
Beatriz González Rubín
Mis palabras de hoy, no son un tema nuevo, ya se ha hablado mucho del debate entre Calderón y Sicilia, todo mundo ha dado su postura, unos contra Calderón el presidente â??de los 40 mil muertosâ? como lo llaman y otros contra Sicilia, el poeta que decidió alzar la voy ante la muerte de su hijo.
Hoy que miro la situación, me duele, me duele mi país, me duele mi gente, me duelen los muertos y me duelen vivos. Yo conocí otro país, uno que vivía en paz, en donde se podía transitar por las carreteras con la seguridad de que llegarías a tu destino sano y salvo, uno donde la gente vivía alegre, trabajaba la tierra, tenía confianza en los extraños, sabiendo que no corría peligroâ?¦ pero ese México, hoy por hoy no existe, no quiero pensar que se ha ido para siempre, tengo la esperanza que renacerá y volverá a ser un lugar mágico, lleno de gente buena que lucha por salir adelante.
Culpar a Calderón de la situación que vivimos es infantil, absurdo y estúpido. Es responsable de haber destapado la cloaca, porque como dicen por ahí â??si remueves la mierda empieza a apestarâ?. Entonces la mierda, utilizando las palabras del dicho, lleva mucho tiempo acumulándose, y hasta que no se seque o vuelva a estar estática dejara de apestar. Durante muchos, muchísimos años, el gobierno, los encargados de velar por el bienestar del pueblo, fueron testigos y participantes de una â??calma chichaâ?: la droga existía, los narcos transitaban libremente, negociaban y se enriquecían en silencio, sin hacer mucho ruido. Poco a poco se fueron fortaleciendo, forjando imperios y adueñándose de territorio. Pero se mantenían en paz, no había quién los molestara, vivían bajo el amparo de un gobierno que les permitía hacer, siempre y cuando pagaran la cuota.
Hoy, el país vive bajo el terror, han muerto miles de inocentes, cientos han desaparecido. Lo que alguna vez fue un lugar de paz, se ha convertido en tierra de nadie, peligrosa e incierta.
El miedo me invade al pensar que en un año, el PRI volverá a gobernar y la paz regresara, todo, la guerra, los muertos y los desaparecidos serán cosa del pasado, volveremos a ser un país pacífico, seguro y â??vivibleâ?. Pero será porque se acabo el narco y su dominio o simplemente porque los tratos de antaño se renovaran y los encargados de cuidarnos, volverán a enriquecerse al permitir que los capos trabajen libremente.
Calderón no es un santo, pero tampoco es el ser malvado que nos han hecho creer muchos que tienen voz. Es un hombre que emprendió una lucha, que tal vez desde sus inicios estaba perdida, contra â??los malosâ?. Ha sido juzgado, criticado y satanizado.
No me gustaría estar en sus zapatos. En el debata lucía desencajado, afectado y triste. Pero al mismo tiempo se mostro fuerte y convencido de la lucha que emprendió.
Me da miedo mi país, me dan miedo aquellos que se dedican a criticar, a llenar de odio las mentes de muchos que no entienden ni se interesan por entender. Culpar a un solo hombre de la desgracia que estamos viviendo, es una postura cómoda y conveniente.
¿Qué va a pasar? Sólo Dios sabe. Ojala que un día regrese la paz, pero una paz cierta, cimentada en seguridad y no en un terreno fangoso, como en el que vivimos por más de 70 años.