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  • Se reabre el cuartos ecreto de Fatima

    El Papa Benedicto XVI defendió hoy la validez actual de las profecí­as confiadas por la virgen de Fátima a los pastorcillos-videntes en 1917 y aseguró que â??se engañanâ? quienes piensan que esos mensajes se han terminado.

    El pontí­fice habló del tema esta mañana durante la homilí­a de una misa que presidió ante unas 500 mil personas en la explanada central del santuario de Fátima, al centro de Portugal, donde cumple un viaje apostólico que se extenderá hasta el viernes.

    â??Se engañarí­a quien pensase que la misión profética de Fátima se ha terminado. El hombre ha podido desencadenar un ciclo de muerte y terror, pero no logra interrumpirloâ?, sostuvo.

    Con estas palabras, el Papa pareció contradecir la versión oficial del Vaticano con respecto al llamado â??tercer secretoâ? de Fátima, según la cual las visiones mostradas por la virgen a los pastores se cumplieron plenamente en el atentado de 1981 contra Juan Pablo II.

    La tercera parte del mensaje de Fátima fue publicado en el año 2000, durante la beatificación de los videntes Francisco y Jacinta Marto, luego de permanecer más de 50 años en el hermetismo. En esa ocasión estuvo presente la tercera vidente, sor Lucí­a dos Santos.

    Los tres niños, a los cuales se les apareció la virgen en ocho ocasiones de mayo a octubre de 1917, tuvieron tres visiones: las primeras dos, el infierno y la conversión de Rusia, fueron difundidas en 1941 y discutidas ampliamente por teólogos.

    La tercera visión corresponde a un â??obispo vestido de blancoâ? que surca ciudades en ruinas y cadáveres acompañado por sacerdotes, obispos y laicos. Al llegar a una cima, junto a una cruz de madera rústica, todos sucumben bajo las flechas y las balas de un ejército.

    Esta parte del mensaje, redactado por Lucí­a en 1944 y cuyo contenido permaneció secreto por decisión de diversos papas, fue interpretado como la lucha del comunismo ateo contra la Iglesia en el siglo XX y el atentado sufrido por Juan Pablo II en la Plaza de San Pedro.

    Aunque la versión oficial estableció que el cumplimiento de las profecí­as concluyó con esos episodios, el martes Benedicto XVI abrió un nuevo capí­tulo en torno a las revelaciones mí­sticas al afirmar que el â??tercer secretoâ? anticipaba otros y nuevos sufrimientos para la Iglesia.

    En su viaje de Roma a Lisboa, el pontí­fice precisó que en el mensaje de Fátima â??además de la gran visión del sufrimiento del Papa, que en primera instancia podemos referir a Juan Pablo II, se indican realidades del futuro de la Iglesia que poco a poco se van mostrandoâ?.

    Estas palabras despertaron a los defensores de la tesis del llamado â??cuarto secretoâ? de Fátima, que corresponderí­a a una parte del â??tercer secretoâ? jamás divulgada por El Vaticano y el que anticiparí­a diversas crisis en la Iglesia debido a problemas surgidos en sus seno.

    En Italia uno de los principales defensores de esta idea es el periodista Antonio Socci, autor del libro â??El cuarto secreto de Fátimaâ?, quien afirmó en su blog que el Papa está empeñado en hacer una gran â??operación verdadâ?, a costo de desmentir la versión oficial.

    Aunque Benedicto XVI hasta ahora no ha hecho referencia alguna a la supuesta parte del â??tercer secretoâ? deliberadamente ocultada, sí­ dijo claramente que el actual escándalo por los sacerdotes pederastas forma parte de las predicciones marianas.

    â??En cuanto a las novedades que hoy podemos descubrir en este mensaje encontramos que los ataques al Papa y a la Iglesia no sólo vienen del exterior, sino que los sufrimientos de la Iglesia proceden de dentro, del pecado que existe en la Iglesiaâ?, indicó.

    â??Esto se ha sabido siempre â??agregó al hablar ante periodistas a bordo del avión papal-, pero hoy lo vemos de una forma aterradora: que la persecución más grande a la Iglesia no procede de enemigos externos, sino que nace del pecado en la Iglesiaâ?

  • Duro revez a Sarkozy por el carbon

    El presidente francés Nicolas Sarkozy fue duramente atacado por la oposición el miércoles, el día después del severo revés que le asestó el Consejo Constitucional con la anulación de su proyecto emblemático, la tasa carbono, a dos días antes de su entrada en vigor.
    Los franceses debían empezar el 1 de enero a pagar esta tasa destinada antes que nada a modificar sus hábitos de consumo, incitándoles a utilizar energías menos contaminantes. La medida debía traducirse, por ejemplo, en una subida de 4 céntimos por litro de gasolina.
    Dos semanas después del fracaso de la cumbre de Copenhague, esta «revolución fiscal», según palabras de Sarkozy, pretendía ser la demostración de que Francia y su presidente están en primera línea del combate para reducir las emisiones de gas CO2.
    La oposición socialista, que llevó el asunto al Consejo, se alegró de la censura de una tasa «particularmente injusta» y la calificó, como hizo su dirigente Martine Aubry, de «fiasco» personal para el presidente.
    El líder centrista François Bayrou, por su parte, manifestó que este episodio ilustra a la perfección «el método Sarkozy». «Se gobierna por efectos de anuncio, sin pensar, de manera desordenada, sin tener en cuenta las consecuencias, ni el derecho», dijo el miércoles.
    El gobierno hizo saber que presentará el próximo 20 de enero un nuevo texto, porque Nicolas Sarkozy sigue «muy determinado» a imponer la tasa carbono, indicó a AFP la secretaria de Estado de Ecología, Chantal Jouanno.
    Pero lo particularmente severo para Sarkozy y su gobierno de esta decisión del Consejo constitucional, anunciada ayer por la noche, son los argumentos.
    Los jueces consideraron que la nueva tasa comportaba demasiadas exenciones para algunos sectores energéticos. Estas exenciones son «contrarias al objetivo de lucha contra el calentamiento climático», dijeron.
    Esta tasa carbono iba a afectar al consumo de gas, carbón y petróleo, pero no a la electricidad que, en Francia, es en su gran mayoría de origen nuclear. Aunque minoritaria, la electricidad suministrada por las centrales térmicas se salvaba del proyecto gubernamental.
    El Consejo constitucional estimó que «menos de la mitad de las emisiones de gas de efecto invernadero habrían estado sometidas a la tasa carbono» y que «el 93% de las emisiones de origen industrial, salvo los carburantes» no habrían sido tasadas. Se trataría, dijo, de una ruptura del principio de igualdad ante el impuesto.
    El objetivo de la tasa no era llenar las arcas del Estado, asegura el gobierno, ya que esta sería íntegramente restituida a las familias y a las empresas vía rebaja de impuestos o de una ayuda para los hogares que no pagan impuestos porque no ganan lo suficiente.
    De este modo el sistema habría beneficiado a los que menos energías contaminantes hubieran utilizado, ya que habrían pagado menos tasa carbono.
    El partido del presidente, UMP, lamentó esta censura constitucional, acusando a los socialistas de promover la anulación de una tasa «que significaba un progreso para nuestra sociedad» en un momento en que Francia iba a ser el ejemplo en el mundo».