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  • Hillary Clinton y Donald Trump buscan ganar sus candidaturas hoy

    Hillary Clinton y Donald Trump buscan ganar sus candidaturas hoy. El republicano Donald Trump y la demócrata Hillary Clinton tienen ante sí la posibilidad de alejarse de sus rivales en el Supermartes, un día de elecciones primarias en al menos una decena de estados del país, con numerosos delegados en juego, que podría acelerar su marcha hacia la nominación presidencial.
    Votantes de Vermont a Colorado, pasando por Alaska, la Samoa Americana y varios estados del centro del país se dirigen a los centros de votación y a las asambleas electorales en el día de más actividad de las primarias de 2016.
    Las votaciones llegan en un momento turbulento para los republicanos, que se enfrentan a la posibilidad de que Trump pueda convertirse en el nominado del partido. Sus rivales Marco Rubio y Ted Cruz están inmersos en un esfuerzo frenético para detener el multimillonario – con Rubio, en especial, ejerciendo presión con ataques sorprendentemente personales – pero no está claro todavía si han reaccionado demasiado tarde.
    «Este es un movimiento», dijo Trump a simpatizantes en un mitin el lunes en la tarde en Georgia. «Solo soy un mensajero, amigos».
    Al igual que Trump, Clinton ha ganado tres de cuatro elecciones primarias. La victoria de la ex primera dama en South Carolina el sábado se debió al extraordinario apoyo de los electores de raza negra, y la dejó en una fuerte posición en los estados del sur con grandes electorados afroestadounidenses que votan este martes.
    Clinton enfoca cada vez más su atención a Trump, mostrándose como una alternativa civilizada ante los insultos y acoso que han consumido la contienda republicana.
    «Lo que no debemos permitir es la búsqueda de chivos expiatorios, los mensajes amenazantes, el dedo señalador que avanza en el bando republicano», afirmó la precandidata ante electores en Springfield, Massachusetts. «Realmente socava el tejido de nuestra nación. Así que quiero hacer todo lo que pueda en esta campaña para enfilarnos en un curso diferente».
    El martes, los demócratas votarán en 11 estados y la Samoa Estadounidense; hay 865 delegados en juego. Los republicanos votan en 11 estados y tienen 595 delegados.
    Trump busca barrer en el sur, lo cual sería un serio golpe para Cruz, senador por Texas. El objetivo de Rubio es más modesto: busca mantenerse en la competencia en el conteo de delegados y espera ganar en su estado natal Florida el 15 de marzo.
    Hoy ambos partidos realizan elecciones en: Alabama, Arkansas, Georgia, Massachusetts, Minnesota, Oklahoma, Tennessee, Texas, Vermont y Virginia.
    Además, los republicanos votan en Alaska, y los demócratas en Colorado, en la Samoa Estadounidense y los que están en el extranjero.
    Los centros de votación cerrarán a las 7 p.m. (hora de la costa este) en Virginia, Georgia y Vermont; a las 8 p.m. en Oklahoma, Alabama, Tennessee y Massachusetts; a las 8:30 p.m. en Arkansas; 9 p.m. en Texas, Colorado y Minnesota; y a la 1 a.m. en Alaska.
    Hillary Clinton y Donald Trump buscan ganar sus candidaturas hoy

  • El voto hispano en Estados Unidos comienza a inclinar la balanza

    El voto hispano en Estados Unidos comienza a inclinar la balanza. Luego de las primeras escaramuzas en estados donde la presencia hispana no es muy grande, el voto de la población de origen latinoamericano ganará protagonismo con la jornada electoral del Supermartes, que reparte la mayor cantidad de delegados durante las elecciones primarias, que son quienes finalmente eligen a los candidatos presidenciales de cada partido.
    Las elecciones del martes incluyen a varios estados del sur de Estados Unidos como Alabama, Tennessee, Georgia, Texas, Oklahoma, Arkansas y Virginia. También votan en los estados de Vermont, Massachusetts, y habrá asambleas partidarias (caucus) en Colorado, Minnesota, Wyoming y Alaska.
    Tan solo en Texas hay cinco millones de hispanos con derecho al voto, que representan al 28% de los adultos en capacidad de votar mientras que en Colorado, el 15% de la población apta votar es de origen latinoamericano.
    «A medida que avance el proceso, empezando con el Supermartes, (los) latinos se convertirán en un componente cada vez más importante del electorado para ambos partidos, pero especialmente en el lado demócrata que es donde los latinos del país se agrupan en este momento», dijo Thomas Saenz, vicepresidente del Mexican American Legal Defense and Educational Fund (o Maldef) a The Associated Press. «Comenzando con Nevada y desde ahora en adelante, se oirá cada vez más el voto latino. Veremos una participación latina mayor en noviembre, pero también veremos una participación significativa en el Supermartes.»
    Pero incluso en estados donde los latinos aptos para votar tienen una modesta presencia., como Virginia o Georgia, o más adelante Carolina del Norte, su presencia puede ser determinante. Virginia y Carolina del Norte son recientemente conocidos como ‘swing states’ o estados cuya votación ha variado de republicano a demócrata, o viceversa, en pasadas elecciones.
    «En Virginia hay 270.000 latinos que pueden votar», dijo a reporteros Tim Kaine, senador por ese estado. «En Virginia y otros estados la comunidad latina puede marcar la diferencia en casi todas las elecciones». El senador recordó que Terry McAuliffe resultó elegido gobernador de Virginia en 2013 por 53.000 votos y que un año más tarde el otro senador del estado, Mark Warner, obtuvo su escaño por apenas 14.000 votos.
    La participación latina es menor en las primarias que en las elecciones generales, cuya abstención se pudo haber intensificado con la aparición de personajes como Donald Trump, según Brent Wilkes, director de la League of United Latin American Citizens (LULAC).
    «Trump empujó al voto latino y lo sacó de las primarias republicanas. Hay casi nula participación latina en las primarias republicanas debido a él. Si te vuelves tan negativo, los latinos irán a votar en la primaria demócrata y no en la republicana», dijo Wilkes a la AP. «Cuando él (Trump) saca a los latinos de las primarias de su partido y los empuja a las primarias del otro partido, él no puede decir que eso es exitoso. Los latinos ven lo que Trump y otros dicen sobre los latinos, y se preguntan ‘¿Por qué vamos a participar con ellos? Vamos a estar con las personas que están respondiendo a los temas importantes para nosotros’. Ese es el problema».
    Por eso, LULAC ha lanzado este año por primera vez en sus 87 años de existencia campañas para promover la participación latina en las primarias de seis estados: Iowa, Florida, Nevada, Ohio, Texas y Wisconsin. Según Wilkes, gracias su campaña 10.000 hispanos participaron en enero en las asambleas electorales de Iowa, respecto a apenas 1.000 en elecciones previos.
    «Una cantidad menor de personas vota en las primarias (que en las generales), así que tu voto cuenta aún más cuando menos personas participan», indicó. «Creo que nuestra comunidad comienza a entenderlo».
    La congresista demócrata por California, Norma Torres, confirma esta tendencia y apuesta a que el mensaje de Trump y sus rivales republicanos alentará a los hispanos a acudir a las urnas.
    «Creo que, de muchas formas, Trump, con su mensaje de odio, llamándonos criminales, violadores y drogadictos, es el que está motivando a la base latina para ir a votar», dijo en conversación reciente con AP. «De cualquier manera, tenemos que aceptar nuestra responsabilidad de que las urnas están allí y necesitamos hacer acto de presencia».
    La primaria republicana se ha visto dominada por propuestas para la deportación masiva de inmigrantes no autorizados y la construcción de un muro a lo largo de la frontera con México.
    El multimillonario y magnate de los bienes raíces Trump, quien tildó a los inmigrantes mexicanos «criminales» y «violadores» cuando lanzó su campaña en junio, asegura haber obtenido un 45% del voto latino cuando se impuso el martes en Nevada.
    Pero ese porcentaje es producto de encuestas a boca de urna con un elevadísimo margen de error. Además, la cantidad de hispanos que participaron en las primarias republicanas de Nevada es apenas un porcentaje ínfimo del total estatal.
    A pesar de la diferencia notable entre las posturas migratorias de los precandidatos en ambos partidos, una coalición nacional de las 40 organizaciones hispanas más relevantes dio a los precandidatos presidenciales hasta el 25 de marzo para responder un cuestionario sobre sus prioridades en las políticas públicas que más afectan a los 58 millones de latinos que residen en Estados Unidos.
    Héctor Sánchez, director de la coalición llamada Agenda Nacional de Liderazgo Hispano, dijo a la AP que «si Trump quiere el voto latino como él dice, que refleje las prioridades de la comunidad latina» al responder el cuestionario.
    Un desempeño exitoso de Trump podría acercarlo considerablemente a su meta de convertirse en el candidato republicano por encima de sus dos rivales principales, los senadores de ancestros cubanos Ted Cruz (Texas) y Marco Rubio (Florida).
    Trump acumula ya una ventaja importante tras sus triunfos en Nevada, Carolina del Sur y New Hampshire.
    Los demócratas, por su parte, saben que el voto hispano, que tradicionalmente los favorece, puede marcar la diferencia en las elecciones presidenciales de noviembre y está alentando a esa comunidad acuda masivamente las urnas.
    «Si hay un gran voto hispano, entonces los republicanos conservadores le dirán a su partido que no pueden seguir perdiendo elecciones. Y aprobaremos la reforma migratoria rápidamente», señaló el senador demócrata Chuck Schumer.
    Ben Monterroso, director de Mi Familia Vota, destacó como positivo que los dos candidatos demócratas hayan incluido a latinos en sus equipos y aborden frecuentemente temas importantes para la comunidad.
    «Contar con personal latino y hablar de nuestros temas es un buen paso adelante. Estamos mejor ahora que hace unos años atrás», indicó.
    Los precandidatos demócratas Hillary Clinton y Bernie Sanders se han pronunciado a favor de una reforma a las leyes de inmigración que resuelva el estatus de unos 11 millones de inmigrantes que se cree están en el país sin autorización.
    Clinton tratará de aprovechar su respaldo entre los hispanos y otras minorías para consolidar el favoritismo de su candidatura luego de pulverizar a Sanders en Carolina del Sur.
    La National Association of Latino Elected and Appointed Officials (NALEO) pronostica que al menos 13 millones de hispanos acudirán a las urnas en noviembre pese a que más de 27 millones reúnen los requisitos legales para hacerlo.
    El centro de estudios Pew calcula que entre 2012 y 2016, 3,2 millones de latinos nacidos en Estados Unidos habrán alcanzado la edad necesaria para votar, lo que refuerza la importancia del bloque hispano de cara a los comicios presidenciales.
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  • Chris Christie ahora apoya a Donald Trump

    Chris Christie ahora apoya a Donald Trump. El gobernador de New Jersey, Chris Christie, tiene reputación de vengativo.
    Y de ella hizo gala el viernes, cuando dejó estupefactos a muchos en los ambientes políticos al respaldar públicamente al aspirante mejor posicionado para obtener la nominación del Partido Republicano, el magnate inmobiliario Donald Trump.
    El sorprendente apoyo, el primero para Trump de un gobernador en activo y de lejos el más importante de los que ha recibido, llega en un momento en que su rival Marco Rubio parecía haber logrado un gran avance tras una buena actuación en un debate. Y es además la segunda vez que Christie pone la zancadilla al senador por Florida, justo cuando su campaña parecía tomar impulso.
    En una conferencia de prensa en Fort Worth, Texas, Christie describió a Trump – un hombre al que anteriormente había descrito como poco apropiado para la Casa Blanca – como el mejor candidato republicano para liderar el país y derrotar a la demócrata Hillary Clinton.
    «He conocido a todos los aspirantes y no hay nadie mejor preparado para proporcionar a América el fuerte liderazgo que necesita, tanto dentro del país como en todo el mundo, que Donald Trump», declaró Christie.
    Los reporteros que cubrían el acto se sorprendieron visiblemente cuando el gobernador, que retiró su candidatura a principios de este mes tras un resultado decepcionante en New Hampshire, entró en la sala.
    El apoyo se produce en un momento especialmente oportuno para el empresario, que el jueves por la noche enfrentó un aluvión de nuevos ataques de Rubio durante el último debate antes del Súper Martes de la próxima semana, donde hay un gran número de delegados en juego.
    Durante el debate, Rubio atacó el registro empresarial de Trump, su historial en la contratación de empleados extranjeros y sus difusos posicionamientos políticos. Estos ataques irritaron claramente a Trump y amenazaban con proporcionar a Rubio un nuevo impulso en su intento por convertir la carrera para la nominación en una lucha a solo dos bandas.
    Rubio parecía disfrutar de su buen momento el viernes por la mañana, abriendo nuevas líneas de ataque contra Trump, burlándose incluso de su ortografía en Twitter.
    Pero entonces, Christie se encargó de acaparar focos y titulares.
    «Creo que esto cambia la narrativa de una forma drástica», dijo Fred Malek, un destacado recaudador de fondos republicano, tras conocer la decisión de Christie.
    La elección del momento para hacer pública su posición parece una coincidencia. Un ex responsable de la campaña de Christie apuntó que el gobernador decidió respaldar a Trump el jueves tras una reunión en Manhattan a la que asistieron los dos hombres acompañados por sus esposas.
    Christie estaba ya en un avión rumbo a Texas cuando se emitió el debate, según su ex empleado, que no estaba autorizado a intervenir en público en nombre de Christie y habló bajo condición de anonimato.
    Sin embargo, fue la segunda vez que Christie da un paso al frente justo cuando Rubio parece despuntar. Durante el último debate antes de las primarias del Partido Republicano en New Hampshire, cuando Rubio parecía encaminarse a un gran avance, Christie le tendió una trampa verbal que hizo que Rubio repitiese la misma frase una y otra vez.
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  • Republicanos no quieren cerrar Guantanamo

    Republicanos no quieren cerrar Guantanamo. El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos anunció el miércoles que los republicanos tomarán medidas legales para impedir que el presidente Barack Obama cierre la cárcel de Guantánamo.
    Paul Ryan dijo a reporteros que sus partidarios tienen suficientes votos para rechazar la iniciativa de Obama en el Congreso e incluso suficientes para vencer cualquier intento de veto presidencial.
    Los republicanos «estamos preparando nuestros recursos legales» para garantizar que ese centro de detención siga abierto y que ninguno de los prisioneros sea trasladado suelo estadounidense, agregó.
    Hace pocos días, los legisladores republicanos pagaron 150.000 dólares al bufete de abogados Jones Day para que prepare una respuesta en caso de que Obama intentara trasladar a los presos de Guantánamo a cárceles dentro de Estados Unidos.
    Según la iniciativa de Obama, unos 35 de los 91 prisioneros que quedan en esas instalaciones militares estadounidenses en Cuba serán llevados a otros países en los meses venideros, con lo que quedarían 60 presos que enfrentan juicio militar, o que han sido calificados como demasiado peligrosos para ser puestos en libertad pero no han sido instruidos de cargos.
    Esos detenidos son los que irían a centros penitenciarios en suelo estadounidense.
    Ryan dijo que la iniciativa de Obama viola una prohibición aprobada anualmente por el Congreso que le impide al presidente transferir detenidos de Guantánamo a suelo estadounidense.
    «Esos detenidos no pueden venir a suelo estadounidense», declaró Ryan.
    «Si el presidente sigue adelante con su plan de violar la ley a sabiendas… se topará con una feroz oposición bipartidista aquí en el Congreso y estamos haciendo todos los preparativos legales necesarios», dijo Ryan a reporteros.
    Agregó que Obama «no lo puede hacer, porque la ley es sumamente clara. Y eso es todo».
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  • Fervor cristiano inunda las primarias republicanas en el sur de EEUU

    Fervor cristiano inunda las primarias republicanas en el sur de EEUU. «Si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren», lanza Ted Cruz, aspirante a la investidura republicana para convertirse en presidente de Estados Unidos.
    En una sala en la pequeña ciudad de Anderson, son decenas o quizás centenares del millar de personas congregadas, las que terminan de memoria el verso 7:14 del Segundo Libro de Crónicas del Antiguo Testamento.
    Bienvenidos al «Bible Belt». En este «cinturón de la Biblia», que encierra un gran trozo del sureste de Estados Unidos, la religión cristiana es omnipresente en todos los aspectos de la vida cotidiana… y la política no se escapa.
    Si la fe cristiana está fuertemente anclada en Estados Unidos (cada billete verde lleva el lema «En Dios confiamos» y los discursos oficiales terminan con un «Dios bendiga a Estados Unidos»), juega aún un papel más importante en la campaña electoral, debido al peso de los votantes evangélicos en la primera fase de las primarias por la investidura republicana.
    Es una fuente constante de asombro, incluso para mí, un estadounidense aunque ciertamente un poco atípico: viví 20 años en el extranjero y no soy cristiano.
    En 2008, el entonces senador Barack Obama provocó un alboroto al decir que algunos estadounidenses se «aferran a las armas y a la religión».
    Lo vimos nuevamente en 2012, cuando Mitt Romney ganó la nominación del partido Republicano, pero enfrentó intensos cuestionamientos sobre sus creencias, especialmente de los cristianos evangélicos, en su intento -infructuoso- por convertirse en el primer presidente de fe mormona.
    Cuatro años después, la obsesión sobre la fe está de regreso.
    En la campaña en Carolina del Sur, entre los llamados a rezar y los coros de «amen» que marcaban los discursos de un candidato republicano -con voz y tono que evocan un pastor o sacerdote- tuve a veces la impresión de estar en una misa y no en un mitin político.
    Durante un periplo de una semana por Carolina del Sur, junto a un equipo de la AFP asistimos a numerosos eventos de campaña que empezaron con una oración.
    Casi tres de cada cuatro electores republicanos en este estado se identifican como evangélicos, y muchos expresaron cuán importante es la fe de un candidato en su decisión en las urnas.
    «Él es obviamente un hombre de Dios, y eso es una gran parte de esto», me explica Chance Corbin, mientras esperaba en primera fila para escuchar a Ted Cruz en Charleston.
    Cruz lanzó su campaña presidencial el año pasado en la Universidad Liberty, que se define como la mayor universidad cristiana en todo el mundo.
    El puntero Donald Trump, que llamó a la Biblia su libro favorito, también habló en esa universidad el mes pasado. Pero metió la pata con el título del libro del Nuevo Testamento Segunda Carta a los Corintios, y los votantes se enfurecieron.
    «Cuando dijo ‘Dos Corintios’ eso me dijo, obviamente, que él nunca se ha leído la Biblia o ni siquiera la ha visto», dice Corbin.
    El senador Marco Rubio es un caso particular: es católico pero comprende que en Carolina del Sur debe llevar su cristianismo a flor de piel.
    «Mi fe es la mayor influencia en mi vida», dijo Rubio a una multitud receptiva en Beaufort días antes de lograr el segundo lugar en el estado detrás de Trump.
    Su mensaje llega. «Puede cambiar el juego», reconoce Susan Brant, una evangélica que se sumó sin un ápice de duda a la ovación al candidato de origen cubano.
    Brant ya estaba convencida por Cruz, al igual que ella un evangélico, pero luego de la profesión de fe -literalmente- de Rubio, cambió de opinión.
    El día antes de las primarias, yo estaba en el balcón de un teatro de la Universidad de Charleston, cuando Phil Robertson, el patriarca de una familia cuyo negocio de silbatos para cazar patos le ha dado millones de dólares y un programa de televisión, apareció en escena.
    Barba alargada, vestimenta de camuflaje y una Biblia bajo el brazo, Robertson vino a respaldar a Cruz.
    «Estoy con Cruz, porque ¿ven esto en mi mano?», lanzó a la multitud, para continuar: «Las Biblias y las armas nos trajeron acá y las Biblias y las armas nos permiten seguir aquí. Y este hombre tiene las dos». La sala explotó en prolongados vítores.
    Volteé a ver la mirada de algunos corresponsales extranjeros. Sus ojos traicionaban su asombro.
    El debate religioso en Carolina del Sur se tornó aún más surrealista cuando Trump se trabó en un duelo verbal con el papa Francisco por haber cuestionado su fe cristiana.
    Cuando Trump devolvió el golpe, calificando el comentario del pontífice de «vergonzoso», huí presuroso de los eventos de Rubio y Jeb Bush para obtener la reacción del estrafalario millonario a la controversia. Al final, alabó al papa, a quien llamó «un tipo fenomenal».
    Fervor cristiano inunda las primarias republicanas en el sur de EEUU

  • Republicanos contra Donald Trump

    Republicanos contra Donald Trump. En sus intentos por derrotar a Donald Trump en la carrera por la nominación presidencial republicana, el senador por Texas, Ted Cruz, el de Florida, Marco Rubio, y el gobernador de Ohio, John Kasich, enfrentan una enorme presión en las primeras de sus estados natales, que suman casi un cuarto de los delegados en juego en las próximas tres semanas.
    Un fracaso en la defensa de sus fortines podría hacerles tener que explicar qué estados pueden ganar para seguir adelante – y el multimillonario neoyorquino parecería, cada vez más, la opción inevitable.
    Tras la impresionante victoria de Trump en Nevada, la carrera electoral pone rumbo al Super Martes, que incluye 11 grandes estados del sur del país, entre ellos Texas, con 155 delegados que se reparten proporcionalmente.
    El 15 de marzo habrá primarias en Florida, con 99 delegados, y en Ohio, con 66, y ahí el ganador se los lleva todos.
    Si ninguno puede recortar la ventaja de Trump para entonces, la carrera por la nominación podría estar acabada. Pero los estados natales han impulsado a candidatos en el pasado. Hace cuatro años, el que finalmente fue el candidato republicano a la Casa Blanca, Mitt Romney, se apoyó en Michigan natal para anotarse una importante victoria ante su rival Rick Santorum. Newt Gingrich ganó en Georgia, de donde procedía, y el vecino South Carolina, aunque no logró muchos más éxitos de campaña.
    De los tres, Cruz podría tener la posición más sólida. «Quiero decir que no puedo esperar a llegar a casa, al gran estado de Texas», dijo el senador tras perder en Nevada ante Trump. «Esta noche dormiré en mi cama por primera vez en un mes».
    Pero Cruz tendrá que hacer algo más que ganar en Texas el martes si no quiere seguir mirando desde abajo la suma de delegados del magnate inmobiliario.
    Kasich y Rubio, por su parte, podrían estar compitiendo por los mismos votos de los republicanos más tradicionales, preocupados por el grandilocuente Trump y por el agitador Cruz. Mientras sigan los dos en la carrera, seguirán dividiendo el voto fiel al aparato del partido. Y deberán superar el trámite del martes antes de poder lograr las victorias que tanto necesitan en sus estados natales.
    Republicanos contra Donald Trump

  • Obama intenta aliviar las divisiones partidarias

    Obama intenta aliviar las divisiones partidarias en EU. Barack Obama regresa el miércoles a la ciudad de Springfield, en Illinois, donde en 2007 inició su camino hacia la Casa Blanca, para hacer un balance de su gestión y referirse a uno de los grandes fracasos de su presidencia: no haber logrado aplacar las divisiones partidarias.
    Fue en esa ciudad del Medio Oeste donde Obama proclamó ante todo aquel que quisiera escuchar que se lanzaría en pos de la presidencia de Estados Unidos. El entonces joven senador se describió a sí mismo como un ‘outsider’ que podría aliviar las fuertes divisiones de la política partidaria. «Ustedes creen que podemos ser un solo pueblo, que busca lo posible, construyendo una unión más perfecta», dijo en aquel momento ante la multitud.
    Por si alguien no lo notó, Obama pronunció esas palabras en el mismo lugar donde Abraham Lincoln -aquel gran unificador- declaró que «una casa dividida contra sí misma no puede permanecer en pie».
    Los votantes estadounidense, tras años de divisiones internas, acogieron aquel mensaje de Obama otorgándole la llave de la Casa Blanca e, irónicamente, una mayoría en el Congreso. Con el control en ambos extremos de la la Avenida Pensilvania -del ejecutivo y el legislativo-, Obama ignoró a la oposición republicana para aprobar importantes reformas, como la de la salud y la de Wall Street.
    La situación es ahora muy diferente. Los republicanos, que controlan el Congreso, lo acusan de gobernar a través de órdenes ejecutivas pisoteando los «valores estadounidenses» en asuntos como el matrimonio gay o el aborto.
    Nueve años después de aquel discurso, Obama regresa a la ciudad donde todo comenzó y en la que una vez fue senador estatal.
    Admite que no cumplió su promesa de campaña de aplacar las divisiones partidarias. «Es una de las pocas cosas que lamento de mi presidencia: que el encono y la sospecha entre los partidos haya empeorado en lugar de mejorar», había dicho el mandatario en su último discurso sobre el Estado de la Unión, en enero. «No hay dudas de que un presidente con los dones de Lincoln o Roosevelt habría superado mejor las divisiones», dijo.
    «Les garantizo que intentaré ser mejor mientras esté en el cargo», agregó, en lo que constituyó una franca admisión de un presidente que siempre ha mirado a la historia como guía y punto de referencia.
    En un año electoral, cuando las campañas se han visto dominadas por un lenguaje mordaz e ideologizado en ambas partes, esa luce como una enorme tarea.
    Obama intenta aliviar las divisiones partidarias

  • John Kasich sorpresa republicana en New Hampshire

    John Kasich sorpresa republicana en New Hampshire. El gobernador republicano moderado John Kasich creó la sorpresa el martes en las primarias presidenciales estadounidenses en New Hampshire, obteniendo un segundo lugar que recompensa una intensa campaña llevada a cabo a menudo lejos de los focos.
    Kasich, de 63 años, gobernador de Ohio (norte), había concentrado todos sus esfuerzos en el pequeño estado del noreste del país. Lo visitó decenas de veces, la primera en marzo de 2015, cuatro meses antes de presentar su candidatura a la presidencia, y participó en más de 100 actos de campaña.
    Amable y cómodo entre la gente, el gobernador eligió una campaña positiva, a diferencia de los insultos que intercambian a diario algunos de sus rivales republicanos.
    «Debemos resolver los problemas de Estados Unidos uniéndonos, republicanos y demócratas. Estados Unidos en primer lugar, el partido y la ideología, segundos», había declarado en el último debate televisado el sábado, insistiendo en su experiencia e indicando lo que haría en sus primeros 100 días en caso de resultar elegido a la Casa Blanca.
    «Compren un cinturón de seguridad, porque van a pasar tantas cosas en los primeros 100 días que van a estar mareados», bromeó.
    Es a Kasich a quien el diario New York Times dio su apoyo el 30 de enero entre los candidatos de su partido, afirmando que era «la única opción creíble para republicanos cansados del extremismo y la inexperiencia que se ve en esta elección».
    John Kasich sorpresa republicana en New Hampshire

  • New Hampshire, un Estado pequeño pero importante en las primarias de EEUU

    New Hampshire, un Estado pequeño pero importante en las primarias de EEUU. New Hampshire, donde se vota el martes, es un pequeño estado del noreste de Estados Unidos que cobra gran valor en la carrera hacia la Casa Blanca por ser el primero que organiza primarias, después del ‘caucus’ de Iowa.
    Históricamente, New Hampshire marca el tono de las elecciones y sirve de filtro para los candidatos más débiles de cada campo, demócrata y republicano.
    Estos son algunos de sus datos sobresalientes:
    POBLACIÓN:
    Tiene 1,3 millones de habitantes de los cuales un 91,3% son blancos no latinos. Los afroestadounidenses representan un 1,5% de la población, los latinos un 3,3% y los asiáticos un 2,5%. Su capital, Concord, cuenta con 42.000 habitantes.
    Su apodo es ‘El estado de granito’ y su lema ‘Vivir libre o morir’.
    El ingreso medio es de 64.916 dólares, superior al del conjunto del país (53.046 dólares).
    ELECTORES:
    Un total de 882.959, con 9.027 nuevos inscritos desde finales de diciembre. La mayoría son independientes (398.472, es decir. el 44%), mientras que hay 231.376 inscritos como demócratas y 262.111 republicanos.
    REGLAS DE LAS PRIMARIAS:
    Mientras los inscritos demócratas votan en la primaria de su partido y los republicanos en la del suyo, los independientes pueden elegir uno u otro, por lo que los dos partidos se esfuerzan por seducir a ese numeroso electorado.
    Los electores pueden inscribirse el mismo día de la votación.
    LA IMPORTANCIA DE NEW HAMPSHIRE:
    Sus electores se toman muy en serio el papel de primer estado en organizar sus primarias. Muchos van a escuchar a los candidatos y solo se deciden en el último momento.
    Los candidatos pasan mucho tiempo de campaña y gastan millones de dólares en propaganda televisiva.
    El republicano John Kasich estuvo 29 veces en New Hampshire y participó en 186 actividades, según la cadena regional NECN. Su rival Chris Christie, gobernador de New Jersey (este), visitó el estado 38 veces con 185 actividades.
    El demócrata Bernie Sanders, senador del vecino Vermont, estuvo 27 veces con 93 actos y su rival Hillary Clinton, 23 con 85 actividades.
    «Todos los presidentes desde 1952 ganaron una primaria en New Hampshire», explicó a la AFP el secretario de Estado, Bill Gardner, hablando en forma global, ya que Bill Clinton y Barack Obama perdieron aquí al ser elegidos por primera vez para la Casa Blanca.
    «Trece de aquellos que ganaron la primaria se convirtieron en presidentes por primera vez. en otras tres ocasiones, el segundo fue presidente», precisó.
    Nunca un candidato que terminó tercero en New Hampshire fue presidente del país.
    SONDEOS:
    Del lado demócrata, Bernie Sanders, el socialista apóstol de una revolución política, supera a Hillary Clinton por 12,8 puntos, según un promedio de los sondeos efectuado por Real Clear politics.
    Entre los republicanos, Donald Trump lidera las encuestas, con una media de 17 puntos. El segundo lugar se lo disputan Marco Rubio, John Kasich y Ted Cruz. Jeb Bush, Chris Christie, Carly Fiorina y Ben Carson cierran los sondeos.
    ANTERIORES GANADORES DE PRIMARIAS:
    – 2012: Mitt Romney entre los republicanos. Entre los demócratas no hubo porque Barack Obama buscó, y obtuvo, su reelección.
    – 2008: Hillary Clinton ganó entre los demócratas seguida de Obama. Del lado republicano, se impuso John McCain. Obama fue elegido presidente.
    – 2004: John Kerry ganó entre los demócratas. Entre los republicanos no hubo porque George W. Bush buscó, y obtuvo, su reelección.
    – 2000: Al Gore del lado demócrata. Del lado republicano, John McCain, seguido de George W. Bush, elegido presidente finalmente.
    – 1996: Pat Buchanan ganó entre los republicanos. Entre los demócratas no hubo porque Bill Clinton volvió a presentarse y fue finalmente reelegido.
    New Hampshire, un Estado pequeño pero importante en las primarias de EEUU

  • Donald Trump, la fuerza bruta que cambió la campaña electoral en EU

    Hace seis meses nadie le apostaba un centavo. Pero a golpe de declaraciones incendiarias y ningún reparo por la corrección política, Donald Trump cambió el curso de la campaña presidencial estadounidense, y se impuso como el republicano ineludible, para pesar del partido.
    El extravagante magnate de 69 años, que hizo su fortuna en la construcción, nunca ha ocupado un cargo público. Hasta anunciar su candidatura, su nombre era solo sinónimo de torres y casinos, matrimonios y divorcios de farándula, y «El Aprendiz», el programa de telerrealidad del cual era el animador estrella.
    Pero este populista que ya había ojeado una carrera hacia la Casa Blanca, se ha revelado como un animal político formidable, dueño de un sobredimensionado ego, tan resaltante como su inverosímil cabellera amarilla.
    Osa decir de todo, y en ocasiones dice lo que sea. Con un instinto temible, golpea donde más duele. No duda de nada.
    Insulta a las mujeres, mexicanos, musulmanes, y sin embargo, su aparente cruda honestidad, desafío a lo políticamente correcto y desdén hacia la clase política, lo mantienen en la cima de los sondeos desde que lanzó su candidatura en junio pasado.
    Si es elegido a la Casa Blanca, promete construir un muro en la frontera mexicana, pagado por México, para combatir la inmigración ilegal. También quiere expulsar de Estados Unidos a los 11 millones de inmigrantes indocumentados, en su mayoría de origen latinoamericano.
    Frente al terrorismo, habla de prohibir la entrada de los musulmanes a Estados Unidos. Afirma que «destruirá» el grupo yihadista Estado Islámico y «tomará el petróleo».
    El presidente ruso Vladimir Putin es un «líder», dice elogiosamente. El «concepto de calentamiento global fue creado por los chinos», denuncia.
    Es carismático, brutal y se imagina como el salvador de Estados Unidos, a su juicio un país moribundo y convertido en el chiste del mundo.
    Miles de estadounidenses, afectados por la globalización y que se sienten traicionados por las élites políticas, acuden a sus mitines. Impecablemente vestido, Trump llega en su Boeing 757, rotulado en letras gigantes con su nombre.
    Denuncia a los «idiotas» que dirigen el país, atiza los miedos y promete «hacer a Estados Unidos grande de nuevo», su eslogan de campaña.
    Por doquier lanza insultos a sus rivales: Ted Cruz, que le pisa los talones en Iowa, donde arrancan el lunes las primarias, es un tipo «desagradable», que «a nadie le cae bien», un mentiroso que flirtea con Wall Street. Jeb Bush es «realmente patético» y «falso».
    Hillary Clinton, invitada a su boda, «miente como una loca» y «fue vergueada» por Obama en 2008, dice sin tapujos. Bernie Sanders es un «desastre».
    Maestro de la hipérbole, juega con estadísticas y sus promesas carecen generalmente de planes concretos. Pero siempre sale ganando: sus declaraciones belicosas le aseguran una imparable cobertura mediática con la que los otros candidatos solo sueñan.
    Impotentes de encontrar una alternativa a Trump, quien conquista cerca del 36% de las intenciones de voto republicano a nivel nacional, la dirigencia del partido se desespera.
    «Oportunista político», «charlatán», «egocéntrico», denunciaron recientemente las plumas conservadoras en un número especial de la revista «National Review». Es una «amenaza».
    Donald Trump, la fuerza bruta que cambió la campaña electoral en EU