autor de La revolución agraria del sur y Emiliano Zapata su caudillo, publicado en 1960. Participó en la Casa del Obrero Mundial y fue diputado federal en cuatro ocasiones. Perteneció a la Confederación Revolucionaria de Partidos Independientes que sostuvo la candidatura de Antonio I. Villarreal a la presidencia de la República. Impartió cátedra en la Escuela Nacional Preparatoria y en la Facultad de Derecho fue titular de la asignatura de Derecho Agrario.

    Apoyó a Álvaro Obregón y Juan Andrew Almazán. En 1959 fue condecorado por la Cámara de Diputados. Murió en la ciudad de México

  • Acamapichtli (El que empuña la caña)

    Fue tlatoani mexica entre los años 1367-1387

    A la muerte de Tenoch los mexicas quedaron sin liderazgo legí­timo. Como no existí­a entre ellos una estirpe real, pidieron al señor de Culhuacán que designara a uno de sus familiares para que los gobernara.

    Así­, Acamapichtli se convirtió en el primer tlatoani (â??el que hablaâ?) de Tenochtitlan. Cuando fue entronizado, uno de los ancianos mexicas le advirtió que el gobierno â??era una carga muy pesadaâ? y que su obligación era engrandecer a su pueblo.

    La elección de Acamapichtli provocó la ira del señor de Azcapotzalco, de quienes los mexicas eran tributarios, por lo que ordenó a éstos duplicar los tributos. En previsión de un eventual ataque, el tlatoani ordenó la fortificación de Tenochtitlan.

    Otras medidas dictadas por el gobernante fueron la expansión de los terrenos de la ciudad con tierra y piedras transportadas desde las orillas del lago, así­ como la división de la urbe en cuatro barrios.

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  • Revolucionario Belisario Dominguez

    Médico y político, originario de Comitán, Chiapas. Allí estudió la primaria y su formación profesional la realizó en el Instituto de Ciencias y Artes de Ciudad Las Casas; continuó su especialización, en Europa, durante tres años. En 1890 recibió su título.

    Fundó en 1904, en su ciudad natal, un periódico: El Vate. Resultó electo presidente municipal de Comitán en 1911, y al año siguiente fue senador suplente por Chiapas; al morir el senador propietario, ocupó la curul en 1913. Muerto el presidente Francisco I. Madero, desarrolló una gran oposición contra Huerta.

    En las sesiones del Senado de los días 23 y 29 de septiembre de 1913 iba a pronunciar sendos discursos contra Huerta; pero leídos previamente por el presidente de la Cámara, impidió que se pronunciaran, por el espíritu subversivo contra el régimen.

    Belisario Domínguez optó por mandar imprimir los discursos y los difundió profusamente: acusaba a Huerta de graves delitos y pedía su renuncia a la presidencia. El 7 de octubre de 1913 fue aprehendido en su habitación del Hotel Jardín de la ciudad de México por los esbirros de Huerta, quienes lo llevaron a Coyoacán, donde lo asesinaron.

    Fue tal el clamor público que provocó este crimen, que Victoriano Huerta se vio obligado a disolver el Congreso dos días después, y encarcelar a 90 diputados

  • Tenoch (Tuna de piedra), gobernantes de Mexico

    Fue sacerdote, caudillo y jefe militar de los mexicas desde 1325 hasta 1363, año en que murió.
    Condujo a los mexicas durante la última etapa de su peregrinación en busca de un lugar donde asentarse.

    Bajo su mandato, los mexicas transitaron de un lugar a otro en el valle de México, hostilizados continuamente por los habitantes de Culhuacán y Azcapotzalco, quienes obligaron a Tenoch y a los suyos a establecerse en lugares inhóspitos como Tizapán.

    Finalmente, en 1325, de acuerdo con algunas crónicas indígenas, mientras los mexicas erraban por las orillas del lago de Texcoco, en una de las pequeñas isletas, entre los juncales, vieron el prodigio que Huitzilopochtli, su dios principal les había anunciado como la señal para que ahí levantaran su ciudad: un águila sobre un nopal y devorando una serpiente. En ese sitio fundaron México-Tenochtitlan.

    Tenoch gobernó la ciudad hasta su muerte, el mismo año en que comenzó a humear el volcán Popocatépetl; es decir, en 1363

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  • En la revolucion, Ricardo Flores Magon

    Político, periodista y dramaturgo, oriundo de San Antonio Eloxochitlán, Oaxaca. Hijo de una familia humilde, su padre fue Teodoro Flores y su madre Margarita Magón.

    Hizo sus estudios primarios en la ciudad de México; ingresó luego a la Escuela Nacional Preparatoria; en 1893 empezó la carrera de abogado, que no terminó, en la Escuela de Jurisprudencia.

    Ese mismo año se inició como periodista, en El Demócrata, de tendencia opositora. En 1900 fundó con su hermano Jesús el periódico Regeneración, cuya campaña contra el gobierno y los sistemas del general Díaz provocaron su encarcelamiento. Al salir de la cárcel, en 1902, colaboró en El Hijo del Ahuizote. Volvió a ser aprehendido. En 1904, expatriado en San Antonio, Texas, reanudó la publicación de Regeneración con su hermano Enrique.

    Perseguidos, se trasladaron a San Luis Missouri, en Estados Unidos, donde volvieron a editar su periódico, en 1905. Ahí mismo constituyeron, en 1906, el Partido Liberal Mexicano. En enero de 1911 promovieron la insurrección de Baja California. Madero trató de atraérselos por medio de Abraham González, pero no lo logró, pues Ricardo Flores Magón, jefe de los rebeldes, no creía en lo que él llamaba una «revolución burguesa».

    Un manifiesto firmado por Ricardo Flores Magón y Librado Rivera, dirigido a los anarquistas de todo el mundo, en 1918, les ocasionó un proceso en el que fueron ambos condenados, el primero a 20 años de prisión, y el segundo a 15 años. Flores Magón fue llevado a la cárcel de la isla McNeil, en Washington, Estados Unidos. Enfermo, lo trasladaron a la prisión de Leavenworth, en Kansas.

    Escribió para el teatro dos dramas revolucionarios, Tierra y Libertad y Verdugos y víctimas, de fuerte crítica social.

    Ricardo Flores Magón murió en la prisión

  • Independentista Juan Aldama

    Nació en San Miguel el Grande, Guanajuato. Hermano de Ignacio y tío de Mariano y Antonio, del mismo apellido, héroes también de la Independencia. Capitán del Regimiento de la Reina, conspiraba desde 1809.

    Enterado del descubrimiento de la subversión en septiembre de 1810, marchó a Dolores para prevenir a Hidalgo. Quiso impedir el inicio de la lucha. Recibió en Celaya el grado de mariscal. Como teniente coronel participó en la batalla del Monte de las Cruces. Se opuso, con Allende, a retirarse y sostuvo la conveniencia de marchar sobre la capital. Acompañó a Allende a defender Guanajuato; tomó parte en la batalla del Puente de Calderón.

    Marchó hacia el Norte y propuso trasladarse a Estados Unidos para buscar elementos de guerra. Sorprendido con los caudillos de la Independencia en Acatita de Baján, se le llevó a Chihuahua donde se le procesó. Lo fusilaron el 26 de junio de 1811 y su cabeza fue expuesta en la Alhóndiga de Granaditas, en Guanajuato. En 1823 lo declararon Héroe de la Patria. Sus restos reposan en la capilla de San José, de la Catedral de la Ciudad de México. León de los Aldama, en Guanajuato, lleva ese nombre en honor de los insurgentes de ese apellido

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  • Abraham Gonzalez, revolucionario mexicano

    Agricultor y revolucionario, oriundo de Ciudad Guerrero, Chihuahua. Militó en la oposición desde el porfiriato. Fue delegado a la Convención Antirreeleccionista de la capital en 1910. Jefe de la revolución maderista en su estado natal, ostentó el grado de coronel y recibió el nombramiento de gobernador provisional, después interino y, en 1911, constitucional.

    Ocupó la Secretaría de Gobernación en el gabinete de Francisco I. Madero, entre noviembre de 1911 y febrero de 1912. Regresó a Chihuahua para hacerse cargo de su gobierno, y estuvo a punto de perder la vida durante la rebelión orozquista.El general Rábago lo depuso como jefe del Ejecutivo estatal el 23 de febrero de 1913.

    Fue asesinado en Mápula el mes siguiente.

  • Miguel Hidalgo y Costillas

    Padre de la Patria, iniciador de la Independencia de México. Fue el segundo hijo de Don Cristóbal Hidalgo y Costilla y de Doña Ana Marí­a de Gallaga. Nació el 8 de mayo en la hacienda de Corralejo, jurisdicción de Pénjamo, Guanajuato.

    Sus primeros años los pasó en la misma hacienda de Corralejo, de la cual era su padre administrador y en seguida pasó a estudiar a Valladolid (Morelia), en el Colegio de San Nicolás.

    En ese mismo colegio, al crecer, dio cursos de filosofí­a y teologí­a; llegó a ser rector del establecimiento en 1791. Por su talento, los colegiales le pusieron por apodo el «Zorro». Recibió el grado de bachiller en teologí­a en la ciudad de México, en 1773, y se ordenó sacerdote en 1778. Sirvió en varios curatos, y a la muerte de Joaquí­n, su hermano mayor, se le dio el del pueblo de Dolores. Traductor del francés, se aficionó a la lectura de obras de artes y de ciencias, y tomó con empeño el fomento de varios ramos agrí­colas e industriales en su curato.

    La fracasada conspiración de Valladolid, ocurrida en 1809, solapada, se refugió en Querétaro y allí­ cobró fuerzas; la protegí­a el corregidor Don Miguel Domí­nguez, y en 1810 reclutaba partidarios mientras llegaba la hora de mostrarse abiertamente. Se ignora cuándo se unió Hidalgo a los conspiradores, pero él reconoció después que trataba con Allende, «con quien habí­a tenido anticipadamente varias conversaciones acerca de la independencia, sin otro objeto por su parte que el de un puro discurso; pues sin embargo de que estaba persuadido que serí­a útil al reino. Nunca pensó entrar en proyecto algunoâ?.

    Hidalgo, pues, sabí­a de la conjura, pero no se afiliaba. y así­ corrió el tiempo hasta que, a principios de septiembre de 1810, por instancias de Allende, Hidalgo se decidió y comenzó a trabajar en el logro de la empresa. Entretanto, la conspiración fue descubierta a las autoridades, y los conjurados fueron reducidos a prisión. Hidalgo supo vagamente de la denuncia hacia el 12 o 13 de septiembre pero sólo hasta la madrugada del dí­a 16 supo del curso de los acontecimientos.

    Era domingo, y más temprano de lo acostumbrado, se llamó a misa en la parroquia; comenzaba la lucha por la Independencia. El mismo dí­a 16 salieron Hidalgo y los suyos de Dolores. Marcharon a San Miguel el Grande, y al anochecer entraron en la población. Allí­ se les unió el Regimiento de la Reina, y en el camino se les unió una multitud de gente del campo, principalmente indios, armados con flechas, palos, hondas e instrumentos de labranza.

    Al pasar por Atotonilco, Hidalgo encontró una imagen de Nuestra Señora de Guadalupe, la hizo suspender del asta de una lanza, y aquel fue el estandarte del ejército. El 22 de septiembre, con asistencia del Ayuntamiento de Celaya, fue nombrado Hidalgo general y quedó investido del mando supremo del ejército, que ya sumaba 50 mil hombres.

    Con aquellas fuerzas se avanzó sobre Guanajuato, y el 28 cayó en sus manos la ciudad. El obispo electo de Michoacán, Abad y Queipo, declaró excomulgados a Hidalgo, Allende, Aldama y Abasolo. Hidalgo, para defenderse, escribió tiempo después un manifiesto, donde también proponí­a la reunión de los representantes de las ciudades, villas y lugares, formando unas Cortes que dieran leyes sabias y apropiadas a las necesidades de los pueblos.

    En Acámbaro el capitán general fue declarado generalí­simo, con mayores facultades y distinciones. El ejército siguió para Maravatí­o, Tepetongo, Hacienda de la Jornada, Ixtlahuaca y Toluca, y el 30 de octubre desbarató en el monte de las Cruces las fuerzas de Torcuato Trujillo, mandadas por el virrey Venegas para contenerlo. Con esta victoria quedó abierto el camino de la capital; Allende era de la opinión de que se avanzara sobre ella aventurando un golpe decisivo; Hidalgo se opuso alegando la falta de municiones, la pérdida sufrida en la batalla, que habí­a infundido gran terror en la gente bisoña, la aproximación de las tropas realistas al mando de Calleja y de Flon, y el éxito dudoso de un combate contra la guarnición de la ciudad.

    Sin hacer nada se estuvieron a las puertas de México hasta el 1 de noviembre, y el 2 comenzaron a retroceder por donde habí­an venido. A consecuencia de ello, perdieron la mitad de la gente por la deserción. Los insurgentes ignoraban el rumbo que traí­a el ejército realista y las operaciones que habí­a ejecutado. Al amanecer del 7 de noviembre, en Aculco, fueron atacados, y se dispersaron completamente sin combatir, dejando en el campo sus equipajes y útiles de guerra.

    Allende se retiró para Guanajuato, Hidalgo entró con cinco o seis personas en Valladolid, habiendo disminuido las numerosas fuerzas reunidas poco antes. La separación de los dos jefes tuvo por objeto poner en estado de defensa a Guanajuato, mientras la insurgencia se reorganizaba. Hidalgo resolvió marchar a Guadalajara con más de siete mil hombres.

    Guanajuato se perdió el 25 de noviembre de 1810. Allende marchó a Zacatecas y de ahí­ a Guadalajara. Allí­ se intentó crear un gobierno del que Hidalgo era cabeza, con dos ministros, uno de «Gracia y Justicia» y otro denominado «Secretarí­a de Estado y del Despacho». Hidalgo legislaba como suprema autoridad. Ordenó la publicación de El Despertador Americano y expidió, el 6 de diciembre, un decreto para abolir la esclavitud y los tributos.

    Las fuerzas realistas llegaron a las cercaní­as de Guadalajara. En Puente de Calderón se enfrentaron a los insurgentes y los derrotaron. El ejército se desbandó. Hidalgo salió para Aguascalientes, y de ahí­ a Zacatecas. Lo alcanzó Allende en la hacienda del Pabellón, y el 25 de enero, en compañí­a de Arias y de otros jefes, depusieron al generalí­simo del mando, reduciéndolo a un papel insignificante en realidad, aunque su destitución no se hizo pública y en apariencia conservaba su autoridad.

    En Saltillo se determinó que los jefes principales, con la mejor tropa y el dinero, partiesen para Estados Unidos y, en el camino, fueron hechos prisioneros por los realistas el 21 de marzo, en las Norias del Baján.

    Hidalgo fue llevado a Monclova, de allí­ salió el 26 de marzo por el ílamo y Mapimí­, y el 23 de abril entró en Chihuahua. Se le formó proceso, que fue más lento que el de sus compañeros a causa de su condición de religioso. La sentencia de degradación sacerdotal se pronunció el 27 de julio y el 29 se ejecutó en el Hospital Real donde Hidalgo estaba preso.

    El Consejo de Guerra condenó al reo a ser pasado por las armas, no en un paraje público como sus compañeros, y tirándole al pecho y no a la espalda, conservándose así­ la cabeza. Su cabeza, con las de Allende, Aldama y Jiménez, se pusieron en jaulas de hierro en los ángulos de la Alhóndiga de Granaditas de Guanajuato. El cuerpo tuvo sepultura en la tercera Orden de San Francisco de Chihuahua, y en 1824 fueron traí­dos el tronco y la cabeza a México, para enterrarlos con gran solemnidad. En la actualidad, sus restos descansan en la Columna de la Independencia de la ciudad de México.

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