La ministra georgiana de Economía, Vera Kobalia, se vio obligada este jueves a explicarse por una foto en la que posa de manera sugestiva sobre la barra de un bar junto a otras cuatro mujeres, lo que suscitó polémica tras su reciente nombramiento, a los 28 años, por el presidente Mijail Saakashvili.
La fotografía, obtenida en la red de socialización Facebook, la muestra sobre la barra de un bar que no fue identificado con un vestido sugestivamente corto y zapatos con tacos aguja junto a cuatro mujeres.
La prensa georgiana y rusa, que publicó la foto esta semana, afirmó que el presidente Saakashvili conoció a Vera Kobalia, ciudadana georgiana y canadiense, en una discoteca durante los últimos Juegos Olímpicos de invierno en Vancouver (oeste de Canadá).
La portavoz de la ministra, Tea Gabounia, subrayó el jueves que la foto fue tomada hace diez años en Estados Unidos cuando Kobalia era estudiante.
«Kobalia no ve en dónde está el problema con esta foto. Dijo estar contenta de que se trate del único archivo que la compromete que se haya encontrado», continuó Gabounia en declaraciones a la AFP.
La oposición georgiana acusó en varias ocasiones al presidente Saakashvili de proceder a nombramientos irreflexivos y denunció la falta de experiencia de la nueva ministra.
Refugiada de la región separatista georgiana de Abjasia, Vera Kobalia creció en Canadá y regresó a Georgia hace seis meses para dirigir una organización caritativa. Según su biografía oficial trabajó en el pasado como productora de televisión y dirigió una empresa en Canadá.
David Gamkrelidze, líder del partido de oposición Nuevos Derechos, estimó que su nombramiento era «una de las decisiones más ridículas de Saakashvili».
Mijail Saakashvili, que llegó al poder a los 36 años de edad luego de un levantamiento popular bautizado Revolución Rosa en 2003, defiende el nombramiento de jóvenes responsables para romper con el pasado soviétivo de Georgia e inyectar energía e ideas nuevas al gobierno
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Corrupcion en Irlanda
Las autoridades del municipio de Castlereagh, a las afueras de Belfast, abrirán próximamente una investigación independiente sobre un supuesto caso de tráfico de influencias en el que está involucrada la primera dama norirlandesa, Iris Robinson, se informó hoy.
Las pesquisas han estado temporalmente suspendidas, mientras la Policía autónoma (PSNI) investigaba si Robinson cometió un delito cuando aceptó donaciones de dos empresarios para financiar el negocio de su joven ex amante Kirk McCambley.
A petición del Consejo de Castlereagh, las indagaciones correrán a cargo de la firma consultora Deloitte, que comenzará su trabajo «tan pronto como sea posible», indicaron hoy fuentes oficiales.
Robinson, ex edil en Castlereagh y antigua diputada en los parlamentos de Belfast y Londres, se mantiene apartada de la política desde que un reportaje de la cadena británica de televisión BBC revelara el pasado año que, aprovechando sus influencias, ayudó a un amante 39 años menor que ella a montar una cafetería con fondos conseguidos de unos empresarios, unos 55 mil euros en total.
La licencia para regentar el Lock Keepers Inn Cafe fue concedida a McCambley por el municipio, cuyas autoridades quieren ahora determinar si esa decisión perjudicó económicamente a las arcas públicas. Según el programa de la BBC, Iris estuvo presente durante la reunión en la que se decidió la concesión de la licencia, pero no declaró ante sus colegas que había mantenido relaciones financieras con los citados empresarios.
El pasado diciembre, la primera dama anunció que abandonaba la política por razones de salud y, tras destaparse el escándalo sexual y el supuesto caso de tráfico de influencias, renunció a sus escaños en el Parlamento de Westminster y en la Asamblea norirlandesa.
Ello también obligó a su esposo, el ministro principal norirlandés, Peter Robinson, a dejar su cargo durante seis semanas para que una investigación gubernamental dilucidara si estaba al corriente del dinero que su mujer recibió de los dos constructores para dárselo a su amante.
El líder protestante retomó después su puesto, pero fue castigado en las urnas por este asunto en las elecciones generales británicas de mayo pasado y perdió su escaño en Westminster