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    el mundo de las matematicas

    En el ámbito de la Ciencia Matemática existen múltiples áreas, las unas de concreción relativa, las otras de abstracción inmensurable.

    Una de las partes más â??real y cotidianaâ? es la llamada aritmética elemental, disciplina esta que podemos ubicar en nuestras clases de primaria. Desde esta área de la matemática podemos ascender hasta llegar a niveles tan abstractos como la teorí­a de números o aritmética superior, la teorí­a de grupos o la compleja topologí­a.

    La genealogí­a de esta última nos remite a un capí­tulo extraordinario de la historia de las matemáticas. A mediados del siglo XVIII, en suiza, podemos ubicar la formidable figura del gran matemático Leonardo Euler. Este matemático ha trascendido en la historia de nuestra disciplina como uno de los grandes creadores e impulsores del pensamiento de la Ciencia de los Números. Es fácil encontrar el nombre de Euler en muchos capí­tulos de la matemática, como la geometrí­a y el análisis matemático.

    En cuanto a la topologí­a, todo comienza con una ciudad llamada Kí¶nigsber bordeada por sendos caminos de agua por los cuales se construyeron siete puentes para comunicar la ciudad. Al respecto Euler, como buen matemático que era â??y uno de los mayores y mejores que han existido- se pregunto si acaso era posible recorrer en un solo paseo y sin pasar dos veces por el mismo puente todos y cada uno de los siete puentes que habí­a en la ciudad. Para mucho podrí­a parecer una simple pregunta ociosa, pero para el gran Euler significó una importante meditación que desembocó en el nacimiento de una nueva rama de la matemática denominada topologí­a. ¿Pero qué es la topologí­a?

    Cuando recordamos nuestras clases de primaria y secundaria ubicamos de manera inmediata los temas de geometrí­a y que esta habí­a sido casi en exclusiva una construcción de los matemáticos griegos, en especial de Euclides, a través de sus famosos Elementos. En esta geometrí­a los cuestionamientos básicos son lo relativo a la medida y en general la magnitud de las figuras que se representan: la amplitud de un ángulo, el perí­metro de un cuadrado, el área de un cí­rculo, el volumen de una pirámide, etc.

    Sin embargo, en la topologí­a, las preguntas se refieren no a la magnitud sino a la â??situaciónâ? (Analysis Situs), por ejemplo, interioridad o exterioridad. En relación a estos parámetros podemos ubicar la famosa cinta de Mí¶bius en la cual es fácil perder la noción de interior y exterior. Una extensión de dicha cinta para el nivel tridimensional es la llamada botella de Klein. Formas aún más extrañas (como pueden ser los â??simplesâ? nudos) son tema de análisis de esta singular y compleja disciplina matemática.

    Y para aquellos que piensen que la matemática es poco aplicativa y que esta área lo es aún menos, es menester señalar que en la fí­sica teórica, en lo relativo a las teorí­as del origen del universo y de la teorí­a unificada o del todo, uno de los grandes desarrollos actuales lo es la llamada teorí­a de cuerdas la cual hace uso de una matemática muy compleja y sofisticada, misma que se basa ampliamente en los principios de la topologí­a.

    * Carin es amante de los números, estudioso de la filosofí­a, abogado y amigo de El Enigma. Columnista de Solo-Opiniones

  • ÁGORA por Carin

    En la Antigí¼edad, los filósofos griegos del perí­odo cosmológico se preguntaron por el origen de todas las cosas. El Arché, más que el origen, se referí­a al gobierno de las cosas.

    De esta manera distintos filósofos establecieron como principios materiales y metafí­sicos en la genealogí­a del mundo los llamados cuatro elementos. Así­, Tales de Mileto, matemático y filósofo, considerado el padre de la filosofí­a griega, estableció que el origen de todas las cosas era el agua. Esto no debe sorprendernos ya que el agua determinaba â??como aun hoy lo hace- situaciones de importancia fundamental como el hecho de que la vida sin agua es insostenible y era un medio de importancia indiscutible respecto del comercio que se desarrollaba por el mar.

    Eráclito de Efeso sostuvo que el origen o gobierno de todas las cosas estaba en el fuego. Y es que el fuego presenta una posibilidad para el cambio, lo que era fundamental en el pensamiento progresista del filósofo quien estaba a favor del movimiento (como en el caso contrario lo estarí­a un filósofo como Parménides de Elea)

    Por su parte Anaxí­menes de Mileto manifiesta que dicho principio deberí­a ser el aire. Al respecto existen discrepancias sobre el sentido que el filósofo en comento quiso darle a dicha palabra, es decir, ¿se referí­a al aire que respiramos y sin el cual es imposible la vida?, o ¿al espí­ritu? En el primer caso la importancia del aire es indiscutible aunque no es una idea que pueda trascender â??filosóficamenteâ? y, en el segundo caso, estarí­amos ante el primer filósofo espiritualista. Nada podemos afirmar sin embargo.

    En cuanto al elemento tierra, éste no fue definido por alguien en particular. Empédocles de Agrigento afirmó que de la unión de los cuatro elementos (agua, fuego, aire y tierra) surgí­a la vida y de su separación, la muerte. Naturalmente Empédocles matiza en mayor forma lo antes expresado, sin embargo quede lo dicho como expresión de la reunión de los cuatro elementos.

    Finalmente la propuesta anterior fue insuficiente y es el gran fundador de la lógica, Aristóteles, quien determinarí­a un elemento más: el éter. í?ste â??último elementoâ? será abolido a través de los importantí­simos trabajos que en el siglo XIX desarrollarí­a el gran fí­sico escocés James Clerk Maxwell.

    * Carin es amante de los números, estudioso de la filosofí­a, abogado y amigo de El Enigma. Columnista de Solo-Opiniones

  • AGORA por Carin

    Se dice que la historia del pensamiento occidental tiene sus orí­genes en la reflexión de los primeros filósofos griegos. En este sentido las ideas primigenias del filósofo y matemático jónico Tales de Mileto dan muestra del espí­ritu de cambio y de meditación diversa a la de sus antepasados. Es iniciador y, con todo merito, es llamado el padre de la filosofí­a griega.

    Sin embargo no debemos soslayar la presencia e influencia que ejercieron dos escritores anteriores a Tales: Homero y Hesí­odo. El primero, rapsoda, canta los legendarios sucesos de la guerra de Troya, así­ como el largo retorno del personaje que ideo el fatal Caballo del mismo nombre. Por su parte, Hesí­odo completa el cuadro que da forma a los fundamentos seculares que serán base, directa o indirecta, para el pensamiento ulterior.

    ¿Cómo entender lo anterior? La obra homérica delinea un mundo armónico y perfecto gobernado por dioses que participan directamente en el desarrollo de la historia humana. Homero confronta a dioses con hombres y a éstos con semidioses. La virtud básica es evidente: el heroí­smo. Hesí­odo, por su parte, delinea todo un esquema en relación con la justicia y construye una Teogoní­a que anuncia, en el principio de todas las cosas, la noción del â??caosâ?.

    El heroí­smo homérico y el mundo delineado en sus poemas, así­ como la justicia hesí­odica y sus reflexiones en torno al caos y los dioses, sirven como base para el pensamiento abstracto de los siglos posteriores. Y es que si bien estas ideas no son en sí­ mismas el fundamento estricto para el análisis de los primeros filósofos, si surge a partir de ellas un pensamiento nuevo, renovado, diferente al de los â??antepasadosâ?.

    Las filosofí­as que se desarrollarán en los periodos cosmológico, antropológico y sistemático, serán un esquema diferente y hasta opuesto al â??perfeccionismo y determinismoâ? del pasado, y generarán la nota esencial de la filosofí­a toda, esto es, la razón y el nuevo pensamiento abstracto y su consecuencia: una nueva estructura de preguntas y respuestas en torno al hombre, al mundo y al lugar y sentido de este hombre en este mundo.

    Esto último es fundamental en la actual disciplina filosófica, la que sostiene que son más importantes los problemas y las preguntas, que las respuestas que se deduzcan o infieran.