Etiqueta: parte de guerra

  • Enfrentamiento en Reynosa

    Efectivos militares se enfrentaron esta madrugada con un grupo de hombres armados, con saldo de tres heridos, lo que generó además la suspensión de energía eléctrica en al menos cinco colonias de esta frontera.

    Reportes policiacos señalaron que los hechos se registraron en la carretera Reynosa-Río Bravo, cuando miembros del Ejército realizaban rondines la altura de la laguna La Escondida, en donde marcaron el alto a conductores de varios vehículos que no hicieron caso.

    La situación generó un enfrentamiento entre los ocupantes de los vehículos y los militares, lo cual dañó varios postes y cableado de energía eléctrica, originando la suspensión del servicio en las colonias La Escondida, El Maestro, 15 de Enero y al menos dos más.

    Personal del Hospital General de esta ciudad fronteriza reportó el ingreso de tres personas heridas por arma de fuego, sin que se haya revelado su identidad, por lo que desde esta madrugada militares mantienen vigiladas las instalaciones del nosocomio.

    En la colonia El Maestro quedó abandonada una camioneta Avalanche blanca, 2009, con varios impactos de bala, donde se encontró un arma larga y cartuchos, mientras en el extremo norte del mismo sector se detectó un vehículo tipo Jeep, color negro, con daños similares.

    Al lugar se trasladaron elementos de la Policía Estatal de Tamaulipas (PET), quienes cerraron el paso por varias horas a los vehículos que circulaban por la carretera Reynosa-Río Bravo, donde se desarrolló el enfrentamiento
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  • Como es el arbol del narcotrafico

    Esta ciudad es uno de los puntos principales en operaciones de narcotráfico, dijo la ví­spera Joe Baeza, portavoz del departamento de policí­a local. De trasiego impresionante, tal y como corresponde al puerto fronterizo de mayor actividad comercial que hay con México, drogas, armas y dinero se ocultan en miles de bodegas, cajas de tráiler y vehí­culos particulares. â??Es como esconder una hoja en el bosqueâ?, describió el vocero.

    Es simple comprender la comparación que hace Baeza, 19 millas (30.5 kilómetros) al norte de sus oficinas, sobre Main Road, a la orilla de la Interestatal 35 â??arteria que permite el tránsito a San Antonio, Austin, Temple y Forth Worth antes de atravesar Oklahoma hasta terminar en Duluth, Minesota, en la región de los Grandes Lagosâ??. Interamerica es el complejo de bodegas más importante de la zona. Lo atraviesan ví­as de ferrocarril y carreteras secundarias.

    Es el nudo de las rutas comerciales nacidas en los puertos de entrada.

    â??Ahí­ se esconde la mayor parte de la droga que llega de Méxicoâ?, dice el oficial de la Oficina del Sheriff del condado Webb, íngel López. Decenas de agentes â??encubiertos y uniformadosâ?? merodean los alrededores. Son la gran defensa estadounidense contra las drogas. La misma fuerza desplegada en la lí­nea divisoria con México, cuyo éxito operativo es cuestionable.

    â??Las organizaciones de narcotráfico que operan en este paí­s son inmensas. Pero nunca verás una aceptación de elloâ?, es lo que dice Antonio Payán, investigador de la Universidad de Texas en El Paso; doctor en sociologí­a y autor de varios libros y estudios binacionales sobre polí­tica y narcotráfico. De â??la hoja perdida en el bosqueâ?, referida por el vocero de policí­a, Payán tiene otra descripción, más florida y apabullante:

    â??El narcotráfico es como un árbol. Tiene su raí­z en el sur y un tronco â??los distribuidores que llevan la droga al norteâ?? situado en la frontera. Después aparecen muchas ramas de distribución. Y finalmente, las hojas, los grandes consumidores. Así­ que en este árbol hay mucho más personas metidas en el narco de lo que pueda existir en Méxicoâ?.

    El tronco en Laredo es ese complejo de bodegas de Main Road. Y lugares como Rí­o Bravo o El Cenizo, suburbios pegados a la frontera, en donde siete de cada 10 habitantes son indocumentados y viven en la miseria.

    Bodega del narco

    La calle de Margaritas es polvorienta y sucia. Una recta que termina sobre el descampado que hasta hace muy poco fungió como basurero público, a menos de 10 metros del rí­o. El agente López detiene la patrulla. Señala una casa abandonada. Tiene la malla ciclónica derribada y paredes llenas de grafiti. Ventanas rotas y la puerta principal abatida a golpes. â??Es una bodega. Hace poco hallaron drogas allí­ adentroâ?, explica.

    Detrás de la vivienda opera una planta de agua potable por donde corre un canal asfaltado, perfecto para burlar censores y cámaras infrarrojas de la Patrulla Fronteriza.

    â??La droga se cruza por estos lugares y se guarda en las casas que están por toda la colonia, sobre todo las más cercanas al rí­o. Luego la van sacando poquito a poco, en la cajuela de los carros. Se la llevan a otras casas que están una calle más arriba y luego repiten lo mismo para llevársela a otras casas más cercas de la carretera, hasta que la sacan y se la llevan para el norteâ?, detalla.

    Las operaciones suceden pese a la enorme vigilancia oficial. Esa mañana hay más agentes que civiles en las calles. La imagen se revierte por las tardes cuando los adolescentes salen de la escuela. López dice que se emplean como vigilantes y distribuidores. Utilizan su Nextel para guiar los cortos desplazamientos de carros cargados con droga o para venderla a los adictos.

    â??Las leyes de Texas no permiten encarcelar a los menores de 16 años. Por eso los eligen. Todos son muchachitos de 13 y 15 años. Les pagan como 300 o 400 dólares cada semanaâ?, agrega.

    Nadie sabe con certeza la cantidad de droga que traspasa la lí­nea divisoria bajo esa táctica barata y rudimentaria. La Patrulla Fronteriza decomisó entre enero y septiembre más de 200 mil libras de mariguana (más de 90 mil kilogramos), de acuerdo con el oficial Jason Darling, del departamento de Relaciones y Comunicaciones de la dependencia en el sector Laredo. Más abajo, en los condados que siguen hasta el Golfo, lograron decomisos adicionales por al menos 700 mil libras (más de 317 mil kilogramos).

    Son pequeñas cargas que cruzan los burritos. Los cargamentos importantes ingresan por los puentes internacionales, aclara el sheriff Martí­n Cuéllar: â??Para una ciudad como Laredo, que tiene más movimientos de trocas que todas las demás fronteras juntas, eso es impresionanteâ?.

    Mariguana por hamburguesas

    Entre 2003 y 2006, Laredo vivió episodios violentos, relacionados con el negocio de la droga. Joe Baeza dice que el registro de asesinatos con arma de fuego promedió 30 por año. Tres veces más de lo habitual. â??Eran asesinatos en las calles; fueron crí­menes que ocurrieron en lugares públicos y a pleno dí­aâ?.

    El sheriff Cuéllar dice que cesaron por el refuerzo de agencias federales como ICE (inmigración y aduanas), FBI, DEA y la Patrulla Fronteriza. Baeza apela más a una lógica financiera. â??Obviamente los cárteles no pueden luchar mucho, porque se acaba el negocioâ?, explica.

    La tregua no implica inactividad. Las redes criminales mantienen operaciones de alto nivel, almacenando, llevándose la mercancí­a al norte o distribuyéndola localmente.

    Laredo ha visto crecer los í­ndices de consumo durante la última década. Ese es el segundo frente de batalla que se pierde. â??Me molesta mucho ver a muchachitos de 13 años consumiendo drogasâ?, dice Raúl Salinas, alcalde de la ciudad.

    Salinas sirvió durante 27 años al FBI, algunos como agente especial en México. La experiencia le permite concluir que la violencia no ha golpeado este lado de la frontera por el poder institucional. â??Sin duda hay elementos corruptos, pero no dependencias quebradasâ?, precisa.

    La fortaleza aludida por el alcalde tiene sus limitaciones. En Laredo el salario mí­nimo es de 5.75 dólares la hora, cantidad poco apetecible hasta para los más jóvenes. â??Hay una debilidad adicional cuando estás hablando de la situación de desempleo. Y puede ser muy atractivo para una jovencita o jovencito entrar en ese ramo de trasladar droga. Nadie quiere trabajar en un McDonaldâ??sâ?, explica.

    Las noches y dí­as aletargados de Laredo son una contraposición al trabajo hormiga que hacen miles de traficantes, el silencioso trasiego que destruye los cimientos del imperio. La mitad de los matrimonios se disuelven en esta ciudad, por ejemplo, lo que da pie al crimen juvenil. El alcalde se resiste a la evidencia. â??El crimen organizado está organizado, pero si nosotros nos organizamos, ¿quién gana esta batalla?â?, pregunta. Unas 180 millas al oeste, en Del Rí­o, está la respuesta.

    Retrato del fracaso

    â??Yo sé que acaban de llegar cuatro toneladas de droga a Acuña (municipio de Coahuila, México). Tenemos esa información. Llegó hace dos noches. Sabemos que va a pasar y aunque nos preparamos para tratar de agarrar algo, eso no será posibleâ?, dice el jefe administrativo de la Oficina del Sheriff de Val Verde, í?scar González, mientras observa un mapa sobre la pared. Es un mapa enorme de la frontera de Texas con México. Habla con tranquilidad. La información que ofrece es algo rutinario. í?scar González se acoda sobre la pequeña mesa de trabajo de su oficina. Un rectángulo de madera cubierto por una piel de vaca pinta.

    Se pone de pie. Avanza hasta el mapa y apunta con el dedo una lí­nea roja en las orillas de la presa La Amistad. Es la carretera 90, que conecta a la Interestatal 10 en Van Horn, 314 millas (505 kilómetros) al norponiente. O por Ozona, si se toma hacia el norte la 163, en Comstok, y se viaja durante 81 millas (130 kilómetros). Es la mitad de la nada. El desierto fragmentado por aguas de lluvia copiosa como la que cae esa tarde. â??Aquí­ es donde los cárteles mexicanos se dividen el territorio. El oriente le toca al del Golfo y el poniente al de Sinaloaâ?, dice.

    En la oficina se conoce el territorio y los movimientos. Comparten informes de inteligencia con la DEA, el FBI, el ICE. La Patrulla Fronteriza recorre incesantemente esas rutas, por aire y tierra. Pero el territorio es inmenso para los 37 agentes del alguacil, y para el resto de los policí­as federales. Los cargamentos atraviesan la presa en lanchas rápidas, confundiéndose con turistas y pescadores de ocasión, y los burritos pasan con cargas de 60 libras (27 kilogramos) en sus espaldas, a pie, comiéndose hasta 90 millas (144 kilómetros) sin ser vistos, anulando tecnologí­a de punta y estrategias diseñadas durante meses.

    La presa tiene un largo de 60 millas (96.5 kilómetros). En los lí­mites del poniente está Comstok. El pueblo es fantasmal. Cajas de tráiler oxidadas, algunos remolques ocultos entre el follaje y enormes antenas de transmisiones dan idea de que alguien lo habita. Pero no hay un alma a la orilla de la carretera. Al sur se extiende la llanura desolada y las montañas parecen translúcidas por la distancia. Al norte es la misma imagen, como réplica de espejo. â??Desde allí­ caminan 90 millas hasta Sheffieldâ?, dice González.

    El rí­o Bravo atraviesa por alguna parte esa inmensidad que hay entre los dos paí­ses. Tiende un lazo verde por el que concatenan pequeños oasis. Uno de ellos se conoce como Eagle Pass Hills, un vado de vegetación tupida por el que cientos de individuos cruzan con cargamentos de mariguana en sus mochilas.

    Es una ruta febril, donde aumenta la posibilidad de ser detectado, aunque menos inclemente que las otras. Una caminata de 2 millas (3.2 kilómetros) los coloca sobre la carretera 277, que sube al norte a Loma Alta y de ahí­ a la misma Interestatal 10, el camino perfecto para ir hacia San Antonio, uno de los destinos principales del narco.

    No toda la droga se fragmenta en pequeñas cargas para atravesar el desierto a lomo de individuos. Del Rí­o tiene sus propios enclaves. Uno de ellos es San Felipe, un barrio pegado a la frontera, lleno de casas de seguridad. La droga llega en carros provenientes del cruce internacional o acarreada por Loma de la Cruz, el cerro adyacente al rí­o. Su posterior enví­o al norte guarda la misma mecánica de toda la frontera: sale en autos y pequeños camiones de carga.

    â??Lo que me llama la atención â??dice el jefe Gonzálezâ?? es que cada vez participan más estudiantes de high school; les pagan hasta 500 dólares por un viaje a San Antonioâ?.

    Tomar parte de la cadena se vuelve atractivo ante la poca contundencia de las autoridades. De acuerdo con el sheriff Joe Frank Martí­nez, este año, agentes a su cargo comisionados a operaciones federales encabezadas por la DEA y el FBI, interceptaron â??cuatrocientos y pico de librasâ?.

    La Oficina del Censo indica que Del Rí­o tiene una población superior a los 33 mil habitantes, cuyo ingreso percápita promedia 12 mil dólares anuales. Sin embargo, la tercera parte vive por debajo de la lí­nea de pobreza, la mayorí­a menores de 18 años. La tentación de los 500 dólares referidos por González no es invención de policí­a viejo.

    La pobreza marca también la acción de los Alguaciles. A comienzos de la década, los 16 jefes de Oficina de los condados fronterizos formaron una coalición para exigir mayores fondos estatales. La respuesta fue el enví­o de fondos adicionales aportados por el gobierno federal. Así­ nació la Operación Linebaker. El programa se diseñó para combatir a los narcotraficantes y auxiliar en tareas de captura a la Patrulla Fronteriza.

    Engaños oficiales

    La operación ha servido de poco en términos reales, afirma Antonio Castañeda, jefe de Policí­a en Eagle Pass, 56 millas al sureste, la frontera con Piedras Negras. Linebaker contribuyó a dos cosas: inflar estadí­sticas sobre decomisos y mantener el discurso polí­tico en el tema, afirma.

    La manera en que opera es relativamente simple, de acuerdo con la explicación que ofrece Castañeda: â??Digamos que los de la Patrulla Fronteriza agarran a una persona con 30 o 40 libras (3.2 kilos). Ellos no van a llamar al DEA o FBI, que se ocupan de cargas mayores. Lo que hacen es llamar a los Linebakers y luego ellos los entregan al juez. Pero al final, tanto el sheriff como la Patrulla Fronteriza harán sus reportes diciendo que agarraron a una persona con esas 40 libras y en los números anuales en vez de 40 libras aparece en las cifras globales que se decomisaron 80â?.

    La guerra simulada es añeja. Antes de la Coalición de Alguaciles Eagle Pass, Del Rí­o y Presidio, las ciudades fronterizas menos pobladas, estaban en el olvido. Toneladas de mariguana y cocaí­na cruzaron por sus lí­mites por más de tres décadas sin hallar gran oposición.

    â??No podemos decir que esto creció de la noche a la mañana. Estoy hablando desde hace 20 años para atrás. Pero ahora muchos muchachos de 18 o 19 años traen trocotas de 60 mil dólares. ¡Y no trabajan los cabrones! Ves a tipos con muchas medallas. Los ves en los bailes y mucha lana que están tirando. Y las botas. Sombreros bien caros. Todo eso. You know? No saleâ?, dice Castañeda.

    Mucho frenesí­ y poca violencia

    Eagle Pass registra este año dos homicidios, ninguno de ellos por cuestiones de droga.

    â??Este punto siempre ha sido un punto de tránsitoâ?, dice el jefe de Policí­a. â??El trabajo es cruzarla por el rí­o, guardarla en casas que están vací­as y de ahí­ ya comienzan a transportarla poquito a poquito, en carros particulares, de cantidades de 50 kilos a 300 libras. O también en tráilers de productos vegetales y cosas así­â?, añade.

    Los soldados del narcoestadounidense, como los llama Castañeda, tienen poder y estructura. Compran informantes. Utilizan a mujeres para seducir agentes y sobornarlos. Se valen de ex policí­as y ex militares para operar con precisión:

    â??Aquí­ también pasa eso de la corrupción, nomás que Estados Unidos es muy bueno para tapar esas bronquillas. Hemos tenido cuerpos federales que los han arrestado, que los han llevado a corte federal, pero la prensa no le pone mucha atención, como a lo que sucede en Méxicoâ?.

    Es algo que no acepta el Sheriff de Val Verde. â??Acuña tiene sus problemas, pero esos problemas no cruzan para acá. Y en Eagle Pass la gente consume mucho más droga que en Del Rí­o. No sé por qué será esoâ?, dice Joe Frank Martí­nez.

    La mecánica para introducir, almacenar y transportar las cuatro toneladas que llegaron dos noches antes a la frontera mexicana debieron cruzar la frontera. Se ocultaron en casas de seguridad de San Felipe o atravesaron las vastas llanuras por Comstok. Lo que no se supo es si fueron al este o al oeste. Si eran del Golfo o de Sinaloa. Porque como bien pronosticó í?scar González, no se agarró nada

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  • Narcotrafico cruza la frontera con EU

    Los cárteles del narcotráfico que operan en Estados Unidos cuentan con un ejército conformado por ex policí­as, ex militares, jóvenes de entre 13 y 19 años, así­ como por mujeres.

    Sus misiones están bien definidas. Los más experimentados se dedican a la compra de informantes. Las mujeres, a seducir agentes y sobornarlos. Los jóvenes vigilan cargamentos, transportan droga y la venden.

    Los soldados del narcotráfico estadounidense, como los define Antonio Castañeda, jefe de la Policí­a en Eagle Pass, Texas, â??han adquirido poder y estructuraâ?.

    â??Muchachos de 18 o 19 años traen camionetas de 60 mil dólares. ¡Y no trabajan!… Todo eso no cuadraâ?, explica.

    En Laredo, el alcalde Raúl Salinas reconoce que para los jóvenes es más atractivo integrarse a las organizaciones del crimen organizado para trasladar droga, que entrar a un McDonaldâ??s. â??Nadie quiere trabajar allí­â?.

    El agente íngel López, del condado de Webb, explica la función de vigilantes y distribuidores que desempeñan los más jóvenes: â??Utilizan su Nextel para guiar los cortos desplazamientos de carros cargados con droga o para venderla a los adictos. Las leyes de Texas no permiten encarcelar a los menores de 16 años, por eso los eligen. Todos son muchachitos de entre 13 y 15 años. Les pagan como 300 o 400 dólares cada semanaâ?, agrega.

    El alcalde de Laredo reconoce que hay elementos corruptos, â??sin dudaâ?; pero, aclara, no hay dependencias quebradas. En el mismo sentido, Castañeda admite que en Estados Unidos también se dan los sobornos.

    Las operaciones de las organizaciones del narcotráfico en Estados Unidos â??son inmensasâ?, pero nunca se verá una aceptación de ello, afirma Antonio Payán, investigador de la Universidad de Texas en El Paso.

    Una muestra de la expansión de los cárteles es Laredo, que se ha convertido en bodega del narco. Esta localidad es el puerto fronterizo de mayor actividad comercial con México.

    Joe Baeza, portavoz del Departamento de Policí­a local, comenta que drogas, armas y dinero se ocultan en miles de bodegas, cajas de trailer y vehí­culos particulares.

    La intensa actividad comercial ha detonado enormes complejos de bodegas entre ví­as de ferrocarril y carreteras secundarias, los cuales, expresa Baeza, son utilizados ahora por narcotraficantes para ocultar drogas. â??Es como si escondieran una hoja en el bosqueâ?, describe el vocero policiaco.

    A esa zona, agrega el agente López, se traslada la mayor parte de la droga que llega de México. Y para tratar de contener el fenómeno, decenas de elementos, encubiertos y uniformados, merodean los alrededores. Son la gran defensa norteamericana contra las drogas. La misma fuerza desplegada en la frontera con México, cuyo éxito operativo es cuestionable

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  • 912 kilos de mariguana docimisados en Tamaulipas

    Elementos del Ejército mexicano decomisaron 912 kilos de mariguana que se encontraban ocultos entre la maleza de un lote baldío en el municipio de Miguel Alemán, dio a conocer la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).

    A través de la comandancia de la Octava Zona Militar, informó que el aseguramiento fue realizado por efectivos pertenecientes al primer regimiento de caballería motorizado.

    Refirió que durante un recorrido por la calle Pinta de la colonia Colón, del citado municipio, se detectó un olor característico de la mariguana, por lo que al realizar un reconocimiento en un lote baldío localizaron un total de 67 paquetes confeccionados con cinta canela.

    Destacó que los paquetes dieron un peso total de 912 kilos de mariguana, que fueron puestos a disposición del Agente del Ministerio Público Federal a fin de dar seguimiento a las investigaciones correspondientes y deslindar responsabilidades conforme a la ley

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  • Militares con el narcotrafico

    Dos elementos del Ejército Mexicano fueron arraigados por orden de un juez federal, por sus probables nexos con bandas criminales, informó la Procuraduría General de la República (PGR).

    Se trata de Ray Alberto Rincón Macías y Marco Antonio Ahumada Jiménez, quienes, de acuerdo con información extraoficial, habían sido detenidos por sus propios compañeros en seguimiento de una investigación que se inició tras el arresto de varios sujetos que dijeron trabajar para una banda criminal que opera en esta frontera.

    A pesar de que aún no han concluido las investigaciones, ambos sujetos, a quienes la PGR ubicó como «soldados de infantería» fueron dados de baja de la institución armada a partir de este viernes.

    El arraigo, otorgado por el Juzgado federal Séptimo de lo Penal, es por 40 días, lapso en que el Ministerio Público buscará pruebas de su responsabilidad, en el marco de la averiguación previa AP/PGR/BC/TIJ/2785/2009.

    A ambos detenidos se les señala como «probables responsables» del delito de violación a la Ley Federal contra la Delincuencia Organizada.

    La información extraoficial reveló que los ex-militares fueron detenidos luego de que sujetos que habían sido asegurados por el delito de narcotráfico los ubicaron como sus «protectores».

    Además, se les responsabilizó de proporcionar información a bandas criminales sobre las estrategias y operativos del Ejército.

    Al parecer otros elementos militares fueron señalados en esa misma investigación

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  • 3 policias muertos en Sinaloa

    Tres policías, dos municipales y un federal, fallecieron en dos enfrentamientos contra presuntos sicarios en Mazatlán y Navolato, informó la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE).
    Estableció que alrededor de las 9:00 horas de hoy, un grupo de hombres armados atacó una patrulla de la Policía de Navolato en la que viajaban dos agentes de la corporación, quienes alcanzaron a repeler la agresión, pero luego fallecieron.
    Mencionó que los hechos ocurrieron en la carretera Culiacán-Navolato, a la altura del poblado Bariometo, frente a un restaurante, y personal de la fiscalía estatal realiza el levantamiento de los cuerpos.
    Por otra parte, en Mazatlán, un agente de la Policía Federal sección Caminos, identificado como Valentín Gutiérrez Heredia, de 32 años, murió al enfrentar, junto con otro compañero, a sujetos que viajaban en una camioneta que intentaron revisar, al sur de ese puerto
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  • 9 descuartizados en Guerrero

    Nueve personas ejecutadas fueron descuartizadas en el municipio de Tlapehuala y sus cuerpos abandonados en una camioneta encontrada en la carretera Altamirano-Iguala, en la región de la Tierra Caliente.

    De acuerdo al reporte de la Secretarí­a de Seguridad Pública y Protección Civil, este jueves aproximadamente a las 22:30 hrs. frente a la clí­nica médica â??Cristo Reyâ? ubicada en la salida del municipio de Tlapehuala, se localizó una camioneta Nissan, tipo estaquitas obstruyendo un carril, por lo que al revisarla se hallaron 18 bolsas de plástico, color negro con los cuerpos desmembrados.

    Nueve de las bolsas contení­an las cabezas y partes de los cuerpos; mientras que otras nueve contení­an los troncos de los cuerpos.

    Según el informe, siete de las personas ejecutadas presentaban el tiro de gracia, quedando las ví­ctimas en calidad de desconocidos.

    En el interior del vehí­culo se observaron dos cartulinas al parecer firmados por â??La Familia Michoacanaâ?.

    Mientras tanto, en el Puerto de Acapulco, en Sinfoní­a del Mar, muy cerca de la Quebrada fueron encontrados los cuerpos de dos personas amarradas y con un tiro en la cabeza, y junto a estos un mensaje

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  • Detienen a Zetas

    El fiscal federal de la Unidad Especializada en Investigación de Terrorismo, Acopio y Tráfico de Armas obtuvo del juez Séptimo Federal Penal Especializado en Medidas Cautelares arraigo por 40 días contra tres presuntos miembros de la banda criminal de Los Zetas.

    El arraigo se dictó contra Silverio Osorio López, Joel Díaz González y Juan Rocha Flores, quienes dijeron que pertenecen a Los Zetas, luego de que efectivos de la Policía Preventiva de Chiapas los detuvieron en Comalapa el 9 de octubre pasado.

    Estos sujetos intentaron evadir un punto de revisión carretero pero fueron detenidos y traslados finalmente a la sede de la Subprocuraduría de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada (SIEDO) en la ciudad de México.
    Los arraigados declararon que participaban como sicarios y halcones en Los Zetas, y con base en las investigaciones se cateó un rancho que funcionaba como casa de seguridad donde se hallaron 306 granadas, 46 armas de diferentes calibres y 17 mil cartuchos de distintos calibres, entre otras cosas.

    En otro caso, el fiscal federal de la Unidad de Investigación Especializada en Tráfico de Menores, Indocumentados y Organos solicitó y obtuvo del juez tercero especializado arraigo por 40 días para Maximina Ramírez González y/o Maximina Ramírez Morales.

    Esta mujer está relacionada con la investigación sobre una red internacional de trata de personas con fines de explotación sexual, con origen en Tenancingo, Tlaxcala, lo que derivó en la averiguación previa PGR/SIEDO/UEITMIO/AP/034/2009-M-III.

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  • Asesinan a alcalde de Palomas

    Un alto funcionario de una ciudad mexicana fronteriza con Estados Unidos fue secuestrado y asesinado el jueves por un comando.

    El alcalde de Palomas, Estanislao García Santelis, se había quejado desde hace tiempo de la presencia de contrabandistas de drogas y de traficantes de personas en las inmediaciones de su población en el estado de Chihuahua, la cual colinda con la ciudad estadounidense Columbus en Nuevo México.

    Arturo Sandoval, vocero de la procuraduría de justicia en Chihuahua, dijo que el cuerpo acribillado a tiros de García Santelis fue encontrado cerca de una camioneta quemada.

    El jefe de la policía de Palomas, Emilio Pérez, buscó asilo en Estados Unidos en marzo después de que algunos de sus oficiales lo abandonaron y recibió amenazas de muerte.

    El año pasado, el Ejército mexicano asumió el control de la seguridad pública en Palomas luego que la policía local fue virtualmente disuelta por narcotraficantes.

    García Santelis también había encabezado protestas contra las tarifas eléctricas, y había sido acusado por habitantes de Palomas de malversar fondos públicos.

    El alcalde había dicho a medios locales de comunicación que recibió amenazas de delincuentes, sin especificar a los autores.

    En Palomas y alrededores ha habido numerosos asesinatos en los últimos meses, atribuidos a la violencia relacionada con las drogas que ha contribuido a los más de 13 mil 500 muertes en México desde finales del 2006

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  • Detienen policias que eran secuestradores

    Elías Román Rodríguez Carrillo, Alfredo García Enríquez y Cristian Gerardo Shultz Patiño de 37, 32 y 26 años, respectivamente, elementos de la Policía Federal Preventiva, fueron retenidos por elementos de la Policía Estatal Preventiva, a petición de José Marcos Madera Abdalá a quien persiguieron e hicieron disparos al aire y ante el temor de ser secuestrado pidió el apoyo.

    Los federales fueron retenidos al filo de la 01:30 de la madrugada del jueves por elementos de la Policía Estatal Preventiva, asignados al filtro de seguridad -retén- ubicado en el entronque de la carretera antigua a Mérida-Castamay-, a petición de José Marcos Madera Abdalá, de 45 años, quien viajaba en una pick-up Courier, Ford, color plata y matrícula CN-13707, empleado de la empresa Gracam, quien buscó la protección de los policías mientras descendía del vehículo con los brazos en alto, indicando que estaba siendo seguido por un vehículo Lupo, Volkswagen, color blanco sin placas, del cual habían hecho disparos de arma de fuego.

    Después, llegó al lugar el vehículo Lupo referido, descendiendo del mismo tres sujetos a bordo, los cuales sin portar uniforme oficial, y sin portar identificación alguna dijeron ser policías federales.

    Shultz Patiño intentó introducirse al filtro para detener al conductor de la Courier, situación por la que fueron amagados por los elementos de la PEP y posteriormente, retenidos.

    Los detenidos Elías Román Rodríguez dijo tener su domicilio en la avenida Colosio, entre Veracruz y Ecuador, del barrio de Santa Ana; Alfredo García Enríquez, originario del Distrito Federal, con domicilio en avenida avenida Resurgimiento N. 201, del fraccionamiento FOVI; y Cristian Gerardo Shultz Patiño, originario de Acapulco, Guerrero.

    Los sujetos, el vehículo y armas fueron asegurados y trasladados a esta corporación, donde tras presentar segundo grado de intoxicación alcohólica en el examen médico que les fue practicado, fueron finalmente puestos a disposición del Ministerio Público federal, para el deslinde de responsabilidades

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