La Merced es un barrio en el que múltiples grupos de migrantes encontraron refugio, trabajo, comida, familia y calor humano; así, el paso de los años les permitió ser parte de lo mexicano, de lo mestizo y de muchas culturas, aseguró el historiador mexicano de origen libanés Carlos Martínez Assad
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La Merced un barrio con mucha historia
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Las tanquetas de Rio de Janeiro
El pasado viernes lo vimos en las noticias y para los mexicanos fue una reflexión y quizá, una palmada en la espalda.
En Rio de Janeiro se dio la orden de que entrara el ejército con tanques a una favela para sacar de ahí a los narcotraficantes.
Fueron escenas que a mas de uno hicieron recordar los tiempos en que las dictaduras militares existían en América.
En fin, estas escenas donde tanquetas ingresaron a dicha favela (barrio pobre en portugués) en Rio de Janeiro para combatir narcotraficantes (que cabe destacar, son igual de sanguinarios que los Zetas o los del Cartel del Golfo) y hacer 200 detenciones, pues discúlpenme pero o son absurdamente tontos los narcotraficantes brasileños o simplemente fue un golpe de suerte de la policía brasileña.
Y les diré porque, sucede que en Brasil el problema de la inseguridad y del crimen es una deuda pendiente que se ha logrado combatir no solo con balas sino también con trabajo y dinero, pero no llega a permear a todos los rincones de la sociedad.
Es por ello que aun hay muchísimos rezagos en todos los órdenes, aun cuando Brasil sea destino de moda de los empresarios, las verdades del país, comenzaran a salir solo yéndose Lula.
Así que, las favelas que son tierra de nadie, necesitan de tratamientos especiales pro aun con trabajo y con infraestructura no se logra crear las condiciones para que educación y futuro permita que a los jóvenes brasileños les mueva mas una vida digna que un futuro en el crimen.
Y eso a los mexicanos les reconforta de ver que no están tan mal en su combate al crimen organizado.
Texto escrito por El Enigma
Analista consultor en riesgos financieros y económicos, editor en jefe de Solo-Opiniones y Sumayresta.net -
A sangre fria el relato de como mato a sus hijos
«Agarré a Isis Liliana, la abracé con mi mano izquierda y con mi mano derecha le tapé la boca, aproximadamente unos dos minutos o más, apretándola contra mi cuerpo, a la altura de mi pecho y con toda la fuerza que podía».
Esa fue la declaración de Javier Covarrubias González sobre la forma en que dio muerte a sus dos pequeños hijos el pasado 18 de mayo, tras lo cual inventó que se los habían robado cuando caminaban por Tepito.
«Isis trataba de defenderse, moviéndose, tratando de zafarse, cosa que no logró hasta que dejó de moverse. Mirándola que tenía los ojos cerrados, procedí a tocarle el pecho y ya no latía su corazón», narró ante las autoridades.
En su domicilio ubicado en la colonia Ramos Millán, en Iztacalco, dio comienzo ese día de horror para los hemanitos Covarrubias Merino.
Irma Merino salió a las 08:30 horas, y su esposo se quedó en la casa pues era su día de descanso, así que cuidaría a los niños, a quienes bañó y arregló para luego salir con ellos.
Junto con sus hijos, el padre de familia llevaba dos bolsas grandes, negras, que había comprado cuatro días antes en una tlapalería ubicada detrás del mercado donde trabajaba, tal y como si hubiera planeado el crimen de sus hijos.
Abordó un microbús y se dirigió al Parque Tepeyac, llevando a Darién -de dos años y siete meses- de la mano y a Isis -de año y medio- cargándola; se sentó en una piedra, cerca de un malviviente que dormía, sin percatarse del doble filicidio que sucedió a unos metros de distancia.
Luego del primer crimen, decidió ir contra su hijo mayor.
«Lo llamé para que se acercara pues cuando me encontraba ahogando a Isis, Darién jugaba detrás de mí, jugando con una vara, sin que se percatara de lo que yo hacía con Isis».
El niño rechazó a su papá, y éste permaneció inmóvil media hora hasta que vio pasar a una persona con dos perros.
Decidió dejar que se alejara el paseante, «y es cuando agarré de nueva cuenta a Darién, lo agarré con mi mano izquierda por la espalda, le tapé la boca con mi mano derecha, y lo presioné con mi cuerpo, a la altura de mi pecho, con todas mis fuerzas hasta que se asfixiara».
El niño trató de defenderse, moviéndose de un lado a otro, hasta que luego de unos tres minutos, su padre había conseguido quitarle la vida
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Carnaval en Berlin
Miles de personas se enfundaron hoy en coloridos trajes y, al ritmo de músicas multiétnicas, convirtieron en una gran fiesta las calles del barrio berlinés de Kreuzberg con la «Gran Rue», la cabalgata y punto álgido del Carnaval de las Culturas del Mundo.
Carrozas, globos, disfraces, alegría y color, mucho color, animaron el desfile en el que participan alrededor de 100 comparsas y que comenzó puntual a mediodía desde la plaza de Hermannplatz.
El multitudinario desfile no concluirá, como es tradicional cada año, hasta bien entrada la madrugada.
Vestidos con los trajes típicos de cada país o de cada región, y con provisiones de comida y bebida, cada participante desfilará una media de cinco horas, desde que comienza la procesión y hasta que llegue al final del recorrido, en la Yorkstrasse, según la organización.
Alrededor de 5 mil personas, residentes en Berlín o venidos de diversas partes del mundo, participan directamente en la cabalgata, mientras que medio millón de espectadores se agolpan en las calles para observar las representaciones, escuchar música, o atender a las proclamas de las diferentes comparsas en la gran fiesta andante.
Mensajes de paz y solidaridad se esconden entre las diferentes carrozas, que las comparsas han preparado especialmente y que, a base de colores, telas, flores, purpurina, plumas y originales creaciones, consiguen llamar la atención de cuantos se acercan a ver la cabalgata.
La música en directo fue el denominador común de la mayoría de comparsas, entre las que destacaron las latinoamericanas, que desfilaron al son de ritmos frenéticos y pegadizos bailes.
Desde Brasil hasta Japón, pasando por la India, Palestina y China, y con una amplia representación de las culturas existentes en África, los cinco continentes estuvieron representados en la gran fiesta berlinesa de la multiculturalidad.
La de este año es la cabalgata número quince, después de que en 1995 comenzara una celebración que resalta la diversidad cultural y étnica existente en Berlín desde la caída del Muro en 1989 y la reunificación de Alemania un año después