Etiqueta: fe

  • La semana mayor

    Así­ es como se le conoce comúnmente a la semana santa, las religiones católica y cristiana la celebran de una manera y además es la celebración más importante del año, así­ es, más importante que navidad, por todo el significado que esta celebración conlleva; por otro lado tenemos a los judí­os que también celebran la pascua en casi las mismas fechas que los católicos y cristianos (algunas veces coincide), con un significado diferente. Esta semana me meteré en la religión así­ como lo hice en navidad, pero desde mi punto de vista, ya saben.

    Como católica que soy, por haber estado en un colegio de monjas y por haber estado aproximadamente 4 años en un grupo religioso, digamos que tengo un conocimiento amplio en cuanto a esta celebración se refiere.

    Empecemos por la primera pascua vivida en la historia que viene a ser la pascua judí­a (Pésaj). El pésaj, es la conmemoración del escape del cautiverio que los egipcios tení­an sobre los judí­os, otros le conocen como el >>paso<< del Mar Rojo. La historia en resumen es que los judí­os liderados por Moisés hicieron frente a los egipcios con ayuda del Señor, que les mandó algunas plagas para que se dieran cuenta de quién era quién y en el dí­a señalado salieron de Egipto cruzando el mar Rojo (¡¡Zaz!! Les ahorre 3 horas de pelí­cula y varias horas de lectura de la Biblia). La Pascua cristiana/católica tiene lugar según la fase de la luna, por eso siempre es en fechas distintas, ésta varí­a entre el 22 de marzo y el 25 de abril, ya que tiene lugar el domingo siguiente a la primera luna llena de primavera del hemisferio norte. La pascua cristiana se refiere al >>paso<< de la muerte a la vida de Jesucristo, para esta celebración que muchos creen que culmina el domingo de pascua voy a hacer otro resumen pero combinado con las celebraciones actuales.

    Primero que nada la celebración de la pascua comienza el miércoles de ceniza, donde se evocan los 40 dí­as que Jesús pasó en el desierto haciendo ayuno y culmina con el domingo de ramos, que es el dí­a que Jesús entra Jerusalén y es recibido como rey. Con esta celebración comienza la semana santa o semana mayor (ya llevamos 40 dí­as). El jueves santo se celebra la primera misa celebrada por Jesús, por todo el mundo conocida como la última cena, en la que también anuncia la traición de uno de sus apóstoles. Después de cenar, Jesús se retira al monte de los olivos a orar con un grupo pequeño de los apóstoles y es ahí­ donde llega Judas a darle un beso (previamente Judas vende a Jesús con los romanos y señala que al que le dé un beso ese es al que ellos buscan) y los romanos se llevan preso a Jesús, es aquí­ donde comienza el viacrucis. Al dí­a siguiente, que nosotros conocemos como viernes santo, dí­a conocido como la pasión y muerte, Jesús es condenado a muerte, obligado a cargar con la cruz y donde los romanos lo coronan con una cruz de espinas por ser â??el rey de los judí­osâ?, al termino del camino Jesús es crucificado en un monte en medio de dos ladrones y muere, lo bajan de la cruz y es sepultado en el sepulcro. En el catolicismo este dí­a se hace la representación del viacrucis y por la noche se le da el pésame a la virgen; no hay misas hasta el sábado por la noche casi domingo (vigilia pascual), el sábado conocido como sábado de gloria o sábado santo se enciende el fuego nuevo haciendo alusión a la Resurrección de Jesús que es donde Marí­a Magdalena descubre que el sepulcro está vací­o. Al jueves, viernes y sábado santo se les conoce como Triduo Pascual.

    Llevamos 47 dí­as de celebración, pero lo que muchos no saben es que ahí­ no se termina la Pascua, sino que a los 40 dí­as se celebra la Asención de Jesús y a los 10 dí­as de ésta, Pentecostés: el descenso del Espí­ritu Santo, y que pone fin al tiempo pascual.

    Espero que con esta explicación rápida, entendamos mejor este tiempo que es de reflexión, perdón y alegrí­a.

    ¡Felices Pascuas!

    Tania Garza, Lic. En Administración, ferrocarrilera, malvadina, biónica y casi siempre diva

  • Semana Santa, via Twitter?

    dias especiales para los catolicos en el mundo

    Por El Enigma

    Son fechas que para los católicos en el mundo significan mucho.

    La semana santa si bien en muchos países se continua con el recordatorio del porque del sacrificio de Cristo, en otros es un día mas.
    Pero para la comunidad mexicana, son días de guardar ya que en la población la mayoría religiosa es católica cristiana.

    Lo que me llamó mucho la atención es que el cardenal Norberto Rivera Carrera llamó a través de su cuenta en Twitter @primadodemexico , a que no olvidemos la religiosidad de estas fechas.

    En el mundo la grey católica ha tenido una sensible disminución, debido a tantos escándalos y claro está, el sentido ortodoxo de la fe que desea llevar la cúpula católica / cristiana.

    Si bien tecnología y ciencia han avanzado, la Santa Sede no modifica sus postulados que según tengo entendido no han tenido un gran avance en los últimos mil años.

    Por lo cual la mayoría de católicos en el mundo ya no sienten tan afines los principios de religiosidad y comulgan con la Iglesia Católica Apostólica y Romana.

    ¿Crisis de Fe?

    Mucho tiene que ver que en el mundo los escándalos dados a conocer de abusos por parte de sacerdotes, influyan en lo que creen o no los feligreses.

    También esto es movido a ver que aun cuando las autoridades de una nación o pueblo están enteradas y llevan a juicio a los sacerdotes, no hay castigos ejemplares y se aplica iuris corpus cannonis permitiendo a los ojos de la sociedad, que los delitos queden impunes.

    Por el momento, sabiendo como es el cardenal primado de México Norberto Rivera Carrera, me sorprende haya usado twitter para dar un mensaje así.

  • Fe vs ciencia

    Se da a conocer que en México la mayoría de los ciudadanos no creen en científicos y en ciencia, sino que más bien creen que lo importante es la fe y los rituales que recomiendan los demás.

    Ya sean cábalas, ya sean para atraer el dinero o el amor, la salud o la pareja, lo cierto es que de acuerdo a una encuesta la mayoría de los mexicanos en el país, así lo piensan y por ello mismo, hace caso omiso de los especialistas.

    En el mercado de Sonora en el Distrito Federal, la fama lleva a miles de personas diariamente para ir a buscar el remedio a sus problemas.

    La santa muerte

  • Ágora.

    Las relaciones entre fe y razón han sido un tema de profunda raigambre en el pensamiento filosófico y religioso.

    La tendencia de algunos pensadores ha sido diametralmente opuesta, esto es, establecer como base única, ya sea la sola razón o, en su lado opuesto, la fe.

    Estas tendencias antagónicas son, sin embargo, erróneas. Suponer que la fe es opuesta a la razón es demeritar en grado sumo la esencia misma del hombre.

    La fe, inicialmente, debe entenderse es el sentido sobrenatural, es decir, la disposición a del entendimiento para creer las Verdades Reveladas, fiados en la autoridad de Dios que las revela. En esta tesitura, se comprende que la fe es una gracia, es decir, un don de Dios.

    De entenderse que no hay oposición entre fe y razón. Esto es fácil de colegir a la luz de la naturaleza misma del hombre y que es calida con que el Creador nos ha investido. Recordemos que el hombre se define como un â??animal socialâ? y, sobre todo, como un â??ser racionalâ?. Esta racionalidad es un don que nos identifica con toda y de toda la creación. Dios ha hecho al hombre racional y le ha dado el dominio â??racionalâ? sobre el mundo.

    De esta manera si la razón proviene de Dios y la fe es una de las virtudes teologales que nos aproxima al Padre Celestial, en última instancia son lados de una misma moneda, acuñada por el amor de Dios y cuyo valor esta en el material que la forma: cuerpo, mente y espí­ritu hechos por Dios.

    Asimismo, el Catecismo de la Iglesia Católica determina que â??A pesar de que la fe esté por encima de la razón, jamás puede haber desacuerdo entre ellas. Puesto que el mismo Dios que revela los misterios y comunica la fe ha hecho decender en el espí­ritu humano la luz de la razón, Dios no podrí­a negarse a sí­ mismo ni lo verdadero contradecir jamás a lo verdadero (â?¦) si se procede de un modo realmente cientí­fico y según las normas morales, nunca estará realmente en oposición con la fe, porque las realidades profanas y las realidades de fe tienen su origen en el mismo Diosâ?.

    No hay ni debe haber contradicción entre las afirmaciones de la ciencia y las verdades de la fe. El hombre es una unidad formada por un estadio fí­sico, intelectual y mí­stico. Fe y razón son complementos en la inmanencia humana, no conceptos que deban sobreponerse uno con otro.

    * Carin es amante de los números, estudioso de la filosofí­a, abogado y amigo de El Enigma. Columnista de Solo-Opiniones

  • Rezan por perdon a agresores de Virgen

    El fervor y la indignación nutrieron ayer a decenas de feligreses que se agolparon a las puertas de la iglesia de Santa Rosa de Lima en Maywood, no muy lejos del corazón de Los íngeles, para rezar y tratar de encontrar la paz y tranquilidad de una comunidad agredida en lo más í­ntimo de su fe y sus convicciones.

    Poco más de mil fieles se arracimaron ayer a las puertas de la Iglesia, vestidas de blanco y lanzando cánticos a la Guadalupana y mañanitas a la Virgen, para mostrar el músculo de una imagen venerada en gran parte de Estados Unidos, principalmente en el sur del paí­s.

    â??Nos han dicho que tenemos que ofrecer la otra mejilla y perdonar. Que a pesar de la agresión (contra la Virgen de Guadalupe) tenemos que encontrar en nuestros corazones el perdón y entender el odio y el temor que han movido a quienes atacaron a la Virgenâ?, dijo Lorena N., una trabajadora de la confección y madre de dos hijos que aceptó conversar telefónicamente antes de acudir al rezo colectivo en la iglesia de Santa Rosa de Lima.

    La fe y la indignación de decenas de devotos que acudieron a la iglesia de Santa Rosa de Lima â??un templo que ha sido punto de referencia en la defensa de los derechos civiles y humanos de millones de inmigrantes indocumentados que hoy claman por la legalización en Estados Unidosâ??, hizo ayer palpitar el centro de Maywood, una ciudad declarada santuario del movimiento inmigrante desde el año 2006. Desde entonces, la embestida de ataques y ofensivas que han protagonizado organizaciones antinmigrantes como The Minuteman Project, no ha cesado.

    A pesar de que la policí­a de Maywood no ha ofrecido aún resultados concluyentes sobre la identidad de los agresores que en la madrugada del pasado lunes acuchillaron a la Virgen de Guadalupe y quemaron la figura de un Cristo, la sensación de agravio por razones raciales, religiosas y culturales â??que la policí­a ha definido como un â??crimen de odioâ?â??, no ha dejado de intranquilizar a una comunidad hispana y católica en su mayorí­a.

    â??A nadie que conozcamos en la comunidad hispana de Maywood nos extraña este ataque de tintes racistas porque la iglesia y el padre (David Velázquez) habí­an sido objeto de constantes amenazas por su apoyo para los inmigrantesâ?, aseguró Martha Ugarte una de las activistas que más han trabajado a favor de la causa de los indocumentados mexicanos en Maywood.

    â??Es muy difí­cil no ver una conexión entre las muestras de odio que han emergido en estados como Arizona con el ataque a la Virgen de Guadalupe, que es un sí­mbolo muy grande para la comunidad inmigranteâ?, dijo Leonardo Vilchis una de las personas que acudieron a la misa. â??Lo que han hecho contra la Virgen es un recordatorio del sufrimiento de la comunidad inmigrante en EUâ?, dijo

  • Historia de la Virgen de Guadalupe

    La Virgen Santí­sima se apareció en el Tepeyac, México, a san Juan Diego el martes 12 de diciembre de 1531, apenas diez años después de la conquista de México. La madre de Dios viene para dar a conocer el evangelio a sus hijos nativos del nuevo continente y para «mostrar y dar» todo su «amor y compasión, auxilio y defensa, pues yo soy vuestra piadosa madre».

    Como prueba de su visita la Virgen milagrosamente hizo que en aquel lugar aparecieran preciosas rosas de Castilla y que su imagen se quedara permanentemente en la tilma de su siervo.

    Durante cuatro dí­as la Virgen se habí­a comunicado con Juan Diego hablándole en su propia lengua, el náhualtl. Al identificarse, Marí­a usó la palabra «coatlallope»; un sustantivo compuesto formado por «coatl» o sea, serpiente, la preposición «a» y «llope», aplastar; es decir, se definió como «la que aplasta la serpiente». Otros reconstruyen el nombre como «Tlecuauhtlapcupeuh» que significa: «La que precede de la región de la luz como el Aguila de fuego». De todas formas el vocablo náhualtl sonó a los oí­dos de los frailes españoles como el extremeño «Guadalupe», relacionando el prodigio del Tepeyac con la muy querida advocación que los conquistadores conocí­an y veneraban en la Basí­lica construida por Alfonso XI en 1340. En España existí­an dos advocaciones a la Virgen de Guadalupe, en Cáceres y en La Gomera. Sin embargo la Guadalupe Mexicana es original. ¡La Virgen se comunicó de manera que la entendiesen tanto los indios como los españoles!.

    La Virgen de Guadalupe dio al indio Juan Diego un delicado trato de nobleza elevando proféticamente la condición de todo su pueblo. El Señor «derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes». Al mismo tiempo, La Virgen trajo reconciliación y no división entre los nativos y los españoles. Les ayudó a ambos a comprender que la fe cristiana no es propiedad de nadie sino un don de amor para todos. La Virgen pide a Juan Diego que vaya al obispo. El obispo de México era Fray Juan De Zumárraga, franciscano. De esta manera la Virgen enseña que se debe someter a la autoridad legí­tima que Jesús estableció en la Iglesia.

    Cuatrocientos años debieron pasar para que la cultura occidental reconociera admirada que la imagen impresa sobre el ayate indí­gena era un verdadero códice mexicano, un mensaje del cielo cargado de sí­mbolos. Helen Behrens, una antropóloga norteamericana descubrió en 1945 lo que los ojos de los indios habí­an «leí­do» en la pintura de la «Madre del verdadero Dios por quien se vive» aquel diciembre de 1531.

    Guadalupe propicia la Evangelización del continente

    Los misioneros tení­an poco éxito a pesar de su intensa labor, en gran parte por el mal ejemplo de muchos que llamándose cristianos, abusaban de ellos. Pero la Virgen de Guadalupe se presenta como mujer nativa y les enseñó que el regalo de la fe es para todos sin distinción. La imagen de la tilma es toda una catequesis (ver abajo). Resultado: En los 7 años después de las apariciones 8 millones de nativos se convirtieron a la fe católica. Esto representa un promedio de 3000 conversiones diarias. Si recordamos que por la predicación de San Pedro el dí­a de Pentecostés se convirtieron 3000 hombres, podemos apreciar que la Virgen inició un verdadero Pentecostés que duró 7 años.

    La Virgen de Guadalupe continúa guiándonos a Jesús. Los milagros obtenidos por la Virgen son tan extraordinarios que no se puede menos que exclamar: «El poder divino está aquí­». Dios Todopoderoso se complace en derramar sus dones por medio de aquella a quien El escogió para ser su madre.

    El Santuario, Tepeyac
    El Tepeyac es el santuario mariano mas visitado del mundo, superando en visitas a Lourdes y Fátima. Cada año 20 millones de fieles se acercan a la venerada imagen para expresar a la Madre del Cielo el testimonio de su cariño y veneración. El dí­a de la fiesta, el doce de diciembre, se calcula que casi tres millones de personas acuden al santuario.

    En la actualidad la imagen milagrosa está en la nueva basí­lica construida junto a la antigua que se ha hundido notablemente. Los fieles pueden contemplar el cuadro desde una estera móvil que a sus pies se desliza para movilizar a los fieles y dar cabida a las multitudes que desean venerarla. Como en todo santuario mariano, la basí­lica de Guadalupe cuenta con una capilla del Santí­simo donde los fieles constantemente adoran al Señor.

    La Basí­lica nueva tiene forma redonda que simboliza la tienda que albergaba el Arca de la Alianza en su marcha por el desierto; las lámparas interiores que cuelgan del techo recuerdan la nube que guiaba al pueblo de Dios dí­a a dí­a y la refulgente pared de oro que sostiene el cuadro, representa la columna de fuego y luz que indicaba el camino durante la noche.

    Durante el proceso de estudio para para canonización de Juan Diego se estableció una comisión para estudiar su historicidad. El padre Fidel González fue asistido en esta labor por Eduardo Chávez Sánchez y José Luis Guerrero Rosado (Cf. «El encuentro de la Virgen de Guadalupe y Juan Diego», Editorial Porrúa, México 1999, 564 pp.). Presentaron 27 documentos o testimonios indí­genas guadalupanos y 8 de procedencia mixta indo-española. Entre todos ellos, destaca el «El Nican Mopohua» y el llamado Códice «Escalada».

    No se pueden explicar con elementos históricos algunos aspectos decisivos de la historia de México sin tener en cuenta el milagro de Guadalupe. Como, por ejemplo, el que, después una conquista dramática y tras dolorosas divisiones y contraposiciones en el seno del mundo polí­tico nahuatl, en un lugar significativo para el mundo indí­gena, en el cerro del Tepeyac, se levantara en seguida una ermita dedicada a la Virgen Marí­a bajo el nombre de Guadalupe. No explican tampoco cómo Guadalupe se convirtió en señal de una nueva historia religiosa y de encuentro entre dos mundos hasta ese momento en dramática contraposición.

    …. Existen otras muchas pruebas históricas sobre la existencia de Juan Diego, como, por ejemplo, la tradición oral, fuente decisiva al estudiar a los pueblos mexicanos, cuya cultura era principalmente oral. Esta tradición, en esos casos suele obedecer a cánones bien precisos y, en el caso de Guadalupe, siempre confirma la figura histórica y espiritual de Juan Diego. Quien quiera profundizar en el aspecto histórico del vidente de Guadalupe, puede leer a continuación el artí­culo inédito escrito por una de las personalidades más competentes en la materia, Fidel González, presidente de la Comisión histórica sobre Juan Diego constituida por la Santa Sede.
    -Fuente: Zenit.

    La siguiente historia es tomada del escrito del indio Nican Mophua del XVI

    Para el texto completo ver: El Nican Mopohua

    Un sábado de 1531 a principios de diciembre, un indio llamado Juan Diego, iba muy de madrugada del pueblo en que residí­a a la ciudad de México a clase de catecismo y a la Santa Misa. Al llegar junto al cerro llamado Tepeyac amanecí­a y escuchó que le llamaban de arriba del cerro diciendo: «Juanito, Juan Dieguito».

    í?l subió a la cumbre y vio a una Señora de sobrehumana belleza, cuyo vestido era brillante como el sol, la cual con palabras muy amables y atentas le dijo: «Juanito, el más pequeño de mis hijos, ¿a dónde vas?… sabe y ten entendido, tú el más pequeño de mis hijos, que yo soy la siempre Virgen Santa Marí­a, Madre del verdadero Dios, por quien se vive; del Creador cabe quien está todo; Señor del cielo y de la tierra. Deseo vivamente que se me erija aquí­ un templo, para en él mostrar y dar todo mi amor, compasión, auxilio y defensa pues yo soy vuestra piadosa madre; a ti, a todos vosotros juntos los moradores de esta tierra y a los demás amadores mí­os que me invoquen y en Mí­ confí­en; oí­r allí­ sus lamentos, y remediar todas sus miserias, penas y dolores.

    Y para realizar lo que mi clemencia pretende, ve al palacio del obispo de México y le dirás cómo yo te enví­o a manifestarle lo que mucho deseo, que aquí­ en el llano me edifique un templo: le contarás puntualmente cuanto has visto y admirado y lo que has oí­do… Hijo mí­o el más pequeño; anda y pon todo tu esfuerzo»

    í?l se arrodilló y le dijo: «Señora mí­a, ya voy a cumplir tu mandado; por ahora me despido de ti, yo tu humilde siervo». Y se fue de prisa a la ciudad y camino al Palacio del Obispo, que era Fray Juan de Zumárraga, religioso franciscano.

    Cuando el Obispo oyó lo que le decí­a el indiecito Juan Diego, no le creyó. Solamente le dijo: «Otro vez vendrás, hijo mí­o y te oiré más despacio, lo veré muy desde el principio y pensaré en la voluntad y deseo con que has venido».

    Juan Diego se volvió muy triste porque no habí­a logrado que se realizara su mensaje. Se fue derecho a la cumbre del cerro y encontró allí­ a la Señora del Cielo que le estaba aguardando. Al verla se arrodilló delante de Ella y le dijo: «Señora, la más pequeñas de mis hijas, Niña mí­a, fui a donde me enviaste a cumplir tu mandado; aunque con dificultad entré a done es el asiento del prelado; le vi y expuse tu mensaje, así­ como me advertiste; me recibió benignamente y me oyó con atención; pero en cuanto me respondió, pareció que no la tuvo por cierto… Comprendí­ perfectamente en la manera que me respondió, que piensa que es quizás invención mí­a que Tú quieres que aquí­ te hagan un templo y que acaso no es de orden tuya; por lo cual, te ruego encarecidamente, Señora y Niña mí­a, que a alguno de los principales, conocido, respetado y estimado le encargues que lleve tu mensaje para que le crean porque yo soy un hombrecillo, soy un cordel, soy una escalerilla de tablas, soy cola, soy hoja, soy gente menuda, y Tú, Niña mí­a, la más pequeña de mis hijas, Señora, me enví­as a un lugar por donde no ando y donde no paro.»

    Ella le respondió: «Oye, hijo mí­o el más pequeño, ten entendido que son muchos mis servidores y mensajeros, a quienes puedo encargar que lleven mi mensaje y hagan mi voluntad; pero es de todo punto preciso que tú mismo solicites y ayudes y que con tu mediación se cumpla mi voluntad. Mucho te ruego, hijo mí­o el más pequeño, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Dale parte en mi nombre y hazle saber por enero mi voluntad, que tiene que poner por obra el templo que le pido.»

    Pero al dí­a siguiente el obispo tampoco le creyó a Juan Diego y le dijo que era necesaria alguna señal maravillosa para creer que era cierto que lo enviaba la misma Señora del Cielo. Y lo despidió.

    El lunes, Juan Diego no volvió al sitio donde se le aparecí­a nuestra Señora porque su tí­o Bernardino se puso muy grave y le rogó que fuera a la capital y le llevara un sacerdote para confesarse. í?l dio la vuelta por otro lado del Tepeyac para que no lo detuviera la Señora del Cielo, y así­ poder llegar más pronto a la capital. Mas Ella le salió al encuentro en el camino por donde iba y le dijo: â??Oye y ten entendido, hijo mí­o el más pequeño, que es nada lo que te asusta y aflige, no se turbe tu corazón, no temas esa enfermedad, ni otra alguna enfermedad y angustia. ¿No estoy yo aquí­ que soy tu Madre? ¿No estás bajo mi sombra? ¿No soy yo tu salud? ¿No estás por ventura en mi regazo? ¿Qué más has menester? No te apene ni te inquiete otra cosa; no te aflija la enfermedad de tu tí­o, que no morirá ahora de ella: está seguro que ya sanó… Sube, hijo mí­o el más pequeño, a la cumbre del cerrillo, allí­ donde me viste y te di órdenes, hallarás que hay diferentes flores; córtalas, júntalas, recógelas; en seguida baja y tráelas a mi presencia.â?

    Juan Diego subió a la cumbre del cerro y se asombró muchí­simo al ver tantas y exquisitas rosas de Castilla, siendo aquel un tiempo de mucho hielo en el que no aparece rosa alguna por allí­, y menos en esos pedregales. Llenó su poncho o larga ruana blanca con todas aquellas bellí­simas rosas y se presentó a la Señora del Cielo.

    Ella le dijo: â??Hijo mí­o el más pequeño, esta diversidad de rosas es la prueba y señal que llevarás al obispo. Le dirás en mi nombre que vea en ella mi voluntad y que él tiene que cumplirla: Tú eres mi embajador, muy digno de confianza. Rigurosamente te ordeno que sólo delante del obispo despliegues tu manta y descubras lo que llevas. Contarás bien todo; dirás que te mandé subir a la cumbre del cerrillo que fueras a cortar flores; y todo lo que viste y admiraste; para que puedas inducir al prelado a que te dé su ayuda, con objeto de que se haga y erija el templo que he pedido.â?

    Juan Diego se puso en camino, ya contento y seguro de salir bien. Al llegar a la presencia del Obispo le dijo: â??Señor, hice lo que me ordenaste, que fuera a decir a mi Ama, la Señora del Cielo, Santa Marí­a, preciosa Madre de Dios, que pedí­as una señal para poder creerme que le has de hacer el templo donde ella te pide que lo erijas; y además le dije que yo te habí­a dado mi palabra de traerte alguna señal y prueba, que me encargaste, de su voluntad.

    Condescendió a tu recado y acogió benignamente lo que pides, alguna señal y prueba para que se cumpla su voluntad. Hoy muy temprano me mandó que otra vez viniera a verte; le pedí­ la señal para que me creyeras, según me habí­a dicho que me la darí­a; y al punto lo cumplió: me despachó a la cumbre del cerrillo, donde antes yo la viera, a que fuese a cortar varias rosas de Castilla (…). Ella me dijo por qué te las habí­a de entregar; y así­ lo hago, para que en ellas veas la señal que pides y cumplas su voluntad; y también para que aparezca la verdad de mi palabra y de mi mensaje. He las aquí­: recí­belasâ?.

    Desenvolvió luego su blanca manta, y así­ que se esparcieron por el suelo todas las diferentes rosas de Castilla, se dibujó en ella y apareció de repente la preciosa imagen de la Virgen Marí­a, Madre de Dios, tal cual se venera hoy en el templo de Guadalupe en Tepeyac. Luego que la vieron, el Obispo y todos los que allí­ estaban, se arrodillaron llenos de admiración. El prelado desató del cuello de Juan Diego la manta en que se dibujó y apareció la Señora del Cielo y la llevó con gran devoción al altar de su capilla. Con lágrimas de tristeza oró y pidió perdón por no haber aceptado antes el mandato de la Virgen.

    La ciudad entera se conmovió, y vení­an a ver y admirar la devota imagen y a hacerle oración; y le pusieron por nombre la Virgen de Guadalupe, según el deseo de Nuestra Señora. Juan Diego pidió permiso para ir a ver a su tí­o Bernardino, que estaba muy grave. El Obispo le envió un grupo de personas para acompañarlo. Al llegar vieron a su tí­o estaba muy contento y que nada le dolí­a. Y vinieron a saber que habí­a quedado instantáneamente curado en el momento en que la Santí­sima Virgen dijo a Juan Diego: «No te aflija la enfermedad de tu tí­o, que no morirá ahora de ella: está seguro de que ya sanó».

    El Obispo trasladó a la Iglesia Mayor la santa imagen de la amada Señora del Cielo. La ciudad entera desfilaba para admirar y venerar la Sagrada Imagen, maravillados todos de que hubiera aparecido por milagro divino; porque ninguna persona de este mundo pintó su preciosa imagen.

    (hasta aquí­ el relato indio del siglo XVI)

  • Reabren los templos religiosos y la gente Da Gracias

    Con el propósito de agradecer a la Virgen de Guadalupe que se haya estabilizado la epidemia de influenza A H1N1 en el paí­s, el próximo domingo se realizará una misa solemne en el Tepeyac, encabezada por el nuncio apostólico en México, Christophe Pierre, y por el cardenal Norberto Rivera Carrera.

    El acto religioso también marcará el reinicio de las misas públicas en domingo en todas los templos de la Arquidiócesis de México, que habí­an sido suspendidas por la contingencia sanitaria.

    Durante la misa dominical, el representante del papa Benedicto XVI en el paí­s entregará al arzobispo primado de México una felicitación para la Arquidiócesis por el tricentenario del principal templo mariano del mundo.

    Luego de que fueron cancelados por la influenza los festejos por los 300 años de la inauguración de la Antigua Basí­lica de Guadalupe el pasado 1 de mayo, el acto religioso del domingo también conmemorará dicho acontecimiento.

    También iniciará un año jubilar por ese motivo, durante el cual toda persona que acuda al santuario adquirirá la indulgencia plenaria.

    Ayer jueves, las misas de entresemana en el santuario del Tepeyac fueron restablecidas, y cientos de católicos acudieron al santuario.

    â??Autoridades y empleados de la insigne y nacional Basí­lica de Santa Marí­a de Guadalupe damos gracias a Dios y a Marí­a Santí­sima de Guadalupe por el control del virus y oramos por los fallecidos y su familia.

    â??Asimismo celebramos la unidad y el esfuerzo mostrados en el paí­s, y elevamos nuestra petición para que México haga frente y salga adelante, de éste y otros padecimientos que le aquejan, con firmeza y fortalezaâ?, se lee al llegar al templo mariano.

    En la reapertura, tanto ministros de culto como feligreses deberán respetar ciertas normas. En el caso de los sacerdotes, las indicaciones son abreviar las celebraciones litúrgicas para que las personas permanezcan poco tiempo en los recintos religiosos, y purificarse las manos con agua y jabón o gel antibacterial antes de dar la comunión

    Technorati Profile