La exposición “El Imaginante”, del maestro Diego Mazuera en el Museo de Arte Moderno de Bogotá (MAMBO), sorprende y fascina con sus definidos y seguros trazos que parecieran converger en un punto, pero nunca se tocan. Solo la inmensidad del cielo azul, le sirve de meta infinita.
En su estilo abstracto, Diego Mazuera utiliza una explosión de colores en rojos, amarillos, todos los azules, tonos pasteles y negros profundos que consiguen que el espectador se involucre con recuerdos, miedos, olores, el sonido del agua y el viento.
Si bien Diego Mazuera refleja -en sus obras- una intensa preocupación por el cosmos y los misterios de la naturaleza, también la ciencia y el arte ayudan a formar todo este conjunto de exploración de lo desconocido.
La serie “Materia oscura”, que hace parte de la exposición del maestro Diego Mazuera, apunta a lo que no es visible para los investigadores del cosmos.
En su retrospectiva, el maestro no es ajeno a la violencia en Colombia, un tema que refleja con fuerza en su obra “Los Caídos”, una obra que desgarra el alma del visitante a la sala.
En “Los Caídos” se exponen figuras humanas dobladas, caídas sobre un alambre de púas, que muestran el dolor, la tortura y la infamia que ha cargado este país por tantos años.
El contenido de la violencia, también la plasma en dibujos y pinturas figurativas. Los trazos de sus dibujos son firmes y precisos. Mientras que la luz persiste en sus óleos, dando un toque de realidad y ficción al mismo tiempo.
El agua, las canoas, el pescado, la desnudez, las formas abstractas y los edificios desde su perspectiva infinita llevan a los sentidos humanos a conectarse con el arte, contagiarse de la libertad del agua, experimentar la alegría que producen los colores y gozar de la luz y las sombras.
Una barca, unas láminas transparentes, un desdibujado perfi l–, pero ahora él prefiere en general formas abstractas, con una lejana y reminiscente contextura espacial.
Por ello sus azules nocturnos o sus amarillos cálidos con una fugaz rúbrica roja buscan volver concretas esas ideas, esas hipótesis científicas, esos modelos teóricos con que la física o astronomía, plantea sus elucubraciones de trabajo sobre modelos experimentales que viven más en una fórmula matemática o en la verdad virtual de una pantalla de computador, que en el viejo y socorrido recurso de una tela, un pincel y unos colores.
La curadora de la exposición, María Elvira Ardila dijo que la sorpresa con la exposición de Diego Mazuera, es ver “una obra tan prolífica y seria que los años han ido madurando poco a poco, uno está ante un artista indudablemente”.
Los visitantes a esta muestra que cuenta con más de cien piezas de dibujo, collage, grabado en aguafuerte y litografía, fotografía, pintura y video, también expresan sus emociones cuando están frente a las obras de Mazuera, un maestro del dibujo contemporáneo en Colombia.
“La obra de Mazuera es fascinante”, afirmó el estudiante universitario, mientras hacía el recorrido observando cada detalle de las obras del artista, que estarán en el MAMBO hasta el 31 de marzo.
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Diego Mazuera en el Museo de Arte Moderno de Bogotá
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Museo de Arte Moderno (MoMA) con nueva adquisicion
El Museo de Arte Moderno (MoMA) de Nueva York ha elevado a categoría de arte al símbolo de la arroba (@), utilizado en la actualidad sobre todo en las direcciones de los correos electrónicos, al sumarlo a su colección permanente.
«Se trata de una adquisición memorable, que nos llena de gozo y orgullo», explicó la comisaria jefe del Departamento de Arquitectura y Diseño del MoMA, Paola Antonelli, en una entrada que hoy se puede leer en el blog del museo neoyorquino y donde destaca el carácter «conceptual» de la nueva «obra de arte» de la entidad cultural.
Para incluir a la arroba entre sus preciadas obras de arte, el MoMA ha adquirido la que llama «acta de diseño» del conocido símbolo, con lo que, según Antonelli, se da «un paso más» en la asunción de que «la posesión física de un objeto ya no es un requisito para su adquisición por un museo».
«El arte contemporáneo, la arquitectura y el diseño pueden tomar manifestaciones inesperadas, desde códigos digitales a direcciones de internet, así como series de instrucciones que sólo pueden ser transmitidas por el artista», explicó la comisaria de la institución neoyorquina, que detalló que la adquisición ha sido «gratuita».
Antonelli aseguró que, «como la arroba es un símbolo público», se trata así de «la única adquisición gratuita» que el museo ha efectuado en toda su historia, al tiempo que destacó que se trata de un símbolo «de un valor incalculable» y cuyo uso se remonta a los siglos VI o VII.
La experta del MoMa, que destaca que la arroba está ahora «en cada una de las capas de la vida en todo el mundo», detalló que su uso surgió «de la voluntad de escribir de un solo trazo» la preposición latina «ad» y que pervivió entre los comerciantes venecianos del siglo XVI, que la utilizaban para referirse a una ánfora, recipiente que funcionaba como unidad de peso.
«Es muy interesante que la palbra en español para @ sea ‘arroba’, que curiosamente es también una unidad de medida», dijo Antonelli, quien explicó que el símbolo se conocía como «la a comercial» cuando se incorporó al teclado de la máquina de escribir American Underwood en 1885.
Tras incorporarla en 1963 en los códigos estadounidenses de intercambio de información, fue el ingeniero Ray Tomlinson (Nueva York, 1941) quien la utilizó cuando creó la primera dirección de correo electrónico del mundo en 1971 para la compañía Bolt Beranek and Newman.
«Tomlinson acometió un poderoso acto de diseño que no sólo cambió el significado y la función de la arroba, sino que también se convirtió en una parte importante de nuestra identidad en las relación y la comunicación con nuestros semejantes», dijo la experta en diseño y arquitectura del MoMA.
Para Antonelli, la creación de ese ingeniero tiene que ser celebrada en la colección del prestigioso museo neoyorquino, que siempre ha festejado «la elegancia, la economía y la transparencia intelectual incluidas en las artes de nuestro tiempo y la esencia de lo moderno».
El museo mostrará la arroba en distintas tipografías dentro de su colección, que serán detalladas «como si se trataran del material del que una obra de arte está hecha», según dijo la experta del MoMA, quien destacó la influencia de la arroba también en el lenguaje.
«En español se ha empezado a utilizar para denotar neutralidad en el género de las palabras», explicó Antonelli, quien cita la expresión «¡Hola l@s viej@s amig@s y l@s nuev@s amig@s!» como ejemplo de su uso.
Además, destaca los distintos nombres que, en diferentes idiomas, se ha dado al símbolo y detalla cómo entre alemanes, polacos y sudafricanos se la conoce como «cola de mono», mientras que entre franceses e italianos se la llama «caracol» y, ya en chino, «pequeño ratón».