Erdogan acusa a EU de crear «un charco de sangre» aliándose con los kurdos sirios. El presidente turco, el islamista conservador Recep Tayyip Erdogan, denunció este miércoles el apoyo militar de Estados Unidos a los kurdos de Siria, que considera «terroristas», afirmando que la política de Washington convirtió la región en un «charco de sangre».
«Como nunca los habéis reconocido (como grupos terroristas), la región se transformó en un charco de sangre», dijo Erdogan refiriéndose a los estadounidenses, en un discurso en Ankara.
«¡Eh, Estados Unidos! No pueden obligarnos a reconocer al PYD (Partido de la Unión Democrática) o a las YPG (Unidades de Protección del Pueblo, la milicia de PYD). Los conocemos muy bien, tanto como conocemos a Dáesh (el grupo yihadista Estado Islámico)», añadió el jefe del Estado turco.
Desde hace meses, el apoyo militar de Estados Unidos al PYD y a las YPG, que luchan contra el EI, ha suscitado tensiones entre Washington y Ankara.
Turquía considera estos dos movimientos como organizaciones «terroristas», vinculadas estrechamente a los rebeldes del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), que lleva a cabo una lucha armada en territorio turco desde 1984.
El ministerio turco de Relaciones Exteriores convocó el martes al embajador estadounidense en Ankara para expresarle su «malestar» por declaraciones de un portavoz del Departamento de Estado, que afirmó que el PYD no es un movimiento «terrorista».
Etiqueta: kurdos
-
Erdogan acusa a EU de crear «un charco de sangre» aliándose con los kurdos sirios
-
Toman Kurdos Tal Abyad
Combatientes curdos tomaron el control total de Tal Abyad, dijeron activistas y un comandante curdo, en el que sería un importante revés para el grupo extremista Estado Islámico, que llevaba más de un año atrincherado en la localidad siria.
Haqi Kobane dijo a la Associated Press que unidades curdas habían comenzado a limpiar la ciudad próxima a la frontera con Turquía de trampas explosivas y minas colocadas por los radicales antes de partir.
El Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, con sede en Gran Bretaña, confirmó también el martes que la principal milicia curda, conocida como YPG, tomó la ciudad junto a un contingente del Ejército de Siria Libre.
La toma de Tal Abyad deja al grupo Estado Islámico sin un punto clave en su cadena de abastecimiento de la cercana ciudad de Raqa, la capital de su autoproclamado califato.
«Las fuerzas kurdas están en las afueras de Tal Abyad, a solo cinco kilómetros del pueblo», informó el director de la organización humanitaria, Rami Abdel Rahman.
Esta ofensiva comenzó el jueves con un asalto a la localidad de Suluk, a unos 20 kilómetros de Tal Abyad, un punto estratégico que los yihadistas usan para ingresar a sus combatientes.
Rahman señaló que la mayor parte de los yihadistas ya se había retirado de Suluk este sábado pero que habían dejado trampas en las casas y habían sembrado de minas las calles.
La organización humanitaria estima que los combates y los bombardeos aéreos provocaron la muerte de 16 yihadistas y de tres civiles.
-
Iraq ante los comicios, EU e Iran las sombras
Mientras Estados Unidos se prepara para retirar sus fuerzas de Irak, se dice que Irán trabaja duro para llenar un potencial vacío de poder y esos esfuerzos enfrentan su primer gran desafío en los comicios del domingo, en los que Teherán apoya a candidatos de posturas conservadoras, contra una coalición moderada.
Irán, mayoritariamente chiíta, tiene aliados fiables en Siria, en el Jezbolá que opera en Líbano y en Hamas, la milicia que controla Gaza. Una mayor influencia en Irak ampliaría el poder regional iraní, intranquilizando a Israel y diezmando potencialmente la capacidad de potencias sunitas como Arabia Saudí y Egipto. Pero es la presunta intromisión política de Irán -descrita por el embajador estadounidense Christopher Hill como un «involucramiento malévolo»- lo que más preocupa a los funcionarios norteamericanos e iraquíes.
De acuerdo con un prominente funcionario iraquí de seguridad, quien tiene acceso a reportes de inteligencia, fue la influencia iraní lo que hizo posible la alianza electoral entre dos rivales chiítas -los sadristas, seguidores del clérigo Muqtada al-Sadr, quien según algunos reportes vive en Irán, y el Consejo Supremo Islámico Iraquí, apoyado por Teherán.
No hay encuestas fiables, pero la coalición chiíta, encabezada por clérigos y autoproclamada Alianza Nacional Iraquí, tendría buenos resultados en su contienda contra el primer ministro Nouri al-Maliki, un moderado cuyo bloque es dominado por los chiítas, pero incluye también a sunitas y curdos. El bloque que gane la mayor cantidad de escaños en el parlamento de 325 miembros podrá nominar al próximo primer ministro.
Otra factor que revela la creciente influencia iraní es que los sadristas se han abstenido de apoyar una agenda árabe excluyente y han dejado de condenar los nexos con fuerzas extranjeras, incluido Irán, un país no árabe. Los sadristas, que surgieron en el 2003, solían ser enemigos acérrimos del Consejo Supremo Islámico Iraquí. Los simpatizantes de ambos grupos se enfrentaron en las calles incluso en el 2008.
Los iraníes presionaron además a al-Maliki para que se uniera a la alianza, pero el primer ministro se negó, dijo un funcionario de seguridad, quien solicitó permanecer en el anonimato por no tener autorización de revelar los hallazgos. El gobierno de Al-Maliki ha sugerido que los estadounidenses y los iraníes libran una lucha mediante terceros en territorio iraquí. Si Irán logra que sus candidatos se impongan en los comicios y los estadounidenses se apegan al cronograma de retirar a todas sus fuerzas hacia finales del año próximo, Teherán habrá alcanzado una meta relevante, un Irak libre de las fuerzas y de la influencia de Estados Unidos, y dispuesto a buscar coincidencias con un gran vecino que siempre estará ahí.
La situación representaría un vuelco respecto de lo ocurrido en la década de 1980, cuando Irak, más pequeño pero mejor armado, libró una guerra de ocho años con Irán. «La república islámica intentará mantener su influencia mediante varios medios, incluido el auspicio político, la cooperación económica y la inversión, así como los vínculos religiosos y el apoyo armado a los insurgentes chiítas», advirtió Alireza Nader, de RAND Corp., un centro de investigación con sede en Washington.
La meta final, según Nader, es que Irak sea dominado por los partidos chiítas que siguen políticas acordes con los intereses de Irán.
Los árabes sunitas de Irak dicen que Irán estuvo detrás de la proscripción de casi 500 candidatos, la mayoría de esa rama religiosa, quienes no pudieron postularse por sus presuntos vínculos con el Partido Baath de Saddam Hussein. Teherán niega las acusaciones de que fomente la violencia o interfiera en Irak.Pero el principal comandante estadounidense en Irak, general Raymond Odierno, ha mencionado que algunos datos de «inteligencia directa» muestran que dos prominentes políticos chiítas a cargo del panel, que impidieron la participación de los candidatos – Ahmad Chalabi y Ali al-Lami – tienen vínculos con Teherán. Los milicianos chiítas financiados y entrenados por agencias leales al régimen clerical de Teherán han matado a cientos de soldados estadounidenses en Irak, frecuentemente con bombas colocadas en las carreteras. Estados Unidos considera que esas bombas fueron proporcionadas por Irán.
También ha habido ataques constantes mediante cohetes contra las bases estadounidenses. «Irán tiene una clara influencia sobre todo Irak», dijo el prominente político sunita Osama al-Nujaifi, entrevistado por la televisión la semana pasada. «Interfiere en los asuntos del parlamento, del gobierno y de las fuerzas armadas».
Irán no es el único vecino interesado en las elecciones. Arabia Saudí, Siria y Turquía figuran entre las naciones que estarían apoyando discretamente a sus facciones predilectas. «Dado que no se ha resuelto nada fundamental en Irak, es natural que los participantes regionales quieran ingresar», dijo Peter Harling, del International Crisis Group, un centro con sede en Bruselas.
-
Ali el quimico sentenciado a muerte en Iraq
Una corte iraquí condenó el domingo a muerte en la horca a Alí Hassan al-Majeed, un colaborador de Saddam Hussein ampliamente conocido como ‘Alí, el químico’ por un ataque con gas de 1988 que dejó unos 5 mil kurdos muertos, dijo un funcionario de la corte.
Majeed, un primo de Hussein quien se ganó su apodo debido al uso de gas venenoso, fue condenado por un ataque contra un pueblo kurdo.
El ex funcionario ya enfrenta condenas a muerte en otros tres casos.
«La decisión ha sido emitida hoy, 17 de enero, para sentenciar a Ali Hassan al-Majeed, a la muerte en la horca (…) por crímenes contra la humanidad», dijo Aref Abdul-Razzaq al-Shahin, presidente de la corte.
El Alto Tribunal iraquí también condenó al ex ministro de Defensa Sultan Hashem y al jefe de inteligencia militar Sabir al-Douri a 15 años de prisión cada uno por el ataque, y a Abd Mutlaq al-Jubouri, un ex jefe de inteligencia regional, a 10 años.
Majeed fue capturado en agosto del 2003, cinco meses después de que fuerzas de Estados Unidos invadieron Irak para derrocar a Hussein.
‘Alí, el químico’, fue condenado a la horca en junio del 2007 por su papel en una campaña militar contra los kurdos, código Anfal, que se extendió desde febrero hasta agosto de 1988.
Majeed también recibió una pena de muerte en diciembre del 2008 por su papel en la represión contra una revuelta chiíta después de la Guerra del Golfo de 1991 y otra por su participación en la muerte y desplazamiento de musulmanes chiítas en 1999.
Hussein fue ejecutado en diciembre del 2006, tras ser condenado por crímenes contra la humanidad por la muerte de 148 hombres y chicos chiítas tras un intento de asesinato en 1982.
Cerca de 290 mil personas desaparecieron en Irak bajo el Gobierno de Hussein, desde 1979 hasta el 2003, según cálculos de la organización Human Rights Watch