El gobernador Graco Ramírez encabezó esta mañana la ceremonia conmemorativa al bicentenario luctuoso de José María Morelos y Pavón.
Luego de entonar el Himno Nacional Mexicano y realizar los honores al lábaro patrio, Graco Ramírez colocó una ofrenda floral al pie del monumento del “siervo de la nación”, colocado a un costado del Museo Regional Cuauhnáhuac, también conocido como Palacio de Cortés.
Estuvo acompañado de la secretaria de Educación, Beatriz Ramírez Velázquez; el titular del IEBEM, Fernando Pacheco Godínez; el presidente municipal de Cuernavaca, Jorge Morales Barud y el encargado de despacho en la Delegación de la SEP, Ricardo Sabbth Serpel.
Durante el acto, el Gobernador presenció la obra de teatro titulada “El Niño Artillero”, interpretada por alumnos de la Escuela Primaria José María Morelos y Pavón, de la colonia Palmira, de Cuernavaca.
A la conmemoración acudieron la magistrada presidente del TSJ, Nadia Luz María Lara Chávez; la diputada local, Edith Beltrán Carrillo, presidenta de la Comisión de Educación y Cultura; el Comandante de la 24ª Zona militar, Fausto Bautista Ramos; el secretario de Gobierno, Matías Quiroz Medina también estuvieron presentes.
Destacó la presencia de Irma Angélica Castillo Sánchez y Gerardo Ávila Castillo, esposa e hijo del maestro Fulgencio Ávila Guevara, autor del Himno a José María Morelos y Pavón, el cual fue interpretado por alumnos de diversas escuelas primarias que acudieron a la conmemoración.
Fernando Pacheco Godínez realizó una reseña histórica sobre parte de la vida del “siervo de la nación”, en la que destacó el rompimiento del Sitio de Cuautla, en mayo de 1812, en nuestro estado.
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Conmemoran bicentenario luctuoso de José María Morelos y Pavón
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La esquela del bicentenario
Por @lydia70c
Si, el nombre es correcto no crean que me equivoque. Ya no es una Estela es una esquela donde damos el más sentido pésame a nuestros impuestos, un proyecto que costaría 400 millones de pesos ahora pasa los mil y para celebrar el bicentenario que paso hace un año, por lo tanto como que llegamos tarde, peso sin sueño.
Es increíble que un monumento que se llame la Estela de Luz no tenga planos eléctricos, ¿no les parece el colmo de lo absurdo? ahora resulta que de 141 planos van en 560 y contando, claro que no hay planos eléctricos, aunque sea Estela de Luz, esos al final, para que incrementen el costo ¿Que no?.
Y a que viene esto, nuevamente lo traigo a la mesa como â??llamado a la reflexiónâ?, ándele pues ahora si me escuche bien acá, no ya en serio vienen elecciones pronto y debemos fijarnos en todos estos pequeños detalles (de 800 millones de pesos) para decidir que vamos a hacer.
Todos estamos cansados, estamos hartos de la situación del país, y hemos estado en esta situación mucho tiempo, y reitero ¿Qué hemos hecho? Hasta el momento parece que no mucho, porque nos sigue pasando. Revisar la historia de los candidatos, de las dependencias en las que han estado, ¿Que han hecho con sus presupuestos, que tanto han logrado, que tan eficientes son?.
Así como nos evalúan a los que trabajamos en la iniciativa privada, más y sobre todo a los servidores públicos, nos vaya a pasar como con Fox, si, el Sr. Había trabajado para la Coca-Cola todos supusimos que había sido una carrera exitosa, me pregunto ¿Así fue? O con la euforia del â??cambioâ? nadie pelo. Yo honestamente no lo se. Nunca se me ocurrió intentar averiguar, ahora sabemos que quizá y aunque haya sido súper exitoso vimos que demostró que no es lo mismo.
Veamos si realmente las Secretarías que han ocupado han sido rentables, en cuanto al manejo del presupuesto, y bueno, ver si también han sido redituables para ellos claro está. Tenemos, como obligación, que involucrarnos en investigar para tomar mejores decisiones, es la única manera de poder ejercer una buena democracia, sí, México es un país democrático pero parece que nuestra democracia esta en pañales y ya va siendo tiempo que cambiemos esto.
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Emilio Gonzalez a favor de alianzas, no pues si.
El gobernador de Jalisco, Emilio González Márquez, se refirió a las alianzas político-electorales como «síntoma de madurez» y se declaró simpatizante de éstas «siempre y cuando permitan que la transición democrática de México siga caminando y se conviertan en resultados positivos para la gente».
González Márquez asistió como invitado especial de un evento masivo organizado por el movimiento «Llegó la hora de Nayarit» del panista Manuel Pérez Cárdenas, aspirante a gobernador del estado.
«En la sociedad mexicana hay síntomas de desorden, hay pobreza, violencia y marginación, y la acción de los gobiernos es limitada, pero si esta acción se complementa con la sociedad organizada se pueden lograr muchas cosas», dijo en el inicio de su discurso.
«De ahí la importancia de las alianzas -agregó el mandatario jalisciense- y en estos tiempos modernos no se pueden hacer transformaciones en nuestro país, si no hay alianzas y las alianzas más importantes son entre los ciudadanos«.
Subrayó que siempre estará a favor de las alianzas, pero no a como dé lugar, porque una parte importante son los candidatos que surgen de esta unión:
A mí me parece que son un síntoma de madurez y en especial yo simpatizo con fuerzas políticas como el PRD, PT, Convergencia, Nueva Alianza y el Partido Verde, siempre y cuando permitan que la transición democrática de México siga caminando y se conviertan en resultados positivos para la gente, porque lo importante no es ganar elecciones, sino que a la gente le vaya bien y las alianzas son un camino adecuado para ello.
El mandatario externó su solidaridad con este movimiento de Pérez Cárdenas «que es único en México, por eso venimos a conocerlo y por supuesto a apoyarlo, porque nuestro país necesita de la participación de su gente organizada».
En medio de una gran parafernalia política, que incluyó avioneta publicitaria, globo aerostático y carro alegórico, una concentración de miles de personas partió de la Plaza Bicentenario de Tepic rumbo al Parque Juan Escutia, donde en estos momentos se le tomó protesta a la estructura estatal de «Llegó la Hora de Nayarit».
Manuel Pérez Cárdenas es el vocal ejecutivo nacional del FOVISSSTE y ya fue candidato del PAN a gobernador de Nayarit durante las elecciones de 2005.
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Que es el Plan de Ayala
A fines de 1911 un grupo de revolucionarios encabezados por el general Emiliano Zapata iniciaron una dura travesía desde los cálidos valles de Morelos para dirigirse a las frías montañas de Ayoxustla, en el estado de Puebla.
La intención era alejarse del asedio militar al que eran sometidos para, serenamente, plasmar en un documento los ideales de la revolución campesina que había iniciado en el pueblo de Anenecuilco, Municipio de Villa de Ayala.
La cuestión era de la mayor importancia porque ante el triunfo del movimiento maderista, su demanda sobre la restitución de las tierras usurpadas por las haciendas azucareras, podía desvirtuarse. En palabras de uno de los acompañantes de la caravana, Francisco Mercado, el jefe Zapata â??quería que hubiera un plan porque nos tenían por puros bandidos y comevacas y asesinos y que no peleábamos por una banderaâ?¦â?
De esta manera, se inició la discusión y redacción del Plan Libertador de los hijos del Estado de Morelos, o Plan de Ayala, bajo la dirección del mismo Zapata y de su compadre, el profesor rural Otilio Montaño. El eje de su argumentación era, evidentemente, la urgente resolución del problema agrario que había olvidado cumplir Francisco I. Madero, aún cuando estaba contemplado en el Plan de San Luis.
Es por ello que en los artículos sexto y séptimo del Plan Libertador se establecía que los pueblos entrarían en posesión de los terrenos, montes y aguas que hubieran sido usurpados por los hacendados, científicos o caciques a la â??sombra de la tiranía y de la justicia venalâ?; aunque aquellos propietarios que se consideraran con derechos legítimos sobre sus propiedades, podrían acudir a los tribunales especiales que se establecerían una vez que triunfara la Revolución. Asimismo se hablaba de expropiar tierras, previa indemnización, para que se mejorara â??en todo y para todo la falta de prosperidad y bienestar de los mexicanos.â?
A juicio de los zapatistas, poniendo en marcha estas medidas la Revolución corregiría el rumbo que se había extraviado con el gobierno de Madero. El plan de Ayala fue firmado el 28 de noviembre de 1911 y desde ese momento se convirtió en la bandera que enarbolarían los zapatistas durante toda la década revolucionaria.
El plan de Ayala no solo recogió las aspiraciones de los campesinos de Morelos (y podría decirse que de todo el país) sino también, colocó a la problemática agraria en el centro del debate nacional. Asimismo, marcó una ruptura, un distanciamiento entre los revolucionarios que habían iniciado la lucha en 1910. Madero fue el primero en sentir, en carne propia, el choque de percepciones sobre el significado de la palabra Revolución.
El zapatista Paulino Martínez definió perfectamente la situación cuando afirmaba que algunos caudillos creyeron que con las â??hermosasâ? palabras de â??Sufragio Efectivo, no reelecciónâ? y derrocando al â??dictadorâ? Porfirio Díaz quedaba todo arreglado. Enorme error.
A su juicio, el plan de Ayala: â??es la condenación de la infidencia de un hombre que faltó a sus promesas y el pacto sagrado, la nueva alianza de la Revolución con el pueblo, para devolver a éste sus tierras y sus libertades que le fueron arrebatadas desde hace cuatro siglos, cuando el conquistador hizo pedazos la soberanía aztecaâ?¦â?
Bajo esta óptica los zapatistas -impacientes, rayando prácticamente en la terquedad- resolvieron pelear sin tregua hasta alcanzar su utopía. Enarbolando el plan de Ayala como su más extraordinaria arma, los zapatistas desconocieron a Madero como líder de la Revolución y mantuvieron una lucha independiente del resto de los grupos revolucionarios; sirvió para combatir a Huerta, pero también en su momento para luchar contra la â??imposiciónâ? que intentaba hacer Venustiano Carranza por medio del Plan de Guadalupe.
El Plan de Ayala se convirtió en el pendón que los conduciría a la victoria, aún en los momentos más difíciles, como cuando el jefe Zapata cayó asesinado en la Hacienda de Chinameca en abril de 1919. Paradójicamente unos meses después llegó el triunfo, de la mano del general ílvaro Obregón y los sonorenses; solo entonces, los zapatistas pudieron iniciar la restitución y dotación de ejidos para los campesinos de Morelos y cumplir con el ideal de lograr la prosperidad y el bienestar de la Patria.
Como afirma el historiador Salvador Rueda, con el Plan de Ayala termina el siglo XIX e inicia el siglo XX porque con él nació el vocabulario político moderno y convirtió al campesinado en interlocutor con el Estado mexicano. Los zapatistas, y con ellos los campesinos de México, se convirtieron en protagonistas de la historia de México
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10 datos que hay que saber del Plan de Ayala
1 A pesar de que el Plan de Ayala fue firmado en Ayoxustla, Puebla, debe su nombre al municipio de Villa de Ayala al que pertenece el pueblo de Anenecuilco, lugar de origen de Emiliano Zapata.
2 Circulan dos fechas sobre la expedición del Plan de Ayala: 25 y 28 de noviembre, aunque ésta última corresponde a la versión manuscrita que se encuentra en el Archivo Zapata.
3 El general Otilio Montaño, coautor del Plan de Ayala, sería juzgado y fusilado por un consejo de guerra zapatista en mayo de 1917.
4 El Plan de Ayala reconocía como jefe de la Revolución al general Pascual Orozco, aunque tiempo después los zapatistas fusilarían a su padre en 1913.
5 Después de aprobarse el Plan de Ayala, el general Zapata se dirigió a los presentes para pedir que pasarán a firmar todos aquellos que ¡no tuvieran miedo!
6 El Plan de Ayala es el primer documento en donde se firma con la frase: â??Libertad, Justicia y Leyâ?, que se convertiría en el lema zapatista.
7 El general Jesús Morales, firmante del Plan de Ayala y apodado El Tuerto, abandonaría al zapatismo para unirse a las tropas federales que combatían en Morelos bajo el mando del general Juvencio Robles.
8 A pesar de que los zapatistas desconocen a Madero y lo acusan de traidor, reivindican el Plan de San Luis en lo concerniente a que era un acto de justicia restituir a sus antiguos poseedores los terrenos de que habían sido despojados de un modo tan arbitrario.
9 Aunque el Plan de Ayala es el documento agrarista por antonomasia de la Revolución, otros textos, como el Plan de Tacubaya del 31 de octubre de 1911, afirmaba que era primordial resolver de una vez y para siempre â??nuestro problema agrarioâ?.
10 Hacia 1917, cuando la situación militar del zapatismo era muy difícil, personajes como Gildardo Magaña propusieron â??olvidarâ? por un momento el Plan de Ayala para dedicarse a hacer alianzas políticas con otros grupos revolucionarios. Esto le valió que años después fuera considerado traidor a los ideales zapatistas
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Otilio Montaño
Maestro de profesión, nació en el estado de Morelos. Cuando estalló el movimiento revolucionario de 1910, impartía clases en Cuautla, Morelos. Se unió al movimiento zapatista contra el gobierno de Porfirio Díaz. Se le considera el redactor del Plan de Ayala.
Dirigió al grupo que representó al Ejército Liberador del Sur en la Convención de Aguascalientes, una enfermedad le impidió participar. En junio de 1915 el encargado del Poder Ejecutivo, emanado de la Convención, Francisco Lagos Cházaro, le nombró ministro de Instrucción Pública.
Acusado de promover la deserción de zapatistas en favor de Venustiano Carranza, fue juzgado por un tribunal militar a cuyo frente estaba Manuel Palafox. Declarado culpable, se le fusiló, en Tlaltizapán, Morelos.
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El Turco y la Revolucion
Le decían el Turco, sin duda por su físico; le decían el Jefe Máximo, sin duda por su poder e influencia que dio lugar a un periodo conocido como el Maximato: Plutarco Elías Calles fue presidente de México de 1924 a 1928, en plena época de reconstrucción nacional.
Calles nació en Guaymas, Sonora, en 1877. Durante su infancia se distinguió por su poco gusto por los estudios y por la frecuencia con la que se ausentaba de clases. Con el tiempo esta antipatía por las aulas se transformaría en una afición -casi de culto- por la escuela y la educación, como sucedió con la mayoría de los jefes revolucionarios. En su juventud obtuvo la plaza de maestro y en la ciudad se le conocía como un poeta inspirado que publicaba en la prensa poemas con â??pasmoso contenido existencial y [que] conmueve a sus amigos mediante sinceras expresiones de enamoramientoâ?.
Resulta interesante que en esos años su carácter fuese introspectivo, de constante reflexión. Fue el momento en el que sentó las bases de una ideología harto conservadora en cuanto a los valores sociales se refiere y que se verán manifestados después, en su periodo como revolucionario y como presidente. Así por ejemplo, sus conceptos sobre matrimonio, familia, escuela y ciudadanía tienen visos moralizantes; en el caso del matrimonio, para ser más claros, considera que tiene una doble misión: â??moralizar al individuo en sociedad y favorecer el desarrollo de la prole (formar hijos y moralizarlos), entonces la cualidad moral del matrimonio otorga por extensión legitimidad a la descendencia.â?
Con su primera esposa, Natalia Chacón, tuvo 12 hijos de los que le sobrevivieron nueve. Obligado a trabajar arduamente, diversificó sus actividades y estableció un negocio familiar en Agua Prieta, una tienda donde se vendían productos de uso cotidiano. En esas estaba cuando lo pescó el movimiento revolucionario, ya que fue nombrado comisario de Agua Prieta; fue un tiempo que le sirvió para relacionarse con los jefes revolucionarios y de iniciarse en los artilugios de la política. De ahí en adelante su vocación fue la Revolución (con mayúscula). Peleó del lado de Venustiano Carranza, en principio bajo las órdenes de ílvaro Obregón quien en 1915 lo nombró gobernador y comandante militar de Sonora.
En Sonora, Calles inició el experimento de política que después implementaría durante su presidencia; como gobernador promovió el lema â??Tierra y libros para todosâ?; lo de las tierras quedó pendiente y con los libros realizó algunos avances notables al establecer bibliotecas públicas en la mayoría de los municipios de la entidad. Su gobierno destacó por cierto radicalismo al promover iniciativas legislativas que prohibían el alcohol y los juegos de azar; promovió también la persecución religiosa y buscó establecer el salario mínimo para los trabajadores. Es interesante que estas iniciativas las compartiera con otras autoridades como Salvador Alvarado en Yucatán que se distinguió por un gobierno anticlerical pero vanguardista en lo que a logros sociales se refiere. Sinaloa, Chihuahua y la Ciudad de México también habían decretado la Ley Seca y la prohibición de los juegos de azar.
El anticlericalismo de los revolucionarios fue intenso en esos años. En plena lucha armada, Antonio Villarreal había cerrado iglesias en Monterrey; tras la toma de Guadalajara, Obregón mandó al exilio a un buen número de curas, mientras que Pancho Villa ordenó fusilar a media decena de clérigos después de derrotar a los federales en Zacatecas. Calles no se quedó atrás para el caso de su estado y, al igual que en con otras entidades, decretó la expulsión de sacerdotes. Lo cierto es que nuevamente se trataba de una política a nivel nacional que consideraba la secularización del país como un asunto pendiente.
Siendo Carranza presidente nombró a Calles su secretario de Industria, Comercio y Trabajo. A sabiendas de que bien podía ser una estrategia del Primer jefe para neutralizar su influencia en la región a favor de Obregón, obedeció disciplinadamente y ocupó el cargo por un tiempo. Bien se conocían los jefes, como demuestra una carta que Adolfo de la Huerta le escribe a Calles en julio 1918: «Después de tanta lealtad como amigo [hacia Carranza], de abnegación completa de mi parte como revolucionario y de eficaces resultados por mí al principio de la Revolución y al final de ella, no es justo, Plutarco… Después de tener algunas decepciones con gente del centro, me doy cuenta perfecta de que el intento es nulificarme a grandes pasos…». Poco más de un año después el â??nulificadoâ? sería otro: Carranza murió asesinado en Tlaxcalantongo, Puebla, en 1920, aunque ya para entonces Calles se había declarado anticarrancista.
Tras la muerte de Carranza, de la Huerta ocupó provisionalmente la presidencia y convocó a elecciones, mismas que ganó Obregón para el periodo 1920-1924. Calles se convirtió entonces en su mano derecha y entre ambos concertaron lo que habría de suceder con el país en los siguientes años. Primero, Plutarco sería el sucesor en la presidencia, como ocurrió; después, prepararía el camino para que Obregón fuera reelecto en el periodo posterior. Como sabemos, el â??manco de Celayaâ? murió asesinado en el parque de la Bombilla en 1928, con lo que su segundo se convirtió en el Jefe Máximo.
Durante su cuatrienio (el cambio a sexenio se dio en la presidencia de Lázaro Cárdenas) Calles continuó el trabajo iniciado por Obregón y se dedicó a pacificar al país, a conciliar a las facciones revolucionarias, a ordenar las instituciones. De hecho, se le reconoce como uno de sus mayores logros el promover la â??institucionalizaciónâ? de la Revolución a través de la fundación del Partido Nacional Revolucionario, antecedente del PRI. Su influencia rebasó la temporalidad de su presidencia, pues se consideraba un secreto a voces que era el poder detrás de la silla en los años que siguieron a la muerte de Obregón (1928-1934). Esa influencia sólo se vio sometida hasta que Cárdenas lo envió al exilio, del que regresó â??gracias a la política conciliadora del presidente Manuel ívila Camacho (1940-1946)- para morir el 19 de octubre de 1945. Personaje polémico, el Turco se caracterizó no sólo por su poca facilidad para sonreír, sino también por su participación en la formación del México contemporáneo
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Francisco J. Mugica Velazquez
Nació el 3 de septiembre en Tingüindín, Michoacán. Hizo sus estudios primarios y superiores en diversas poblaciones de su estado, pues su padre se veía obligado a cambiar de lugar de residencia por ser maestro de escuela.
Empezó la preparatoria como alumno externo en el Seminario de Zamora. En 1906 era receptor de Rentas en Chavinda, y desde entonces se dedicó al periodismo; fundó modestos periódicos de combate; en uno de ellos sostuvo una campaña en contra del gobernador del estado, Aristeo Mercado, y de esa forma se inició en la política de oposición al régimen porfiriano.
Radicado con su familia en la ciudad de México, en 1910 obtuvo empleo en la droguería «El Coliseo» que dejó para dirigirse a San Antonio, Estados Unidos, y se puso a las órdenes de la Junta Revolucionaria que organizaba los primeros pasos de la revolución maderista. En 1911 participó, al lado de Pascual Orozco, en la toma de Ciudad Juárez. A la muerte de Madero figuró en el constitucionalismo. Tomó parte en el primer reparto agrario llevado a cabo en México en 1913, a lado de Lucio Blanco.
Múgica fue uno de los firmantes del Plan de Guadalupe. Administrador de las Aduanas de Veracruz en diciembre de 1914, ocupó la presidencia del Tribunal de Justicia Militar en 1915. Al año siguiente fue comandante militar y gobernador de Tabasco, y se distinguió por su política agraria.
Su obra político-social más significativa se encuentra en la redacción de la Constitución de 1917. Diputado constituyente por Michoacán en 1917, integró el grupo radical, al lado de Heriberto Jara y Luis G. Monzón. Gobernador de Michoacán de septiembre de 1920 a marzo de 1922, renunció a su cargo por hondas diferencias con el presidente de la República, Álvaro Obregón, que culminaron con graves incidentes que lo pusieron en peligro de muerte.
Secretario de Economía en el gabinete del presidente Lázaro Cárdenas de diciembre de 1934 a junio de 1935, pasó a la Secretaría de Obras Públicas, cargo que ocupó hasta julio de 1939. Su influencia en la expropiación petrolera fue decisiva, y el presidente Cárdenas le encargó la redacción del «Manifiesto», es decir, la exposición de motivos con que se dio a conocer al país uno de los acontecimientos de mayor trascendencia de la Revolución Mexicana.
Fue director de la Colonia Penal de las Islas Marías y también fungió como inspector general del Ejército. En 1939 se constituyó un Centro Pro Múgica para presentarlo como candidato a la presidencia de la República, pero a los seis meses de haber iniciado los trabajos preliminares se retiró.
Volvió por última vez a la vida política durante la campaña presidencial de 1952, como partidario de la candidatura del General Henríquez. Murió el 12 de abril en la ciudad de México.
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Un heroe de la batalla del Ebano
Mi abuelo materno fue el profesor Graciano Sánchez Romo, extraordinario personaje de la Revolución Mexicana. Graciano Sánchez, campesino y político mexicano que nació el 18 de diciembre en 1888 en Soledad Diez Gutiérrez, estado de San Luis Potosí; sus padres fueron el señor José Isaac Sánchez Hernández y la señora María del Refugio Romo, contrajo matrimonio con Guadalupe Barragán y tuvieron 9 hijos. Estudió en la escuela Normal de San Luis Potosí donde adquiere el título de profesor en el año de 1906. Como maestro rural sintió en carne propia el dolor, la miseria y la situación aflictiva de los campesinos, su frase â??hay que resolver el problema de la tierra sin más limitaciones que las de carácter naturalâ?, precisa su lucha permanente en el campo mexicano. Pugnó siempre porque los campesinos se organizaran.
Hacia el año de 1915 se incorpora a la revolucionaria del líder agrario í?rsulo Galván, se singulariza su actuación en los campos de batalla y por su participación en la de í?bano, se le designa, «Héroe de la Batalla de í?bano».
Participó directamente en la formación de diversas ligas de comunidades agrarias en los estados, y en 1933 fundó la Confederación Campesina Mexicana. Dirigió esa organización hasta que, por decreto del Presidente Lázaro Cárdenas, fue transformada en la Confederación Nacional Campesina (CNC) en el año de 1938, siendo electo el primer secretario general que tuvo la organización. Fue gobernador de San Luis Potosí en 1923, diputado federal en varias legislaturas y jefe del departamento de asuntos indígenas y miembro del grupo Vieja Guardia Agrarista. Murió en la ciudad de México a la edad de 69 años, el 12 de noviembre de 1957, víctima de una antigua lesión sufrida en la famosa Batalla del í?bano
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Jose Vasconcelos 1882-1959
Originario de la ciudad de Oaxaca, Oaxaca, vivió poco tiempo en su ciudad natal; después residió en Piedras Negras, Coahuila. Viajó por varias ciudades del país y en el Instituto Campechano hizo sus estudios elementales.
En la ciudad de México ingresó en la Escuela Nacional Preparatoria y pasó luego a la de Jurisprudencia. Abogado en 1907, pertenece a la generación del Ateneo de la Juventud. Tomó parte activa en la revolución de 1910. Se afilió al maderismo y posteriormente siguió al villismo.
Al triunfo de la revolución, el presidente Álvaro Obregón lo nombró rector de la Universidad Nacional, y, de 1921 a 1924 desarrolló una extraordinaria labor como secretario de Educación Pública. Organizó la educación popular, creó bibliotecas y celebró con gran éxito la primera Exposición del Libro en el Palacio de Minería; agotó un amplio programa de publicaciones, aprovechó a educadores extranjeros como Pedro Henríquez Ureña y Gabriela Mistral; hizo otro tanto con economistas como Alfonso Goldschmidt.
La pintura mural mexicana adquirió trascendencia y calidad universal gracias al entusiasmo de Vasconcelos, al ofrecer a pintores mexicanos y extranjeros como Diego Rivera, José Clemente Orozco, David Alfaro Siqueiros, Roberto Montenegro y Jean Charlot, los muros de los edificios de la Nación. A causa de dificultades políticas se alejó del país varias veces y viajó por Europa y Estados Unidos.
En 1929 lanzó su candidatura para presidente de la República y, después del fracaso, en un nuevo destierro, recorrió Europa, Asia y América del Sur. Volvió a México en 1940 y se encargó de la dirección de la Biblioteca de México. Perteneció a incontables agrupaciones culturales extranjeras y del país; fue miembro del Colegio Nacional y a la Academia Mexicana de la Lengua.
La obra escrita de Vasconcelos abarca buena parte de las disciplinas del pensamiento: filosofía, sociología, ensayo, historia, autobiografía. La mayor parte corresponde a la sociología y a la filosofía en la que fue creador de un sistema original. En obras suyas como La raza cósmica o La Indología, aparecen sus preocupaciones por la cultura hispanoamericana. A pesar de la importancia de este aspecto de su obra, sin duda ha pasado a la posteridad por los libros que forman su autobiografía: Ulises criollo, 1936, La tormenta, 1936, El desastre, 1938, El proconsulado, 1939