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  • Greenpeace protesta en aguas mexicanas

    La agrupación ambientalista Greenpeace se manifestó en aguas del golfo de México, al desplegar en la planta de perforación de aguas profundas ‘PetroRig III’ o ‘Centenario’ una manta con la leyenda ‘Petróleo es igual a cambio climático’.

    En un comunicado, dijo que la protesta fue realizada para ‘denunciar la incongruencia del discurso del gobierno mexicano, que al mismo tiempo hospeda la 16 conferencia de Naciones Unidas sobre cambio climático’, mientras ‘promueve e invierte en combustibles fósiles’.

    Greenpeace señaló que la exploración en aguas profundas del golfo de México ‘es un riesgo innecesario que aumentará la responsabilidad de México en el problema del cambio climático’. La manifestación se realizó a bordo de la embarcación ‘Artic Sunrise’.

    Por su parte, el coordinador de la campaña de clima y energía de Greenpeace, Gustavo Ampugnani, señaló que este tipo de protestas son para exigir al gobierno del país la cancelación de este tipo de proyectos.

    ‘Es como forma de denuncia para exigirle al gobierno mexicano que cancele los proyectos que tiene de extracción de petróleo en aguas profundas’, expuso.

    Añadió que las consecuencias de este tipo de exploraciones son los acontecimientos del pasado abril, cuando un derrame de petróleo en aguas del golfo de México ha causado daños sin precedentes ‘a la fauna y flora costera y ecosistemas marinos’.

    ‘Las consecuencias ya las conocemos todos; hemos visto el 20 de abril qué es lo que puede suceder con la perforación de petróleo en aguas profundas, como ocurrió con la plataforma Deep Water Horizon de British Petroleum’, refirió.

  • Una deceda perdida en la ecologia

    Cuando se ponga el sol en la víspera de Año Nuevo, habrá concluido la década con las temperaturas más altas de la historia de la Tierra y por delante habrá temperaturas superiores todavía, según los científicos. A lo largo de una década de grandes cambios, de guerras y divisiones, los pueblos de todo el mundo enfrentaron un enemigo común: el incremento en los emisiones de gases con efecto invernadero, el alza en las temperaturas, el peligro de un clima cambiante, mareas cada vez más altas y daños monumentales al medio ambiente causados por la humanidad. Sobre el fin de la década, las Naciones Unidas reúnen a los gobernantes de casi 100 países para tratar de concertar una acción mancomunada con el objetivo de reducir el consumo de carbón y de otros combustibles fósiles.

    El secretario general de la ONU Ban Ki-moon les dijo que tienen delante de sí «una gran oportunidad» de hacer algo por la humanidad en la conferencia climática de Copenhague. Sin embargo, sigue sin haber unidad de criterios y no parece probable que se tomen decisiones históricas. «En el fondo, sabemos que ustedes no están escuchando», les dijo el presidente de las Maldivas Mohamed Nasheed a sus colegas en una conferencia realizada en septiembre. Las Maldivas corren peligro de desaparecer por la crecida de los mares. La patria de Nasheed, un grupo de islas en el océano Indico, será una de las primeras víctimas de esa crecida generada por la expansión que produce el calor y por el derretimiento de los glaciares. Los residentes de numerosas islas y de zonas costeras ya están buscando refugio en otros lugares.

    Los mares, además de más cálidos, son más ácidos por el dióxido de carbono, el principal de los gases de efecto invernadero que contaminan la atmósfera. La acidez y las aguas calientes matarán arrecifes y harán peligrar la vida marina. En los primeros nueve años de la década, las temperaturas mundiales promedio fueron 0,6 grados centígrados (1,1 Farenheit) más altas que el promedio de 1951 a 1980, según la NASA y las temperaturas subieron a ritmo más acelerado en el extremo norte del planeta. En los últimos tres veranos del hemisferio norte se derritió más hielo que nunca antes en los tiempos modernos en el mar Artico. La cantidad de agua derretida que arroja al mar la enorme masa de hielo de Groenlandia aumenta un 3% todos los años.

    Con cada año que pasa se debilita la capa de permahielo en el Artico, amenazando con liberar grandes cantidades de metano, un gas que calienta el ambiente. Al disminuir el hielo, se refleja menos el sol y la Tierra absorbe más calor. En el extremo sur, a fines de la década los científicos comprobaron que la Antártida también se está calentando. Las masas de hielo de las costas se desprenden y permiten que los glaciares empujen más hielo hacia el mar. En la década del 2000 los glaciares se derritieron, reduciendo las fuentes de agua para miles de millones de indios, chinos y sudamericanos. También pierden agua los grandes lagos de Africa debido a las temperaturas más altas, la evaporación y las sequías. En todo el mundo, las plantas florecen más temprano y los lagos tardan más en congelarse. En el Artico, sorprendidos esquimales ven aparecer petirrojos, un pájaro de regiones más al sur.

    Todos estos fenómenos suceden a un ritmo mucho más rápido que el anticipado, según los científicos. Hacia el final de la década, las emisiones de dióxido de carbono correspondían al peor de los siete escenarios que planteó en 2001 el Panel Intergubernamental sobre Cambio Climático de las Naciones Unidas. Todos los años se emiten casi 29.000 millones de toneladas de gas, un 23% más que hace una década. Al ritmo actual, para 2060 las temperaturas serán cuatro grados centígrados (siete Farenheit) más altas que en la era preindustrial, de acuerdo con científicos británicos. A fines de 1800, usando un lápiz y una regla de cálculos, el genial científico sueco Svante Arrhenius demostró que el dióxido de carbono podría calentar el planeta en un lapso de… 3000 años. No vislumbró el nivel a que llegaría el uso de combustibles fósiles en el siglo XX.

    Las supercomputadoras de hoy le dicen a los científicos que para revertir el fenómeno de las emisiones y evitar una crisis planetaria, la década que comienza puede ser vital, una última oportunidad de corregir el daño que se ha hecho.