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  • En pos de un nuevo futuro para Haiti por Ban Ki-moon

    El Club de Golf de Petionville se extiende por una ladera desde la que se aprecian Puerto Prí­ncipe y el mar. Las otrora impecables calles del campo de golf acogen a unas 50 mil de los 1.2 millones de personas desplazadas por el terremoto, que se refugian, amontonadas, en tiendas de campaña y bajo lonas facilitadas por Naciones Unidas y los organismos internacionales de socorro.

    Cuando lo visité la semana pasada, hací­a sol. Parecí­a que la vida seguí­a su curso: los niños jugaban y las madres lavaban la ropa en tinas al aire libre. Muchos habí­an montado puestos y mercados improvisados en los que vendí­an alimentos, carbón, fruta, zapatos, shampoo… bajo un sol resplandeciente es fácil ver tal cosa como una señal de esperanza y vida entre las ruinas. Pero cuando lleguen las lluvias, el terreno escarpado se convertirá en un lodazal, infestado de peligros y enfermedades. La esperanza parecerá lejana para quienes se vean obligados a permanecer en el campamento.

    Hoy, los lí­deres mundiales se reunirán en la sede de Naciones Unidas en Nueva York para efectuar una conferencia de donantes de suma importancia, expresión tangible de solidaridad con el gobierno y el pueblo de Haití­. El presidente René

    Préval afirma que es una «cita con la historia», un pacto para poner los cimientos del que llama «un nuevo Haití­», un Haití­ transformado. La misión consiste en ofrecer esperanzas y hacerlas realidad.

    Durante semanas, los expertos se han dedicado a evaluar las necesidades y costos de la catástrofe del 12 de enero. En colaboración, Préval y su gobierno han elaborado un plan de acción estratégico para orientar la recuperación y el desarrollo. Se trata, sin lugar a dudas, de un documento con visión de futuro.

    Un alto funcionario haitiano que recorrí­a la devastada capital del paí­s con el enviado especial de la ONU, el expresidente Bill Clinton, señaló las ruinas del Parlamento nacional y del Palacio Presidencial. «No queremos restaurarlos», dijo, refiriéndose a los históricos edificios coloniales derruidos. Habló de sustituirlos por algo totalmente nuevo, moderno y más acorde con las aspiraciones de Haití­ de ser una nación en desarrollo autosuficiente, con la esperanza genuina de tener ante sí­ un nuevo comienzo y un futuro próspero.

    í?se es nuestro reto en Nueva York: no reconstruir, sino «volver a construir mejor», para crear, literalmente, un nuevo Haití­. El plan prevé establecer una nueva comisión provisional para la reconstrucción, que canalizará casi cuatro mil millones hacia proyectos especí­ficos en los próximos 18 meses. Los recursos necesarios para la reconstrucción en los próximos diez años se calculan en 11 mil 500 millones de dólares.

    Evidentemente, esa asistencia se deberá utilizar y coordinar bien. Deberá seguir proporcionando socorro de emergencia: alimentos, saneamiento y, lo más necesario ahora, albergue. Hemos proporcionado tiendas de campaña y lonas a un millón (cerca de tres cuartas partes de los necesitados), y en las próximas semanas distribuiremos otras 300 mil.

    Disponemos de sitios grandes en los alrededores de Puerto Prí­ncipe, a los que podemos trasladar a los habitantes de zonas expuestas a inundaciones cuando se inicie la temporada de lluvias.

    Entre tanto, la misión de Naciones Unidas apoya las medidas necesarias para mantener la seguridad y, en particular, para velar porque las mujeres y los niños que viven en los campamentos estén a salvo de la violencia sexual.

    A medida que la ayuda de emergencia va siendo reemplazada por la reconstrucción a largo plazo, debemos reconocer que no podemos aceptar el estatu quo. Lo que prevemos es una renovación total. Con ayuda de la comunidad mundial, los dirigentes de Haití­ han concertado un nuevo contrato social. Ello incluye un gobierno plenamente democrático, sustentado en polí­ticas económicas y sociales sólidas para luchar contra la pobreza extrema y eliminar las arraigadas diferencias en la distribución de la riqueza. También incluye elecciones libres y limpias, organizadas con la ayuda de Naciones Unidas, preferiblemente antes de que concluya 2010.

    Este contrato social tiene que fortalecer a las mujeres, como jefes de familia y sustento del hogar, como nuevas empresarias, defensoras de los vulnerables, con plenos derechos como encargadas de tomar decisiones en incipientes instituciones democráticas y organismos ciudadanos. Tiene que ofrecer oportunidades de adelanto económico y, sobre todo, empleo. El programa de dinero por trabajo de Naciones Unidas deberí­a servir de modelo. A fin de cuentas, sólo los haitianos pueden reconstruir Haití­, más bien, construirlo mejor de nuevo.

    Los dirigentes de Haití­ saben bien que esta nueva alianza requiere el compromiso de que haya gobernabilidad, transparencia y rendición de cuentas, entre los que gobiernan y los gobernados, entre el sector público y el privado, entre Haití­ y la comunidad internacional. Requiere abordar con nuevos enfoques viejos problemas, como el del futuro de la sobrepoblada capital. Para que el paí­s prospere, la infraestructura social y el desarrollo deben desplazarse de Puerto Prí­ncipe a las regiones. Por eso, en el plan nacional de Haití­ se prevén abundantes recursos para la recuperación del medio ambiente, la reforma agraria e inversiones en pesca y agricultura.

    En los dí­as próximos, los dirigentes del mundo se unirán para apoyar solidariamente a Haití­, solidaridad que se medirá en años, una vez que haya pasado la conmoción inicial del desastre. Tengo plena confianza en que, juntos, podemos ayudar a que Haití­ encuentre el rumbo hacia un futuro nuevo y diferente.

    La tarea de construir ese futuro empieza en sitios como el campamento de Petionville, en primer lugar con el traslado de decenas de miles a puntos seguros. Pero en última instancia, debemos ofrecer algo mucho menos tangible pero infinitamente más vivificante: esperanza. Para Haití­, la esperanza empieza hoy en Nueva York.

    *Ban Ki-moon
    Secretario general de la Organización de Naciones Unidas

  • Bill Clinton ayudara en reconstruccion de Haiti

    El ex mandatario estadounidense Bill Clinton será copresidente de una comisión que supervisará el manejo de al menos 3.800 millones de dólares en ayuda para la reconstrucción en Haití, tras el terremoto, dijo el martes el primer ministro del país caribeño.

    Clinton se unirá al propio primer ministro Jean Max Bellerive como jefe conjunto de la Comisión Interina para la Reconstrucción de Haití, que tendrá a su cargo la coordinación y entrega de la ayuda monetaria.

    Ambos líderes se encuentran en Nueva York a fin de participar en una conferencia crucial prevista para el miércoles, en las oficinas generales de Naciones Unidas, donde se solicitarán los fondos.

    El ex mandatario fue nombrado en el puesto al comienzo de esta semana, dijo Bellerive. El organismo que encabeza operaría durante unos 18 meses. Clinton, quien como enviado especial de la ONU a Haití visitó tres veces el país desde el sismo, probablemente pasará ahora buena parte de su tiempo en la nación caribeña como parte de sus nuevas tareas.

    «Fue un placer el ser invitado por el presidente (Rene) Preval», dijo Clinton en una declaración escrita.

    «Los haitianos están comprometidos a reconstruir mejor, a ampliar las oportunidades económicas, fortalecer los servicios básicos y aumentar la capacidad del gobierno. Quieren crear un nuevo futuro para sí mismos y estoy comprometido con ayudarlos mediante la Comisión».

    Además de Clinton y Bellerive, conforman la comisión legisladores haitianos, autoridades locales, representantes sindicales y empresariales, así como un delegado de la Comunidad del Caribe.

    La comisión tendrá también a un representante de cada donador que ofrezca al menos 100 millones de dólares en dos años o una condonación de 200 millones de la deuda. Actualmente, están en esa situación Estados Unidos, Canadá, Brasil, Francia, Venezuela y la Unión Europea, junto con el Banco Interamericano de Desarrollo y la ONU.

  • ¿Ya olvidamos Haiti?

    Los amputados haitianos enfrentan un proceso de rehabilitación con retos no menores al trauma inicial del terremoto del 12 de enero: nuevas operaciones quirúrgicas, preocupaciones por la atención que recibirán cuando se vayan los médicos extranjeros, además de la dificultad de vivir en un país paupérrimo donde los lisiados han sido considerados como una carga para sus familias.

    Hasta unas 4.000 personas sufrieron amputaciones tras el terremoto de magnitud 7 que mató a más de 200.000 personas. Necesitan un tratamiento minucioso porque los cirujanos, apresurados por salvar la mayor cantidad de vidas posibles, a menudo hicieron amputaciones transversales que no dejaron suficiente piel para la cicatrización o un muñón adecuado para un miembro artificial.

    Ahora la principal preocupación es una posible infección.

    Mientras muchos amputados siguen hospitalizados, otros han sido dados de alta sin tener donde ir excepto campamentos precarios de refugiados. En un hospital de campaña que el grupo médico Merlin opera en medio de carpas instaladas en una cancha de tenis, Eba Pasha, coordinador de salud, dijo que han tenido que efectuar nuevas operaciones quirúrgicas a víctimas que regresaban con muñones infectados.

    Uno de sus pacientes, Vivian Exavier, requirió una operación para cerrar la herida en una pierna que le amputaron en un hospital en la República Dominicana. Después de ser dada de alta hace una semana, empezó a dormir en el patio de una escuela. En la primera noche, Haití experimentó su lluvia más intensa desde el terremoto.

    La mujer de 35 años se envolvió el muñón debajo de la pierna derecha para protegerlo del terreno lodoso.

    Una desventaja física significa una enorme carga en Haití, un país donde más de la mitad de la población estaba desempleada aun antes del sismo. Sin modo de competir, muchos han quedado librados a su suerte y a mendigar por las calles.

    «En Haití, cuando eres lisiado, te olvidan», dijo Michel Pean, secretario de estado para la integración de los discapacitados

  • Familia Duvalier quiere descongelen su dinero en Suiza

    Los parientes del ex dictador haitiano Jean-Claude «Baby Doc» Duvalier apelaron la decisión del gobierno suizo de congelar 4,6 millones de dólares reclamados por la familia, informó el miércoles un tribunal.
    Un vocero de la Corte Administrativa Federal dijo que no estaba claro cuándo fallará la corte, pero que esa decisión se puede apelar ante el tribunal supremo del país.
    El gobierno emitió un decreto de emergencia el mes pasado para que los fondos permanecieran congelados en un banco suizo hasta tanto se pueda sancionar una nueva ley que permita donarlos a los grupos de ayuda que trabajan en Haití.
    El decreto fue la respuesta del gobierno a un fallo del tribunal supremo que ordenó devolver los fondos a la familia Duvalier debido a la prescripción de la causa.

  • Haiti se queda sin su gente preparada

    Ellos eran los encargados de preservar los libros y los archivos, de entrenar a los demás o de instruirse y de reparar las computadoras. Eran las pocas personas con altos niveles educativos en Haití y la nueva generación de enfermeras, técnicos, gerentes de oficina y estudiantes universitarios.

    Ahora se han ido, justo cuando más los necesita su país en ruinas.

    El terremoto del 12 de enero ocurrió justo antes de las 5:00 de la tarde, destruyendo edificios de oficinas y matando a muchos profesionales jóvenes que buscaban dar ese gran esfuerzo para que el país funcionara. Muchos quedaron aplastados junto a sus escritorios.

    «Es una generación que decidió no abandonar el país. Eligieron trabajar por el país», dijo Dieusibon Pierre Merite, sociólogo haitiano del programa antipandillas de Naciones Unidas, que perdió a varios de sus colaboradores en el movimiento telúrico. «Esos son los que murieron».

    La pérdida se agrava por la fuga de cerebros, pues la gente con la capacidad y los medios de irse abandona ahora en mayor número el país devastado, donde más de 1,2 millón de personas han perdido sus hogares.

    El primer ministro Jean Max Bellerive dijo a The Associated Press que ha observado con tristeza a muchos jóvenes instruidos que abordan aviones con destino a Estados Unidos o a cualquier otro lugar. Se van porque en Haití, donde la vida era ya difícil, ahora se ha vuelto casi imposible después del terremoto.

    «Yo miraba sus caras. Estaban escapando de un país y no tenían intención de volver», dijo Bellerive. «Siento amor por la gente que ha perdido a su familia… pero creo que es incluso más duro para el país ver que la gente que podría hacer mucho para reconstruir Haití se marcha de Haití».

    Haití ha pasado antes por esa pérdida de talento, normalmente en épocas de turbulencia política. Muchos huyeron o murieron durante las dictaduras de Duvalier padre e hijo, entre 1957 y 1986. La gente escapó también de las represalias bajo la junta militar del general Raoul Cedras, apoyada por Estados Unidos, a comienzos de la década de 1990, así como durante el mandato del presidente Jean Bertrand Aristide y en el caos que siguió al derrocamiento de este último en el 2004.

    Pero las pérdidas ahora son mucho más significativas.

    La destrucción fue tan extensa e instantánea -destruyendo la capital y sus instituciones precisamente en el momento en que más necesaria era la ayuda, la guía y las nuevas ideas- que la ausencia de estas mentes extintas o fugadas se resentirá por décadas.

    «Esto tendrá un impacto en nuestra cultura, en el futuro de Haití», dijo Pierre Merite, quien envió a su esposa y a sus tres hijas, de 2, 7 y 12 años, hacia Chicago, días después del sismo. Nadie sabe cuántos profesionales perecieron por el terremoto de magnitud 7.

    De hecho, es imposible saber con certeza cuantas personas murieron. El gobierno estima que fueron 230.000 pero nunca ha revelado cómo llegó a ese número. En un país donde dos terceras partes de las personas en edad productiva no tenían un empleo formal antes del terremoto, y donde poca gente concluyó la educación secundaria, las pérdidas en las universidades y en los edificios de oficinas representan un duro revés.

    Gaston Vilvens era un técnico de computadoras, de 29 años, y trabajaba en el Consejo Electoral Provisional de Haití, que organizaba los comicios legislativos previstos para febrero. Trabajador y educado, era valorado por sus compañeros.»Si cualquier cosa andaba mal con un sistema, uno llamaba a Gaston», dijo Gaillot Dorsainvil, presidente del consejo.

    A las 4.50 de la tarde del martes 12 de enero, la mayoría de los compañeros de Vilvens se había marchado a casa. Muchos estaban seguramente metidos en el caótico tránsito, una hora antes del ocaso.
    Al igual que los ministros del gobierno y otros altos funcionarios en la ciudad, una buena parte del personal ejecutivo del consejo se había marchado también.

    Pero Vilvens se quedó para reparar la computadora del jefe de seguridad -un puesto importante en un consejo que enfrenta amenazas constantes de los oponentes políticos. Alrededor de una decena de colegas se reunía en un salón, tratando de decidir quién trabajaría en los puestos de votación.

    Su dedicación les costó la vida. A las 4.53, la tierra se estremeció, el inmueble de concreto se vino abajo, y Vilvens y los demás quedaron aplastados en sus lugares de trabajo. «La gente que realmente trabajaba era la que estaba en la oficina después de las 4.00», dijo Philippe Augustin, supervisor de Vilvens.

    Las elecciones se cancelaron. Además de perder personal, el consejo se quedó sin oficinas, computadoras, vehículos y expedientes. La mayoría de los inmuebles contemplados como puestos de votación en la zona del terremoto quedó dañada o destruida, y cientos de miles de votantes perecieron, fueron desplazados de sus hogares o se quedaron sin cédulas de identificación.

    El consejo -despojado de algunos de sus empleados más capaces- lucha ahora por organizar los comicios presidenciales antes de que el periodo del mandatario René Preval expire a comienzos del año próximo.

  • No olvidemos a Haiti dice ONU

    El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, aumentó hoy a mil 441 millones de dólares su petición de ayuda a la comunidad internacional para asistir a los damnificados por el terremoto de Haití, una cifra sin precedentes en la historia del organismo.

    «Tenemos que volver a echar mano de nuestro corazón y nuestros recursos, con solidaridad y compasión. Hoy pedimos a la comunidad internacional mil 400 millones de dólares para ayuda humanitaria y reconstrucción», dijo el máximo responsable de Naciones Unidas en una reunión con donantes

  • FIFA dice a selecciones naciones al mundial, ayuden a Haiti

    El presidente de la FIFA, Joseph Blatter, ha enviado una carta a las 32 asociaciones que participarán en el Mundial de Sudáfrica 2010 para pedir que colaboren en el plan de ayuda a Haití, tras el terremoto sufrido en la isla caribeña el pasado mes de enero.

    Blatter señala en su misiva que «ha decidido donar el dos por ciento de las ganancias -según el artículo 73.1 de los Estatutos de FIFA- de los partidos amistosos en los que estén implicadas las asociaciones que participarán en el Mundial de Sudáfrica 2010 que se jueguen entre el 1 de marzo y el 11 de junio de 2010».

    «Para lograr un impacto mayor y actuar en solidaridad, esperamos que las 32 asociaciones se sumen a este esfuerzo con una donación adicional del dos por ciento de cada amistoso para obtener una donación combinada del cuatro por ciento», añadió Blatter, que entiende que será necesario ayudar a Haití durante años.

    La FIFA, que recolectará todas las donaciones y las administrará a través del «Fondo Especial para Haití», destinó un fondo de emergencia de 250 mil dólares tras el terremoto y posteriormente aportó un fondo especial de tres millones de dólares, tras evaluar la magnitud de lo ocurrido

  • Escuelas en riesgo por narcotrafico

    En el contexto de la lucha contra el narcotráfico, en México y Brasil se han dado casos en que fuerzas de seguridad invaden escuelas controladas por las mafias y libran ahí batallas, advierte un informe de la Unesco.

    El documento titulado ‘Educación bajo ataque 2010’, preparado por Brendan O’Malley, analista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), señala el problema.

    Algunas escuelas sometidas al control del narcotráfico han sido escenario de enfrentamientos con la policía en el contexto de la guerra contra ese delito, señala, si bien sin ofrecer ejemplos concretos.

    Se han dado casos en México y en Brasil donde ‘las fuerzas de seguridad invaden el establecimiento controlado por pandillas de narcotraficantes y libran allí su batalla’.

    Sostiene que la ocupación de escuelas se ha dado no sólo en conflictos convencionales, sino también en lugares donde se libra una guerra contra las drogas.

    En lo general, a nivel mundial se han dado ataques contra escuelas por grupos armados irregulares y en algunas ocasiones de tropas de los ejércitos regulares.

    En concreto, entre enero de 2007 y julio de 2009 se cometieron actos de violencia en por lo menos 32 países, incluyendo Asia Menor, Oriente Medio, Sudamérica, el Caribe, el Lejano Oriente y Africa.

    Entre los países que sufrieron ataques en escuelas están Afganistán, Colombia, República Democrática del Congo, Haití, India, Irán, Irak, Nepal, Pakistán, Tailandia, Somalia, Sudán y Zimbabwe.

    El estudio aborda también el problema de los niños soldados que, según se estima, alcanzan la cifra de 250 mil en todo el mundo.

    El intento de reclutamiento de menores cuando iban a la escuela ocurrió en 18 países

  • Escuelas para Abril en Haiti

    Las autoridades de educación en Haití planean reabrir las escuelas en abril próximo en las zonas directamente afectadas por el devastador terremoto del 12 de enero, informo una fuente del Ministerio de Educación local.

    El plan ahora es «intentar abrir las escuelas en abril y cerrarlas en agosto, para no perder el año académico» en Puerto Príncipe, así como en otras regiones del oeste, del sureste y parte del departamento de Nippes (suroeste) afectadas por el terremoto.

    «Tendremos que reanudar bajo carpas o casas prefabricadas» , señaló la fuente.

    Las infraestructuras escolares fueron severamente afectadas. Según la fuente del Ministerio de Educación, el 80% de los centros resultó gravemente afectado y de éstos el 30% quedó «totalmente destruido».

    Precisó que, según una primera evaluación realizada por inspectores del Ministerio, solo el 20% de las 5 mil escuelas primarias y secundarias quedó «intacto».

    «Pero hay que confirmar esto con otra evaluación técnica» , agregó, e indicó que el Gobierno desarrolla una serie de reuniones con varios proveedores de fondos con la idea, entre otras cosas, de crear «un fondo de apoyo a la educación» , para asegurar salarios para los docentes, materiales escolares y comida para los alumnos.

    Entre las instituciones figuran la Unesco, Unicef, el Banco Interamericano de Desarrollo (BID) y el Banco Mundial (BM).

    En la situación actual, el Gobierno contempla en su plan el conjunto de las escuelas públicas y privadas, explicó la fuente, que destacó un acuerdo en ese sentido con las asociaciones de escuelas privadas y sectores sindicales.

    Mientras tanto, se inició una fase de preparación en las áreas afectadas, por lo que se realizan obras para limpiar los lugares y habilitar carpas.

    También se desarrolla una promoción a través de las emisoras de radio para plantear «la necesidad de actividades psicosociales con los niños» afectados por el sismo.

    Según la fuente, las actividades escolares ya se reanudaron en ocho departamentos que no fueron directamente impactados por fenómeno

  • Ya 1 mes del sismo de Haiti

    Las oficinas del Alto Comisionado de Naciones Unidas para Derechos Humanos (ACNUDH) y del Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) pidieron suspender los retornos involuntarios de personas a Haití, por razones humanitarias.

    A un mes del terremoto de 7.0 grados Richter que devastó la capital haitiana y sus alrededores, ACNUDH y ACNUR pidieron a la comunidad internacional en una declaración conjunta no regresar a haitianos a su país hasta que la situación se normalice y se estabilice.

    Instaron a los países en los que se encuentran haitianos a que les ofrezcan protección a pesar de que no estén con carácter de refugiados, con base en razones humanitarias.

    En rueda de prensa este viernes, la portavoz del ACNUR, Melissa Fleming, subrayó ‘este no es el momento de regresar a la gente’.

    Al ser interrogada sobre qué países en concreto están regresando a haitianos a su país en contra de su voluntad, Fleming señaló que ‘no venimos a señalar ni a dar nombres, lo estamos pidiendo por razones humanitarias, este no es el momento de regresar a la gente, no ahora’.

    Por su parte, el portavoz del ACNUDH Rupert Colville, señaló que por una u otra razón hay un gran número de haitianos que antes o después del terremoto llegaron a otros países y coincidió en subrayar que no es el momento de regresarlos en estas circunstancias.

    ACNUR y ACNUDH señalaron que mientras que la respuesta internacional al desastre está en marcha, los servicios y la asistencia todavía tienen que llegar a una parte significativa de la población afectada, y la situación todavía es compleja.

    Fleming indicó que un gran número de personas todavía carece de servicios básicos como refugio, alimento, agua y ayuda médica.

    Recordó que más de un millón de personas se han quedado sin hogar y reiteró su preocupación por el gran número de población vulnerable, incluyendo los heridos y niños huérfanos

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