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  • Registro del patrimonio y tambores de Okinawa

    tambores de Okinawa en Morelos
    Registro del patrimonio y tambores de Okinawa
    En el marco de las actividades del III Congreso Internacional sobre Experiencias en la Salvaguardia del Patrimonio Cultural Inmaterial, en la Sala Miguel Zacarías del Cine Morelos se llevó a cabo la mesa “Documentación y registro del patrimonio cultural inmaterial”, en la que participaron Débora Raiza Carolina Rocha Silva, del Instituto Estadual do Patrimonio Histórico e Artístico de Minas Gerais, Brasil, y Martha Rosales Reyes de la Dirección General de Culturas Populares del estado de Durango.
    Débora Raiza virtió las experiencias de la institución a la que representa respecto a la salvaguardia de la comunidad de Arturos, una comunidad tradicional de ascendencia negra que tiene en sus prácticas diarias varias expresiones culturales brasileñas, la primera comunidad declarada como Patrimonio Cultural en Brasil. Destacó la importancia de reconocer la injerencia de los Arturos en las escenas política, académica, cultural, social y artística de su país a través del inventariado de sus saberes y oficios, formas de expresión, celebraciones y ritos y territorio para su posterior salvaguardia, la cual tiene como consecuencias, dijo, la valorización de la memoria, la transmisión de sus tradiciones, el soporte de su estructura física y el reconocimiento y divulgación de su cultura.
    Por su parte, Martha Rosales habló sobre la experiencia de su institución respecto al registro y la difusión de las fiestas populares de Durango, una iniciativa con miras a la preservación de los principios de organización de los pueblos y la consolidación de las fiestas religiosas como sustento del desarrollo turístico estatal. Abundó sobre los retos y los obstáculos imprevistos, no advertidos durante la etapa de planeación, tales como el mal clima, la timidez de los entrevistados, su renuencia a participar de la documentación y la geografía peligrosa del lugar. Algunos de los documentales desprendidos de ese proyecto tienen que ver con la fiesta del Señor de los Mineros, la fiesta del Santo Niño, la fiesta de Señor de Mapimí, la fiesta del Divino Pastor y la fiesta del Señor de los Guerreros.
    Posteriormente, a las 20:00 horas, una vez finalizado el ciclo de ponencias simultáneas, el Teatro Ocampo albergó a los Tambores de Okinawa, un grupo tradicional de percusionistas, quienes al ritmo de música traidicional japonesa baten tambores y ejecutan coreografías grupales. Okinawa es la isla más grande del archipiélago japonés de Ryukyu, rodeada de un mar cristalino y cobijada por un inmenso cielo azul. Aunque étnica y lingüísticamente está relacionada con Japón, su cultura ha tenido otras influencias de importancia, como la de China y Corea.

  • EU y Japon cerraran base en Okinawa

    El primer ministro japonés, Yukio Hatoyama, acordó hoy con Estados Unidos mantener dentro de Okinawa una polémica base norteamericana, decisión que incumple una de sus grandes promesas electorales y puede llegar a costarle el puesto.

    El acuerdo, anunciado simultáneamente por Tokio y Washington, implica que la base aérea de Futenma, con 2.000 marines de EEUU y ubicada en plena zona urbana de Ginowan, sea trasladada a Nago, un área menos habitada en el norte de la isla nipona de Okinawa.

    En sustancia es un pacto idéntico al firmado en 2006 por el Ejecutivo anterior del Partido Liberal Demócrata (PLD), que gobernó Japón durante 54 años, pese a que el actual primer ministro había prometido anularlo antes de llegar al poder en septiembre.

    En una conversación telefónica, Hatoyama y el presidente de EEUU, Barack Obama, expresaron su satisfacción por un acuerdo que definieron como «viable» desde el punto de vista operativo y «sostenible» políticamente, según la Casa Blanca.

    Pero a la decisión sobre Futenma se oponen los dos socios minoritarios en el Gobierno de Hatoyama, sobre todo el Partido Social Demócrata (PSD), cuya líder, Mizuho Fukushima, dijo hoy que su intención es seguir como ministra de Consumo, entre especulaciones de que la coalición podría romperse.

    Hatoyama ha tardado ocho meses en decidir que todo siga igual sobre Futenma, el debate que ha dominado la vida política nipona en su corto mandato, por delante de la crisis o la elevada deuda pública, y por cuya solución ha llegado a amagar con la dimisión.

    En el camino se ha dejado gran parte de su credibilidad política y el mayoritario respaldo con que arrasó en los comicios, al tiempo que ha inflamado las protestas en Okinawa, donde las tropas de EEUU son muy impopulares, ha azuzado el debate sobre la presencia militar norteamericana en Japón y ha deteriorado la relación con Washington