Etiqueta: China

  • Sigue represion en China

    La policía mató a balazos a dos uigures e hirió a un tercero el lunes después que éstos atacaron a los agentes policiales que trataron de dispersar una pelea callejera, una semana después de cruentos disturbios étnicos en esta ciudad del oeste de China. Los policías fueron agredidos después de impedir que los tres hombres atacaran a un cuarto uigur con cuchillos y bastones de madera, dijo un funcionario en la ciudad de Urumqi quien sólo se identificó por su apellido, Fan.

    El incidente, que interrumpió una relativa calma en Urumqi -donde los disturbios étnicos dejaron más de 180 muertos y otros 1.680 heridos- fue el primero en que las autoridades han dicho que la policía disparó a alguien. «La policía hizo disparos al aire como advertencia, pero eso no detuvo la agresión. Entonces la policía les disparó como dispone la ley», señaló Fan. Indicó que el herido fue llevado al hospital. Se desconoce su estado.

    Fotografías mostraron a un policía que encañonaba con su fusil a un hombre de camisa azul, que golpeado yacía en el suelo mientras le sangraba la pierna derecha. Los policías lo rodearon y apuntaron con sus armas a los edificios vecinos. La escena se desarrolló frente a atemorizados residentes cerca de uno de los principales vecindarios uigures de la ciudad.

    Un albañil, Zhang Ming, que observó el incidente desde una obra de construcción cercana, dijo que tres hombres armados con cuchillos salieron de una mezquita y atacaron a un grupo de policías paramilitares emplazados junto a un camino. La policía antimotines los persiguió, les dio una golpiza y les disparó, agregó. Poco después quedaba en el lugar un charco de sangre. Escuadrones de la policía militar se apostaron en el camino que fue cerrado al tráfico.

    El incidente se produjo en momentos que las autoridades trataban de imponer una aparente normalidad en Urumqi después de los disturbios del 5 de julio. El balance de muertes en las peores acciones de violencia étnica en décadas podría ascender a 74 de los más de 900 heridos que seguían hospitalizados con heridas graves, dijo la agencia oficial Xinhua. La radio RTHK, de Hong Kong, dijo el lunes en su portal de la internet que al menos dos policías fueron baleados y tres civiles uigures muertos cerca de un barrio uigur. No dio más detalles.

    La gente corrió a sus casas y tiendas, cerrando las puertas tras ellos. Un transporte blindado y la policía paramilitar llegaron al lugar el lunes, y la policía, mostrando las armas, le gritó a la gente que despejase las calles. El lunes al amanecer, los vehículos de seguridad desplegados previamente en la Plaza del Pueblo no estaban allí el lunes, pero policías antimotines continuaban en el área. Pequeños grupos de policías antimotines con escudos patrullaban las esquinas, mientras helicópteros sobrevolaban la ciudad

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  • Silencio arabe llama la atencion

    La represión de musulmanes de la etnia uigur en China ha levantado escasas voces de protesta por parte de países musulmanes, que podrían estar resguardando sus rentables relaciones comerciales con Beijing o evitando que se coloque la lupa sobre sus propias acciones en contra de la disidencia política. Irán y Turquía, países no árabes, han sido uno de los pocos en criticar a China. Irán está ocupado con su propias protestas luego de una disputada elección presidencial, mientras que Turquía tiene lazos étnicos con la minoría uigur de China.

    Pero en la mayoría del Medio Oriente y el mundo árabe, la violencia en China ha generado pocas reacciones. Los regímenes árabes «no pueden criticar los ataques hacia los chinos musulmanes porque ellos mismos no tienen una democracia,» dijo Labib Kamhawi, analista político de Jordania. «Están en el mismo bote que el gobierno chino.»

    China ha enviado miles de tropas a la región occidental Xinjiang en los últimos días, imponiendo su control sobre la capital de Urumqi y áreas cercanas luego de que 180 personas murieran y 1.680 resultaran heridas en medio de la violencia étnica de la semana pasada. Los uigures, que llegan a los nueve millones en Xinjiang, están molestos por la llegada de chinos han y restricciones gubernamentales sobre la religión musulmana. Acusan a la mayoría han de discriminación y al Partido Comunista de intentar acabar con su cultura y su lengua.

    China es el principal socio comercial de Sudán, Arabia Saudí y varias naciones del Golfo Pérsico

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  • Cambio de vida desde los disturbios en China

    La mezquita Id Kah de Kashgar, ciudad oasis del extremo oeste de China, recibe a los fieles desde hace 500 años, excepto esta semana: permanece cerrada desde los disturbios en Urumqi, la capital provincial de Xinjiang, que dejaron al menos 156 muertos.
    Id Kah no es un caso aislado, ni en Kashgar ni tampoco en Urumqi.
    Y nadie sabe cuánto durará esta suspensión de facto de las actividades religiosas.
    «No lo sabemos. No podemos hablar de eso», dice de manera lacónica un uigur al periodista extranjero que pregunta por la oración tradicional del viernes.
    La gente sigue optando por la prudencia, luego de las violencias que ensangrentaron Urumqi el domingo, en las que se enfrentaron los uigures, musulmanes turcohablantes y principal minoría de la región, y los hanes, etnia mayoritaria en China.
    Unas escenas de violencia fomentadas desde el extranjero por separatistas uigures en el exilio, asegura Pekín.
    Por su lado, los uigures afirman que las cosas degeneraron luego de la represión brutal de una manifestación pacífica, un nuevo ejemplo, según ellos, de la represión general de la que son víctimas, en particular en el plano religioso, de parte de las autoridades comunistas y laicas chinas.
    Los uigures señalan las dificultades que tienen para cumplir con los ritos musulmanes como el haj (peregrinación a La Meca, lugar santo del islam), para pronunciar sermones religiosos libres, o incluso para poseer un ejemplar del Corán.
    «Nos oprimen porque saben precisamente que no pueden controlarnos a nosotros, los musulmanes», dice un empresario uigur de unos 30 años que vive en Urumqi, y que prefiere conservar el anonimato.
    «Saben que no tenemos miedo a morir», añade.
    El haj es una etapa obligatoria en la vida de un musulmán si tiene las posibilidades pecuniarias para hacerlo, sea cual sea su nacionalidad.
    Pero China se niega regularmente a entregar pasaportes a los uigures, quizás, explica el empresario uigur, por miedo a que entren en contacto en el extranjero con grupos extremistas.
    Según los testimonios de uigures, los que logran obtener su pasaporte deben dejar depósitos de 4.000 dólares a la policía, una suma inalcanzable en una región en que el salario anual medio de una persona que vive en la ciudad es de menos de 1.500 dólares, y de 470 dólares para las que viven en el campo.
    Además, los musulmanes sólo pueden tener una edición del Corán que sea aprobada por las autoridades chinas, so pena de ser considerado un objeto de contrabando, explica el empresario.
    Y los sermones, afirma, deben corresponder a lo pautado por las autoridades si el imán, encargado de presidir la oración, no quiere correr el riesgo de que le prohíban predicar.
    Entonces «siempre se escuchan las mismas cosas durante los sermones», señala otro uigur. «Yo no le presto atención al sermón. Mi fe viene de aquí», dice, señalando su corazón.
    Los uigures recalcan además que las mezquitas están prohibidas a los menores de 18 años y que a veces la policía hace controles para verificar que se aplique esa regla.
    Las autoridades chinas aseguran que todos los ciudadanos del país gozan de la libertad de religión.
    El martes, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) expresó su «profunda preocupación» ante los disturbios en Xinjiang, deploró «el uso disproporcionado de la fuerza» e instó a Pekín a llevar a cabo una investigación «honesta sobre los graves incidentes»

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  • Sobre China y los disturbios

    Miles de personas invadieron las principales estaciones de autobuses y trenes de Urumqi este viernes, muchas de ellas a causa de las violencias étnicas que estallaron el domingo en la capital de Xinjiang (noroeste) y que dejaron oficialmente 156 muertos.
    Unas 10.000 personas abandonaron la ciudad cada día de la semana desde que estallaron las violencias el domingo. En la estación de autobús de Bayi (la principal de la ciudad), se registró el doble del tráfico normal, dijo un empleado de la estación llamado Adili.
    Adili dijo a la AFP que normalmente numerosos estudiantes dejan en estas fechas la capital regional por las vacaciones de verano, pero que muchos otros abandonaban la ciudad por las violencias.
    «Por supuesto, los estudiantes están contentos de regresar a casa, pero algunos de ellos se van porque temen por su seguridad», indicó.
    Las filas en la estación de autobús tenían hasta unas 300 personas este viernes por la mañana, constató la AFP.
    Una mujer, Li, que compró un pasaje para ir a Lanzhou, capital de Gansu (centro) a unos 1.900 km de Urumqi, dijo a la AFP que se iba «un tiempo a casa hasta que las cosas se calmen».
    Al menos 156 personas murieron el domingo en disturbios interétnicos en Urumqi, capital de la región de Xinjiang, entre hanes, etnia mayoritaria en China, y uigures, principal minoría de esa región.

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  • Y como comenzo todo en China…

    Todo empezó con una pelea de muchachos en torno a unos fuegos artificiales. Y terminó en una confrontación entre cientos de personas de dos grupos étnicos distintos.
    Incidentes como esos reflejan las tensiones étnicas que hay en buena parte de China, las cuales estallaron esta semana en la región occidental de Xinjiang y dejaron 156 muertos.
    El problema es más grande grave en el oeste del país, en vastas extensiones donde las dinastía imperiales chinas se apoderaron de territorios de budistas tibetanos, uigures musulmanes, mongoles nómades y los hui, otro grupo musulmán. Pero el resto del país no está inmune a estos incidentes: la riña sobre fuegos artificiales se produjo en febrero en la provincia de Henan, en el centro del territorio nacional.
    En los incidentes más recientes, el malestar con la forma en que las autoridades lidiaron con una pelea entre trabajadores uigures y han en una fábrica del sur de China desató una protesta el domingo en Xinjiang, 3.000 kilómetros (1.800 millas) al oeste de Beijing. Los uigures golpearon a los han, el grupo étnico más grande de China, y quemaron sus negocios y sus automóviles. Las fuerzas de seguridad pusieron fin a los desmanes, tras lo cual vigilantes de ambos bandos perpetraron ataques en la capital regional de Urumqi.
    «Hay una gran desconfianza entre los grupos étnicos», comentó Nicholas Bequelin, especialista en Asia de la organización Human Rights Watch de Nueva York. Episodios como la pelea en la fábrica revelan que «hay estereotipos negativos, un cierto racismo, y que cada comunidad se cuidavió el desarrollo económico de Xinjiang y del Tibet, pero al mismo tiempo impuso el idioma y la cultura china e ignoró las quejas de las minorías, acusando a exiliados de fomentar la agitación desde el exterior.
    Muchas comunidades minoritarias se mantienen en la pobreza, lo que refuerza el estereotipo predominante entre los han de que los otros grupos étnicos son perezosos y desagradecidos. Los han representan el 91% de la población.
    Las tensiones pueden estallar en cualquier momento.
    La riña de febrero en la provincia de Henan comenzó cuando muchachos han y hui se pelearon en relación con unos fuegos artificiales. Un accidente de tráfico del 2004 en otro pueblo de Henan degeneró en una disputa que dejó al menos siete muertos, según la cifra oficial, aunque algunos informes de prensa indicaron que la cantidad de fatalidades puede haber llegado a los 150.
    Más hacia el este, en la provincia de Shandong, la policía mató a tiros a por lo menos cinco hui durante una protesta en el 2000, luego de que un carnicero han promovió la venta de «carne de cerdo musulmana», enfureciendo a los musulmanes, que tienen prohibido comer puerco.
    Incluso entre los mismos han surgen incidentes por rencillas de vieja data entre distintos grupos. En marzo debió intervenir la policía para separar a los residentes de dos pueblos de la isla de Hainan, luego de una riña que dejó un muerto. La prensa oficial dijo que la pelea giró en torno a una disputa por tierras que lleva 80 años.
    Uigures y tibetanos dicen que discriminan contra ellos cuando buscan trabajos o piden préstamos.
    El gobierno central impuso una política educativa en la que se van dejando de lado los idiomas de las minorías a medida que progresan en los estudios, y en los niveles más altos se habla únicamente chino. Tibetanos y uigures dicen que eso los perjudica, tanto en los estudios como en el mercado laboral, mientras que las autoridades sostienen que, por el contrario, los ayuda a insertarse en la sociedad.
    El gobierno también restringe la religión, designa a los imanes y los clérigos de alto rango, limita la cantidad de monjes, destruye las madrasas (escuelas musulmanas) que no están registradas y prohíbe que estudiantes y menores asistan a servicios religiosos.
    La actitud del gobierno «es que los tibetanos tienen que hacerse chinos y que los uigures tienen que hacerse chinos», sostuvo Andrew Fischer, especialista en China occidental del Instituto de Estudios Sociales de La Haya, Holanda.
    Beijing justifica esa política destacando los progresos económicos que ha habido en las regiones donde abundan las minorías.
    «La posición de los grupos dominantes en los últimos 50 años ha sido que las minorías se han beneficiado de la liberalización pacífica, han sido incorporados a la patria, y que no hay problema alguno», afirmó Fischer.
    La desconfianza entre los distintos sectores es palpable y durante los juegos olímpicos del año pasado en Beijing la policía le dijo a los hoteleros que no le alquilasen habitaciones a tibetanos, uigures o mongole

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  • En China siguen protestas y represion

    Los líderes del gobierno comunista chino prometieron el jueves mantener la estabilidad en el oeste del país, en su primera declaración sobre los disturbios por motivos étnicos que dejaron más de 150 muertos. Asimismo acusaron a fuerzas del exterior de haber orquestado la violencia.
    Una reunión urgente del Comité del Politburó, encabezada por el presidente Hu Jintao, exhortó a los miembros y funcionarios del Partido Comunista a movilizarse para restablecer el orden, a la vez que prometió castigos a los amotinados e indulgencia para los participantes que hubiesen sido engañados por agitadores.
    «Preservar y mantener la estabilidad general de Xinjiang es hoy la tarea más urgente», dijo el Politburó, según la agencia noticiosa oficial Xinhua.
    Las fuerzas de seguridad patrullaban la tensa capital de Xinjiang, Urumqi, después de los peores estallidos de violencia por motivos étnicos en décadas, mientras los residentes intentaban reanudar su rutina diaria.
    Carteles rojos pegados frente a edificios de departamentos advertían «No escuchen rumores» y «Mantengan la calma y el orden público».
    Turbas de chinos de la etnia han, el grupo étnico dominante en China, saludaron ruidosamente el paso de numerosos policías en camiones con carteles que rezaban «Debemos derrotar a los terroristas».
    Con la ciudad aparentemente controlada, la próxima prueba para el gobierno sobrevendrá el viernes, cuando un gran número de musulmanes de la etnia uigur se reunirán para sus plegarias semanales.
    Obul Hashim Haxim, el imán en la mezquita Liu Daowan, dijo que se rezarán las oraciones y se discutirá la violencia.
    Las autoridades han dicho que 156 personas murieron y más de 1.100 resultaron heridas cuando los uigures protestaron el domingo en la ciudad por la muerte el mes pasado de trabajadores uigures en el sur de China.
    Los uigures dicen que las fuerzas de seguridad acribillaron a tiros a muchos de los manifestantes el domingo. Las autoridades todavía no han dicho cuántos de los muertos eran uigures

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  • Preocupa la violencia en China, vea imagenes

    China ha amanecido este martes con un nuevo brote de violencia en las calles de Urumqui, la capital de la región autonoma de Xinjiang, al noroeste de China, que desde el pasado sábado mantiene enfrentados a algunos miembros de la minoría uigur contra la Policía china.

    Las autoridades comunistas de esta región autónoma han amenazado con un aplicar un ·»castigo severo» a los responsables de las violentas protestas, que desde el domingo han provocado al menos 156 muertos y más de 1. 000 heridos -según los testigos la cifra sería mucho mayor-., además de 1400 detenidos.

    Esta mañana un grupo de unos 300 manifestantes, en gran parte mujeres, han rodeado y zarandeado a la delegación de unos 80 periodistas que el Gobierno chino había acreditado para que supervisaran la zona y pudieran hablar con la población local. Al grito de «esto es el caos», los manifestantes han escenificado el horror que se ha vivido estos días en Urunchi.

    Cientos de manifestantes han resistido los gases lacrimógenos lanzados por la Policía y han logrado por unos instantes atravesar las líneas defensivas de las fuerzas antidisturbios. Según la agencia oficial Xinhua, todo comenzó cuando una mujer uigur se acercó con su hijo al grupo de reporteros, llorando e implorando la libertad de su marido, al parecer detenido tras las protestas del domingo; otros uigures se sumaron a la protesta y la policía intervino.

    El Gobierno chino acusa a grupos independentistas en el exilio como el Congreso Mundial Uigur de la violencia étnica. Algo que niega desde Estados Unidos el líder de la organización, Rabiya Kadeer, quien acusa a la policía china de responder con excesiva violencia las protestas.

    Los uigures constituyen el grupo turcófono mayoritariamente musulmán predominante en esta región del extremo oeste del país, que mantiene estrechos vínculos culturales y lingüísticos con los países de Asia Central.

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  • -AVISO- Disturbios en China

    Pekín aumentó el martes a al menos 156 los muertos en los disturbios étnicos del domingo protagonizados por musulmanes uigures en Urumqi, la capital de la región de Xinjiang (noroeste), los más sangrientos registrados en territorio chino en décadas.
    La agencia estatal China Nueva citó a autoridades de la policía de la región autónoma de Xinjiang para aumentar a 156 muertos su anterior balance facilitado el lunes que había cifrado las víctimas mortales en 140 y los heridos en 828.
    Ese derramamiento de sangre provocó el lunes la reacción de Estados Unidos.
    «Estamos profundamente preocupados por las informaciones sobre numerosos muertos y heridos en Urumqi en el oeste de China», afirmó el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, en Moscú, donde el presidente estadounidense, Barack Obama, efectúa una visita oficial.
    «Por ahora, las informaciones no son claras sobre las circunstancias que rodearon las muertes y las heridas. Por tanto, resulta prematuro hacer comentarios o especular» sobre lo ocurrido, añadió el vocero, quien pidió asimismo «moderación» a toda la población de Xianjiang.
    Asimismo, el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, hizo un llamamiento a la contención, coreado por Gran Bretaña y Estados Unidos.
    Las autoridades chinas indicaron por su parte su intención de hacer todo lo posible posible para impedir la propagación de los disturbios e imponer un toque de queda a partir de las 20H00 locales (12H00 GMT).
    China Nueva informó el martes, sin embargo, de que la policía china dispersó en otra localidad de la región, Kashgar (a 1.050 km al suroeste de Urumqi) a «más de 200 alborotadores» que trataban de salir de la principal mezquita de la ciudad.
    Según la agencia, la policía llevó a cabo su acción hacia las 18H00 locales del lunes por la tarde (10H00 GMT).
    En cuanto a la situación en Xinjiang, Nur Bekri, presidente de la región, la calificó el lunes de «muy complicada», según China Nueva.
    Bekri añadió, según la misma fuente, que se tomarán «todas la medidas para impedir que la situación se extienda a otras regiones».
    Residentes de la capital de Xinjiang, mayoritariamente musulmana, indicaron que las autoridades cortaron los servicios de internet y de telefonía celular en la ciudad.
    En las violencias en Urumqi participaron miles de personas. En un primer momento, China Nueva informó el domingo de la muerte de tres personas.
    Fuentes del gobierno local dijeron que «varios centenares» de personas fueron arrestadas por su participación en las violencias, según la agencia.
    La televisión central CCTV difundió imágenes de los enfrentamientos mostrando a civiles ensangrentados. Esas imágenes se unieron a otras de vehículos y autobuses en llamas o ya carbonizados por el fuego.
    Una mujer china dijo a la AFP que unos 3.000 uigures protestaron el domingo, algunos de ellos armados con palos y cuchillos.
    Según el gobierno regional de Xinjiang, «una investigación inicial muestra que la violencia fue organizada por el separatista Congreso Mundial Uigur dirigido por Rebiya Kadeer», de acuerdo con China Nueva.
    Sin embargo, los uigures exiliados acusan a las fuerzas de seguridad chinas de haber reaccionado exageradamente para sofocar una protesta pacífica y afirmaron que la policía disparó indiscriminadamente.
    El lunes, la policía antidisturbios patrulló Urumqi para prevenir más motines, según un periodista de la AFP en el lugar.
    Importantes zonas del barrio musulmán de esta capital regional estuvieron cercadas por la policía.
    Los disturbios en Xinjiang recuerdan lo sucedido en marzo de 2008 en el Tíbet cuando los tibetanos atacaron en Lhasa a miembros de la etnia china «han» en protesta por las represivas reglas chinas, según ellos.
    Respecto a las manifestaciones en Tíbet, las autoridades chinas pidieron el lunes al gobierno de Madrid que tome las medidas necesarias para que la justicia española deje de investigar sobre la represión de esos sucesos, de la que acusa a ocho responsables chinos.
    Muchos de los casi 8,3 millones de uigures, musulmanes de lengua turca a los que Pekín acusa de luchar por la independencia de Xinjiang, afirman sufrir una persecución política, cultural y religiosa.
    Al igual que en el Tíbet, también se quejan de que los habitantes de la etnia «han» se han instalado en Xinjiang y dominan la vida política y económica de la región.
    En 2009 se cumplen 60 años desde que las tropas de la China comunista «liberaron pacíficamente» esta región

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  • Las mentiras de Corea del norte… ¿Rusia y China?

    Curiosamente son estas cosas las que sin importancia las que pueden desencadenar un evento aun mayor de lo que se han imaginado algunos.

    Luego de que el Presidente Barack Obama informara al mundo que estará protegiendo a Corea del sur aun cuando deba protegerle con armas atómicas, el gobierno de Corea del norte, habla de planes «secretos» en su contra para ataques.

    Esto es lo que a mas de uno le daría risa pero que reconoce, que el gobierno del tirano y despótico de Pyongyang le sirve de «argumento válido» para crear aun mas una carrera armada O cuñas para tensar aun mas la situación en Asia.

    Haga sus apuestas, el escudo antimisiles norteamericano aun mas razones tiene ahora no contra Rusia pero si contra Irán y Corea del norte, así como fue en alguna razón la que George Bush pudo idearlo.

    Pyongyang no tiene palabra y lo ha demostrado, cada vez mas muestra su virulencia y eso se traduce en peligro para el mundo ya que mientras Rusia y China no levanten la voz y la mano, nadie podría a ciencia cierta dejar controlar a Corea del norte.

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  • Proxcimos planes, Cadillac de México al mundo

    General motors ve muy factible que en lo que se reestructura todo su consorcio, el nuevo Cadillac SRX se construya en México

    De esta forma y de manera extremadamente lógica, General motors le asigna a México la construcción de uno de los nuevos autos que según en sus propias palabras, le asistirán y mucho en el futuro.

    China, era el país que junto con México estaba compitiendo por tener la línea de ensamblado para todo el mundo incrementando las plazas laborales de forma directa en 300 empleos pero de forma indirecta hasta en 3500 personas.

    Hay que señalar que México por cercanía y costo de mano de obra conviene de mas a que las armadoras tengan aquí sus plantas de armado para el mercado de Estados Unidos

    Lo digo ya que proximidad así como costo sale mas barato en todos los sentidos y hay mejor calidad en mano de obra calificada que aun, en China donde el salario mínimo esta considerado como esclavizante en 35 ctvs. de dólar la jornada laboral

    Enhorabuena México, hay que ver que planta será la elegida

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