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  • Jose Maria Morelos y Pavon; biografia

    Originario de Valladolid (Morelia), José Marí­a Morelos fue hijo de José Manuel Morelos, carpintero, y de Juana Marí­a Guadalupe Pérez Pavón. Fue registrado como español, pero en realidad era mestizo, con algo de ascendencia negra.

    Entre 1779 y 1790 trabajó en la hacienda cañera de Tahuejo, en Apatzingán, quizá como escribano o contador. En 1790 ingresó en el Colegio de San Nicolás, en Valladolid, donde estudió gramática latina y retórica, filosofí­a y moral. En el Seminario Tridentino de aquella ciudad estudió en 1795 teologí­a moral y filosofí­a. Viajó a la ciudad de México para presentar el 28 de abril de ese año el examen de bachiller en artes en la Real y Pontificia Universidad.

    El 13 de diciembre siguiente, Morelos recibió la primera tonsura y las 4 órdenes menores en Valladolid, y 6 dí­as después fue ordenado subdiácono. A principios de 1796 pasó a Uruapan como cura auxiliar, donde se encargó de las cátedras de gramática y retórica. En septiembre de ese año fue ordenado diácono en Valladolid, y el 21 de diciembre de 1779 se ordenó de presbí­tero.

    En enero de 1798 Morelos fue nombrado cura interino de Churumuco y la Huacana, cargo que desempeñó hasta marzo de 1799, cuando se le nombró cura interino de San Agustí­n Carácuaro y de Nocupétaro.

    El 15 de mayo de 1803 nació en Carácuaro Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos y de Brí­gida Almonte. 5 años después, en 1808, nació en Nocupétaro José Victoriano, hijo de Morelos y de Marí­a Ramona Galván, y se tiene noticia que en 1809 nació una hija suya en Carácuaro.

    A principios de octubre de 1810 Morelos tuvo noticia del levantamiento de Hidalgo y el 19 de ese mes salió en su busca. Lo alcanzó al dí­a siguiente y se entrevistó con él en el trayecto de Charo a Indaparapeo, y recibió la comisión de levantar en armas la costa del sur.

    Después de solicitar licencia a la mitra de Michoacán, Morelos se dirigió a Carácuaro, donde armó 25 hombres, con los que inició su primera campaña militar el 25 de octubre. Pasó por Nocupétaro, luego a Huetamo, Coahuayutla, Zacatula y Petatlán. En esos lugares consiguió hombres y armas. El 7 de noviembre entró en Tecpan, donde se le unieron Juan José, Antonio y Pablo Galeana, quienes le facilitaron además un cañón pequeño, apodado «El Niño», primera pieza de artillerí­a con que contó Morelos.

    Siguió su camino hacia Acapulco, y en Coyuca se le unió Juan Alvarez. El 13 de ese mes sus tropas entraron por primera vez en combate, al enfrentarse a las del realista Luis Calatayud, en El Veladero. El 17 de noviembre Morelos emitió un bando en el que suprimí­a la esclavitud y las castas.

    Sus actividades preocuparon al virrey, quien envió en su contra a Francisco Parí­s. í?ste lo atacó el 8 de diciembre en El Veladero, pero fue rechazado, y el 13 de ese mes Morelos logró rechazar en la Sabana a los realistas otra vez. En este lugar se le unió, a principios de enero de 1811, Hermenegildo Galeana. Tras algunos ataques infructuosos a Acapulco, se retiró a Tecpan, donde se dedicó a organizar el gobierno de su provincia.

    El 3 de mayo, en la hacienda de la Brea, nombró a Hermenegildo Galeana su lugarteniente. Morelos pasó después a El Veladero y luego se dirigió a Chilpancingo. En el camino envió a David Faro y a Mariano Tabares a Estados Unidos para conseguir auxilios.

    El 26 de mayo tomó Tixtla, donde se le unió Vicente Guerrero. Allí­ publicó un bando sobre la emisión de una moneda nacional de cobre, y escribió a Ignacio López Rayón sobre la formación de una junta insurgente. Pasó a Chilpancingo el 14 de agosto, y el 21 entró en Chilapa. De allí­ pasó a Tecpan y luego a El Veladero. Regresó a Chilapa a fines de octubre y a mediados de noviembre salió hacia Tlapa, e inició así­ su segunda campaña.

    Tomó a Chiautla de la Sal el 3 de diciembre, y el 10 entró a Izúcar, donde rechazó a los realistas el 17. El 18 se le unió Mariano Matamoros. Pasó después a Cuautla, y de ahí­ a Cuernavaca. Volvió a Cuautla, a principios de febrero y allí­ resistió durante dos meses el sitio impuesto por las tropas realistas al mando de Félix Marí­a Calleja.

    A causa de la falta de ví­veres, decidió romper el sitio, sin aceptar el indulto. La madrugada del 2 de mayo logró salir de Cuautla y dirigirse a Ocuituco, Hueyapan e Izúcar, y llegó a Chiautla de la Sal 2 dí­as después. El 1 de junio inició su tercera campaña, y entró en Chilapa el dí­a 7. La Suprema Junta lo nombró capitán general.

    De Chilapa se dirigió a Tehuacán, donde reorganizó y disciplinó sus tropas y se ocupó de la organización del movimiento insurgente. En Tehuacán nombró a Matamoros su segundo en jefe y mariscal a Galeana el 12 de septiembre.

    El 10 de noviembre, tras diversas derrotas, salió hacia Oaxaca, la que tomó el dí­a 25. Mandó fusilar a los realistas González Sarabia y Régules Villasante y organizó la celebración de la jura de la Suprema Junta, además de dictar otras disposiciones sobre el gobierno de la zona dominada por él y de iniciar la publicación del periódico Sud.

    El 9 de febrero de 1813 se dirigió a Acapulco, con lo que inició su cuarta campaña. Llegó a Yanhuitlán el dí­a 15 de ese mes, y a Ometepec el 7 de marzo Entró a la Sabana el 26 de ese mes. Se ocupó de organizar la toma de Acapulco, al que atacó el 6 de abril y tomó el dí­a 12.

    El gobernador Pedro Vélez se refugió en el castillo de San Diego, y Morelos le puso sitio, que duró 4 largos meses. Mientras tanto se ocupó de organizar la reunión de un Congreso insurgente y de emitir diversas providencias sobre gobierno y administración. El 28 de junio emitió la convocatoria para instalar el Congreso en Chilpancingo.

    El 31 de agosto salió hacia Chilpancingo, donde el 14 de septiembre se inauguró el Congreso, con la elección de diputados y la lectura de los Sentimientos de la Nación, escritos por Morelos. Al dí­a siguiente, el Congreso lo eligió Generalí­simo encargado del Poder Ejecutivo, y el 18 declaró disuelta la Suprema Junta.

    El 6 de noviembre el Congreso emitió su Acta de Independencia, y 2 dí­as después Morelos se dirigió hacia Valladolid, con lo que inició su quinta campaña. Llegó a Mezcala y en Tlacotepec emitió unos Rudimentos Militares el 21 de noviembre.

    En Cutzamala se reunió con Matamoros, Bravo y Galeana. Llegó a Llano Grande y el 23 de diciembre a las lomas de Santa Marí­a, pero fue rechazado ese dí­a y el siguiente por Ciriaco de Llano y Agustí­n de Iturbide. En Chupí­o y Puruarán sufrió nuevas derrotas. Morelos ya no se recuperarí­a de estos reveses. Se dirigió nuevamente a Tlacotepec, donde el Congreso lo destituyó de su cargo de generalí­simo.

    Las derrotas continuaron y el Congreso lo separó del poder ejecutivo el 14 de marzo de 1814. A fines de mes, Morelos mandó quemar Acapulco. Perseguido por los realistas, llegó a Apatzingán, donde el Congreso publicó su Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana el 22 de octubre. Con Cos y Liceaga fue electo para formar el Supremo Gobierno.

    Morelos se ocupó entonces del gobierno insurgente, pero no de problemas militares. Pasó a Tancí­taro y luego a Uruapan. Volvió a Apatzingán, donde permaneció hasta el 16 de diciembre. En mayo de 1815 el Supremo Gobierno dejó Ario y Morelos pasó a Cutzamala y Tlalchapa, y a principios de junio llegó a Puruarán. En agosto pasó a Uruapan. A causa de la persecución realista, el Congreso decidió pasar a Tehuacan, y Morelos fue el encargado de su custodia.

    El 28 de septiembre salió hacia Huetamo, Cutzamala y Tlalchapa, y el 2 de noviembre llegó a Atenango del Rí­o. Al dí­a siguiente llegó a Temalaca y el dí­a 5, al salir hacia Pilcaya, fue atacado por Concha y hecho prisionero por Matí­as Carrasco, antiguo insurgente.

    Se le llevó a Atenango del Rí­o y se ordenó su traslado a la capital. Llegó a Tlalpan el 21 de noviembre y el 22 a la ciudad de México. Se le inició causa y el dí­a 27 fue declarado hereje y degradado. Pasó a la Ciudadela, y el 20 de diciembre Calleja lo sentenció a muerte. Fue llevado a San Cristóbal Ecatepec, donde se le fusiló. Su prisión y muerte fueron el golpe más duro que recibió la insurgencia. En 1828 su ciudad natal recibió el nombre de Morelia.

    Maximiliano le erigió una estatua en 1865 y, en 1869, Benito Juárez decretó la creación del estado que lleva su nombre. El 16 de septiembre de 1925 sus restos fueron llevados a la Columna de la Independencia.

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  • Pedro Moreno; independentista

    Nació en la hacienda de La Daga, jurisdicción de Lagos (hoy de Moreno, en el estado de Jalisco). Estudió en el Seminario de Guadalajara; a fines del siglo XVIII regresó a su tierra natal y se dedicó al comercio.

    Al estallar la Guerra de Independencia, Moreno entró en relaciones con los caudillos insurgentes, a los que auxiliaba. Sospechoso a los ojos de las autoridades españolas, vigilado y amenazado de prisión, se marchó a su hacienda La Sauceda. Ahí organizó una partida de campesinos, con los que se dedicó a combatir a las fuerzas realistas.

    Estableció su centro de operaciones en el fuerte del Sombrero, desde el cual incursionaba por el Bajío y Los Altos. Allí recibió a Xavier Mina e hizo poderosa resistencia a las tropas de Liñán. Después de rechazar numerosos ataques realistas en ese fuerte, cuando Mina dio orden de evacuarlo, salió el jefe mexicano el 15 de agosto de 1817, por la noche. La columna fue descubierta y atacada, dispersándose en su mayoría. Algunos escaparon, pero los que volvieron al fuerte, fueron muertos al día siguiente.

    Reunido nuevamente con Mina, lo acompañó al interior del país y sostuvo varios encuentros en el Bajío. Sorprendido con Mina y otros insurgentes cerca del rancho de El Venadito, el 27 de octubre de ese año, resultó muerto a balazos.

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  • Revolucion Mexicana; Porfirio Diaz

    Presidente de la República. Nació en Oaxaca donde estudió la primaria y continuó el seminario y el Instituto de Ciencias y Artes de la misma ciudad inició el estudio de leyes. Simpatizante del Plan de Ayutla, al triunfar ese movimiento se le nombró subprefecto de Ixtlán. Durante la Guerra de Tres Años combatió al lado de los liberales. Lucha contra la intervención francesa, jefe de una brigada en Acultzingo en abril de 1862; participa en la batalla del 5 de mayo; y en 1863 en la defensa de Puebla. En 1865 vence a los imperialistas en Tehuitzingo, Puebla, en 1866; obtiene varias victorias sobre los imperialistas.

    Al año siguiente sitia Puebla y la toma el 2 de abril, da la batalla de San Lorenzo, persigue a Leonardo Márquez y toma la capital del paí­s el 21 de junio. Asume los mandos civil y militar; y el 15 de julio le da posesión de la plaza a Juárez. Oaxaca lanza la candidatura de su héroe militar, para presidente, pero el Congreso Nacional determina la reelección de Juárez. En 1871 reelecto Juárez y derrotados Lerdo y Dí­az, éste se lanza a la lucha con el Plan de la Noria. En marzo de 1872, al morir Juárez, desaparece la causa fundamental de la rebeldí­a; por lo que el general Dí­az se acoge a la amnistí­a, luego de forcejear en lo polí­tico con el presidente Lerdo. Unos meses después se vuelve a levantar, ahora en contra de Lerdo mediante el Plan de Tuxtepec. Poco después remite al Congreso la iniciativa para incorporar a la Constitución el principio de la No Reelección. Obtiene el triunfo en las elecciones, como candidato único. Toma posesión de la presidencia el 5 de mayo de 1877 y termina en noviembre de 1881.

    Durante su primer periodo presidencial se encamina hacia la centralización en todos los órdenes; combate el contrabando y reorganiza los ingresos fiscales; combate el bandolerismo y va dominando a sus adversarios. Terminado el periodo ocupa otros cargos, incluido el de encargarse del gobierno de Oaxaca. En 1884 vuelve a la presidencia de la República, haciéndose reformas a la Constitución para reelegirse, dejando el poder el 25 de mayo de 1911. Durante los 35 años del porfiriato se construyen más de 20,000 kilómetros de ví­as férreas; el paí­s quedó cruzado por la red telegráfica; grandes inversiones de capital extranjero, e incremento de la industria nacional. A partir de 1893, con la llegada a la Secretarí­a de Hacienda de José Yves Limantour, se sanearon las finanzas, mejorando el crédito nacional y alcanzando gran confianza en el exterior el presupuesto alcanzó superávit; se organizó el sistema bancario.

    Aunque a fines de 1907 manifestó que ya el paí­s se encontraba maduro para la democracia, en 1910 se lanzó a una nueva reelección. Se tuvo que enfrentar al Partido Antirreeleccionista, encabezado por Francisco I. Madero y a la rebelión surgida el 20 de noviembre de ese año. En 1911 se embarcó en el vapor â??Ipirangaâ? con destino a Francia. Murió en Parí­s en 1915

  • Josefa Ortiz de Dominguez; Biografia

    Hija de Juan José Ortiz y Manuela Girón, quedó, muy niña, bajo el amparo de una hermana. Nació el 19 de abril de 1773 en la ciudad de México.

    Fue educada en el Colegio de las Vizcaínas, de donde salió en 1791. Se casó en secreto con Miguel Domínguez, quien sería corregidor de Querétaro. La boda se celebró en el Sagrario Metropolitano de la ciudad de México el 24 de enero de 1793.

    «La Corregidora» es el nombre con el cual la historia la inmortalizó. Su participación en la insurgencia fue definitiva. Como era la esposa del corregidor, era un seguro enlace entre los futuros insurgentes que tenían en la ciudad de Querétaro el centro de su conspiración y a quienes informaba de todo lo que convenía a la causa. Indujo a su esposo a participar en la conjura.

    Cuando los conspiradores fueron denunciados el corregidor se vio obligado a iniciar una averiguación formal y ordenar el cateo de la casa donde se guardaba el material de guerra. Al marchar para realizar estas diligencias, encerró a su mujer, pero ésta logró enviar noticia de lo ocurrido a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y los Aldama.

    Iniciado el movimiento insurgente, la corregidora fue denunciada por el capitán Arias, se le encerró en el convento de Santa Clara y después fue llevada a la ciudad de México, donde se le recluyó en el convento de Santa Teresa. Por encontrarse embarazada, su prisión fue benigna al principio, pero después se le trasladó al convento de Santa Catarina de Sena, donde permaneció durante tres años.

    Ya consumada la Independencia e instalado el Imperio de Iturbide, rechazó el nombramiento de dama de honor de la emperatriz. Tampoco aceptó ninguna recompensa por sus servicios a la insurgencia.

    Murió en la ciudad de México. Sus restos se depositaron en el convento de Santa Catalina de Sena y después se llevaron a Querétaro. El Congreso de ese Estado la declaró Benemérita. Una estatua suya se encuentra en la plaza que lleva su nombre en la ciudad de México.

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  • Biografias Bicentenario, Andres Quintana Roo

    Originario de Mérida, Yucatán. Estudió en el Seminario Conciliar de dicha ciudad, y en 1808 pasó a la Universidad de México, donde cursó leyes.

    Casó con Doña Leona Vicario. Afiliado a la insurgencia, difundió la causa en el Semanario Patriótico Americano y en el Ilustrador Americano. Presidió la Asamblea Nacional Constituyente, que hizo la declaratoria de la Independencia en 1813.

    Cuando Iturbide ocupó el trono de México nombró a Quintana Roo subsecretario de relaciones [exteriores], cargo que ocupó de agosto de 1822 a febrero de 1823, pero como se mostrara en desacuerdo con los procedimientos del gobierno, fue destituido y procesado.

    A la caí­da del Imperio tuvo un lugar distinguido entre los diputados que formaron los siguientes Congresos. A causa del asesinato de Guerrero, Quintana Roo atacó al gobierno desde su periódico El Federalista, y orientó a la opinión pública de la época.

    En el primer periodo presidencial de Santa Anna, y siendo Valentí­n Gómez Farí­as vicepresidente encargado del Ejecutivo, desempeñó el Ministerio de Justicia, de septiembre a octubre de 1833. Escribí­a entonces interesantes artí­culos polí­ticos en El Correo de la Federación.

    Por su honradez y criterio recto e independiente ocupó, hasta su muerte, importantes puestos en el gobierno del paí­s. Sus restos mortales descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres.

    Además de sus artí­culos periodí­sticos y de sus discursos de prosa enérgica. Quintana Roo se dio a conocer como poeta en el Diario de México. Pertenece al primer grupo de románticos que Ignacio Manuel Altamirano clasificó como «poetas de la Independencia». Es muy conocida su â??Oda al dieciséis de septiembreâ?. Quintana Roo fue el primer presidente de la Academia de Letrán, fundada por Guillermo Prieto y los hermanos Lacunza en 1836.

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  • Heroes…, los niños heroes de chapultepec

    Hoy, 13 de Septiembre, en Mi paí­s se recuerda (por algunos, lamentablemente no todos) un evento que significo en la memoria Histórica de México, uno de los pasajes más tristes pero más honorables.
    niños heroes dechapultepecLa batalla del Castillo de Chapultepec, para algunos, fue producto de que en 1845 soldados Mexicanos detuvieron una patrulla Estadounidense en la rivera del Rí­o Bravo, pero la verdad es que esto viene de antes… hagamos, un poco de historia.
    Durante la administración del Presidente José Joaquí­n Herrera tuvieron lugar culminantes acontecimientos que turbaron el rumbo de nuestra historia. Los Estados Unidos se encontraban en plena expansión territorial. Ya habí­an adquirido la Florida y la Lousiana y ahora trataban de dominar Texas. Desde el año de 1825, el Ministro Norteamericano, Sr. Poinsset, habí­a tratado de comprar a nuestro Gobierno aquel extenso Estado. Rechazada la indigna oferta en aquel año, volvió nuevamente a la carga en 1827, recibiendo igual respuesta. Viendo que por esa ví­a no progresaban sus gestiones, el gobierno norteamericano optó por ayudar a los colonos a sublevarse, reconociendo después la independencia de Texas. El 12 de Abril de 1844, por medio de un tratado quedando Texas anexada a la Unión Americana, En vista de ello, el Ministro de México en los Estados Unidos, Don Manuel Eduardo de Gorostiza pidió sus cartas de retiro y se regresó a México.
    Aquí­ es, cuando en 1845, los soldados Mexicanos encontraron en el Rí­o Bravo la patrulla Norteamericana… EEUU no deseaba una guerra, pero también es verdad de que se viví­a un espí­ritu triunfante entre sus ciudadanos por las expectativas de crecimiento, mejorí­a económica y gran confianza en sus instituciones así­ que EEUU envió a John Slidell en un gesto protocolario de paz, cuestión que no fue vista así­ por el Gobierno de México, el Presidente Joaquí­n Herrera vio que no habí­a reservas económicas, que malamente pudo organizar junto con el General Mariano Paredes Arriaga, un ejercito de 6 mil hombres y jamás imagino, que el General Paredes le traicionarí­a cuando lejos de la capital con la orden de enfrentar a los Norteamericanos, se levantarí­a en armas contra él. El General Paredes pro-monárquico, propuso al hijo de Isabel II, Infante Enrique, para suceder el Gobierno de México, pero Mexicanos que de ninguna querí­an ver de nuevo una colonia, se sublevaron y sacaron a Paredes Arriaga, del paí­s ví­a Veracruz meses después.
    ¿Y EEUU?, bien, gracias, caray, aprovechando todo esto para organizar sus tropas, incrementar su artillerí­a y movilizarla hacia Texas, solamente por í­si las dudasí®.
    Ya corria Agosto del año 1846, EEUU que ya habí­a atravesado la frontera y habí­a sostenido algunas batallas, vio que la ofensiva por tierra seria muy costosa y problemática, así­ que cambio de estrategia, enviando al General Wilfield Scout a Veracruz pero, ya los Norteamericanos habí­an llegado hasta San Francisco, declarándolo parte de EEUU.
    El presidente Valentí­n Gómez Farí­as al tener conocimiento de la amenaza la Puerto de Veracruz, ordenó la formación de unos batallones compuestos por jóvenes de cierta categorí­a pertenecientes al Partido Liberal Moderado a los que se les llamo í­Los Polkosí®. Estos sumaban un contingente de 3,300 hombres, mas movidos por el clero y los generales Mariano Salas y Peña Barragán, se pronuncian el 27 de Febrero en contra del gobierno atacando el Palacio Nacional y otros edificios trabándose combates en la Ciudad durante varios dí­as, mientras el territorio nacional era invadido por fuerzas extranjeras.
    Aquí­ detengo la Historia, digo; estos son solo sucesos que ocurrieron antes de que se diera la batalla del Castillo de Chapultepec… las tropas Norteamericanas creyeron ocupar fácilmente la ciudad de México, pero fueron detenidos en el convento de Churubusco por los generales Pedro Marí­a Anaya, Manuel Rincón; jefe de la artillerí­a, Juan B. Arg¸elles, mayor José Hidalgo, capitanes: Mariano ¡lvarez, José de la Cuesta, Luis Arí­zmendi, Manuel Estrada, Francisco Hernández, Mariano Espinoza, Francisco Peñuñuri y otros mas, los que defendieron heroicamente hasta agotar el último cartucho quedando todos prisioneros sin haber querido rendirse. El general Twiggs le preguntó al general Anaya donde estaban las municiones, recibiendo por contestacióní? í­Â°Si hubiera parque no estarí­a usted aquí­!í®, una de las frases mas celebres de nuestra Historia… después de estos hechos, hubo un armisticio, los Norteamericanos volvieron hacer proposiciones de paz exigiendo les cedieran los estados de Texas, Nuevo México, Alta California, el derecho del tránsito por el Istmo de Tehuántepec y una indemnización, es decir habí­a que pagarles la guerra y los gastos. El gobierno mexicano se negó.
    Los invasores hicieron un reconocimiento por las garitas del Niño Perdido y San Antonio Abad y el dí­a 12 atacaron el Castillo de Chapultepec defendido por el general Nicolás Bravo quien con los pocos elementos que contaba se sostuvo hasta el dí­a siguiente en que cayó prisionero y se apoderaron del Castillo.
    Los heroicos defensores de esta fortaleza, el batallón de San Blas al mando del coronel Felipe Xicoténcatl, al igual que casi todos sus soldados murieron, los alumnos del Colegio Militar resistieron hasta lo último, muriendo por la Patria, el teniente Juan de la Barrera, los cadetes Fernando Montes de Oca, Agustí­n Melgar, Juan Escutia, Vicente Suárez y Francisco Márquez.
    Entre los prisioneros estaba el Director del plantel general José M. Monterde y entre los alumnos Miguel Miramón que tanto sobresalió en la polí­tica años después.
    Los invasores avanzaron sobre la capital posesionándose de las garitas de San Cosme y Belem defendidas y abandonadas por los generales Rancel y Terrés.
    El General Scout cuando avanzo entre la fortaleza que le costo mas de un dí­a tomar, en la punta del cerro de Chapultepec, cede del Colegio Militar, vio a jóvenes no superiores de 22 años, el mas joven, de 14, fue sorprendido al ver quienes defendí­an la Nación, el creí­a que con tal coraje y determinación, serian tropas especiales que darí­an todo para defender la Capital, y por ello y mas, habí­a que vencer.
    Finalmente la ciudad de México cayo en manos Estadounidenses, esta ofensiva fue mucho mas rápida y menos costosa, para EEUU, de todos modos nosotros terminamos cediendo dichos territorios y pagando el costo de la guerra sumiendo a México en otro periodo difí­cil…
    13 de Septiembre, recordamos el sacrificio de valerosos adolescentes, aunque se les diga niños héroes, que ofrendaron su vida por México, si… reconozco que hay mucho mito detrás de la historia, pero lo expuesto aquí­, Hoy, es historia, el mito o leyenda de los niños héroes como por ejemplo el acto de Juan Escutia, que para evitar que la bandera Mexicana cayera en manos extranjeras, la envolvió en su cuerpo y con ella al vací­o se arrojo o la muerte del Teniente Juan de la Barrera que recibió 5 tiros hasta que una bayoneta le cruzo el corazón, sino, no habrí­a muerto…
    Por ultimo, de fondo tenemos í­La Marcha Dragonaí®, que en columna de viaje es el tema predilecto de los cuerpos de caballerí­a y que en aquellos tiempos, de la guerra México-Estadounidense, mantení­a en alto el espí­ritu de las tropas, la escuchamos gracias a la colaboración de í­Ska-p_Fettí®, titular del blog í­La Cantinaí®, quien nos facilitó el código y el hospedaje de la canción para que le escuchen.
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