La madre de familia que asesinó a sus dos hijas en Texas, Estados Unidos, convocó a una reunión familiar con su marido el pasado viernes, quien pensó que hablarían de su divorcio, pero en su lugar, la mujer sacó un arma y disparó.
Christy Sheats estaba en la sala de estar de su casa junto con Taylor, de 22 años, y Madison, 17, sus hijas y su marido.
El alguacil del condado de Fort Bend, Troy E. Nehls, detalló en conferencia de prensa los hechos que llevaron a la mamá a disparar contra sus hijas.
Christy Sheats tuvo «suficiente tiempo y oportunidad» para matar a su marido, «pero eligió no hacerlo», dijo Nehls.
Él sintió que Christy quería que sufriera. El señor Sheats declaró que Christy sabía cuánto quería a Taylor y Madison y cuánto ellas lo amaban», continuó Nehls.
Minutos más tarde un oficial de policía de Fulshear disparó a la madre cuando se negó a entregar su arma.
Las hijas fueron encontradas en la calle con heridas de bala. Taylor murió en el lugar; su hermana menor, Madison, en un hospital.
El esposo, Jason Sheats indicó a la policía que su esposa sufría depresión, por lo que ella estaba tomando «numerosos» medicamentos de venta con receta y viendo a un terapeuta. Había sido admitida en un centro de salud mental privada tres veces en los últimos años por intento de suicidio.
El hombre señaló a la policía que su esposa -por más de 20 años- comenzó una «espiral descendente» después de la muerte en 2012 de su abuelo. Su madre murió dos meses más tarde, empeorando su estado.
La mujer disparó a sus hijas dentro de la casa, comenzando por Taylor, quien recibió un solo disparo por la espalda. Madison recibió uno en el cuello.
El esposo logró correr detrás del sofá y consiguió que ambas salieran, pero ambas cayeron en la calle.
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Madre asesinó a sus hijas para que su marido sufriera
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Madres que arriesgan la vida
La impunidad que campea en la entidad ha orillado a que decenas de mujeres tengan que investigar las desapariciones o asesinatos de sus hijas, hermanas o madres.
Sus casos son menos conocidos que los de Isabel Miranda de Wallace â??quien logró la aprehensión de los homicidas de su hijoâ?? o Marisela Escobedo â??asesinada hace diez días, tras exigir castigo para el asesino de su hijaâ??, pero igual de dramáticos y complicados.
Norma L., Evangelina A., María de los íngeles J., May ra V., Rosa Elia R. y Virginia B. son algunas de las mujeres â??plenamente identificadas por este diario, pero cuyos apellidos se omiten por seguridadâ?? que han devenido detectives y abogadas de facto porque el Estado les falló.
Todas han padecido el doble viacrucis del crimen y de la impunidad. La mayoría ha arriesgado su vida y algunas la han perdido. Sólo unas pocas han logrado que se haga justicia.
â??Para los policías es lo mismo: a las mujeres las matan o golpean porque se lo buscaronâ?, dice una activista.
Otra madre le espeta a las autoridades: â??Con ustedes, sin ustedes o contra ustedes, vamos a seguir luchando por encontrar a los asesinos de nuestras hijasâ?.
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