Etiqueta: encierro

  • 33 mujeres entran a mina para quejarse

    Un grupo de 33 mujeres se encerró hoy a 900 metros de profundidad en una mina de carbón en desuso en el sur de Chile, en protesta por la suspensión de un programa de empleos de emergencia creado por el Gobierno en las zonas más afectadas por el terremoto del pasado 27 de febrero.

    Mientras las trabajadoras iniciaban su acción, otro centenar de afectadas por el término del programa se manifestaban en la entrada de la mina de Lota, a 545 kilómetros al sur de Santiago, en la región del Biobío.

    Según las dirigentes del grupo, decidieron ser 33 las que descendieron hasta el sector de la mina conocido como «El Chiflón del Diablo», como una forma de pedir al Gobierno que les preste la misma atención que a los 33 mineros rescatados tras permanecer 70 días atrapados a 700 metros de profundidad en la norteña región de Atacama.

    Las 33 mujeres pidieron hablar con el arzobispo católico de la zona, Ricardo Ezzati y amenazaron con iniciar una huelga de hambre si no es atendida su demanda de prolongar el programa de empleos e incluir en la Ley de Presupuestos una partida para mantenerlo en 2011.

    Ezzati cumplió una elogiada labor como «facilitador» del diálogo que hace un tiempo posibilitó el término de una prolongada huelga de hambre que más de una treintena de presos mapuches mantuvieron en varias cárceles del sur de Chile.

    Las mujeres formaban parte de un programa que administra el Cuerpo Militar del Trabajo (CMT), del Ejército chileno e integrado dentro del plan de empleos de emergencia implementado por el Gobierno tras el terremoto.

    Este programa concluyó el pasado 4 de noviembre en las regiones del Maule y Biobío y dejó a 8.000 personas desempleadas, aunque previamente había dejado ya desempleadas a 9.500 personas en la región de O’Higgins.

    La minería del carbón fue durante un siglo y medio el principal sustento económico de la provincia de Arauco, en la región del Biobío, pero las minas fueron cerradas a principios de los años 90 debido a sus altos costos de producción.

    En la actualidad, el «Chiflón del Diablo», título de un cuento de Baldomero Lillo, un escritor que hace 90 años retrató en su libro «Sub Sole» la penosa vida de los mineros, es parte de un circuito turístico en los antiguos yacimientos, que se internan más de 20 kilómetros bajo el fondo marino.

    Javier Matamala, gerente del circuito turístico, planteó la necesidad de que «este acto (de protesta) llegue a su fin en forma pacífica, para evitar destrozos y daños a un recinto histórico».

  • Los días de encierro en un documental en la red

    Los protagonistas son jóvenes, la mayorí­a defeños. Grabaron sus dí­as de encierro para ser parte de un web documental que se estrenará dentro de un mes por internet. Con un celular o una webcam registraron las eternas horas en casa.

    El proyecto se llama â??Frente al encierroâ? y lo coordina Andrea Ortega, una estudiante de comunicación de la Universidad Panamericana que a través de su blog abrió la convocatoria: â??¿Cómo vives el encierro? Manda tu video con duración de tres a seis minutosâ?.

    Le ha llegado de todo. Gente que al final de esos dí­as se sentaron frente a su computadora y van narrando cómo vivieron los dí­as entre cuatro paredes. Otros registraron sus reuniones con amigos donde juegan Xbox o juegos de mesa, eso sí­, ninguna con más de diez personas. Hay amas de casa que platican lo que hicieron de comer o sus malabares con los niños y cómo, a pesar de estar acostumbradas a estar en casa, estos dí­as no fueron fáciles.

    Todos tienen algo en común: la desesperación. Y la retratan como pueden. Eugenio Perea es uno de los protagonistas. Todos los dí­as le mandaba a Andrea un diario en el que cuenta que los electrodomésticos le hablaban. Dí­a con dí­a va narrando que El Picalica mantiene una conversación con La Licuadora o que El Abrelatas trae pleito con La Cafetera. Ha creado toda una historia con los utensilios de su cocina. Narra que siente que el cabello le ha crecido bastante, pero tiene miedo de í­rselo a cortar. También relata que El Refrigerador está a punto de quedarse sin nada, pero siente pánico de ir al supermercado.

    Hay otra chica que se grabó en las madrugadas, por ahí­ de la una de la mañana, cuando después de dar vueltas en la cama y no conseguir dormir se poní­a a platicarle al mundo cómo es perder el sueño con epidemia de influenza. â??Cómo me voy a dormir si todos los dí­as me acuesto sin estar cansada, y cómo me voy a cansar si no salgo de mi casa en todo el dí­aâ?.

    Entre los protagonistas hay dos hermanas que hacen un resumen diario de cómo a través de la información por internet sabí­an lo que estaba pasando afuera de su edificio. Reconocen que sin su Facebook, Twitter y Messenger no hubieran sobrevivido al encierro, pues así­ sienten que socializan.

    Aunque no todos retratan el encierro dentro de cuatro paredes, pues hay quienes salieron a las calles con su camarita a grabar lo que vieron: parques desiertos, plazas anémicas, calles vací­as, estacionamientos sin automóviles y columpios sin niños.

    En los videos, la mayorí­a repite patrones; sólo salen de casa a buscar comida y se informan por internet. Como buenos chilangos ninguno está acostumbrado a que le sobre la mitad del dí­a, a no pasar horas en el tráfico antes de comenzar a trabajar. Extrañan su ciudad, su rutina y poco a poco la casa se vuelve un lugar insoportable.

    Dejan de tener gracia los programas de televisión, los videojuegos cansan, la cocinada diaria comienza a ser rutina y el encierro se convierte en algo que hay que contar. Eso es lo que se ve.

    Así­ a Andrea la influenza le trajo un proyecto de examen final en su materia de cine documental. Ella es su propia casa productora, le puso â??Manchita filmsâ? y con la ayuda de la gente hará el primer documental del primer encierro chilango, con fecha de estreno el 4 de junio por http://diasdeencierro.com/

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