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  • Termina conferencia de paz en Afganistan

    Mientras la conferencia nacional de paz concluyó el viernes con un llamado al gobierno para que negocie con los insurgentes, las fuerzas de la OTAN mataron a un comandante Talibán en el sur del país.

    La conferencia señaló que los milicianos que se unieron al proceso de paz deberían ser retirados de una lista negra de la ONU, que impone restricciones financieras y de viajes a unas 137 personas relacionadas con el Talibán.

    También dijo que los insurgentes que quieran colaborar deben romper sus relaciones con los grupos terroristas extranjeros, una referencia clara a al-Qaeda.

    Las recomendaciones fueron el resultado de tres d¡as de deliberaciones entre unos 1.500 delegados que buscan terminar con nueve años del conflicto surgido tras la ca¡da del régimen extremista del Talibán provocada por las fuerzas lideradas por Estados Unidos. No había integrantes activos del Talibán ni de otras milicias en la conferencia.

    El miércoles varios ataques suicidas del Talibán intentaron sabotear la apertura del encuentro. En sus declaraciones finales a los delegados, el presidente Hamid Karzai pidió a los insurgentes que aprovechen la oportunidad para realizar una paz duradera. «Quiero pedirle al Talibán y a Hizb-i-Islami que utilicen esta oportunidad para unirse con nosotros y para unirse en la reconstrucción de este país», dijo Karzai.

    El presidente agregó que la conferencia había formulado una serie de instrucciones para el gobierno. «Nos ha mostrado un camino. Seguiremos este camino paso por paso, y si Dios quiere, llegaremos al final», dijo.

    Los líderes del Talibán insisten en que no habrá negociaciones con el gobierno hasta que los militares extranjeros apoyados por Estados Unidos se hayan marchado del país, una condición que por ahora no puede aceptar Karzai.

    Mientras tanto, las fuerzas afganas y de la OTAN mataron a un importante comandante talib n en la mayor ciudad del sur del país, informó la OTAN.

    Las fuerzas aliadas habían buscaban al mulá Zergay desde hacía varios días y la semana pasada comenzaron una ofensiva para capturarlo en un escondite en el distrito de Zhari, en la provincia de Kandahar, dijo la OTAN en un comunicado.

    La redada desató un enfrentamiento armado y Zergay murió en el choquee junto con varios de sus guardias. La OTAN calificó a Zergay como el más alto comandante del Talibán de la zona alrededor de Kandahar, argumentando que era responsable de ataques en el distrito de Argandab y en el de Zhari, así como explosiones de bomba

  • Narcoguerra de Mexico peor que Irak: Barry McCaffrey

    Para dimensionar el nivel del conflicto que se vive actualmente en México, a raí­z de la guerra contra la delincuencia organizada, el general Barry McCaffrey, ex zar antidrogas de Estados Unidos, asegura que â??Juárez es inmensamente más peligroso que Bagdag o Kabul.

    Para mí­ es necesario que Estados Unidos dé serios niveles de apoyo a las instituciones de seguridad mexicanos y no tres helicópteros. El Ejército mexicano ha logrado confrontar a los cárteles, pero ellos en muchos casos han intimidado o corrompido a la policí­aâ?.

    Previo a la reunión de alto nivel entre funcionarios mexicanos y de Estados Unidos, el también ex jefe del Comando Sur dijo que la violencia en México â??es una tragediaâ?, por lo que se requieren diversas acciones simultáneas para tener éxito en combatir a los cárteles.

    Michael Braun, ex jefe de operaciones de la Agencia Antidrogas estadounidense (DEA) aseguró que esta reunión deberá sentar las bases de una mayor cooperación operativa. â??Es necesario que las agencias de inteligencia y de la ley trabajen para limpiar a las corporaciones policiacas, especialmente las estatales y localesâ?.

    El asesor de las Naciones Unidas, Edgardo Buscaglia, dijo que en este momento hay 980 zonas de violencia en todo México y que en esos sitios, tanto del norte como centro y sur del paí­s, será necesaria la presencia de militares al carecerse de autoridad en esas regiones

  • Taliban gobierna en las sombras

    Cuando el cadáver acribillado a balazos de Anwarai fue encontrado cerca de Muqur, en el sur de Afganistán, «los habitantes estaban contentos», sostiene Fazal Haq.

    Anwarai había sido condenado por un «juez» que dependía del «gobierno fantasma» de los talibanes.

    «Anwarai tenía 35 años y aguardaba en la carretera, donde robaba a las personas que regresaban de la ciudad con sus compras», señaló Fazal Haq, un habitante de Muqur de 22 años, interrogado por teléfono.

    Pero hace cuatro meses, Anwarai robó la moto de un talibán. Más tarde fue encontrado, asesinado de dos balazos en el pecho y uno en la cabeza, junto a una carretera.

    «Antes, los talibanes hacían justicia lejos de la ciudad y se ocultaban. Ahora están a menos de 3 km de Muqur y los habitantes vienen a verlos para que resuelvan sus problemas», explica Fazal.

    La historia de este ladrón insignificante ilustra un problema que no es nuevo, pero que está cobrando magnitud mientras la insurrección gana terreno. En la mayoría de las provincias, los talibanes disponen de un «gobernador», de «jueces» y de «jefes de policía» que dirigen la vida de los habitantes.

    «Los talibanes tienen un gobierno fantasma en 33 de las 34 provincias del país», asegura un alto responsable de la inteligencia militar de la OTAN en Kabul. A nivel nacional, su jefe, el mulá Mohammad Omar, «tiene un gobierno preparado para tomar el poder, con ministros designados» el día que caiga el gabinete del presidente Hamid Karzai, según esta fuente, que está preocupada por «la expansión» de la insurrección.

    «Hay un gobierno talibán fantasma, estructuras talibanes, y es cierto que la población se dirige a ellos», reconoce Jalid Pashtoon, diputado de la provincia de Kandahar, un bastión talibán.

    «Sus gobernadores participaban en el régimen de los talibanes antes de su caída en 2001. Son jóvenes, dinámicos, resueltos e influyentes. Y los habitantes vienen a verlos porque imparten una justicia expeditiva, considerada más eficaz que la justicia común», explicó a la AFP este diputado, que apoya a Hamid Karzai.

    «Nuestro gobierno está minado por la corrupción y no hace su trabajo, los habitantes se alejan de él y piden el arbitraje de los talibanes», agregó.

    «Nosotros tenemos gobernadores, responsables de distritos, una corte militar para cada provincia y una corte civil para resolver los problemas cotidianos», confirmó Yusuf Ahmadi, un portavoz del comando talibán, al ser interrogado por teléfono.

    Los jueces talibanes hacen justicia ya se trate de disputas entre vecinos, robos o matrimonios mal arreglados.

    «No es necesario cortar una mano en el caso de un robo o lapidar a personas que se dedicaron al sexo fuera de los vínculos del matrimonio», afirma el responsable talibán del distrito de Archi, en la provincia de Kunduz.

    «Los que deben ser castigados son golpeados o detenidos en las casas de los jefes de las tribus», aclara.

    Un habitante de la provincia de Kandahar (sur), Mohammad Jan, destaca que de todas maneras, los habitantes no tienen alternativa. «Ellos tienen miedo de las represalias si piden ayuda a la policía o a la justicia. Los talibanes controlan la región y no se puede hacer nada», se lamenta