Etiqueta: etiqueta

  • La etiqueta y el celular

    la educacion etiqueta y las comunicaciones

    En estos dí­as recibí­ un correo, de esos que todos reenviamos pero no son cadena, sobre la muerte de de la conversación. Me llamó la atención porque me pasa y creo que es un mal que nos ha llegado a todos los que poseemos un teléfono de los llamados â??Smartphonesâ?.

    A poco no les ha pasado que están â??conviviendoâ? en cualquier lugar y ya sea tu teléfono o el de cualquiera de los que te acompañan suena una alerta y lo primero que hace es revisarlo. Seamos honestos, nos comen las ansias de ver quien ha comentado nuestro status, si alguien nos mencionó, si alguien me taggeo, contestado alguno de nuestros mensajes, nos mandó un mail, etc, etc, etc. Si suena un nextel con su tono caracterí­stico, los que tienen uno, lo primero que hacen es revisar si es el de ellos aunque haya sonado a distancia. No se diga que si suena el celular porque alguien te llama contestas inmediatamente aunque dejes al otro con la palabra en la boca y al colgar digas ¿en qué estábamos?

    Todaví­a peor, el uso del celular cuando vamos manejando, ahí­ vamos posteando en las redes sociales, texteando o hablando por teléfono, no nos basta haber visto correos, propagandas y demás sobre lo peligroso que es el uso del celular mientras se maneja, lo seguimos haciendo, creemos que nunca nos va a pasar algo malo.

    Cuando dejamos el teléfono en casa es una tragedia mundial, no se diga cuando lo perdemos, ahí­ tenemos toda nuestra agenda telefónica, contactos, correos, agenda diaria, etc. ¡Nuestra vida!

    No niego que el uso del teléfono celular sea de los mejores inventos que hemos tenido a lo largo de los años, y más el 3G y su habilidad para conectarnos a la red en cualquier momento, pero ¿se acuerdan que hací­an antes de tener uno?

    No sé qué hací­as antes de tener un teléfono celular con 3G, pero yo recuerdo dar gracias por el nuevo dí­a, arreglarme, salir de casa, manejar tranquilamente al trabajo y ya estando ahí­ revisar mi correo, mi correo personal y cuando tuviera oportunidad revisar mis redes sociales. Ahora lo primero que hago es revisar mi teléfono a ver qué correo me llegó o quien me escribió; al salir de casa si estoy en el trafico lo agarro para ver que actualizaciones hay en mis redes sociales, si puedo escribo, lo admito me he vuelto esclava de mi celular ¡Qué horror!

    Me parece que es hora de que hagamos un código de etiqueta sobre el uso del celular cuando estamos con alguien más, cenando, platicando, conviviendo, lo que sea. Deberí­amos limitar su uso, ponerlo en tono silencioso, por respeto a los demás y a mi mism@. También deberí­amos poder apagarlo en algún momento del dí­a sin el menor remordimiento, pero no nos queremos perder ninguna notificación o llamada ¡a donde hemos llegado!

    Los invito a establecer horarios para el uso del celular, no perdamos el placer de una buena platica con los amigos o la familia por estar revisando el teléfono, que no nos esclavice, que no nos gane, seamos más fuerte que el.

    Tania Garza. Lic. En Administración, ferrocarrilera, súper malvadina, biónica y no dejo de ser diva.

  • Reglas de etiqueta para los no-jugadores. Por Dr. Niebla

    A tan sólo un mes de que comience la temporada fuerte de los video juegos la verdad es que no se me ocurre mucho de qué escribir; sin embargo, pensando en qué presentar esta semana, se me ha ocurrido hablar de un tema delicado, que tiene que ver con esos momentos en los que jugadores y no-jugadores, tenemos diferencias.

    Para la mayorí­a de los no-jugadores, en especial novias, novios no jugadores, esposas o conocidos â??porque los amigos sí­ jueganâ?? los video juegos son una pérdida de tiempo, una especie de ancla que nos ata a una niñez que, se supone, debimos de dejar atrás hace mucho tiempo; pero sabemos que esto no es cierto, es más podemos comprobarlo cientí­ficamente, basta con ver que la cantidad de juegos para adultos es mayor que la cantidad de tí­tulos para niños.

    No todos los no-jugadores son iguales. Por un lado tenemos los no-jugadores que les importa que seamos felices, que apoyan nuestro gusto por los video juegos y que incluso, en nuestro cumpleaños o navidad, nos regalan un juego de video, a pesar de qué aún no entienden nuestra fascinación por pasar la tarde matando aliení­genas.

    Por el otro lado tenemos a los no-jugadores que creen que es su deber llevarnos de la mano a su mundo de mediocre â??madurezâ?, donde no puede existir la diversión, y todo aquello que produzca placer está prohibido.

    En el medio de esos dos extremos tenemos a los no-jugadores que no les importa un demonio lo que hagamos: si jugamos o no, básicamente porque ellos están muy ocupados con sus propios vicios, y entienden que un pasatiempo, sea el que sea, es sagrado y uno no tiene que andar de criticón.

    El caso es que se sea el tipo de no-jugador que se sea, hay ciertas reglas de etiqueta que se deben de observar cuando se está con un jugador, todo con el afán de vivir en armoní­a y tranquilidad, y entendernos los unos a los otros:

    1) Mientras un jugador está jugando, se debe de intentar omitir la pregunta â??¿y eso de qué se trata?â?

    Los video juegos son como pelí­culas y pueden suceder dos cosas: a) que la premisa del juego sea matar todo lo que se ponga frente a la pantalla, o conducir tan rápido como se pueda, o llegar del punto 1 al punto

    2; o b) que la trama del juego sea tan complicada como la de Metal Gear Solid, que tomó veinte años en contarse y otro tanto en explicarse. En ambos casos preguntar de qué se trata es una falta de respeto al jugador pues a) es obvio; o b) no vamos a dejar de jugar por explicar en ese preciso momento por qué Revolver Ocelot platica con su brazo.

    2) No interrumpir los cinematics.

    IMPORTANTE: No-jugadores, ese momento en el que el jugador deja el control de lado y se pone a ver, con rostro serio y toda la cosa, la televisión, es la razón por la que ha estado horas en su consola, es el momento en que la historia, a través de grandiosas gráficas generadas por computadora, se desvela; una pieza fundamental para entender de qué trata el juego y poder contestar a la pregunta del inciso anterior; pero, y OJO, esta escena sólo pasa una vez, no se repite. En ese momento a los jugadores no nos importa si pagamos el agua, tenemos que ir a comer con la suegra, hay que entregar el trabajo o cualquier otra cosa, lo único que nos importa en todo el mundo es esa pequeña pelí­cula dentro de nuestro juego, así­ que no interrumpan.

    3) No se refieran a los jugadores como inmaduros, infantiles o que podrí­an hacer algo mejor con su tiempo

    A ver no-jugadores ¿alguna vez le han dedicado tiempo a jugar? ¿No? Entonces no anden de criticones. Jugar video juegos es una actividad completa que requiere de coordinación motriz, planeación, pensamiento estratégico, sentido del ritmo y buen gusto. Es como jugar beisbol y ajedrez al mismo tiempo, por eso hay competencias, a nivel mundial, de video juegos. Eviten esos comentarios, que no los veo diciéndole a Ana Guevara o a Michael Phelps que dejen de andar jugando carreritas y hagan algo productivo con sus vidas.

    4) Evitar la pregunta: â??¿y en eso te gastaste X mil pesos?â? al referirse a una consola o un video juego.

    Básicamente porque nos evita la respuesta de â??sí­, ¿y? Es mi lanaâ?.

    5) Si no quieren jugar, digan que no quieren jugar.
    No hay nada más molesto que escuchar frases como: â??es que yo no le entiendo a esas cosasâ?, â??es que soy muy torpeâ?, â??es que son muchos botonesâ?; por el amor de Dios, si hasta un niño de cinco años puede jugar. Mejor ser sinceros.

    Y ya por último, a final de cuentas, jugadores y no-jugadores, todos vivimos en el mismo mundo; algo de comprensión, un poco de espacio y, después de un pleito, una cerveza o el tradicional sexo de reconciliación y el mundo será un mejor lugar donde vivir. Paz.

    Rodrigo, â??Dr. Nieblaâ? Castañeda