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  • Michaletti no permitira regresod e Zelaya

    El designado presidente Roberto Micheletti dijo que no permitirá el retorno del depuesto gobernante Manuel Zelaya y criticó al embajador estadounidense en Tegucigalpa por reunirse con el mandatario derrocado en Managua.

    »El embajador (Hugo Llorens) cometió un grave error… y ese es un acto de intromisión (en los asuntos internos hondureños)», dijo Micheletti a periodistas la noche del jueves al concluir una sesión de trabajo con sus principales colaboradores.

    Un enfrentamiento entre seguidores de Zelaya y la policía dejó el jueves 26 lesionados y 88 detenidos. El gobernante fue depuesto por un golpe militar el 28 de junio y el congreso designó a Micheletti.

    »Repito con claridad que si hay una solución que contemple mi retiro (del cargo), lo haré con todo gusto, pero tampoco Zelaya regresará a Honduras como gobernante… y él puede venir a los tribunales, que lo esperan, pero bajo ninguna circunstancia lo dejaremos tomar posesión del gobierno», dijo el mandatario designado.

    Un ex funcionario hondureño dijo el jueves que Micheletti ha retirado su rechazo a la posibilidad de que Zelaya vuelva a la presidencia, pero quiere concesiones para tranquilizar a los empresarios reticentes.

    La fuente, quien solicitó permanecer en el anonimato por no tener autorización para divulgar los detalles de una conversación privada, dijo que el jefe del gobierno de facto le comunicó al mediador, el presidente costarricense Oscar Arias, que la puerta estaba abierta para la restitución de Zelaya.

    Micheletti, sin embargo, negó el jueves por la noche, haber manifestado a Arias estar dispuesto a entregar el poder a Zelaya.

    »En ningún momento he dado esas declaraciones ni las voy a dar (porque) soy un hombre de carácter que mantiene su posición», subrayó.

    Admitió que pidió a Arias enviar una misión a Honduras a conocer la situación de primera mano y a persuadir a algunos grupos de poder, especialmente empresarios, para que acepten una salida negociada al conflicto.

    Advirtió que »si en un momento determinado (Zelaya) se sale de esa montaña Asegura que está dispuesto a retirarse del cargo, pero no permitirá que el depuesto mandatario vuelva a gobernar

    TEGUCIGALPA.- El designado presidente Roberto Micheletti dijo que no permitirá el retorno del depuesto gobernante Manuel Zelaya y criticó al embajador estadounidense en Tegucigalpa por reunirse con el mandatario derrocado en Managua.

    »El embajador (Hugo Llorens) cometió un grave error… y ese es un acto de intromisión (en los asuntos internos hondureños)», dijo Micheletti a periodistas la noche del jueves al concluir una sesión de trabajo con sus principales colaboradores.

    Un enfrentamiento entre seguidores de Zelaya y la policía dejó el jueves 26 lesionados y 88 detenidos. El gobernante fue depuesto por un golpe militar el 28 de junio y el congreso designó a Micheletti.

    »Repito con claridad que si hay una solución que contemple mi retiro (del cargo), lo haré con todo gusto, pero tampoco Zelaya regresará a Honduras como gobernante… y él puede venir a los tribunales, que lo esperan, pero bajo ninguna circunstancia lo dejaremos tomar posesión del gobierno», dijo el mandatario designado.

    Un ex funcionario hondureño dijo el jueves que Micheletti ha retirado su rechazo a la posibilidad de que Zelaya vuelva a la presidencia, pero quiere concesiones para tranquilizar a los empresarios reticentes.

    La fuente, quien solicitó permanecer en el anonimato por no tener autorización para divulgar los detalles de una conversación privada, dijo que el jefe del gobierno de facto le comunicó al mediador, el presidente costarricense Oscar Arias, que la puerta estaba abierta para la restitución de Zelaya.

    Micheletti, sin embargo, negó el jueves por la noche, haber manifestado a Arias estar dispuesto a entregar el poder a Zelaya.

    »En ningún momento he dado esas declaraciones ni las voy a dar (porque) soy un hombre de carácter que mantiene su posición», subrayó.

    Admitió que pidió a Arias enviar una misión a Honduras a conocer la situación de primera mano y a persuadir a algunos grupos de poder, especialmente empresarios, para que acepten una salida negociada al conflicto.

    Advirtió que »si en un momento determinado (Zelaya) se sale de esa montaña (de Nicaragua, donde anunció que se prepara para reasumir el poder) donde hace de guerrillero, y no sigue pensando en la presidencia, buscaría una tercería para que no haya más problemas porque quiero paz y tranquilidad en mi país».

    La tercería sería el presidente de la Corte Suprema de Justicia, Jorge Rivera, que es el único titular de un poder estatal reconocido por la comunidad internacional, la que ha dejado por fuera al Congreso y a otros organismos y funcionarios públicos importantes por participar en el derrocamiento de Zelaya el 28 de junio.

    Para impedir la entrada de Zelaya por Nicaragua, el gobierno de facto mantiene un toque de queda en la provincia fronteriza de El Paraíso

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  • ONU visita a simpatizantes de Zelaya en frontera

    Funcionarios de la ONU visitaron el lunes la frontera de Honduras y Nicaragua para verificar la situación de los seguidores del depuesto mandatario Manuel Zelaya, que tienen problemas para conseguir alimentos, comprobó un periodista de la prensa mundial.

    Cinco funcionarios de la UNICEF (Fondo de Naciones Unidas para la Infancia) y de la FAO (Organización para la Agricultura y la Alimentación) llegaron desde Tegucigalpa para conocer la situación de centenares de zelayistas instalados en la zona fronteriza, donde rige un toque de queda desde el viernes. «Venimos por una situación humanitaria», dijo a la la prensa Renato Echavarría, de Unicef, quien declinó entrar en detalles.

    El toque de queda y el cierre de caminos por militares hondureños, para contener la llegada de más partidarios de Zelaya, paralizaron el comercio y mantienen en una complicada situación a sus seguidores en la frontera. Nadie sabe cuántos zelayistas llegaron a la zona antes de que se instalaran los retenes militares el viernes o que burlaron la vigilancia caminando a través de los cerros para llegar cerca del paso de Las Manos, 100 km al sureste de Tegucigalpa.

    Zelaya llegó el viernes al lado nicaragüense de la frontera en un intento por volver a Honduras, desde donde fue capturado y expulsado por militares el 28 de junio

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  • Honduras a un mes de la expulsion de Manuel Zelaya

    Honduras cumplió este martes un mes sumida en crisis política tras el golpe de Estado, mientras el derrocado Manuel Zelaya busca presionar desde Nicaragua y el gobierno de facto de Roberto Micheletti intenta ganar tiempo para mantenerse hasta enero de 2010. Micheletti ha desoído los llamados de la comunidad internacional para restituir en el gobierno a Zelaya, y éste ha ignorado pedidos de Estados Unidos y otros países y se instaló en Nicaragua cerca de la frontera hondureña para presionar al gobierno de facto, sin que se avizore un acuerdo en el corto plazo.

    Hasta ahora han sido estériles los esfuerzos del mediador, el presidente costarricense Oscar Arias, anfitrión de una cumbre regional esta semana que estará dominada por la crisis hondureña, que también ha causado gran perjuicio al comercio centroamericano por el cierre de rutas. Micheletti, que convocó para este martes a una jornada de oración, no ha cortado el diálogo de San José, pero no parece dispuesto a aceptar la principal propuesta del premio Nobel de la Paz: restituir a Zelaya.

    La principal ruta entre Nicaragua y Honduras cumple cuatro días cerrada, lo que tiene varados a cientos de camiones con mercancías de toda Centroamérica, debido a un toque de queda y a retenes militares dispuestos por Micheletti para frenar a los partidarios de «Mel» que fueron a reunirse con él. Funcionarios de ONU visitaron el lunes la frontera para verificar la situación de los seguidores de Zelaya, que tienen problemas para conseguir alimentos por el toque de queda, en vigor desde el viernes al mediodía.

    «Venimos por una situación humanitaria», dijo a la prensa Renato Echavarría, de Unicef, en el paso de Las Manos, 100 km al sureste de Tegucigalpa. Un diplomático extranjero en Honduras que pidió el anonimato dijo que la estrategia de Micheletti es «ganar tiempo» para gobernar hasta el 27 de enero de 2010, cuando vence el mandato de Zelaya, y dejar de legado «al próximo presidente la tarea de componer las relaciones con la comunidad internacional».

    Los comicios estaban convocados desde antes del golpe para el 29 noviembre próximo, pero la Organización de Estados Americanos y el Mercosur han advertido que no los reconocerán si son llevados a cabo por el gobierno de facto. Micheletti «está pateando la pelota para adelante», agregó el diplomático.

    «El lío es del próximo gobierno», coincidió un diputado hondureño, que habló en el Congreso con un grupo de periodistas, también a condición de no ser identificado. Micheletti parece resignado a que el frente exterior está perdido, por lo que sin dar un portazo a Arias, concentra sus energías en el frente interno, donde procura normalizar las actividades cotidianas, alteradas por las movilizaciones de los zelayistas.

    El plan de Arias contempla la restitución de Zelaya, un gobierno de unidad nacional, una amnistía para los delitos políticos cometidos antes y después del golpe del 28 de junio y el abandono de los planes de cambiar la Constitución. El Congreso hondureño comenzó el lunes a debatir la propuesta de Arias, que ha sido elogiada por el gobierno de Micheletti y respaldada por los militares, aunque no apoyada formalmente.

    El legislativo, totalmente dominado por partidarios de Micheletti, creó una comisión de siete diputados que analizará el tema y presentará un informe al plenario. «Vamos a tener que esperar que la comisión produzca un documento. Nuestra obligación es someterlo inmediatamente» al plenario, dijo el presidente del Congreso, José Alfredo Saavedra.

    El «dictamen» de la comisión sería llevado al plenario este martes «o el miércoles o el jueves», agregó Saavedra, que sustituyó a Micheletti como jefe del Congreso tras el golpe. Los diputados que votarán por el plan de Arias son los mismos que avalaron el derrocamiento y expulsión del país de Zelaya, por lo que el resultado parece previsible y no ayudaría a superar la crisis en el corto plazo

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  • Roberto Micheletti ignora el clamor mundial

    El nuevo presidente de Honduras, Roberto Micheletti, ignoró hoy el cada vez mayor clamor internacional para que el depuesto Manuel Zelaya sea restituido, mientras en las calles de Tegucigalpa se agudizaba la polarización con manifestaciones a favor y en contra del golpe militar del domingo.

    El mandatario interino insistió hoy en que la expulsión de Zelaya del país por el Ejército y su destitución por el Congreso no supusieron una ruptura del orden constitucional e incluso amenazó con detenerle, si cumple su promesa de regresar el jueves a Honduras.

    Micheletti, que recibió el apoyo de unos pocos miles de hondureños en Tegucigalpa, anunció incluso una ofensiva diplomática para explicar la crisis que vive el país y «recuperar la confianza» de la comunidad internacional.

    Sin embargo, esto no ha aflojado la presión mundial en su contra.

    Hoy se sumaron al rechazo al nuevo Gobierno hondureño el Banco Mundial (BM) y Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que anunciaron la suspensión de sus respectivas actividades crediticias con Honduras con motivo del golpe militar.

    Entretanto, Zelaya continuó su periplo internacional, ahora en Estados Unidos, donde acudió a las Naciones Unidas y a la Organización de Estados Americanos (OEA) para mantener la presión sobre los golpistas.

    La Asamblea General de la ONU, reunida para tratar el caso de Honduras, aprobó hoy por aclamación una resolución en la que pide la «inmediata e incondicional» restitución de Zelaya como presidente «legítimo y constitucional» de Honduras.

    «Esta resolución expresa la indignación del pueblo de Honduras y del resto de la comunidad internacional», dijo el depuesto gobernante de Honduras al dirigirse a la Asamblea poco después de la aprobación unánime de esa resolución.

    A continuación se dirigió hacia Washington, donde la Asamblea General de la OEA celebraba una sesión extraordinaria para examinar los próximos pasos a seguir en respuesta a la crisis desatada en Honduras.

    Antes de la reunión, el embajador hondureño ante el organismo regional, Carlos Sosa, anunció que pediría el apoyo de éste para el retorno de Zelaya a su país.

    El depuesto mandatario se propone regresar a Honduras, acompañado por el secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, la presidenta argentina, Cristina Fernández, el titular de la Asamblea General de la ONU, Miguel D’Escoto, y quizás el jefe de Estado de Ecuador, Rafael Correa, que está estudiando la posibilidad.

    Sin embargo, Micheletti le advirtió hoy que si ponía un pie en el país sería detenido, ya que «se tendrá que enfrentar con las diferentes órdenes de captura que tiene» en su contra.

    Ante esto, el presidente de Venezuela, Hugo Chávez, reiteró que una «agresión» contra Zelaya obligaría a una «intervención militar de Naciones Unidas» en Honduras.

    A nivel de Latinoamérica, región que se ha unido sin fisuras en favor de la restitución de Zelaya gobernante legítimo de Honduras, hoy la Alianza de Comunidades Caribeñas y Latinoamericanas (NALACC, por su sigla en inglés) se sumó a las condenas al golpe militar expresadas previamente por la ALBA, la Unasur, el Grupo de Río, el SICA, el Mercosur y la Caricom.

    Los únicos matices a la posición unánime de la región frente a lo que la mayoría denomina como «golpe de Estado» vinieron de la mano del presidente colombiano, Álvaro Uribe, y del mandatario electo de Panamá, Ricardo Martinelli, que mañana asumirá el poder en su país.

    Uribe defendió el principio de la «no intervención» externa ante la crisis política en Honduras y en el mismo sentido se pronunció Martinelli, quien abogó por que los hondureños «entre ellos resuelvan sus diferencias».

    Otros países, como México, Chile y El Salvador, comenzaron a aplicar el aislamiento diplomático al nuevo Gobierno llamando a consultas a sus representantes diplomáticos en Tegucigalpa.

    El Gobierno de España pidió a sus socios de la Unión Europea (UE) que dispongan la misma media en bloque de forma «urgente» para mostrar la «firmeza» en la condena del golpe militar.

    Sin embargo, Estados Unidos rechazó por el momento retirar a su embajador porque, según el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, considera «importante tener un representante sobre el terreno en la búsqueda de una solución» a la crisis desatada.

    Precisamente, el Gobierno de Estados Unidos se ha convertido en el primer objetivo de Micheletti para empezar a ganarse el reconocimiento mundial.

    El nuevo gobernante hondureño, nombrado por el Congreso el domingo tras la expulsión de Zelaya por los militares, anunció que enviaría a Washington a su canciller Enrique Ortez y a una delegación de diputados, abogados y empresarios.

    Sin embargo, no precisó con qué funcionarios o instituciones se entrevistarán, dado el rechazo al golpe manifestado por la Casa Blanca.

    La misión pretende explicar que «no hubo ningún golpe de Estado, sino una sustitución constitucional», ante el incumplimiento de la Carta Magna por parte de Zelaya al convocar una consulta popular para dar inicio a un proceso de reforma de la Constitución, según sus críticos para continuar en el poder.

    Micheletti reiteró que el 29 de noviembre próximo habrá elecciones presidenciales y no tuvo empacho en invocar la democracia ante unos 5.000 simpatizantes que se concentraron en el centro de la capital para manifestarle su apoyo y repudiar al depuesto jefe de Estado.

    Los manifestantes, convocados por la Unión Cívica Democrática (UCD), organización formada por políticos, empresarios, iglesias y organizaciones sociales, cargaron contra los medios internacionales porque consideran que están dando información sesgada.

    Los seguidores del nuevo Gobierno insistieron en que el domingo «no hubo un golpe de Estado» y en que los que apoyan a Zelaya son «una minoría».

    Si a primera hora el céntrico Parque Central se llenaba con pancartas de apoyo al Gobierno como «Fuera dictaduras chavistas» o «defendamos nuestra democracia», en la tarde eran los seguidores de Zelaya los que ponían el grito en el cielo con acusaciones de «golpista» al nuevo presidente.

    «Nosotros lo elegimos (a Zelaya) y solo nosotros lo podemos sacar. Esto fue un complot», comentó a Efe Mariela Salinas, una estudiante de 18 años

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  • Manuel Zelaya pide mano dura contra dictadura

    El depuesto presidente de Honduras, Manuel Zelaya, cuestionó que Estados Unidos ya no utiliza el término «golpe de Estado» ni se mantiene «firme» contra quienes lo derrocaron el 28 de junio pasado.

    «Lo que espero de los Estados Unidos es que sean fuertes y reacios, y además que aclaren su posición frente al Gobierno golpista, porque en las últimas declaraciones he visto que ha desaparecido el término ‘golpe de Estado’, cuando al principio lo usaron», dijo Zelaya en declaraciones a la prensa en Ocotal (Nicaragua), transmitidas por radio Globo de Tegucigalpa.

    «La posición de la secretaria (de Estado, Hillary) Clinton al principio fue firme; ahora siento que ya no está realmente denunciando ni está actuando firmemente contra la represión que está sufriendo Honduras», manifestó el depuesto presidente hondureño.

    Zelaya, además, y frente a sus seguidores en la frontera, pidió a Clinton «que enfrente la dictadura con fuerza para hablar bien del presidente Obama».

    Clinton ha invitado a Zelaya a reunirse en Washington el próximo martes para dialogar sobre la crisis en Honduras

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  • Micheletti NO firmara acuerdo costarricense

    La delegación del gobierno de facto hondureño regresó a Tegucigalpa proclamando un «triunfo» en la mediación del presidente costarricense Oscar Arias y elogiando el documento que presentó a ambas partes, aunque admitió que seguramente no va a ser firmado por el gobierno de Roberto Micheletti.

    «Veo yo que será difícil suscribirlo», dijo el abogado Mauricio Villeda al informar a la prensa sobre los resultados de la gestión en San José.

    Los miembros de la delegación dijeron sin embargo que el documento les servirá para intentar convencer a la comunidad internacional, en particular a la OEA y ONU, de que fueron injustas las sanciones aplicadas a Honduras tras el golpe de Estado del 28 de junio.

    El jefe de la delegación, el canciller del gobierno de facto Carlos López Contreras, dijo que «Honduras vibra de patriotismo esta noche, como ha vibrado en las últimas tres semanas», en tanto Arturo Corrales, también parte de la delegación, afirmó que «el diálogo ha triunfado, hemos sido escuchados».

    «Honduras se levantó como el bíblico David», agregó López.

    Dijeron que las propuestas de Arias, incluidas en el llamado Acuerdo de San José, serán entregadas al Congreso y la Corte Suprema para que las evalúen, pues hay materias que escapan a las atribuciones del gobierno de Micheletti.

    «Se le reiteró (a Arias) que eso no es competencia del Poder Ejecutivo», expresó Villeda.

    Sobre la propuesta de restituir los poderes del Estado a quienes los ocupaban el 28 de junio, lo que implica la restitución en el gobierno del presidente depuesto Manuel Zelaya, Villeda dijo: «Se le explicó al presidente Arias que esta decisión se interpondría con las decisiones que ha tomado el Poder Judicial».

    Tras la falta de acuerdo entre ambas partes para lograr un acuerdo que ponga fin a la crisis política, «esta comisión también haya terminado su labor», dijo Villeda.

    «El presidente Micheletti fue informado desde San José de Costa Rica del contenido de este documento. El tomará las acciones que estime oportunas», dijo López.

    Los delegados de Micheletti fustigaron al secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, a quien acusaron de no haber escuchado los argumentos del gobierno de facto, varios de los cuales, según afirmaron, fueron acogidos en el documento de Arias.

    La comisión también fustigó al presidente venezolano Hugo Chávez.
    Este gobierno rechaza «la intromisión irrespetuosa como ha sido Hugo Chávez», dijo López. Junto a Zelaya, Chávez es el blanco preferido de la propaganda del gobierno de Micheletti

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  • Micheletti podria evitar una guerra

    El presidente Evo Morales dijo que sólo la renuncia de los «golpistas» podría evitar que la crisis política en Honduras desemboque en una «lucha armada».

    «Tengo miedo. Los oligarcas y militares (hondureños) deberían hacer una profunda reflexión sobre lo que viene después. Si quieren evitar un enfrentamiento armado no hay otra salida que la renuncia del golpista (Roberto Micheletti)», dijo el jueves el mandatario en rueda de prensa.

    Señaló que las manifestaciones en ciudades de ese país Centroamericano ya no piden solamente el regreso del derrocado mandatario Manuel Zelaya. Afirmó que «ahora piden en las calles asamblea constituyente», para reformar la Constitución.

    Morales no hizo comentarios sobre el diálogo con el mediador de la crisis hondureña, el presidente costarricense Oscar Arias pero aseguró que Washington «no hizo nada» para presionar al gobierno de facto y, una vez más, dijo que «el Comando Sur (estadounidense) participó en el golpe».

    Como prueba citó el comentario de un oficial boliviano a quien un militar hondureño le comentó recientemente: «Nosotros estamos haciendo el golpe, ¿ustedes, que están haciendo en Bolivia?».

    «Si en algún momento lancé de manera general la denuncia ahora presento pruebas», dijo el mandatario boliviano

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  • Honduras un pais cada vez mas solo

    La decisión del gobierno interino de abandonar unilateralmente la OEA fue un movimiento político imprevisto.

    Para algunos, esta decisión podría restar efectividad a la resolución de la OEA. Para otros, no pasaría de ser una provocación o un gesto vacío de contenido.

    «Es un intento de respuesta y también una amenaza. Como el gobierno de Rodrigo Micheletti no está reconocido, es como si usted dijera que va a retirarse de la OEA, no tiene ningún efecto jurídico», afirmó José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, a un periodista de radio Cooperativa de Santiago.

    Para Larry Birnes, director del Consejo de Asuntos Hemisféricos en Washington, la decisión del gobierno interino es casi una huida hacia adelante, una medida desesperada.

    «Mi opinión es que el gobierno interino de Honduras no tiene los recursos, la posición diplomática ni la credibilidad para aguantar durante mucho tiempo», aseguró Birnes a BBC Mundo.

    Desde el gobierno interino, el golpe se define como una «transición constitucional», un asunto estrictamente interno del que la comunidad internacional debería mantenerse al margen.

    «Frente a la segura condena, el gobierno se adelantó y se retiró de la OEA. Este retiro no modifica las cosas, pero saca a la OEA como órgano de solución. Porque la OEA está demasiado inclinada en contra del gobierno interino de Honduras, y a favor del expresidente Zelaya», afirmó a BBC Mundo Juan Ramón Martínez, periodista y director del diario hondureño La Tribuna.
    Consecuencias

    Pero más allá de los matices sobre el procedimiento en la salida de Honduras de la OEA, ¿qué implicaciones puede tener para el país centroamericano una medida de este calibre?

    Tras la retirada de los embajadores de la Unión Europea y las condenas explícitas al golpe por parte de la ONU, si las sanciones de la OEA se hicieran efectivas, el aislamiento internacional de Honduras sería prácticamente total.

    En tal caso, además de las implicaciones diplomáticas, las primeras consecuencias serían económicas.

    «Lo que pasará ahora es que la economía comenzará a secarse, los créditos se suspenderán, las transacciones comerciales se reducirán. En otras palabras, todos los puentes al mundo exterior desde Honduras, se van a cortar. Y Honduras es el segundo país más pobre de América Latina», dijo Larry Birnes.

    Otra de las dudas que plantea la salida de Honduras de la OEA es el papel que adoptará la Casa Blanca después de esta medida.

    Tras las primera condenas del golpe por parte del presidente Obama y de la secretaria de Estado, Hillary Clinton, la única sanción concreta aplicada por Estados Unidos contra el gobierno interino de Micheletti fue la suspensión de actividades militares conjuntas entre el Pentágono y el ejército hondureño.

    «En cierto modo, la crisis de Honduras es un ‘regalo divino’ para los Estados Unidos. Esto aporta una oportunidad a Obama para construir una política con el resto de América Latina y para rehabilitar su mala reputación en la región», indicó Larry Birns.

    Sin embargo, algunos analistas se preguntan cuál debería ser el siguiente paso de Obama y por qué no lo dio ya.

    «Los EE.UU. no pueden ir por sí solos. Eso destruiría todo lo que Obama está intentando hacer que es restaurar las relaciones con América Latina después de ocho años de total abandono. Estamos hablando de un movimiento global para decir ‘no más golpes en América Latina’», apuntó el analista estadounidense.

    «En estos momentos, los Estados Unidos están planeando cortar todos los planes de ayuda no esencial a Honduras», informó desde Tegucigalpa el enviado especial de la BBC Stephen Gibbs.
    Futuro político

    Ante esta coyuntura, Honduras quedaría en una situación delicada que el gobierno interino parece no temer.

    «Tendremos elecciones generales para un nuevo presidente dentro de pocos meses. Y si estamos aislados durante cinco meses, bueno, pues pasaremos por ello. Mejor eso que estar bajo la agenda de Chávez durante los próximos 20 o 15 años», aseguró a la BBC Martha Lorene de Casco, sub-secretaria para asuntos exteriores del gobierno interino.

    «Después de que se celebren las elecciones democráticamente, la comunidad internacional tendrá que dar un paso atrás, y reconocer al nuevo gobierno de Honduras», comentó Juan Ramón Martínez.

    Sin embargo, la presión económica ejercida por las sanciones podría acelerar los acontecimientos y crear fisuras entre los partidarios del golpe.

    «El grupo que ha apoyado el golpe de contra Zelaya es, principalmente, los empresarios del país. Y estos empresarios estarán cortándose las venas por haberse comprometido con un golpe que va a traer las repercusiones económicas que llegarán tras la decisión de la OEA», apuntó Birnes

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  • El retorno de Manuel Zelaya

    «Dicen que aterrizará en el aeropuerto de San Pedro Sula»… «¡Que venga! ¡Aquí mismo lo van a enchuchar!»… «No, vendrá, pero vendrá por tierra, clandestino, a través de las montañas de Olancho»… «Yo, honestamente, creo que ya no viene»… «Dicen que Mel entrará desde Choluteca»…

    Desde el golpe militar del pasado 28 de junio, la gente en las calles de Honduras no puede ocultar su cansancio y su ansiedad ante este escenario que ven totalmente incierto y plagado de rumores.

    La cobertura informativa tampoco parece ayudar a los hondureños a entender lo que ocurre.

    «Si uno mira televisión, sólo hay cadena nacional del gobierno. Si tiene (televisión por) cable, pues le quitan los canales de noticias. Los diarios no dicen nada. El toque de queda no acaba… Y yo digo por qué no dejan entrar a Zelaya y se acaba esto de una vez, pues», le dijo a BBC Mundo una mujer que esperaba el transporte público en Tegucigalpa.

    Pero no todos esperan con ansias el regreso de Zelaya al país.

    El presidente del Consejo Hondureño de la Empresa Privada (COHEP), Amílcar Bulnes, señalo a BBC Mundo que el presidente depuesto puede retornar, pero para acudir ante la justicia.

    «Las autoridades están totalmente de acuerdo que regrese siempre y cuando se ponga a la orden de los tribunales», dijo Bulnes.

    «Además, le garantizan un juicio justo, seguridad completa con organismos internacionales. Esa es la posición de las autoridades legítimas del país», precisó el dirigente empresarial.

    Pese al anuncio hecho por la Unión Europea (UE), que suspende los aportes financieros por valor de US$90 millones, el COHEP no pierde confianza porque «el aparato del Estado está trabajando a todo vapor con el sector privado, mientras las exportaciones se mantienen, la banca tiene muchos recursos y las líneas de crédito de la banca están vigentes».

    «Yo pienso que esto va a tender a normalizarse en los próximos días. A estas alturas sería una necedad continuar en una situación que ya es un hecho consumado», concluyó Bulnes.

    La mediación (de Oscar Arias) era un proceso dilatorio y sabíamos que iba a ser boicoteado por el gobierno golpista

    Desde la otra orilla ideológica, la dirigencia del Bloque Popular, que aglutina a todos los sectores de la sociedad civil que respaldan a Zelaya, dijo que aumentará la presión social en contra del gobierno de facto de Roberto Micheletti.

    Carlos H. Reina, coordinador de la movilización que este lunes se concentró frente al Congreso nacional, afirmó a BBC Mundo que «la mediación (de Oscar Arias) era un proceso dilatorio y sabíamos que iba a ser boicoteado por el gobierno golpista».

    «Decidimos venir a hacer un plantón acá al Congreso Nacional y al mismo tiempo a conmemorar a nuestro cacique Lempira».

    «Anunciamos que para los días jueves y viernes de esta semana hay acciones fuertes en las distintas regiones del país para seguir con nuestra agenda de resistir», anunció Reina

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  • UE y EU endureceran postura con Honduras

    El fracaso de las negociaciones de San José se tradujo el lunes en un incremento de la presión sobre el régimen de facto hondureño, cuyo lí­der, Roberto Micheletti, tuvo que atender una «dura» llamada de Hillary Clinton, mientras la UE suspendí­a parte de su ayuda al paí­s.

    «Fue una llamada dura», narró el portavoz del departamento de Estado norteamericano, Philip Crowley, comentando la conversación telefónica de Clinton con Micheletti.

    La llamada fue el domingo, cuando fracasaron las negociaciones entre representantes de Micheletti y del depuesto presidente Manuel Zelaya, por la negativa del nuevo régimen de Tegucigalpa a devolver el poder al anterior, tal y como exigí­a el mediador, el presidente costarricense Oscar Arias. Clinton recordó a Micheletti el «impacto significativo en términos de ayuda» y «las eventuales consecuencias a largo plazo para las relaciones» bilaterales que podrí­a tener la «no aceptación de los principios de Arias», afirmó Crowley.

    En Bruselas, la Comisión Europea anunció que congelaba 65,5 millones de euros (92 millones de dólares) de ayuda presupuestaria -la que va directamente a las arcas del Estado- al no haberse encontrado todaví­a una solución al derrocamiento de Zelaya el 28 de junio. «Lamento mucho que no haya sido posible por ahora alcanzar una solución mutuamente aceptable a la crisis en Honduras», declaró la comisaria de Relaciones Exteriores de la UE, Benita Ferrero-Waldner, en un comunicado.

    «Dadas las circunstancias, he tomado la difí­cil decisión de suspender todas las ayudas presupuestarias», añadió. En Tegucigalpa, Micheletti -en sus primeras declaraciones tras el fracaso de la mediación-, insistió en que no permitirán la restitución de Zelaya.

    No puede volver al poder quien «rompió la Constitución de la República no una, sino varias veces», dijo el mandatario de facto durante un acto al que asistieron decenas de funcionarios y seguidores de su gobierno, quienes tomaron la palabra para fustigar a Zelaya. «El 29 de noviembre hay elecciones libres y transparentes en este paí­s», agregó Micheletti, señalando que «el 27 de enero del 2010, temprano en la mañana, estaré entregando el poder al ciudadano que el pueblo ha escogido como presidente».

    Y mientras en Honduras los partidarios de Zelaya anunciaban que iban a intensificar las protestas, uno de sus allegados afirmaba que el presidente derrocado volverá el viernes a su paí­s. «El presidente Zelaya ha aceptado las 72 horas (pedidas para nuevas gestiones por el presidente costarricense Oscar Arias) y anuncia su retorno para el dí­a 24», dijo a la AFP Carlos Eduardo Reyna, dirigente del Partido Liberal, la formación a la que pertenecen Zelaya y Micheletti y que quedó fracturado por la crisis.

    «Estamos convocando al pueblo hondureño para que se organice para dispensar una apoteósica bienvenida al presidente» Zelaya, agregó Reyna, hijo del embajador hondureño ante la ONU, Jorge Arturo Reyna. La posibilidad de que los buenos oficios de Arias no hayan concluido fue evocada en Washington durante la reunión extraordinaria que celebró la Organización de Estados Americanos (OEA) para analizar la situación.

    «La mediación va bien encaminada, seguimos sin garantí­a de éxito porque nadie puede darla, pero estamos muy cerca del final», dijo el representante del gobierno de San José ante la OEA, José Castillo.
    Decir que el diálogo está muerto es «muy alejado de la realidad», agregó. En Panamá, el canciller de Costa Rica, Bruno Stagno, se reunió con los miembros de la delegación de Micheletti para «discutir los tiempos» de las próximas acciones, declaró la diputada hondureña Marcia Villeda.

    Arias podrí­a convocar a ambas partes de nuevo en San José el miércoles, cuando se cumple el plazo adicional que reclamó para seguir con su mediación. «Estas 72 horas son vitales» dijo una fuente diplomática costarricense a la AFP, por lo que se espera que la comunidad internacional aumente las presiones al gobierno de Micheletti-

    Hace apenas unas pocas décadas cuando se producí­a un golpe de Estado en América Latina rápidamente Washington se apresuraba a bendecirlo. â?? Es un asunto internoâ?, esgrimí­an cí­nicamente. Con el golpe de Estado en Honduras parece que los tiempos por un lado han vuelto a ser los de las dictaduras de los 60, 70 y 80 en Centroamérica y por otro lado han cambiado.

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