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  • Xavier Mina en biografias de la independencia

    Nativo de Otano, en Navarra, España, inició estudios de abogado en Pamplona que abandonó para luchar contra la invasión francesa, en 1808. De ideas liberales, tuvo que emigrar de España, primero a Francia y luego a Inglaterra.

    En este país se relacionó con el padre Servando Teresa de Mier y otros partidarios de la independencia mexicana. Convencido de que para luchar contra el absolutismo, que personificaba Fernando VII, podía hacerlo en España o América, se embarcó para ese continente en mayo de 1816, para luchar por la Independencia de la Nueva España.

    Estuvo en Estados Unidos y preparó su expedición con varios buques; estuvo brevemente en Haití; después marchó a Nueva Orleáns y el 15 de abril de 1817 desembarcó en Soto la Marina en la desembocadura del río Santander, en Tamaulipas. Llegó con tres buques: el «Cleopatra», el «Neptuno» y el «Congreso Mexicano». Se internó al país con poco más de 300 hombres. Entró en la villa de Horcasitas y tomó 700 caballos que estaban destinados a los realistas, con lo que montó toda su tropa. Se destacaron fuerzas para combatirlo y el 8 de junio de 1817 derrotó en Valle del Maíz al capitán Villaseñor.

    El 14 de junio llegó a la hacienda de Peotillos, en camino a San Luis Potosí. El día 15, en una batalla que duró tres horas, con sus 300 soldados, derrotó a Armiñán, que contaba con 2 mil hombres. Aunque el triunfo fue completo, Mina perdió la quinta parte de su ejército. En toda la ruta se mostró respetuoso de los no combatientes. El 24 de junio entró al Fuerte del Sombrero, posesión insurgente; el 28 derrotó al realista Ordóñez en el campo de Arrastradera, donde quedó muerto el jefe realista.

    El 7 de julio cayó sobre la hacienda del Jaral, que estaba fortificada. En ella tomó un millón 400 mil pesos y víveres. Volvió al Fuerte del Sombrero, donde se dio cuenta de las disensiones que había entre los insurgentes. Siguió su marcha al interior. Atacó la ciudad de León, donde fue rechazado.

    El mariscal Liñán, que había llegado de España, marchó sobre el fuerte del Sombrero, donde se encontraban Mina y Pedro Moreno; llevaba 2 mil 500 hombres y 14 cañones. Los realistas fueron rechazados en el asalto del 4 de agosto, con grandes pérdidas. El día 7 trató de salir Mina para introducir víveres, sin lograrlo.

    Salió al día siguiente por la noche y marchó al fuerte de los Remedios, donde preparó un convoy; fue atacado por el jefe Rafols, no lejos de Silao. Liñán, tras varios ataques, logró apoderarse del fuerte del Sombrero el 20 de agosto; después de demoler las fortificaciones, fusiló a los 200 prisioneros, incluyendo a los heridos.

    Mina se encontraba con Pedro Moreno en Los Remedios, donde siguió combatiendo. Liñán puso sitio al lugar con 6 mil hombres y artillería abundante. Mina logró salir con un grupo de compañeros y pudo reunirse con Ortiz en la Tlachiquera; marcharon sobre la hacienda del Bizcocho, que ocuparon tras breve combate. Después se dirigió sobre San Luis de la Paz, que logró tomar a viva fuerza. Nuevamente marchó a Los Remedios, pero se desprendió una sección de mil hombres para combatirlo, mandados por el coronel Orrantia.

    Mina trató de distraer a los realistas al marchar sobre Guanajuato, pero Torres se opuso al movimiento. Xavier Mina fue derrotado en la hacienda de la Caja; después se dirigió a Jaujilla. El 26 de octubre se quedó a descansar en el rancho del Venadito. Orrantia, que lo perseguía, lo hizo prisionero el 27.

    Aprisionado con grilletes se le llevó ante Liñán, quien ordenó su fusilamiento frente al fuerte de los Remedios. Sus restos se encuentran en la Columna de la Independencia de la ciudad de México. Mina tenía, al morir, veintinueve años de edad; era de gallarda presencia, y poseía el arte de ganar el afecto de los soldados.

    En Nueva España tomó el título de «General del Ejército Auxiliador de la República Mexicana». Llegó cuando la Guerra de Independencia estaba en su último periodo; sin recibir los auxilios que le habían prometido; visto con desconfianza por los insurgentes, luchó contra todos los recursos de un gobierno establecido. Mina todavía penetró, por medio de sus triunfos, hasta el corazón del país; puso en el mayor cuidado al virrey, y su expedición forma un episodio corto, pero de los más brillantes de la Guerra de Independencia

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  • Francisco Villa; revolucionario

    Su verdadero nombre era Doroteo Arango. Nacido en la hacienda de Rí­o Grande, jurisdicción de S. Juan del Rí­o, Durango, era hijo de Agustí­n Arango y de Micaela Quiñones Arámbula.

    Dedicado desde la infancia a las labores del campo, pronto fue excelente caballista. Huérfano todaví­a adolescente, jefe de familia, defendió a una hermana ofendida por uno de los dueños de la hacienda en cuyas tierras trabajaba, y que abandonó para rehuir la persecución de una justicia parcial. Cambió entonces su nombre por el que se hizo famoso no sólo en la historia de la Revolución Mexicana, sino en todo el mundo, que le conocerá por Pancho Villa.

    Los hechos de los años anteriores a su adhesión a la campaña de Madero, señalan las fallas del hombre rudo e impulsivo dependiente de una sociedad que le tolera, o que le acosa cuando le considera fuera de su propia ley.

    Villa se unió a la campaña maderista en 1909, bajo la influencia de Abraham González, gobernador a la sazón del estado de Chihuahua. Aunque Villa no tuvo educación escolar, sus actividades comerciales le habí­an hecho aprender a leer y escribir. Su compromiso de levantarse en armas contra la dictadura de Porfirio Dí­az, lo cumplió el 17 de noviembre de 1910, al atacar la hacienda de Cavarí­a, en Chihuahua, al que le siguieron los encuentros de San Andrés, Las Escobas y Ciudad Camargo.

    Desde un principio se destacaron sus dotes como combatiente y organizador, ayudado por el exacto conocimiento del terreno que pisaba. Conoció a Francisco I. Madero, en la hacienda de Bustillos, ante el cual se presentó con regular número de tropa, disciplinada y bien pertrechada. Recibió entonces el grado de coronel. Es significativo que ya figurara entre militares de mayor historia, entre los que concurrieron a la junta convocada por Madero el 1 de mayo de 1911, frente a Ciudad Juárez, para concertar la paz.

    De acuerdo con Pascual Orozco, Villa atacó Ciudad Juárez y obtuvo uno de los primeros y más señalados triunfos de la revolución incipiente. Al triunfo de la lucha armada, Villa se dedicó al comercio. Radicado en la ciudad de Chihuahua, fue introductor de ganado y dueño de varias carnicerí­as. Su nueva etapa en los campos de batalla se inició al producirse la rebelión de Pascual Orozco. Combatió en territorios de Chihuahua y de Durango, en donde engrosó sus filas. En Torreón se incorporó a las tropas de Victoriano Huerta, encargado por el gobierno de Madero para someter a los orozquistas.

    Por su lealtad y méritos en campaña ascendió a general brigadier honorario. Triunfó en Conejos y en la importante acción de Rellano. El recelo de Victoriano Huerta le provocó dificultades, y estuvo a punto de ser fusilado. Remitido preso a la ciudad de México, se fugó de la cárcel Militar en 1912, y pasando por Guadalajara y Manzanillo, marchó a Estados Unidos.

    Regresó al paí­s a la muerte de Madero; se internó por Chihuahua con sólo ocho hombres, a los que se unieron pronto miles de soldados que le siguieron en sus acciones de guerra. Fue auxiliado con dinero por el gobernador de Sonora, José Marí­a Maytorena. Combatió contra los generales Salvador R. Mercado y Félix Terrazas. A este último le hizo 237 prisioneros, que fusila en cumplimiento de la Ley de 25 de enero de 1862.

    En Ciudad Jiménez, en septiembre de 1913, se constituyó la famosa División del Norte, poco antes del ataque a Torreón, y que su origen comandó Villa. Las dos batallas que precedieron a la toma de Torreón, ocurridas el 30 de septiembre de 1913 y abril de 1914, son consideradas dignas de figurar en tratados en materia bélica.

    De vuelta a Chihuahua, atacó a la capital, y con la rapidez que desconcertaba a sus adversarios, marchó sobre Ciudad Juárez que ocupó el 15 de noviembre de 1913. Dio después la batalla de Tierra Blanca, en la que desarrolló su intuición militar. Toda una división federal fue derrotada, apoderándose de parque e implementos. Ganó al poco tiempo la batalla de Ojinaga, y el 8 de diciembre de 1913 entró a la ciudad de Chihuahua, donde asumió el cargo de gobernador provisional.

    Demostró capacidad administrativa; restableció el orden, abarató los artí­culos de primera necesidad, abrió el Instituto Cientí­fico y Literario; condonó contribuciones atrasadas, y emitió papel moneda. Aunque dejó el gobierno el 8 de enero de 1914 en la práctica, ejerció el poder varios meses más. En marzo combatió en Gómez Palacio, ya incorporados a la División del Norte los generales Felipe íngeles, José Isabel Robles y Raúl Madero.

    Desde sus primeros triunfos se suscitaron hondas diferencias con Venustiano Carranza. í?ste le ordenó tomar la ciudad de Saltillo, regateándole por otra parte pertrechos necesarios para llevarlo a cabo, mientras que, al mismo tiempo, se fraguaban maniobras polí­ticas entre los elementos villistas y las autoridades civiles de Chihuahua. Sin embargo, obedeció Villa las órdenes de Carranza y tomó a sangre y fuego la plaza de Zacatecas el 23 de junio de 1914. Esta victoria decidió el triunfo de las armas revolucionarias y la caí­da de Victoriano Huerta. Ahondada la división con Carranza, interviene el general ílvaro Obregón cerca de Villa, que estuvo a punto de fusilar al enviado de México.

    Inaugurada la Convención el 1 de octubre, se trasladó el 10 a Aguascalientes Ahí­ se unieron zapatistas y villistas en contra de los afectos a Carranza. La Convención cesó a Villa y a Carranza de sus cargos pero bajo la presidencia del general Eulalio Gutiérrez, Villa fue designado jefe de Operaciones de la Convención. Entró a la ciudad de México con Emiliano Zapata el 6 de diciembre de 1914.

    La controversia polí­tica se desplazó a los campos de batalla; Villa fue derrotado en la zona del Bají­o: Celaya, León y Trinidad. Se vio obligado a regresar a su punto de partida, al norte, donde siguió combatiendo hasta 1915. Fracasó en una incursión sobre Sonora. Atacó Columbus, lugar fronterizo de Estados Unidos, y provocó la llamada Expedición Punitiva. Sus tropas se redujeron y aunque tuvo fuerzas para amedrentar a los congresistas de Querétaro (1916-1917), Villa habí­a perdido su categorí­a de jefe de ejércitos para volver a su condición de temido guerrillero, y entrar en la leyenda.

    Nombrado presidente interino Adolfo de la Huerta en 1920, se efectuó en mayo de 1920 una entrevista cerca del pueblo de Allende, Chihuahua, entre los generales Francisco Villa e Ignacio C. Enrí­quez, con el objeto de que el primero reconociera al gobierno surgido del Plan de Agua Prieta, y de que depusiera las armas, ya que Venustiano Carranza, contra quien luchaba, habí­a sido muerto. Antes de concluir las entrevistas y como las tropas de Enrí­quez planeaban aprehender a Villa, éste esquivó estas tropas y se retiró.

    Por fin Villa se amnistió gracias a los buenos oficios de su amigo Elí­as Torres, firmándose los Convenios de Sabinas. Se le reconoció el grado de general de división con haberes completos, y recibió en propiedad el Rancho de Canutillo de 25 mil hectáreas, cercano a Hidalgo del Parral, Chihuahua, que explotó con sus antiguos compañeros de la División del Norte, los Dorados.

    El 20 de julio de 1923, Villa, en compañí­a de su fiel compañero de armas, el coronel Miguel Trillo, cae asesinado ví­ctima de una emboscada que le tiende Jesús Salas Barraza en las entradas de la ciudad de Parral.

    Sus restos fueron profanados en febrero de 1926, cuando un estadounidense viola la tumba en donde descansaban y se llevó a su paí­s la cabeza del Centauro del Norte. En 1967 se colocó su nombre, con letras de oro, en el recinto de la Cámara de Diputados, y el 20 de noviembre de 1969 se inauguró una estatua ecuestre con la efigie de Villa en la ciudad de México

  • Jose Maria Morelos y Pavon; biografia

    Originario de Valladolid (Morelia), José Marí­a Morelos fue hijo de José Manuel Morelos, carpintero, y de Juana Marí­a Guadalupe Pérez Pavón. Fue registrado como español, pero en realidad era mestizo, con algo de ascendencia negra.

    Entre 1779 y 1790 trabajó en la hacienda cañera de Tahuejo, en Apatzingán, quizá como escribano o contador. En 1790 ingresó en el Colegio de San Nicolás, en Valladolid, donde estudió gramática latina y retórica, filosofí­a y moral. En el Seminario Tridentino de aquella ciudad estudió en 1795 teologí­a moral y filosofí­a. Viajó a la ciudad de México para presentar el 28 de abril de ese año el examen de bachiller en artes en la Real y Pontificia Universidad.

    El 13 de diciembre siguiente, Morelos recibió la primera tonsura y las 4 órdenes menores en Valladolid, y 6 dí­as después fue ordenado subdiácono. A principios de 1796 pasó a Uruapan como cura auxiliar, donde se encargó de las cátedras de gramática y retórica. En septiembre de ese año fue ordenado diácono en Valladolid, y el 21 de diciembre de 1779 se ordenó de presbí­tero.

    En enero de 1798 Morelos fue nombrado cura interino de Churumuco y la Huacana, cargo que desempeñó hasta marzo de 1799, cuando se le nombró cura interino de San Agustí­n Carácuaro y de Nocupétaro.

    El 15 de mayo de 1803 nació en Carácuaro Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos y de Brí­gida Almonte. 5 años después, en 1808, nació en Nocupétaro José Victoriano, hijo de Morelos y de Marí­a Ramona Galván, y se tiene noticia que en 1809 nació una hija suya en Carácuaro.

    A principios de octubre de 1810 Morelos tuvo noticia del levantamiento de Hidalgo y el 19 de ese mes salió en su busca. Lo alcanzó al dí­a siguiente y se entrevistó con él en el trayecto de Charo a Indaparapeo, y recibió la comisión de levantar en armas la costa del sur.

    Después de solicitar licencia a la mitra de Michoacán, Morelos se dirigió a Carácuaro, donde armó 25 hombres, con los que inició su primera campaña militar el 25 de octubre. Pasó por Nocupétaro, luego a Huetamo, Coahuayutla, Zacatula y Petatlán. En esos lugares consiguió hombres y armas. El 7 de noviembre entró en Tecpan, donde se le unieron Juan José, Antonio y Pablo Galeana, quienes le facilitaron además un cañón pequeño, apodado «El Niño», primera pieza de artillerí­a con que contó Morelos.

    Siguió su camino hacia Acapulco, y en Coyuca se le unió Juan Alvarez. El 13 de ese mes sus tropas entraron por primera vez en combate, al enfrentarse a las del realista Luis Calatayud, en El Veladero. El 17 de noviembre Morelos emitió un bando en el que suprimí­a la esclavitud y las castas.

    Sus actividades preocuparon al virrey, quien envió en su contra a Francisco Parí­s. í?ste lo atacó el 8 de diciembre en El Veladero, pero fue rechazado, y el 13 de ese mes Morelos logró rechazar en la Sabana a los realistas otra vez. En este lugar se le unió, a principios de enero de 1811, Hermenegildo Galeana. Tras algunos ataques infructuosos a Acapulco, se retiró a Tecpan, donde se dedicó a organizar el gobierno de su provincia.

    El 3 de mayo, en la hacienda de la Brea, nombró a Hermenegildo Galeana su lugarteniente. Morelos pasó después a El Veladero y luego se dirigió a Chilpancingo. En el camino envió a David Faro y a Mariano Tabares a Estados Unidos para conseguir auxilios.

    El 26 de mayo tomó Tixtla, donde se le unió Vicente Guerrero. Allí­ publicó un bando sobre la emisión de una moneda nacional de cobre, y escribió a Ignacio López Rayón sobre la formación de una junta insurgente. Pasó a Chilpancingo el 14 de agosto, y el 21 entró en Chilapa. De allí­ pasó a Tecpan y luego a El Veladero. Regresó a Chilapa a fines de octubre y a mediados de noviembre salió hacia Tlapa, e inició así­ su segunda campaña.

    Tomó a Chiautla de la Sal el 3 de diciembre, y el 10 entró a Izúcar, donde rechazó a los realistas el 17. El 18 se le unió Mariano Matamoros. Pasó después a Cuautla, y de ahí­ a Cuernavaca. Volvió a Cuautla, a principios de febrero y allí­ resistió durante dos meses el sitio impuesto por las tropas realistas al mando de Félix Marí­a Calleja.

    A causa de la falta de ví­veres, decidió romper el sitio, sin aceptar el indulto. La madrugada del 2 de mayo logró salir de Cuautla y dirigirse a Ocuituco, Hueyapan e Izúcar, y llegó a Chiautla de la Sal 2 dí­as después. El 1 de junio inició su tercera campaña, y entró en Chilapa el dí­a 7. La Suprema Junta lo nombró capitán general.

    De Chilapa se dirigió a Tehuacán, donde reorganizó y disciplinó sus tropas y se ocupó de la organización del movimiento insurgente. En Tehuacán nombró a Matamoros su segundo en jefe y mariscal a Galeana el 12 de septiembre.

    El 10 de noviembre, tras diversas derrotas, salió hacia Oaxaca, la que tomó el dí­a 25. Mandó fusilar a los realistas González Sarabia y Régules Villasante y organizó la celebración de la jura de la Suprema Junta, además de dictar otras disposiciones sobre el gobierno de la zona dominada por él y de iniciar la publicación del periódico Sud.

    El 9 de febrero de 1813 se dirigió a Acapulco, con lo que inició su cuarta campaña. Llegó a Yanhuitlán el dí­a 15 de ese mes, y a Ometepec el 7 de marzo Entró a la Sabana el 26 de ese mes. Se ocupó de organizar la toma de Acapulco, al que atacó el 6 de abril y tomó el dí­a 12.

    El gobernador Pedro Vélez se refugió en el castillo de San Diego, y Morelos le puso sitio, que duró 4 largos meses. Mientras tanto se ocupó de organizar la reunión de un Congreso insurgente y de emitir diversas providencias sobre gobierno y administración. El 28 de junio emitió la convocatoria para instalar el Congreso en Chilpancingo.

    El 31 de agosto salió hacia Chilpancingo, donde el 14 de septiembre se inauguró el Congreso, con la elección de diputados y la lectura de los Sentimientos de la Nación, escritos por Morelos. Al dí­a siguiente, el Congreso lo eligió Generalí­simo encargado del Poder Ejecutivo, y el 18 declaró disuelta la Suprema Junta.

    El 6 de noviembre el Congreso emitió su Acta de Independencia, y 2 dí­as después Morelos se dirigió hacia Valladolid, con lo que inició su quinta campaña. Llegó a Mezcala y en Tlacotepec emitió unos Rudimentos Militares el 21 de noviembre.

    En Cutzamala se reunió con Matamoros, Bravo y Galeana. Llegó a Llano Grande y el 23 de diciembre a las lomas de Santa Marí­a, pero fue rechazado ese dí­a y el siguiente por Ciriaco de Llano y Agustí­n de Iturbide. En Chupí­o y Puruarán sufrió nuevas derrotas. Morelos ya no se recuperarí­a de estos reveses. Se dirigió nuevamente a Tlacotepec, donde el Congreso lo destituyó de su cargo de generalí­simo.

    Las derrotas continuaron y el Congreso lo separó del poder ejecutivo el 14 de marzo de 1814. A fines de mes, Morelos mandó quemar Acapulco. Perseguido por los realistas, llegó a Apatzingán, donde el Congreso publicó su Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana el 22 de octubre. Con Cos y Liceaga fue electo para formar el Supremo Gobierno.

    Morelos se ocupó entonces del gobierno insurgente, pero no de problemas militares. Pasó a Tancí­taro y luego a Uruapan. Volvió a Apatzingán, donde permaneció hasta el 16 de diciembre. En mayo de 1815 el Supremo Gobierno dejó Ario y Morelos pasó a Cutzamala y Tlalchapa, y a principios de junio llegó a Puruarán. En agosto pasó a Uruapan. A causa de la persecución realista, el Congreso decidió pasar a Tehuacan, y Morelos fue el encargado de su custodia.

    El 28 de septiembre salió hacia Huetamo, Cutzamala y Tlalchapa, y el 2 de noviembre llegó a Atenango del Rí­o. Al dí­a siguiente llegó a Temalaca y el dí­a 5, al salir hacia Pilcaya, fue atacado por Concha y hecho prisionero por Matí­as Carrasco, antiguo insurgente.

    Se le llevó a Atenango del Rí­o y se ordenó su traslado a la capital. Llegó a Tlalpan el 21 de noviembre y el 22 a la ciudad de México. Se le inició causa y el dí­a 27 fue declarado hereje y degradado. Pasó a la Ciudadela, y el 20 de diciembre Calleja lo sentenció a muerte. Fue llevado a San Cristóbal Ecatepec, donde se le fusiló. Su prisión y muerte fueron el golpe más duro que recibió la insurgencia. En 1828 su ciudad natal recibió el nombre de Morelia.

    Maximiliano le erigió una estatua en 1865 y, en 1869, Benito Juárez decretó la creación del estado que lleva su nombre. El 16 de septiembre de 1925 sus restos fueron llevados a la Columna de la Independencia.

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  • Pedro Moreno; independentista

    Nació en la hacienda de La Daga, jurisdicción de Lagos (hoy de Moreno, en el estado de Jalisco). Estudió en el Seminario de Guadalajara; a fines del siglo XVIII regresó a su tierra natal y se dedicó al comercio.

    Al estallar la Guerra de Independencia, Moreno entró en relaciones con los caudillos insurgentes, a los que auxiliaba. Sospechoso a los ojos de las autoridades españolas, vigilado y amenazado de prisión, se marchó a su hacienda La Sauceda. Ahí organizó una partida de campesinos, con los que se dedicó a combatir a las fuerzas realistas.

    Estableció su centro de operaciones en el fuerte del Sombrero, desde el cual incursionaba por el Bajío y Los Altos. Allí recibió a Xavier Mina e hizo poderosa resistencia a las tropas de Liñán. Después de rechazar numerosos ataques realistas en ese fuerte, cuando Mina dio orden de evacuarlo, salió el jefe mexicano el 15 de agosto de 1817, por la noche. La columna fue descubierta y atacada, dispersándose en su mayoría. Algunos escaparon, pero los que volvieron al fuerte, fueron muertos al día siguiente.

    Reunido nuevamente con Mina, lo acompañó al interior del país y sostuvo varios encuentros en el Bajío. Sorprendido con Mina y otros insurgentes cerca del rancho de El Venadito, el 27 de octubre de ese año, resultó muerto a balazos.

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  • Revolucion Mexicana; Porfirio Diaz

    Presidente de la República. Nació en Oaxaca donde estudió la primaria y continuó el seminario y el Instituto de Ciencias y Artes de la misma ciudad inició el estudio de leyes. Simpatizante del Plan de Ayutla, al triunfar ese movimiento se le nombró subprefecto de Ixtlán. Durante la Guerra de Tres Años combatió al lado de los liberales. Lucha contra la intervención francesa, jefe de una brigada en Acultzingo en abril de 1862; participa en la batalla del 5 de mayo; y en 1863 en la defensa de Puebla. En 1865 vence a los imperialistas en Tehuitzingo, Puebla, en 1866; obtiene varias victorias sobre los imperialistas.

    Al año siguiente sitia Puebla y la toma el 2 de abril, da la batalla de San Lorenzo, persigue a Leonardo Márquez y toma la capital del paí­s el 21 de junio. Asume los mandos civil y militar; y el 15 de julio le da posesión de la plaza a Juárez. Oaxaca lanza la candidatura de su héroe militar, para presidente, pero el Congreso Nacional determina la reelección de Juárez. En 1871 reelecto Juárez y derrotados Lerdo y Dí­az, éste se lanza a la lucha con el Plan de la Noria. En marzo de 1872, al morir Juárez, desaparece la causa fundamental de la rebeldí­a; por lo que el general Dí­az se acoge a la amnistí­a, luego de forcejear en lo polí­tico con el presidente Lerdo. Unos meses después se vuelve a levantar, ahora en contra de Lerdo mediante el Plan de Tuxtepec. Poco después remite al Congreso la iniciativa para incorporar a la Constitución el principio de la No Reelección. Obtiene el triunfo en las elecciones, como candidato único. Toma posesión de la presidencia el 5 de mayo de 1877 y termina en noviembre de 1881.

    Durante su primer periodo presidencial se encamina hacia la centralización en todos los órdenes; combate el contrabando y reorganiza los ingresos fiscales; combate el bandolerismo y va dominando a sus adversarios. Terminado el periodo ocupa otros cargos, incluido el de encargarse del gobierno de Oaxaca. En 1884 vuelve a la presidencia de la República, haciéndose reformas a la Constitución para reelegirse, dejando el poder el 25 de mayo de 1911. Durante los 35 años del porfiriato se construyen más de 20,000 kilómetros de ví­as férreas; el paí­s quedó cruzado por la red telegráfica; grandes inversiones de capital extranjero, e incremento de la industria nacional. A partir de 1893, con la llegada a la Secretarí­a de Hacienda de José Yves Limantour, se sanearon las finanzas, mejorando el crédito nacional y alcanzando gran confianza en el exterior el presupuesto alcanzó superávit; se organizó el sistema bancario.

    Aunque a fines de 1907 manifestó que ya el paí­s se encontraba maduro para la democracia, en 1910 se lanzó a una nueva reelección. Se tuvo que enfrentar al Partido Antirreeleccionista, encabezado por Francisco I. Madero y a la rebelión surgida el 20 de noviembre de ese año. En 1911 se embarcó en el vapor â??Ipirangaâ? con destino a Francia. Murió en Parí­s en 1915

  • Josefa Ortiz de Dominguez; Biografia

    Hija de Juan José Ortiz y Manuela Girón, quedó, muy niña, bajo el amparo de una hermana. Nació el 19 de abril de 1773 en la ciudad de México.

    Fue educada en el Colegio de las Vizcaínas, de donde salió en 1791. Se casó en secreto con Miguel Domínguez, quien sería corregidor de Querétaro. La boda se celebró en el Sagrario Metropolitano de la ciudad de México el 24 de enero de 1793.

    «La Corregidora» es el nombre con el cual la historia la inmortalizó. Su participación en la insurgencia fue definitiva. Como era la esposa del corregidor, era un seguro enlace entre los futuros insurgentes que tenían en la ciudad de Querétaro el centro de su conspiración y a quienes informaba de todo lo que convenía a la causa. Indujo a su esposo a participar en la conjura.

    Cuando los conspiradores fueron denunciados el corregidor se vio obligado a iniciar una averiguación formal y ordenar el cateo de la casa donde se guardaba el material de guerra. Al marchar para realizar estas diligencias, encerró a su mujer, pero ésta logró enviar noticia de lo ocurrido a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y los Aldama.

    Iniciado el movimiento insurgente, la corregidora fue denunciada por el capitán Arias, se le encerró en el convento de Santa Clara y después fue llevada a la ciudad de México, donde se le recluyó en el convento de Santa Teresa. Por encontrarse embarazada, su prisión fue benigna al principio, pero después se le trasladó al convento de Santa Catarina de Sena, donde permaneció durante tres años.

    Ya consumada la Independencia e instalado el Imperio de Iturbide, rechazó el nombramiento de dama de honor de la emperatriz. Tampoco aceptó ninguna recompensa por sus servicios a la insurgencia.

    Murió en la ciudad de México. Sus restos se depositaron en el convento de Santa Catalina de Sena y después se llevaron a Querétaro. El Congreso de ese Estado la declaró Benemérita. Una estatua suya se encuentra en la plaza que lleva su nombre en la ciudad de México.

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  • Biografias Bicentenario, Andres Quintana Roo

    Originario de Mérida, Yucatán. Estudió en el Seminario Conciliar de dicha ciudad, y en 1808 pasó a la Universidad de México, donde cursó leyes.

    Casó con Doña Leona Vicario. Afiliado a la insurgencia, difundió la causa en el Semanario Patriótico Americano y en el Ilustrador Americano. Presidió la Asamblea Nacional Constituyente, que hizo la declaratoria de la Independencia en 1813.

    Cuando Iturbide ocupó el trono de México nombró a Quintana Roo subsecretario de relaciones [exteriores], cargo que ocupó de agosto de 1822 a febrero de 1823, pero como se mostrara en desacuerdo con los procedimientos del gobierno, fue destituido y procesado.

    A la caí­da del Imperio tuvo un lugar distinguido entre los diputados que formaron los siguientes Congresos. A causa del asesinato de Guerrero, Quintana Roo atacó al gobierno desde su periódico El Federalista, y orientó a la opinión pública de la época.

    En el primer periodo presidencial de Santa Anna, y siendo Valentí­n Gómez Farí­as vicepresidente encargado del Ejecutivo, desempeñó el Ministerio de Justicia, de septiembre a octubre de 1833. Escribí­a entonces interesantes artí­culos polí­ticos en El Correo de la Federación.

    Por su honradez y criterio recto e independiente ocupó, hasta su muerte, importantes puestos en el gobierno del paí­s. Sus restos mortales descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres.

    Además de sus artí­culos periodí­sticos y de sus discursos de prosa enérgica. Quintana Roo se dio a conocer como poeta en el Diario de México. Pertenece al primer grupo de románticos que Ignacio Manuel Altamirano clasificó como «poetas de la Independencia». Es muy conocida su â??Oda al dieciséis de septiembreâ?. Quintana Roo fue el primer presidente de la Academia de Letrán, fundada por Guillermo Prieto y los hermanos Lacunza en 1836.

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  • Los problemas de Punta Colonet en Baja California

    La astringencia de los créditos en el mundo, esta frenando el desarrollo de proyectos de gran envergadura aun cuando, gobiernos sólidos estén viendo la posibilidad de ponerse como avales.

    Ya en algún momento comente de la joya del pastel en infraestructura mexicana que se desea construirse en México, Punta Colonet en Baja California.

    Este proyecto seria no visto en algún otro puerto en Latinoamérica, ya que tendría cinco bahías que recibirían por el pacifico cargueros de gran calado con cientos de contenedores que vayan a Estados Unidos pero que, ya es lento, tortuoso y caro, el lleguen a puertos norteamericanos.

    Desde Punta Colonet, con vías independientes y dos puentes férreos con la unión americano estaría pensándose hacer aunque, la crisis mundial ya lo tiene a raya y eso lo pondría en riesgo de de realizarse lo que, también podría ser, que se cancelara y simplemente no se haga y se rezague en materia de infraestructura retrasándonos cada vez mas en competitividad, no podría apostar el gobierno federal, ¿por México?, ¿los congresistas y partidos políticos?, parece que no.

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  • Critica el Whasington Post a congresistas norteamericanos por situacion en Mexico

    El reconocido (internacionalmente) y prestigioso diario norteamericano, Washington Post publico hace unos días un articulo de fondo, creo que revelador para los congresistas norteamericanos.
    Si 400 millones de dólares les pareció excesivo y, jugaron a la idea de censar dicha ayuda, para la lucha contra el crimen organizado en México, deberían reflexionar.
    Que México es frontera sur de la Unión americana.
    Que para intereses norteamericanos, es una ayuda raquítica.
    Que dentro de las políticas de la buena vecindad, Estados Unidos no sabia ser un buen vecino.
    Que dada la escalada en la violencia, México «se juega su supervivencia» (así lo puso, Yo también creo que exagera en dicha sentido).
    Que es parte de la responsabilidad que tiene Estados Unidos (y esgrimió el presidente Clinton y aun, republicanos aprobaron) por ser el país consumidor numero uno del planeta.
    El apoyo se podría dar dentro del marco de la asistencia en el Plan Mérida y (sobretodo) el próximo presidente mas vale que lo tenga entendido, ya que sino, cada vez Estados Unidos estará mas solo en el mundo.
    Lo cierto es… que efectivamente, Estados Unidos esta cada vez mas solo en el mundo, pero mucho se debe a ese sentido que le da a su política exterior de control, Latinoamérica aunque lo ve como su principal destino comercial (y migratorio), muchos países preferirían no fuese así.
    ¿De acuerdo?
    Solo un dato para mis dos (reconocidos y fraternos) lectores de Estados Unidos; mientras tanto parece al gobierno y congreso la guerra de Irak o Afganistán, se asustarían ver el numero de muertos por relación directa o indirecta que se ha producido en el combate al narcotráfico… y, que a metros de distancia se libra de territorio norteamericano.
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  • Re-eleccion en el congreso de la union, ¿porque no? o ¿porque si?

    Hay ocasiones que mucha gente me habla de la reelección de congresistas en México, lo único que puedo decir es que tengo sentimientos encontrados.
    Seria una buena herramienta el que un asambleísta, diputado federal o local vamos, un senador se re eligiera, ¿por qué?, Podríamos nosotros a través del voto mostrarle a quienes trabajaron, que van en el camino correcto, y a los que no, simplemente removerlos. Esto, dinamizaría el congreso, mostrando que quien quiera estar en él, simplemente se tiene que poner a trabajar.
    El detalle es que para como son actualmente nuestros congresistas, merecen no tener esta oportunidad, digo, no hacen casi nada, se la pasan dormidos en sesión, a veces hasta la tribuna toman, casi todos en algún momento habrán usado su fuero o influencia para hacerse llegar algún beneficio, tenemos casos muy bien conocidos de congresistas que hasta tienen actitudes que creo, no deberían ser; Pancho íCachondoî, que me dicen de Salgado Macedonio, con su moto y que hasta una película hizo, íguerrero del caminoî o aquellos que simplemente no nos enteramos hasta que casi casi han cometido su felonia, el Jefe Diego Fernández de Cevallos, movio sus influencias para conectar una villa en Jalisco (donde vive su novia) con una autopista, asi de plano.
    Hoy se estaba votando el dictamen para ver que se hagan las reformas constitucionales en la cámara alta (Senadores) y simplemente no fue aprobado, solo contó con 51 votos a favor, por 51 en contra y una abstención.
    Así que al menos este sexenio ya no fue, como tantas otras cosas no serán, Francisco Indalecio Madero podrá descansar en paz, ya que su valuarte de íSufragio efectivo, No reelecciónî seguirá estando inmaculado.
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