Etiqueta: bacterias

  • Podemos perder la batalla ante las bacterias para el 2050

    «Si perdemos la guerra contra las bacterias, otra vez la humanidad se verá sumida en un momento muy difícil. Se espera que para el año 2050, si no se hacen políticas de concientización tanto en la población como en los médicos, nos vamos a quedar sin este armamento terapéutico que son los antibióticos», alertó Jimena Ramírez de Aguilar Frías, médico en el Centro Médico Nacional Siglo XXI del Instituto Mexicano del Seguro Social.
    Podemos perder la batalla ante las bacterias para el 2050

  • Policarbonato, material eficaz contra bacterias

    Los materiales de alta calidad hechos con policarbonato han demostrado ser eficaces al actuar como una barrera contra las bacterias. Las propiedades de este material supera a los polímeros aún en cuestión de resistencia
    Policarbonato, material eficaz contra bacterias

  • Bacterias come plasticos

    Bacterias come plasticos. Estudian método para degradar plásticos con bacterias. Una especialista del Instituto Politécnico Nacional (IPN) desarrolla una investigación para aislar bacterias que degradan los plásticos PET, con el objetivo de encontrar una manera sustentable para su tratamiento basada en microorganismos.
    En una entrevista con la Agencia Informativa del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), la ingeniera ambiental de la Unidad Profesional Interdisciplinaria de Ingeniería, Campus Zacatecas del IPN, Angélica Abigail Ambriz Luna, dijo que primero estudio el ácido tereftálico (C8H6O4).
    Esto, debido a que es uno de los compuestos que dificultan en su mayoría la degradación del plástico que se usa en los envases de bebidas y textiles, el tereftalato de polietileno (ñC10H8O4]n), mejor conocido como PET.
    “El ácido tereftálico es el compuesto mayoritario y causante de más problema en los recipientes de PET. Es por eso que si tiras una botella de PET al suelo tarda más de mil años en degradarse por este compuesto que tiene un anillo aromático, por lo que las bacterias tardan mucho primero en romperlo y después en consumirlo”, indicó la investigadora.
    La especialista detalló que la investigación se dividió en tres partes: la primera consistió en el aislamiento al 100 por ciento de la bacteria, la cual pertenece a un género poco estudiado llamado Dietzia.
    “Se demostró que la bacteria Dietzia tiene efectos sobre la degradación de compuestos aromáticos, como el ácido tereftálico. Fueron realizadas pruebas con excremento de burro, borrego y caballo; solamente en el caballo se encontró la reportada”, indicó la investigadora.
    Después de la obtención del conjunto de bacterias se depuró la muestra hasta alcanzar la bacteria del género Dietzia aislada, está se identificó de manera genética para comprobar que se trataba del género correcto.
    Una vez identificada, se sometió a un medio de cultivo cuya única fuente de carbono y energía era el ácido tereftálico puro. Después de varias pruebas, en un lapso de seis días y 20 horas, creció 80 por ciento y con una capacidad de degradación del compuesto de 43.5 y 42.1 por ciento.
    “Una vez que comprobamos que el microorganismo sí consumía el ácido tereftálico, se buscó una estrategia para aumentar la concentración que degradaba”, dijo la investigadora.
    Entonces se sometió a otra prueba inoculando de manera previa el microorganismo en un medio con una fuente de carbono y energía más simple como lo es el citrato de sodio (Na3C6H5O7) en un caldo nutritivo, pero la concentración se conservó en el mismo nivel, entonces se observó que hay otras vías con las que se puede trabajar, añadió.
    El resultado de esta investigación es terminar de estandarizar los parámetros básicos de crecimiento de degradación del PET y una vez que se tengan los parámetros óptimos, diseñar un biorreactor.
    “Por el momento estamos a la espera de desarrollar todas estas opciones, ya que es una investigación que tiene muchísimo futuro. Si lográramos la degradación del plástico a un nivel industrial, además de la función medioambiental, el estado de Zacatecas generaría una fuente de empleo e ingreso bastante considerable”, resaltó.
    Bacterias come plasticos

  • Sepalo, antobioticos autorecetados fortalecen bacterias

    El uso indiscriminado, y muchas veces innecesario, de antibióticos para en diversas enfermedades establece una â??presión de selecciónâ? para los microorganismos que habitan, por ejemplo, en el tracto gastrointestinal, afirmó el especialista de la UNAM, José Luis Puente Garcí­a.

    â??La exposición recurrente a un mismo fármaco permite que se seleccionen organismos que adquieren la capacidad de crecer en presencia de la sustancia que antes evitaba su desarrollo.

    â??Esta circunstancia se facilita porque también eliminan bacterias benéficas que habitan el intestino que, entre otras cosas, ayudan a prevenir que las patógenas lo colonicenâ?, agregó.

    En un comunicado, el investigador del Instituto de Biotecnologí­a de la máxima casa de estudios, expuso que las bacterias evolucionan todo el tiempo y están continuamente expuestas a presiones ambientales en las que se preserva y multiplica exitosamente el organismo más apto.

    Los cambios adquiridos se conservan en la población, según la ventaja adaptativa que representen para el microorganismo en un ambiente dado.

    El entorno cambiante los expone a pruebas de ensayo y error, en las que mutaciones o material genético recién adquirido, que generan una nueva habilidad â??en particular la capacidad de sobrevivir a un entorno adversoâ??, se â??fijanâ? en la población hasta generar un grupo de individuos con caracterí­sticas que los fortalecen.

    â??Su capacidad adaptativa se debe, en parte, a la velocidad con la que se multiplican, a la tasa natural a la que se generan cambios en su ADN, y a su habilidad de obtener nuevo material genético en elementos movibles de una bacteria a otra; en un evento denominado transferencia horizontalâ?, detalló Puente Garcí­a

  • Atlas bacterial del cuerpo humano

    Cientí­ficos en Estados Unidos desarrollaron un «atlas» de las bacterias que viven en varias partes del cuerpo humano.

    Algunos de estos microbios -dicen los investigadores de la Universidad de Colorado, en Boulder- nos ayudan a mantenernos sanos por el papel que juegan un papel en las funciones fisiológicas.

    Los cientí­ficos esperan que su trabajo -publicado en Science Express- sea un herramienta de ayuda en la investigación clí­nica.

    Afirman que algún dí­a podrí­a ser posible identificar lugares en el cuerpo humano donde los trasplantes de microbios especí­ficos resulten beneficiosos para la salud.

    «El esclarecimiento de la biogeografí­a de las comunidades bacterianas en el cuerpo humano es básico para establecer los parámetros de la salud que nos ayuden a detectar las diferencias asociadas a enfermedades», dicen los autores.

    En cuatro ocasiones, los cientí­ficos analizaron «comunidades» de bacterias en 27 regiones del cuerpo de nueve adultos sanos.

    Descubrieron que la composición de estas comunidades no sólo variaba de persona a persona sino cambiaba considerablemente de un sitio del cuerpo al otro y de una prueba a otra.

    Y al final los cientí­ficos encontraron patrones en estas variaciones.
    ¿Qué es estar sano?

    «í?ste es el panorama más completo que tenemos hasta ahora de nuestro perfil microbiano», dice el doctor Rob Knight, quien dirigió el estudio.

    «Y esperamos seguir enriqueciéndolo durante los próximos años».

    «El objetivo -agrega- es encontrar qué es lo normal en una persona sana, y esto nos puede ofrecer las lí­neas de base para analizar, en otros estudios, a personas con fases de enfermedades».

    Se calcula que hay unos 100 millones de millones de microbios viviendo sobre o dentro del cuerpo humano

    Y se cree que estos microbios juegan un papel clave en muchas funciones fisiológicas, incluido en desarrollo del sistema inmune y la digestión de ciertos alimentos, y ayudan a evitar la entrada de agentes patógenos causantes de enfermedades.

    En el estudio los cientí­ficos tomaron cuatro muestras de cada voluntario durante un perí­odo de tres meses, por lo general una o dos horas después de haberse bañado.

    Para analizar las muestras utilizaron técnicas de secuenciación genética y de computación que permitieron trazar un perfil de los microbios hallados en cada sitio especí­fico.

    La mayorí­a de los lugares mostraron grandes variaciones en sus comunidades de bacterias.

    Sin embargo, descubrieron menos variaciones en las bacterias de las axilas y plantas de los pies, posiblemente debido a que éstas habitan en un ambiente oscuro y húmedo.

    Pero el lugar donde se encontraron menos variaciones, fue en la cavidad de la boca.

    Los sitios de la piel en la región de la cabeza, como la frente, nariz y orejas, estaban dominados por un tipo especí­fico de bacteria.

    En el tronco y piernas dominaba un grupo diferente.

    «Tenemos un número inmenso de preguntas que responder», afirma el doctor Noah Fierer, otro de los autores del estudio.

    «¿Por qué la gente sana tiene comunidades microbianas tan diferentes?».

    «¿Tenemos distintos patrones microbianos cuando nacemos, o éstos evolucionan a medida que maduramos? Y ¿qué tan importante es esto?», se pregunta el investigador

    En el estudio, los cientí­ficos desinfectaron los antebrazos y la frente de algunos de los voluntarios, e «inocularon» ambas regiones con comunidades bacterianas provenientes de la lengua.

    La bacteria de la lengua duró más tiempo en los antebrazos que en las frentes.

    Según la doctora Elizabeth Costello, quien también colaboró en el estudio, «quizás esto se debe a que las zonas más secas de la piel, como los antebrazos, provocan que el ambiente sea más hospitalario para la bacteria».

    Un estudio previo llevado a cabo por los mismos cientí­ficos analizó la bacteria de 102 manos humanos.

    En total, identificaron más de 4.200 especies de gérmenes, pero sólo 5 de éstos eran compartidos por todos los 51 participantes.

    El doctor Rob Knight afirma que el entendimiento de las variaciones en las comunidades microbianas humanas es una herramienta prometedora para la investigación clí­nica en el futuro.

    «Si podemos entender mejor estas variaciones -dice- podremos comenzar a buscar los biomarcadores genéticos de las enfermedades».

    «Como el genoma humano varí­a tan poco y nuestro repertorio de genes microbianos varí­a tanto, tiene sentido buscar las variaciones que están relacionadas a enfermedades que se desarrollan en lugares especí­ficos» expresa el investigador

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