Etiqueta: prevaricación

  • ¿Reculara fiscalia en caso Garzon?

    La Fiscalía reclamó hoy al Tribunal Supremo español la absolución del juez Baltasar Garzón en la causa por prevaricación que le fue abierta por declararse competente para investigar los crímenes del franquismo (1936-1975) y que el pasado viernes llevó a su suspensión cautelar.

    Garzón, artífice de la detención del ex dictador Augusto Pinochet, dejó el pasado viernes su puesto en la Audiencia Nacional de España, tras ser suspendido cautelarmente en relación con el juicio oral que afronta por investigar los crímenes del franquismo.

    El pleno del órgano de Gobierno de los jueces españoles, el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), acordó ese día la suspensión cautelar de sus funciones.

    El juez Garzón aparece imputado en tres querellas ante la justicia española, una de ellas la de presunta prevaricación al ordenar investigar los crímenes cometidos por el franquismo, ignorando la Ley de Amnistía de 1977 que se declaró sobre esos y otros delitos de origen político al retornar España a la democracia.

    En el escrito de calificación provisional que la Fiscalía remitió hoy a la sala de lo penal del Supremo, el Ministerio Público afirma que los hechos de los que se acusa al juez no son constitutivos de delito.

    La Fiscalía indica que «sin delito y sin autor no es posible solicitar la imposición de pena alguna»

  • Baltasar Garzón, de azote de dictadores

    El juez español Baltasar Garzón, que logró acorralar a Augusto Pinochet y a otros ex represores sudamericanos, se ve ahora sentado en el banquillo de los acusados en su propio país y suspendido en sus funciones por haber intentado investigar los crímenes del franquismo.

    La decisión de un magistrado del Tribunal Supremo de juzgarlo por haber intentado investigar esos crímenes sin tener competencia para ello y obviando una ley de amnistía general de 1977 ha acabado por poner fin temporalmente a su carrera como juez.

    Una suspensión temporal, decidida este viernes por el Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), que podría convertirse en definitiva si es declarado culpable de prevaricación (dictar una resolución injusta a sabiendas de que lo es, ndlr) y acabar con la carrera en la judicatura de este pionero y ardiente defensor de la «justicia universal».

    Garzón, de 54 años, de cabello entrecano y trajes impecables, volvió a demostrar este viernes su facilidad para causar emociones al abandonar la Audiencia Nacional (principal instancia penal española), a la que llegó en 1988, entre los aplausos de sus partidarios, tan acérrimos como sus detractores.

    Mientras los primeros defienden a capa y espada su dedicación, sus detractores le describen como una estrella, más preocupado por salir en la primera página de los diarios, que por el buen fundamento jurídico sus instrucciones.

    Su decisión, el 17 de octubre de 2008 -diez años después de pedir la detención en Londres del ex dictador chileno Augusto Pinochet por crímenes de lesa humanidad- de abrir la primera instrucción sobre los «crímenes contra la humanidad» del franquismo, ha acabado por volverse contra él.

    Esta investigación sobre el franquismo, aplaudida por las familias de las víctimas y algunos historiadores, también suscitó numerosos rechazos.

    La derecha y los medios conservadores lo acusaron de reabrir inútilmente viejas heridas, mientras que la fiscalía le reprochó haber lanzado una «inquisición general» basada sobre un castillo de naipes jurídico, hasta que finalmente tiró la toalla.

    Su intento fue coherente con la trayectoria profesional de un juez que con el caso Pinochet desató un efecto dominó, ya que países como Chile, Argentina y Guatemala empezaron a investigar los crímenes de sus dictaduras.

    Tras investigar en España los crímenes de las dictaduras argentina (1976-1983) y chilena (1973-1990), logrando incluso llevar a juicio al ex represor argentino, Adolfo Scilingo, condenado en 2005 a 1.084 años de cárcel, ¿cómo ignorar los crímenes de la dictadura española?.

    Garzón, de aspecto tímido y voz aguda, falló en su país y podría pagarlo caro, pero sus investigaciones sobre los regímenes militares en América Latina llevaron a que la justicia española reconociera en 2005 su competencia para perseguir y juzgar crímenes de lesa humanidad en todo el mundo.

    Aunque algunas de sus grandes investigaciones sobre el terrorismo islámico o traficantes de cocaína gallegos fueron luego criticadas en los tribunales, el juez ha logrado grandes éxitos en 20 años de lucha contra la organización armada independentista vasca ETA.

    Su investigación sobre la financiación de ETA le llevó en 2002 a suspender las actividades del brazo político de la organización armada, Batasuna, a la postre ilegalizada por el Tribunal Supremo al año siguiente.

    Aunque este juez, casado y con tres hijos, llegó a tener un cargo en el último gobierno socialista de Felipe González (1982-1996), ello no le impidió investigar los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), grupo secreto creado en los años 80 bajo el gobierno socialista para eliminar físicamente a miembros de ETA.

    Esta investigación, que contribuyó a poner fin al gobierno de González, le valió la aprobación de la derecha.

    La misma que se volvió contra él por haber apoyado las negociaciones de 2006-2007 entre el gobierno socialista y ETA, investigar sobre el franquismo y descubrir en 2009 un vasto escándalo de corrupción que salpica al Partido Popular (PP, derecha).

    La presión ha acabado por hundir este buque insignia de la justicia universal, que ahora buscará el exilio como asesor de la fiscalía del Corte Penal Internacional en La Haya

  • Se abre tercer caso contra el Juez Garzon

    El Tribunal Supremo de España confirmó ayer la apertura de un tercer proceso contra el juez Baltasar Garzón, por delitos de presunta prevaricación y contra las garantí­as de la intimidad, por escuchas que ordenó en un caso de corrupción, señaló una ordenjudicial.

    La resolución de la Sala de lo Penal, alcanzada por unanimidad, rechaza un recurso de súplica de la Fiscalí­a, que habí­a apoyado a Garzón después de que éste decidiera espiar en febrero de 2009 a los abogados del caso de corrupción conocidocomo Gí¼rtel, cuando se entrevistaban con susclientes.

    Se trata de la tercera querella admitida contra el popular magistrado, después de que lo fueran las causas sobre las desapariciones del franquismo y sobre el dinero percibido en la Universidad de Nueva York en la que ejerció de docente durante un año.

    Garzón, cuyo caso ha alcanzado notoriedad pública en los últimos dí­as, podrí­a ser apartado de su puesto si el Consejo del Poder Judicial lo estima oportuno en una reunión que está prevista para el 22 de abril.

    La Fiscalí­a planteaba en su recurso que no habí­a habido vulneración de derechos cuando el juez de la Audiencia Nacional ordenó unas escuchas que habitualmente se realizan para casos de terrorismo y de crimen organizado.

    Las escuchas permitieron comprobar que existí­a una trama de corrupción que presuntamente pagaba a cargos públicos a cambio de favores empresariales.

    â??La posibilidad de comisión delictiva no es totalmente descartable en este momento inicial del proceso â?, dijo el auto del máximotribunal.

    La acusación, planteada por los abogados de tres imputados en el caso, sostiene que el juez cometió un delito contra la garantí­a de la intimidad al intervenir conversaciones privadas entre acusados y abogados.

    Ese argumento llevó a que el Tribunal Superior de Justicia de Madrid, que tomó el caso después de que Garzón se inhibiera, anulara por â??ilí­citasâ? las conversaciones grabadas en la cárcel entre los supuestos cabecillas de la red y sus abogados

  • Baltazar Garzon al estrado, como acusado

    El juez Baltasar Garzón será juzgado por un presunto delito de prevaricación por haberse declarado competente para investigar las desapariciones ocurridas durante la Guerra Civil española (1936-1939) y la posterior dictadura del general Francisco Franco.

    El magistrado del Tribunal Supremo de España Luciano Varela notificará hoy el auto judicial en el que acuerda juzgar a Baltasar Garzón, informaron a Efe fuentes jurídicas.

    La decisión del juez del Tribunal Supremo llevará previsiblemente a la suspensión cautelar de Garzón, magistrado de la Audiencia Nacional española que cobró gran notoriedad internacional al procesar en 1998 al dictador chileno Augusto Pinochet.

    Los hechos por los que está encausado se remontan a 2008 cuando Garzón se declaró competente para juzgar las desapariciones ocurridas durante la Guerra Civil y en la dictadura franquista, para lo que llegó a ordenar la apertura de algunas fosas donde se sospecha que pueden haber sido enterradas personas desaparecidas durante esa época.

    Contra la resolución del magistrado del Tribunal Supremo cabe interponer recurso de apelación, según han informado fuentes del Alto Tribunal.

    En la misma, el juez Varela deniega las pruebas que había reclamado Garzón y emplaza a las partes -la defensa, la Fiscalía y los querellantes: el sindicato ultraderechista Manos Limpias, la asociación Libertad e Identidad y Falange Española de las JONS (de ultraderecha)- a que presenten sus escritos de acusación o de petición de archivo.

    El juez Baltasar Garzón había reclamado que se citara antes a declarar como testigos a varias personalidades jurídicas y expertos internacionales que han intervenido en asuntos de crímenes contra la humanidad, pero el instructor no lo considera procedente.

    Entre los testigos solicitados por el magistrado figuraban la ex fiscal del Tribunal Penal Internacional Carla del Ponte, el juez chileno Juan Guzmán -que en 1999 procesó a Augusto Pinochet- y el magistrado argentino Eugenio Raúl Zaffaroni, uno de los que anuló las leyes de Punto Final y Obediencia Debida

    Meses después de declararse competente para investigar, Garzón se inhibió en favor de los juzgados locales donde están ubicadas las fosas.

    El juez explicó en ese momento que dejó de instruir la causa porque ya no hay responsables directos vivos contra los que dirigir la acción penal, aunque considera que los delitos «permanecen» y no prescribieron.

    Baltasar Garzón había autorizado la apertura de una veintena de fosas a petición de familiares de desaparecidos y asociaciones que reclaman la recuperación de la memoria histórica.

    El juez Varela sostiene que Garzón sabía que carecía de competencia para investigar esos hechos y que «actuó con la finalidad de eludir la decisión del legislador sobre el régimen de localización y exhumación de víctimas de los horrendos crímenes del franquismo (…) sabiendo que éstos habían sido objeto de amnistía por las Cortes democráticas de España»

  • Acusan a Baltazar Garzon en España

    El juez Baltasar Garzón, el mismo que procesó al dictador Augusto Pinochet, que desmanteló el aparato polí­tico y económico de la organización terrorista vasca ETA, que ha perseguido a los capos más importantes de la droga y a los lí­deres de las mafias rusa e italiana, y que está investigando las torturas cometidas en la cárcel de Guantánamo (Cuba) durante el gobierno de George W. Bush, podrí­a acabar sentado en el banquillo de los acusados e inhabilitado hasta 20 años.

    Las organizaciones ultraderechistas Falange Española de las Jons, Manos Limpias y Libertad e Identidad, le acusan de prevaricación. Es decir, de haber dictado una resolución injusta a sabiendas de que lo era, en la investigación de los crí­menes cometidos durante la Guerra Civil (1936-1939) y el Franquismo (1939-1975). Y el juez instructor del Tribunal Supremo, Luciano Varela, hace unos dí­as lo corroboró.

    En un auto hecho público, Varela sostiene que el magistrado en realidad no pretendió investigar los â??horrendos crí­menes del franquismoâ?, sino que actuó con la finalidad de â??eludir la decisión del legislador sobre el régimen localizador y exhumación de las ví­ctimasâ?.

    Es decir, le acusa de declararse competente para investigar las denuncias de las ví­ctimas de Franco, no por ellas, sino para controlar el proceso de las exhumaciones de las fosas comunes en las que reposan los cuerpos de miles de desaparecidos de la Guerra Civil.

    Aunque Garzón puede impugnar el auto, sus posibilidades de éxito son muy pocas. Y será la Sala de lo Penal, formada por cuatro jueces (tres conservadores y uno progresista), la que decida si abre o no un juicio contra él.

    En el caso de que lo abra, de acuerdo con el artí­culo 383 de la Ley Orgánica del Poder Judicial (LOPJ), será la comisión permanente del Consejo del Poder Judicial la que decida si le suspende provisionalmente durante el juicio y hasta que recaiga en la causa â??sentencia absolutoria o auto de sobreseimientoâ?.

    Uno de varios procesos

    No es el único proceso abierto contra el magistrado. Hasta hace unos dí­as pesaban sobre Garzón dos querellas más. Una de ellas, que no fue admitida a trámite, la presentó un abogado del caso â??Gí¼rtelâ?, una trama de corrupción instruida por el propio Garzón y en la que están implicados medio centenar de miembros del opositor Partido Popular (conservador, PP). José Antonio Choclán, abogado de Francisco Correa, cabecilla de la trama, le acusó de prevaricación, al espiar las conversaciones en los locutorios de la cárcel entre el propio Correa y su abogado.

    El juez podí­a haber sido condenado a entre 2 y 6 años de cárcel, pero no fue admitida a trámite. Aun así­, el Colegio de Abogados de Madrid anunció ya su intención de querellarse porque, según su decano, Antonio Hernández Gil, la orden de practicar esas escuchas â??no se ajusta a nuestro ordenamiento jurí­dico y principalmente a los valores constitucionales decantados por la jurisprudencia del Tribunal Constitucionalâ?.

    A esta nueva querella se une otra ya existente que el Tribunal Supremo sí­ admitió. En esta ocasión vino de la mano de los letrados José Luis Mazón y Antonio Panea, quienes acusan a Garzón de los delitos de prevaricación, cohecho y estafa, en un caso que data de 2005 y 2006, cuando el juez dirigió unos cursos en la Universidad de Nueva York mientras disfrutaba de un permiso en la Audiencia Nacional de Madrid. Los cursos fueron patrocinados por el Banco de Santander, que aportó 300 mil dólares. Los letrados consideran que el patrocinio de estos cursos podrí­a estar relacionado con la decisión de Garzón de archivar, a su regreso a España, una causa que tení­a pendiente contra directivos del Banco de Santander, entre ellos el propio Botí­n. Y denuncian que Garzón ocultó el salario que cobró en esos cursos y que fue él personalmente quien solicitó al Banco de Santander, cuyo presidente estaba imputado en un caso que llevaba él, que los patrocinara.

    Garzón, a través de su abogado Gonzalo Martí­nez-Fresneda, ha negado haber recibido jamás â??ni directa ni indirectamente fondos provenientes del Santanderâ?. Ha reiterado su inocencia y califica las acusaciones de â??absurdas y esperpénticasâ?; asegura también que ha sido tratado peor que un ciudadano cualquiera sólo por el hecho de pertenecer al poder judicial, aunque según él se encuentra tranquilo, a la espera de que llegue el momento de defenderse.

    Pero si llega ese momento y el juez se sienta en el banquillo de los acusados, deberá abandonar todos los casos que tiene, incluyendo aquellos que giran en torno a la banda armada ETA, o las investigaciones de los delitos de torturas y malos tratos cometidos en Guantánamo en la administración W. Bush, una querella presentada por varias organizaciones de defensa de los derechos humanos que el mismo Garzón admitió y cuyo juicio, en caso de llevarse a cabo, convertirí­a a España en el primer paí­s del mundo en iniciar un proceso penal para investigar la torturas cometidas en la controvertida base militar de EU