El presidente Barack Obama se fue de la isla, decenas de corresponsales de prensa extranjera también partieron, los reflectores de las grandes cadenas se apagaron y las calles de la capital volvieron a la normalidad, pero los cubanos ahora se preparan para el próximo suceso: el VII Congreso del Partido Comunista.
A dos semanas del encuentro que tendrá un papel fundamental en el camino que tome el plan de reformas socioeconómicas emprendido por el presidente Raúl Castro hace cinco años, salieron a relucir una serie de inusuales críticas que se venían cociendo a fuego lento de parte de los propios militantes del Partido Comunista de Cuba (PCC).
Los reclamos se centran en que hasta ahora los miembros de base del PCC no pudieron leer los documentos y las propuestas que éstos contienen para la Cuba del futuro, al punto de que algunos están pidiendo una postergación del evento.
«La militancia de base está molesta y con razón», escribió el académico Esteban Morales en un blog. «Sin dudas porque hemos retrocedido en la democracia partidista, porque hemos desconocido a la militancia de base, que lucha y se enfrenta a nuestros problemas diarios».
Las críticas se volvieron tan inquietantes que esta semana Granma, órgano oficial del PCC, salió a defenderse con un largo artículo que a su vez obtuvo otra andanada de comentarios negativos.
Con una difícil situación económica, una población joven y educada con expectativas de migrar y salarios estatales de alrededor de unos 25 dólares equivalentes en la isla, el PCC enfrenta además el desafío de lidiar con la resistencia de muchos viejos dirigentes para realizar reformas en medio de un acercamiento con Estados Unidos, que cambió la situación geopolítica del país tras 50 años de enfrentamiento.
El artículo de Granma se publicó una semana después de la visita del presidente Obama a Cuba, en la que el gobernante pronunció un discurso en el que habló de una política no intervencionista de Estados Unidos hacía la isla, pidió olvidar el pasado y exhortó al gobierno de la nación caribeña a permitir el pluripartidismo, la libertad de expresión, la apertura a una prensa independiente y a una economía de mercado, conceptos que los líderes comunistas cubanos rechazaron históricamente.
Incluso en esta tesitura, muchos cubanos comunistas y no comunistas se expresaron escépticos de tener una economía abierta, prefieren ir con cuidado con respecto a Estados Unidos y su poderío, y no se imaginan una vida sin que la atención sanitaria o la educación sean gratuitas, garantías puestas en marcha por la revolución de 1959. Pero otros escucharon con algún interés las propuestas de Obama.
«La visita de Obama nos obliga en lo adelante a tener un trabajo de discusión y a defender el consenso social sobre la revolución», dijo a The Associated Press el militante comunista y periodista Francisco Rodríguez, para quien el discurso del mandatario norteamericano fue «hábil y emotivo» pero representa una suerte de «evangelio capitalista» que no comparte.
«Parte por ejemplo de considerar que la democracia y las libertades deben ser como las practican en Estados Unidos», criticó Rodríguez, también un reconocido activista de la comunidad gay y cercano colaborador de Mariela Castro, hija del presidente cubano y directora del Centro de Educación Sexual de la isla.
Rodríguez fue uno de los que propuso un aplazamiento, en su caso para julio, del congreso comunista para dar tiempo a un debate.
Estados Unidos impuso sanciones Cuba desde inicios de la década de 1960 para presionar por un cambio en el modelo político de la isla, que se fue endureciendo con los años hasta que Obama flexibilizó algunas medidas. Pero el embargo como tal, y todas sus amplias prohibiciones al comercio, sólo puede ser levantado por el Congreso estadounidense.
Rodríguez, Morales y los comunistas cubanos tienen como antecedentes el VI Congreso realizado en abril de 2011 y que fue precedido de meses de amplio debate popular en torno a los «Lineamientos», un documento que recogió más de un millón de opiniones de comunistas y de la población en general en miles de reuniones en centros de trabajo o barriadas a lo largo de toda la isla y que constituyó un hito en el camino a consensuar las reformas de Castro.
Los 313 «Lineamientos» u orientaciones constituyeron la base política de las transformaciones de la isla que busca modernizar su modelo sin perder su carácter de Estado socialista y recorren todos los sectores de la vida del país, desde la eliminación del subsidio a las empresas estatales, pasando por favorecer las inversiones extranjeras o lograr que el salario sea el parámetro del poder adquisitivo, hasta fortalecer al sistema educativo.
Creado en 1965, el PCC fue incluido en la constitución como la «vanguardia organizada» de la sociedad cubana y aunque su papel no es electoral pues no presenta candidatos a los comicios, sus decisiones señalan el camino que toma la isla.
Se estima que la membresía del PCC es de unas 700.000 personas y consta de un Comité Central de 114 personas encabezadas por un Buró Político actualmente regido por Castro y un Secretariado.
«Mi insatisfacción radica en la falta de discusión de sus documentos centrales -hasta hoy secretos-, tanto en las organizaciones de base del partido, como con el resto de la ciudadanía», dijo Rodríguez en una carta abierta dirigida al presidente y primer secretario del PCC, Raúl Castro, y publicada el domingo en su blog «Paquito el de Cuba».
Previsto entre el 16 y 19 de abril, el VII Congreso se desenvolverá luego de cinco años de desarrollo de la serie de reformas implementadas por Castro que buscaron actualizar el modelo para hacerlo eficiente en medio de una fuerte crisis de productividad.
Bajo el gobierno de Castro, y al calor del congreso precedente, se flexibilizó el trabajo independiente del Estado al permitir un pequeño espacio a la iniciativa privada, se abrió el mercado de bienes raíces y de compra y venta de automóviles, se entregó tierra en usufructo a particulares, se destrabó la política para el otorgamiento de créditos y se aprobaron modificaciones migratorias que ahora permiten a los cubanos viajar libremente.
Por ello, según Granma, dado que en realidad los lineamientos fueron aprobados en el anterior VI Congreso no es necesario «un nuevo proceso de debate a escala de toda la sociedad» sino continuar con el trabajo trazado.
El propio Granma indicó que en estos cinco años, entre un congreso y otro, sólo el 21% de los lineamientos fueron puestos en marcha como la creación de las cooperativas o una nueva ley tributaria; y el 77% está en proceso. El 2% restante no se ejecutó de ninguna manera.
«El VII Congreso dará continuidad al anterior…y permitirá delinear con mucha más exactitud el camino a recorrer para que nuestra nación, soberana y verdaderamente independiente desde el triunfo del 1 de enero de 1959, pueda construir un socialismo próspero y sostenible», agregó Granma.
Pero tanto para Rodríguez como para Morales y muchos de los otros que pusieron al pie del artículo de Granma en su edición digital sus comentarios, el argumento no es aceptable.
«Es uno de los últimos congresos dirigidos por la generación histórica», escribió una persona que se identificó como «Leandro», en relación a los dirigentes que acompañaron a Fidel y Raúl Castro en su revolución en 1959. «Sería, creo yo, un mal precedente para los futuros dirigentes, que se sentirían en el derecho de hacer congresos sin la participación popular».
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El VII Congreso del Partido Comunista analiza la visita de Barack Obama
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Obama y Castro sostienen encuentro oficial en Palacio de la Revolución
Obama y Castro sostienen encuentro oficial en Palacio de la Revolución. El presidente estadunidense Barack Obama fue recibido hoy aquí con honores militares en el Palacio de la Revolución por su colega cubano Raúl Castro, para celebrar la que será la única reunión de trabajo durante su visita oficial de dos días.
Vistiendo un traje de color azul marino, corbata a rayas y con una amplia sonrisa, el mandatario estadunidense saludó al líder cubano, a quien, a través de un intérprete, ofreció sus impresiones sobre sus primeras horas en la isla tras su arribo la tarde del domingo.
«Tuvimos un excelente día ayer. Lo disfrutamos», dijo Obama a Castro, recordando su caminata por La Habana Vieja acompañado de su esposa Michelle, sus hijas Sasha y Malia y algunos miembros de su delegación oficial.
Poco después, Castro dirigió a su invitado hacia el amplio salón protocolar donde una banda militar y la guardia de honor los esperaba para que el mandatario visitante pasara revista.
Antes, los dos se detuvieron por algunos minutos frente a la amplia puerta de acceso para escuchar los himnos nacionales de Cuba y de Estados Unidos interpretados por la banda, cuyas notas resonaron con fuerza en el espacioso recinto.
Poco después de pasar revista, Obama presentó a Castro a algunos de los miembros de su delegación, entre los que se incluyeron el secretario de Estado, John Kerry; el secretario de Agricultura; Tom Vilsack; y la asesora de Seguridad Nacional, Susan Rice.
Después de que Castro hizo lo propio, ambos pasaron a otra sala dominada por un verde follaje y amplios ventanales, tomaron asientos rodeados de sus asesores de seguridad a intérpretes, y esperaron a que los fotógrafos y camarógrafos fueran retirados para iniciar sus discusiones.
Aunque Estados Unidos deseaba una conferencia de prensa conjunta, negociada desde la semana pasada con el asesor adjunto de Seguridad Nacional, Ben Rhodes, ambos mandatarios entregarán declaraciones al final de su histórico encuentro.
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Visita histórica de Obama abre nuevo ánimo en la relación EU – Cuba
Visita histórica de Obama abre nuevo ánimo en la relación EU – Cuba. Sin las banderas en calles y avenidas, características de las recepciones oficiales, ni con contingentes llevados ex profeso, Barack Obama llegó en una tarde lluviosa a lo que no hace mucho tiempo se autodefinía como la cuna del antiimperialismo, y con su presencia y oferta de amistad, inició una visita histórica y un nuevo ánimo en la relación Cuba-Estados Unidos.
En bares y restaurantes de La Habana Vieja, gente que miraba el arribo de Obama en la televisión prorrumpió en aplausos cuando el mandatario de origen afroamericano apareció en la puerta del Air Force One, para luego pisar suelo cubano acompañado de su esposa Michelle, quien lució un vestido amplio, blanco, con estampados de varios colores, que arrancó aplausos y comentarios de aprobación de los televidentes.
Raúl Castro, homólogo de Obama, no estuvo en la recepción en el aeropuerto, lo que algunos, entre ellos Donald Trump, consideraron como un gesto de descortesía, aunque el protocolo para estas ocasiones no obliga al mandatario cubano atender personalmente este tipo de eventos.
En el curso de la visita, que ya se considera histórica, Castro y Obama se reunirán en varias ocasiones y aunque se anticipan profundas diferencias en torno a la base que Estados Unidos mantiene en Guantánamo desde hace más de un siglo, y la reinstauración de la libre expresión y el respeto pleno a los derechos humanos en Cuba, ambos mandatarios han expresado, cada uno a su modo, una nueva relación entre dos países que hasta hace no mucho tiempo mantenían posiciones prácticamente irreconciliables.
En este entorno de conciliación, no pasó desapercibido el incidente en que fueron detenidas momentáneamente varias integrantes del grupo disidente «damas de blanco», que desde hace años reclaman mayores libertades y respeto a los derechos humanos en esta isla del Caribe.
A pesar de la lluvia y este tipo de incidentes, Obama hizo un breve recorrido por La Habana Vieja y se entrevistó con el cardenal cubano, Jaime Ortega, máxima autoridad religiosa, en un país donde hace tiempo ya hay pocos creyentes.
De este modo transcurrieron las primeras horas de Obama en Cuba, donde estará hasta el martes próximo, sin que hasta el momento se haya anunciado ninguna reunión con el máximo líder de la revolución cubana, Fidel Castro, quien dejó el poder a su hermano Raúl, quien concluirá su periodo presidencial en un año, ya sin posibilidad formal de reelección.
Obama, quien también dejará la Casa Blanca en el 2017, es el primer presidente que visita Cuba en 90 años y sobre todo el que ha aligerado el choque ideológico-político y económico con este país, que en la década de los 60 del siglo pasado prestó su territorio para la presunta instalación y eventual lanzamiento de cohetes nucleares de la desaparecida Unión Soviética, con lo que se agudizó la llamada «guerra fría» y se dio lugar a la frustrada invasión de Bahía de Cochinos, impulsada por Estados Unidos a territorio cubano.
Resultado inmediato de ello fue el bloqueo económico a la isla y su expulsión de la Organización de Estados Americanos (OEA), la que solo México no avaló.
En esa línea histórica, Obama promueve el acercamiento con Cuba y en agosto del año pasado convino en la reapertura de las respectivas embajadas, con lo cual la bandera de las barras y las estrellas volvió a ondear en La Habana y la de Cuba en Washington, un hecho impensable hace no mucho tiempo.
A pesar de la oposición de la mayoría del Partido Republicano en el Congreso, el primer presidente negro en la historia de Estados Unidos se ha manifestado partidario del levantamiento del embargo económico a Cuba, bajo el argumento de que lo procedente es incorporar a Cuba a los flujos de comercio e inversión a nivel global, en lugar de mantenerla aislada.
En esta tarea, Obama, al igual que Raúl Castro, enfrenta una carrera contra el tiempo, que luce corto para vencer profundas diferencias y que en mucho dependerá de sus posibles sucesores en el poder: Hillary Clinton o Donald Trump, en caso de Estados Unidos y uno más de la familia Castro, o bien una figura diferente emergida del aún gobernante Partido Comunista, en lo que se refiere a Cuba.
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¿Qué bolá Cuba? el primer saludo de Obama en La Habana
¿Qué bolá Cuba? el primer saludo de Obama en La Habana. “¿Qué bolá Cuba?”, fue el primer saludo expresado por el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, a su llegada a La Habana en su histórica visita a esta nación caribeña con el propósito de fortalecer las relaciones bilaterales.
“¿Que bolá Cuba? Acabo de llegar, deseando conocer y escuchar directamente al pueblo cubano”, escribió el mandatario estadunidense en su cuenta oficial en la red social de Twitter minutos después de llegar a esta capital.
El Air Force One, en el que se trasladó al jefe de la Casa Blanca y su comitiva, aterrizó en el aeropuerto internacional José Martí a las 16:19 horas locales (20:19 GMT).
Minutos después, Obama bajó del avión presidencial junto con su esposa Michelle Obama y sus dos hijas. La ligera lluvia que cae esta tarde obligó al jefe de la Casa Blanca a utilizar un paraguas para proteger a su esposa.
El canciller cubano Bruno Rodríguez fue el encargado de darle la bienvenida al mandatario, quien casi de inmediato abordó el vehículo oficial conocido como “La Bestia”.
Obama es el primer presidente de Estados Unidos en visitar Cuba desde 1928. Este domingo, en el marco de actividades privadas, el presidente estadunidense visitará La Habana Vieja y la Catedral Metropolitana.
El mandatario estadunidense tiene previsto reunirse mañana lunes con el gobernante cubano Raúl Castro. El martes está programado un encuentro con disidentes del gobierno. También dará un discurso televisado desde el Teatro Nacional de La Habana.
Estados Unidos y Cuba anunciaron el 17 de diciembre del 2014 su intención de avanzar en la normalización de sus relaciones diplomáticas y en julio de 2015 abrieron sus respectivas embajadas en Washington y La Habana, tras más de medio siglo de hostilidades.
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Dan bienvenida a Obama los Comités de Defensa de la Revolución Cubana
Dan bienvenida a Obama los Comités de Defensa de la Revolución Cubana. Los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) de Cuba dieron hoy la bienvenida “con respeto y hospitalidad” al presidente Barack Obama, con motivo de su histórica visita al país caribeño en el marco del proceso de acercamiento entre los dos países.
Los CDR, que oficialmente aglutinan a más de ocho millones de cubanos, equivalente a 91 por ciento de la población mayor de 14 años, refrendaron asimismo su “apoyo irrestricto al Partido Comunista de Cuba, a Fidel y a Raúl”.
“Recibiremos con la hospitalidad propia de nuestro pueblo al presidente Barack Obama, quien podrá constatar la unidad de la familia cubana”, indicaron en un desplegado publicado en el diario Granma, órgano de difusión del Partido Comunista de Cuba.
En su portada, el diario publica un breve despacho de la visita del presidente estadunidense, quien llegará a la isla a partir del domingo por la tarde, mientras que en sus páginas interiores publica su biografía oficial y la visita de una comitiva de avanzada.
De acuerdo con el rotativo, existe una “gran expectativa” entre los aficionados por el juego de exhibición entre los Mantarrayas de Tampa Bay, novena de las grandes ligas estadunidenses, y la selección cubana de beisbol.
Pero la portada del diario destaca sin embargo en su principal espacio la visita del presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, su encuentro con el presidente Raúl Castro y lo que describe como la “fraternal amistad” entre los dos países.
“Los mandatarios constataron el excelente estado de los vínculos bilaterales, que reciben con esta visita especial impulso, y ratificaron la voluntad de continuar fortaleciendo los programas de cooperación”, señaló el rotativo.
La visita del mandatario venezolano concluirá antes de la llegada, este domingo por la tarde, del presidente Barak Obama a la isla, para cumplir una apretada agenda que incluye inicialmente un recorrido a un haz de sitios emblemáticos de la vieja Habana.
El lunes Obama iniciará su visita formal de Estado a Cuba con una ofrenda floral en el memorial de José Martí y será objeto de una recepción de Estado en el Palacio Revolucionario por parte del presidente Raúl Castro.
Obama y Castro celebrarán después una reunión a puerta cerrada en el palacio revolucionario para examinar los temas pendientes en el proceso de normalización de relaciones entre los dos países.
Por la tarde, Obama celebra un encuentro con un grupo de emprendedores cubanos en la fábrica del arte para acentuar la importancia del desarrollo del sector privado en la isla y por la noche es invitado a una cena de Estado con el presidente Castro como anfitrión.
El martes, desde el Gran Teatro Alicia Alonso de La Habana, el presidente Obama dirigirá un mensaje al pueblo cubano, que será transmitido en televisión nacional.
Más adelante realizará un encuentro sin precedentes con miembros de la sociedad civil de Cuba, un grupo seleccionado por la Casa Blanca para discutir la situación de los derechos humanos y la libertades políticas en la isla.
En la última parte de su escala en Cuba, Obama participará junto con su colega cubano Raúl Castro en un juego de béisbol de exhibición, entre la Selección Nacional de Cuba y el equipo profesional estadunidense los Mantarrayas de Tampa Bay.
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Barack Obama golpea embargo a Cuba
Barack Obama golpea embargo a Cuba. Cinco días antes de que se realice el primer viaje de un presidente de Estados Unidos a La Habana en casi 90 años, el gobierno de Barack Obama le propinó una serie de golpes al embargo comercial a Cuba al convertir la prohibición de viajar a la isla en un sistema que depende de que las personas digan que el propósito de que su viaje es educativo, y no turístico, y al allanar el camino para que jugadores de béisbol, y otros atletas profesionales, puedan algún día jugar en las Grandes Ligas o en otras ligas profesionales.
El gobierno estadounidense también eliminó la prohibición que pesaba sobre Cuba para acceder al sistema bancario internacional. Este impedimento, para recibir o hacer pagos internacionales, incluso si requerían pasar momentáneamente por el sistema bancario norteamericano, había paralizado la capacidad de la isla para comerciar con terceros países y se había convertido en un obstáculo importante en el intento de Estados Unidos de normalizar sus relaciones con el gobierno de La Habana.
«La base de nuestra política es que al aflojar estas restricciones estamos en mejores condiciones de involucrarnos con el pueblo cubano, para apoyarlos y para construir puentes entre los dos países», dijo Ben Rhodes, asesor adjunto de Seguridad Nacional. «Creemos profundamente que esto se hace en el interés nacional de Estados Unidos».
El gobierno cubano no comentó de manera inmediata sobre estas medidas.
También abre la posibilidad a que los ciudadanos cubanos devenguen salarios en Estados Unidos, siempre y cuando no paguen los llamados impuestos especiales en Cuba, una medida diseñada específicamente para atletas, artistas e intérpretes que serán los beneficiarios potenciales de la determinación. Hasta el martes, sólo los cubanos que habían iniciado el proceso de emigrar a Estados Unidos legalmente podrían ganar dinero en ese país, más allá de un pequeño estipendio.
Las Grandes Ligas está negociando con los gobiernos de Estados Unidos y Cuba la creación de un mecanismo legal para que los jugadores cubanos de béisbol puedan jugar en Estados Unidos sin tener que abandonar su país, lo que elimina la necesidad que tenían algunos de los más talentosos beisbolistas de usar los servicios de traficantes de personas para poder llegar a la liga profesional de béisbol.
Con el anuncio del martes, los estadounidenses ahora podrán hacer viajes personales e individuales a Cuba, en lugar de los costosos viajes en grupo, siempre y cuando llenen una forma donde señalen que su viaje es para propósito educativo y no turístico. Se espera que la medida ayude a llenar la demanda de vuelos directos que las aerolíneas estadounidenses esperan lanzar en los próximos meses.
Aunque antes los viajeros estaban obligados a guardar registros de lo que hicieron en Cuba durante cinco años, ahora no tendrán que hacerlo, salvo que el gobierno lo pida expresamente.
El gobierno de Obama había permitido realizar viajes independientes para propósitos específicos como el apoyo a las organizaciones religiosas o participar en eventos deportivos. Pero ahora se espera que un impacto mucho mayor con el anuncio del martes debido a que la definición de «viajes educativos» es tan amplia que incluye prácticamente cualquier actividad que no sea estar acostado en una playa tomando mojitos.
Los viajes de los estadounidenses a Cuba casi se duplicaron el año pasado, a más de 160.000, y se espera que con la medida del martes aumente entre el 10% y el 20%, lo que ayudaría a llenar como máximo unos 110 vuelos comerciales que a diario se harían entre ambos países más tarde en 2016.
«Es lo más parecido a crear un vuelo directo», dijo Tom Popper, presidente de insightCuba, una de las empresas más grandes que organiza viajes de Estados Unidos a Cuba. «El mensaje para la mayoría de los estadounidenses de que las restricciones de viaje realmente se han relajado se verá con más claridad. Creo que vamos a ver otra oleada de personas interesadas» en viajar.
La acción del martes es la quinta ronda de medidas encaminadas a aliviar el embargo a Cuba a través de acciones ejecutivas aun cuando el Congreso estadounidense no ha reformado las leyes del embargo como tal.
Luego de más de un año de que Obama y el presidente Raúl Castro anunciaran el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, las empresas estadounidenses ahora pueden manufacturar bienes en Cuba. La cadena hotelera Starwood dice que espera obtener pronto la aprobación de Estados Unidos para administrar hoteles en la isla.
«Los pasos de hoy se construyen en las acciones de los últimos 15 meses mientras seguimos derribando barreras económicas, se empodera a los cubanos y avanzan sus libertades financieras, además de ser un nueva capítulo en las relaciones entre Estados Unidos y Cuba», dijo el secretario estadounidense del Tesoro Jacob J. Lew.
En lugar de responder rápidamente a las medidas del gobierno de Obama con la misma apertura económica, el gobierno de Castro ha hecho cambios tan lentos que surgen dudas de si habrá suficiente intercambio comercial entre ambas naciones antes de que Obama deje el cargo.
Aunque el gobierno de Obama ha legalizado las exportaciones de bienes muy necesarios, como materiales de construcción o partes de tractores, todavía no hay tal nivel de intercambio comercial. Aunque los cruceros europeos llegan actualmente con más frecuencia al fuerte de La Habana, las líneas estadounidenses todavía tienen que recibir la aprobación cubana meses después de tener el visto bueno del Departamento del Tesoro estadounidense.
Y mientras la falta de efectivo en Cuba y la intrincada burocracia son obstáculos para cualquier negocio en la isla, muchos expertos creen que el gobierno comunista está retrasando el intercambio comercial con Estados Unidos para aumentar la presión en el Congreso para que levante el embargo por completo.
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La visita de Barack Obama a Cuba no es la panacea
La visita de Barack Obama a Cuba no es la panacea. Pese a la importancia de la visita del presidente Barack Obama a Cuba, su simple presencia no será suficiente para eliminar de un plumazo todas las diferencias entre ambos países o los reclamos de la isla, aseguró el Partido Comunista.
Un extenso editorial del periódico oficial Granma el miércoles indicó que Obama será «bienvenido» a Cuba pero también enfatizó las diferencias que se formaron a lo largo de cinco décadas de ruptura.
«Para llegar a la normalización queda un largo y complejo camino por recorrer, que requerirá de la solución de asuntos claves. y que profundizaron el carácter confrontacional (de confrontación) de los vínculos entre los dos países», expresó el rotativo, órgano del Partido Comunista de Cuba.
Agregó que «tales problemas no se resolverán de la noche a la mañana, ni con una visita presidencial».
La lista de reclamos de Cuba va desde «el levantamiento del bloqueo económico, comercial y financiero, que provoca privaciones al pueblo cubano» hasta la devolución de la Base Naval de Guantánamo.
El rotativo exigió además que Washington abandone su «pretensión de fabricar una oposición política interna sufragada con dinero de los contribuyentes estadounidenses» y cese las transmisiones de Radio y TV Martí, órganos pagados por el presupuesto federal con destino a Cuba y que casi nadie recibe pues la isla logró frenar la señal sobre su territorio.
Los reclamos de Cuba se producen pocas semanas antes de la visita del presidente Obama a la isla, el 21 y 22 de marzo, la primera de un mandatario en ejercicio desde 1928.
La gira de Obama por la isla está marcada por una intensa polémica en Estados Unidos entre sus defensores y los detractores de la isla que consideran que el viaje presidencial dará credibilidad a un gobierno comunista y sistema de partido único.
Cuba por su parte insistió en este editorial que no tiene intenciones de realizar reformas políticas y que mantendrá su política de derechos humanos y justicia social, a la par que no desea que Washington se inmiscuya en sus asuntos internos.
Obama y el presidente Raúl Castro anunciaron en diciembre de 2014 el inicio de un proceso de deshielo y en 2015 reabrieron sus respectivas embajadas.
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Republicanos no quieren cerrar Guantanamo
Republicanos no quieren cerrar Guantanamo. El presidente de la Cámara de Representantes de Estados Unidos anunció el miércoles que los republicanos tomarán medidas legales para impedir que el presidente Barack Obama cierre la cárcel de Guantánamo.
Paul Ryan dijo a reporteros que sus partidarios tienen suficientes votos para rechazar la iniciativa de Obama en el Congreso e incluso suficientes para vencer cualquier intento de veto presidencial.
Los republicanos «estamos preparando nuestros recursos legales» para garantizar que ese centro de detención siga abierto y que ninguno de los prisioneros sea trasladado suelo estadounidense, agregó.
Hace pocos días, los legisladores republicanos pagaron 150.000 dólares al bufete de abogados Jones Day para que prepare una respuesta en caso de que Obama intentara trasladar a los presos de Guantánamo a cárceles dentro de Estados Unidos.
Según la iniciativa de Obama, unos 35 de los 91 prisioneros que quedan en esas instalaciones militares estadounidenses en Cuba serán llevados a otros países en los meses venideros, con lo que quedarían 60 presos que enfrentan juicio militar, o que han sido calificados como demasiado peligrosos para ser puestos en libertad pero no han sido instruidos de cargos.
Esos detenidos son los que irían a centros penitenciarios en suelo estadounidense.
Ryan dijo que la iniciativa de Obama viola una prohibición aprobada anualmente por el Congreso que le impide al presidente transferir detenidos de Guantánamo a suelo estadounidense.
«Esos detenidos no pueden venir a suelo estadounidense», declaró Ryan.
«Si el presidente sigue adelante con su plan de violar la ley a sabiendas… se topará con una feroz oposición bipartidista aquí en el Congreso y estamos haciendo todos los preparativos legales necesarios», dijo Ryan a reporteros.
Agregó que Obama «no lo puede hacer, porque la ley es sumamente clara. Y eso es todo».
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Obama insistirá ante Raúl Castro por mayor apertura política en Cuba
Obama insistirá ante Raúl Castro por mayor apertura política en Cuba. El presidente estadunidense Barack Obama aseguró hoy que reafirmará su política de defensa de los derechos humanos ante su par cubano Raúl Castro, cuando ambos se reunan en La Habana, en su histórica visita a Cuba de marzo próximo.
Obama tendrá además oportunidad de transmitir este mensaje a los cubanos en el discurso que se espera pronuncie en el país caribeño, además de las reuniones que sostendrá con miembros de la sociedad civil y empresarios de ese país.
“Mi visita será una oportunidad para seguir adelante”, dijo el mandatario en su mensaje semanal, está vez a propósito del viaje a Cuba programado para los días 21 y 22 de marzo próximos, la primera visita de un presidente estadunidense a la isla en casi 90 años.
Obama adelantó que con Castro disertará “sobre cómo podemos continuar normalizando las relaciones (bilaterales), sobre cómo podemos facilitar el comercio y cómo podemos facilitar a los cubanos el acceso a internet y la creación de sus propios negocios”.
“Al igual que cuando me reuní con el presidente Castro el año pasado, hablaré con franqueza sobre nuestras diferencias importantes con el gobierno cubano, como en la democracia y en los derechos humanos”, detalló.
El presidente estadunidense subrayó que también reafirmará su determinación de continuar en la defensa de valores universales “como la libertad de expresión, de reunión y de religión”.
Obama sostendrá un encuentro con miembros de la disidencia cubana, “hombres y mujeres valientes que dan una voz a las aspiraciones del pueblo cubano”.
“Me reuniré con emprendedores cubanos para aprender cómo podemos ayudarles a iniciar nuevas empresas, y le hablaré directamente al pueblo cubano sobre los valores que compartimos y cómo creo que podemos colaborar a medida que trabajen por el futuro que desean”, destacó.
Afirmó que está consciente de que la transformación en la relación entre ambos países tomará tiempo y confió que su visita ayudará a avanzar en la agenda en torno a la normalización de las relaciones bilaterales.
“Siempre he dicho que el cambio no vendrá a Cuba de la noche a la mañana. Pero a medida que Cuba se abra, significará más oportunidades y recursos para los cubanos de a pie. Y estamos viendo progreso”, enfatizó.
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Obama intenta aliviar las divisiones partidarias
Obama intenta aliviar las divisiones partidarias en EU. Barack Obama regresa el miércoles a la ciudad de Springfield, en Illinois, donde en 2007 inició su camino hacia la Casa Blanca, para hacer un balance de su gestión y referirse a uno de los grandes fracasos de su presidencia: no haber logrado aplacar las divisiones partidarias.
Fue en esa ciudad del Medio Oeste donde Obama proclamó ante todo aquel que quisiera escuchar que se lanzaría en pos de la presidencia de Estados Unidos. El entonces joven senador se describió a sí mismo como un ‘outsider’ que podría aliviar las fuertes divisiones de la política partidaria. «Ustedes creen que podemos ser un solo pueblo, que busca lo posible, construyendo una unión más perfecta», dijo en aquel momento ante la multitud.
Por si alguien no lo notó, Obama pronunció esas palabras en el mismo lugar donde Abraham Lincoln -aquel gran unificador- declaró que «una casa dividida contra sí misma no puede permanecer en pie».
Los votantes estadounidense, tras años de divisiones internas, acogieron aquel mensaje de Obama otorgándole la llave de la Casa Blanca e, irónicamente, una mayoría en el Congreso. Con el control en ambos extremos de la la Avenida Pensilvania -del ejecutivo y el legislativo-, Obama ignoró a la oposición republicana para aprobar importantes reformas, como la de la salud y la de Wall Street.
La situación es ahora muy diferente. Los republicanos, que controlan el Congreso, lo acusan de gobernar a través de órdenes ejecutivas pisoteando los «valores estadounidenses» en asuntos como el matrimonio gay o el aborto.
Nueve años después de aquel discurso, Obama regresa a la ciudad donde todo comenzó y en la que una vez fue senador estatal.
Admite que no cumplió su promesa de campaña de aplacar las divisiones partidarias. «Es una de las pocas cosas que lamento de mi presidencia: que el encono y la sospecha entre los partidos haya empeorado en lugar de mejorar», había dicho el mandatario en su último discurso sobre el Estado de la Unión, en enero. «No hay dudas de que un presidente con los dones de Lincoln o Roosevelt habría superado mejor las divisiones», dijo.
«Les garantizo que intentaré ser mejor mientras esté en el cargo», agregó, en lo que constituyó una franca admisión de un presidente que siempre ha mirado a la historia como guía y punto de referencia.
En un año electoral, cuando las campañas se han visto dominadas por un lenguaje mordaz e ideologizado en ambas partes, esa luce como una enorme tarea.