Etiqueta: desanimo

  • Salud mental en riesgo por ante crimen organizado.

    Con una serie de eventos que no habríamos podido imaginar en la peor de las pesadillas, los carteles de la droga están afectando ya a la sociedad civil, mentalmente.

    Hace unas horas escuchaba en la radio a un siquiatra (que no hay ni mil en el país, curioso, ¿verdad?) que decía que la sicosis que se vive ya en ciertas regiones del país, ha rebasado los limites de salud mental en mucha gente.

    Y no es para menos, la tragedia que vive Monterrey, capital el estado de Nuevo León donde se produce y corre el dinero al ser una sede importante de fabricas y corporativos en el país, tiene a mucha gente escapando de dicha locura.

    Diariamente se sabe de balaceras o levantones o narcobloqueos.

    Pero que me dicen de Reynosa, en el estado de Tamaulipas, donde dicen que la inseguridad de Nuevo León, se ve a Monterrey como un juego de niños. Ahí mismo hace unos días cayó abatido por marinos de la secretaria de marina, armada de México, Ezequiel Cárdenas Guillen, Tony Tormenta. El reacomodo de fuerzas en el interior del cartel del golfo del cual era el jefe máximo, así como en la plaza (Tamaulipas) por parte del cartel del golfo y lógicamente, los acérrimos enemigos, los Zetas, harán que el estado este caliente.

    Pero Ciudad Juárez no se queda en nada atrás. Los levantones, ejecuciones, ataques y masacres aun con la presencia del ejército como de fuerzas federales y programas de empleo y educación para que los jóvenes tengan una segunda oportunidad antes de unirse a una banda delictiva, no se han detenido.

    Y por último, que me puede decir de la situación en Michoacán donde hace apenas unos días también, se detuvo a dos mandos de la Familia Michoacana y los sicarios a sus ordenes incendiaron y cerraron accesos a la capital, Morelia para ver si se podía ejercer presión y liberar a sus jefes u orquestar un rescate a fuerza de fuego y sangre.

    La gente vive ya en un estrés constante lo que va afectando el ánimo; la depresión sobre que se pueda mejorar la situación en el país en cuestión de seguridad, es ya cada vez mas amplia en ciertos sectores; los resultados (que los ha habido) favorables se ven tan endémicos ante eventos de sangre brutales, que se tiene plena conciencia de que nada se hace o no hay efectos favorables.

    Si esto se sabe, si esto se entiende, si esto no es una locura, ¿Por qué los institutos de seguridad social (IMSS, ISSSTE y Seguro popular) no articulan un plan contra males mentales que están diseminándose ante tal situación en el país?

    Technorati Profile

    Texto escrito por El Enigma
    Analista consultor en riesgos financieros y económicos, editor en jefe de Solo-Opiniones y Sumayresta.net

  • Depresion en el mexicano (apatia ciudadana)

    Los mexicanos están tristes. No creen en la polí­tica ni en los polí­ticos y mucho menos en el modelo económico. La desesperanza se escucha en el transporte público, en las pláticas de café y puede leerse en los chats.

    Analistas polí­ticos y económicos realizaron para KIOSKO un diagnóstico sobre el desánimo nacional. Sus opiniones parecen provenir de un consultorio médico: aseguran que nuestro paí­s agoniza y que sus ciudadanos padecen un cuadro agudo de desencanto, de enojo, de apatí­a, de desconfianza y de desesperanza.

    â??(México) es ahora como un paciente que se desangra gota a gotaâ?, dice Ana Marí­a Magaloni, profesora e investigadora de la División de Estudios Jurí­dicos del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE).

    El remedio, coinciden los estudiosos, es uno solo: o cambia el modelo económico y se replantea el papel del Estado o la situación terminará en un fondo de consecuencias inimaginables.

    Pero ¿cómo llegamos a esta situación? La mayorí­a de los analistas considera que el Estado y sus instituciones no han respondido a las necesidades y expectativas de la mayor parte de la población y el gobierno se ha centrado en satisfacer los requerimientos de una élite, a la cual también se le agotaron los privilegios, pues el sector empresarial también comienza a hacer sus reclamos.

    El enojo se observa incluso en eventos masivos, como cuando el presidente Felipe Calderón Hinojosa asistió a la inauguración del estadio de futbol del equipo Santos, en Torreón, Coahuila. Ese dí­a el mandatario escuchó una rechifla.

    Gerardo Esquivel, profesor investigador del Centro de Estudios Económicos de El Colegio de México (Colmex) y doctor en economí­a por la Universidad de Harvard, dice que la salida de la crisis es aún distante y que los indicios de recuperación son frágiles.

    Agrega que en este contexto se desaprovechó un capital social muy importante para el desarrollo del paí­s como lo es la juventud, que se está sumiendo también en el desencanto.

    â??Nos encontramos en un momento de transición demográfica en el cual los jóvenes han alcanzado máximos históricos en su participación dentro de la población total y en la fuerza de trabajo. Paradójicamente ni el Estado ni la sociedad parecen haberse percatado de la trascendencia de esta circunstancia crucial para el futuro del paí­sâ?, dice.

    De esta manera, en las familias mexicanas sucede que los padres pierden su empleo y los jóvenes no encuentran dónde colocarse.

    Las consecuencias sociales de esos errores polí­ticos son visibles en las estadí­sticas. La tasa de suicidios aumenta gradualmente desde 1990. En ese año, la tasa de personas que se quitaron la vida fue de 1.6 por cada cien mil individuos. En 2006, último año con el que se cuenta registro, la tasa fue de 3.2. Según el Instituto Mexicano de la Juventud y el Instituto Nacional de Psiquiatrí­a Ramón de la Fuente Muñiz, hace 30 años, quienes más se suicidaban eran adultos mayores, ahora la situación se revirtió. El 28.6% de los intentos se concrentra en la población de entre 15 y 19 años y 16.6% de los suicidios consumados son de jóvenes de entre 20 y 24 años.

    El consumo de drogas también aumentó. La Secretarí­a de Salud reporta que en los últimos nueve años la drogadicción aumentó 50%.

    En 2002 habí­a 158 mil personas adictas en el paí­s y ahora son 307 mil.

    Otro dato que habla de la violencia detonada por el incipiente nivel de vida, entre otros factores, es la delincuencia, la cual, año tras año, según la Secretarí­a de Seguridad Pública federal, se incrementa 2% e involucra a cada vez más jóvenes y mujeres.

    Ana Marí­a Magaloni, investigadora del CIDE, dice que México llegó al lí­mite porque es evidente que los beneficios del régimen democrático sólo llegaron a una parte de la población y no a la mayorí­a. â??Para ellos, para la mayorí­a de la población que no forma parte de la élite privilegiada, el hecho de que haya llegado el PAN a Los Pinos no significa nada porque no hay un beneficio tangible como ciudadanos y siguen siendo simples gobernadosâ?, opina.

    La Encuesta Nacional sobre Cultura Democrática y Prácticas Ciudadanas 2008, hecha por la Secretarí­a de Gobernación, revela que 51.8% de los mexicanos cree que México no vive en una democracia y 34.2% está poco satisfecho con el sistema.

    El 35.6% de los encuestados dice que confí­a poco en el Presidente y 14.6% no confí­a nada. Pero es peor el rechazo cuando de partidos polí­ticos se trata, pues 35.6% de plano no tiene ninguna confianza en ellos.

    Además, 48.5% dijo que â??estamos más cerca de un gobierno que impone, en lugar de uno que consultaâ? y 78.6% prefiere que el gobierno intervenga lo más posible en la solución de los problemas de la sociedad.

    Para cuestionar el actuar de los partidos polí­ticos se creó la campaña denominada â??Ya bájenle. Menos dinero a partidosâ?, que encabeza Alianza Cí­vica y a la cual se han adherido 27 mil 146 personas. A través de ella se enviaron cartas a los legisladores para que en el presupuesto de Egresos se reduzca la partida presupuestal para los partidos, al considerar que sus gastos son onerosos y que deben esforzarse para convencer a la gente de votar por ellos.

    Miguel Ulises Urusquieta Salgado, coordinador de proyectos de Alianza Cí­vica, comenta que en la población hay desconfianza y desesperanza generalizadas en contra de las instituciones públicas y del gobierno â??porque hay corrupción en todas partes y hay incapacidad de su parte para resolver los problemas que vive la poblaciónâ?.

    Ricardo Becerra, presidente del Instituto de Estudios para la Transición Democrática, considera que la democracia no es la culpable de la crisis en la que está sumida la sociedad mexicana. â??Yo dirí­a que, por el contrario, la democracia tuvo la mala pata de coincidir con el estancamiento económico porque en otros paí­ses la democracia fue acompañada de crecimiento, pero en México no ocurrió así­, hay una baja expectativa de mejorar la calidad de vida, pero de eso, la democracia no tiene la culpaâ?, opina.

    El especialista dice que es el modelo económico â??al que nos han tenido atadosâ? lo que ha generado un periodo de estancamiento desde 1982. Reconoce que hay malestar entre la población que considera que los partidos polí­ticos no han estado a la altura de las necesidades que requiere el paí­s.

    â??Entendemos -explica- que haya este descontento porque no hay una solución a la vista y no la ha habido en elecciones anteriores, pero también obedece a que en este sistema democrático los partidos polí­ticos que gobiernan están más expuestos. Antes tomaban sus decisiones en un marco de opacidad autoritario y ahora la formulación de las nuevas decisiones está a la vista de todosâ?.

    Javier Oliva Posada, académico de la UNAM y especialista en sistema polí­tico mexicano, considera que México está cercano a la â??disfunción estructuralâ? y padece una â??severa elevación de los niveles de tensiónâ?.

    Esto como consecuencia de las ineficiencias en la impartición de justicia en el paí­s, a la incapacidad de los gobiernos para cumplir con los compromisos que asumen ante la sociedad, â??a la aparición de patologí­as sociales tendientes a la destrucción y deterioro del tejido socialâ? y en general, añade, a la ausencia de un proyecto de nación y de un pacto â??que sobrepase la agenda electoral y el análisis de la coyunturaâ?.

    El especialista destaca que la falta de proyecto en una empresa, por ejemplo, denota desinterés respecto del destino y consecuencias de las decisiones tomadas, pero en materia polí­tica â??la cosa es mucho más seria, pues implica el futuro de millones de personas y de los recursos e instituciones del paí­sâ?.

    La crisis institucional tiene sus más altos niveles y sus más crí­ticas consecuencias en el aparato de justicia.

    Gerardo Esquivel, académico del Colmex, asegura que a la extrema vulnerabilidad económica se suma la crí­tica realidad de inseguridad pública en el paí­s. â??Esta sensación de temor constante por la inseguridad propia y de las personas cercanas es una manifestación ní­tida de pérdida de bienestar y calidad de vidaâ?, dice el especialista.

    Ana Marí­a Magaloni, del CIDE, considera que parte del desencanto de la población mexicana obedece a que temas tan cruciales ahora como el acceso a la justicia, han quedado fuera de la agenda de los partidos polí­ticos.

    â??Tenemos un sistema de justicia mediocre al que sólo accede un sector privilegiado y la mayorí­a no. La población se deberí­a amparar cuando no hay un pizarrón en la escuela de su comunidad, cuando no hay un médico o, en casos extremos de detención arbitraria, pero la mayorí­a, 90%, no tiene acceso a ese derecho y en lugar de garantizarlo, las reformas pretenden engrosar aún más este aparato ineficienteâ?, dice.

    La especialista insiste: â??Este modelo ya está desgastado y cuando hay tanto desencanto es momento de un cambio, el cual debe venir desde la sociedad, no de los polí­ticos… Esta crisis no puede ser infinita, es momento de un reajuste que esperemos que no tarde tanto porque esa apatí­a hacia lo público no es buena en términos de la construcción del paí­s que queremosâ?.

    Technorati Profile