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  • EU ofrece recompensa por jefes del narcotrafico mexicano

    Estados Unidos anunció ayer las acciones coordinadas de sus Departamentos de Justicia, de Estado y del Tesoro para colocar en la lista de â??narcotraficantes más significativosâ? y ofrecer una recompensa conjunta de hasta 50 millones de dólares a quien ofrezca datos que conduzcan a la captura de 10 miembros del cártel del Golfo.

    Entre los principales cabecillas de la organización se encuentran: Antonio Ezequiel Cárdenas Guillén, Jorge Eduardo Costilla Sánchez, Heriberto Lazcano y Miguel Treviño Morales. Estos dos últimos presuntos cabecillas de Los Zetas, que se han reagrupado bajo el denominado grupo de La Compañí­a.

    La recompensa que ha ofrecido el Departamento de Estado es por un total de 50 millones de dólares; es decir, cinco millones de dólares por cabeza para quien facilite la captura de este grupo de cuatro operadores del cártel del Golfo y seis de sus lugartenientes.

    Además, el Departamento de Justicia confirmó que estos cuatro narcotraficantes han sido acusados en tribunales federales de EU por delitos y crí­menes relacionados con el tráfico de estupefacientes.

    â??En estas acusaciones se denuncia una sofisticada red de operaciones de La Compañí­a para traficar drogas en EU y enviar el dinero a Méxicoâ?, aseguró el procurador de justicia adjunto, Lanny A. Breuer.

    â??Estas acciones son resultado de nuestra colaboración con el procurador general, Eduardo Medina Mora; con el secretario de Seguridad Pública, Genaro Garcí­a Luna, y otros funcionarios mexicanosâ?, añadió Breuer.

    Las acciones anunciadas ayer apuntan así­ directamente contra Jorge Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, y Ezequiel Cárdenas Guillén, Tony Tormenta, a quienes identifica como lí­deres del cártel del Golfo.

    También se señala a Heriberto Lazcano Lazcano, alias El Lazca y Miguel íngel Treviño Morales, El 40, a quienes se considera presuntos cabecillas de Los Zetas.

    La lista incluye, además, a Gilberto Barragán Balderas, Juan Reyes Mejí­a González, Alejandro Treviño Morales, Samuel Flores Borrego, Jesús Enrique Rejón Aguilar y Aurelio Cano Flores.

    La inclusión de estos cuatro miembros del cártel del Golfo en la lista de los â??narcotraficantes más significativosâ? permitirá congelar todos los bienes y activos de estos operadores de La Compañí­a en suelo estadounidense

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  • Las narcomantas o narcomensajes, ¿porque?

    El fenómeno de las mantas o mensajes que ponen los criminales en los cuerpos o escenas del crimen con «declaraciones» o «denuncias» lo único que muestra es un trabajo de inteligencia.

    No es nuevo, a mas de uno nos ha llamado poderosamente la atención el que nos enteremos sobre deserciones del ejercito o corporaciones policiacas por parte de elementos que simplemente, son o amedrentados por el crimen o comprados por salarios.

    La antigua pero efectiva propuesta «pp», «plata o plomo».

    Pero los mensajes que van dirigidos contra funcionarios, medios de comunicación, policías, mandos del ejército y demás, no es para dar «pistas» de investigación, sino buscan ganar simpatías y crear confusiones entre la gente mostrando que los malos no son tan malos al tener una «justificación».

    El ciudadano promedio que no sabe de cuestiones policiacas y de seguridad, no reflexiona sobre el contenido del mensaje haciendo que las letras que estén ahí, puedan impresionar y sean reproducidas de boca en boca buscando el sembrar una semilla de anarquía.

    Quien haya comenzado con ellas, sabe (o sabia, no conozco criminal de estos calibres que muera de viejo) bien que pretendía ya que en varias localidades, son tolerados los criminales.

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  • Inicia ofensiva Michoacan

    El Ejército mexicano inició el lunes un vasto operativo de seguridad al enviar 2.500 efectivos al estado de Michoacán (oeste), escenario de una violenta ofensiva del cártel La Familia, que dejó 16 policías muertos la semana pasada, constató una periodista de la AFP.

    Los 2.500 militares se sumaron a otros mil que ya estaban desplegados y a 1.500 agentes enviados por la policía federal para reforzar la seguridad en Michoacán, donde el cártel La Familia torturó y asesinó a 12 policías cuyos cuerpos aparecieron apilados en una carretera que conduce a Morelia, la capital estatal, y a otros cuatro agentes.

    «En total tenemos 3.500 elementos. Antes de llegar (el actual contingente) había 1.000 militares, desde el 11 de diciembre de 2006», dijo este lunes el general de brigada, Rafael de Jesús Ballesteros, jefe de la 21 Zona Militar, antes de ordenar el comienzo del operativo.

    Un grupo de periodistas realizó un breve recorrido por algunas calles de Morelia a bordo de camiones militares que estaban escoltados por uniformados fuertemente armados.

    Los habitantes de Morelia reaccionaban con curiosidad al paso de la caravana castrense, aunque sólo algunos expresaron a viva voz su opinión sobre la masiva llegada de militares.

    «¿Para qué tanto huevón?», gritó un hombre disconforme con la llegada de los militares, mientras otro aplaudió al convoy, aunque la mayoría se mantuvo en silencio observando la inusitada presencia castrense en Morelia, de 608.000 habitantes.

    Los efectivos del Ejército «realizarán acciones de patrullaje, erradicación e intercepción en las principales poblaciomes del Estado y rutas que comunican las áreas urbanas y rurales, incluyendo las serranías», explicó Ballesteros en la rueda de prensa.

    El jefe militar dijo que los efectivos «constituirán 25 bases de operaciones a fin de integrar un dispositivo periférico en el área», y detalló que el operativo también comprende «67 bases de operaciones totalmente motorizadas y nueve bases de operaciones mixtas (ejército y policía federal)».

    Añadió que «las operaciones en tierra estarán apoyadas con 11 aeronaves», entre ellas al menos dos helicópteros Black Hawk.

    Michoacán, el estado natal del presidente Felipe Calderón, se ha convertido en el escenario central de la guerra que el gobierno mexicano ha emprendido contra los cárteles de la droga, con más de 36.000 militares y otros miles de policías desplegados en las zonas más calientes del país.

    Pese a ello, más de 7.700 personas fueron asesinadas desde 2008 en México por la violencia del narcotráfico.

    Los refuerzos militares y policiales llegaron a Michoacán después de que las autoridades mexicanas rechazaron una insólita propuesta de uno de los jefes de La Familia para acordar un pacto nacional al cabo de la matanza de policías.

    La Familia, que predica peculiares valores espirituales entre sus integrantes, había respondido con violencia extrema a la detención de uno de sus jefes, Arnoldo Rueda, alias ‘La Minsa’, desatándose la cacería de policías.

    Entre los integrantes de la estructura operativa que mató a los policías figura Julio César Godoy, un diputado federal electo de izquierda, hermano del gobernador de Michoacán, Leonel Godoy, según las autoridades

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  • ¡Vaya!, «gracias» EU congela bienes de narcos

    El gobierno de Estados Unidos anunció que ofrece una recompensa de 50 millones de dólares a quien proporcione información que lleve a la captura de 10 narcotraficantes mexicanos vinculados con el cartel del Golfo.

    El Departamento de Justicia de Estados Unidos publicó un comunicado en el que ofrece 5 millones de dólares por información que facilite la captura de cada uno de los 10 líderes del cártel del Golfo y su brazo armado, conocido como «Los Zetas»

    «Los esfuerzos conjuntos anunciados el día de hoy son pasos importantes en la estrategia del Departamento de detener el flujo de drogas ilegales en nuestras comunidades y el envío de la droga de nuevo a Mexico», dijo Benton J. Campbell, Fiscal EE.UU. para el Distrito Oriental de Nueva York, citado en el comunicado

    Heriberto Lazcano-Lazcano, Antonio Ezequiel Cárdenas-Guillén, Miguel Treviño Morales, Mario Ramírez-Treviño, Gilberto Barragán-Balderas, Juan Reyes Mejía-González, Alejandro Treviño Morales y Samuel Flores Borrego, son los capos por los que EU ofrece 5 millones de dólares.

    El Departamento de Justicia ubica a Miguel Treviño Morales como el principal líder de Los Zetas, organización que originalmente fue utilizada por el cártel del Golfo como su brazo armado y que se ha convertido en una poderosa organización independiente de narcotraficantes.

    John P. Gilbride, agente especial a cargo de la Agencia Antidrogas (DEA por sus siglas en ingles) en Nueva York, detalló que la acción y comportamiento violentos de Morales Treviño, así como sus brutales tácticas utilizadas sistemáticamente para proteger los beneficios obtenidos de la venta de estupefacientes ilícitos llamaron la atención de la DEA y ahora deberá enfrentar la justicia en un tribunal de justicia.

    Desde la 1980 el gobierno de Estados Unidos ha pagado más de 44 millones de dólares en recompensas a las personas que ofrecieron información que ayudó a la captura de importantes narcotraficantes mexicanos.

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  • Mexico pais violento

    Es increible mi estimados amigos, el ver como radiografia, el pais se encuentra inmerso en una serie de enfermedades que a mas de uno, habrian matado Ya.

    El crimen organizado, segun estima Naciones Unidas en 2008, tiene una derrama de aproximadamente el 18 por ciento del producto internacional bruto.

    Tomemos como crimen organizado, no solo al narcotrafico, sino a toda actividad ilicita que necesita de dos o mas actores para desempe~arse, los que se conforman por bandas o grupos delictivos, como ladrones de autos, trata de blancas, trafico de personas, narcotrafico, secuestro, etc

    Mexico, es el pais MAS VIOLENTO del mundo, que no esta en guerra.

    Ya en Frente De Guerra iremos evidenciando todas estas palabras conforme, avancemos en la tematica

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  • Sostenes del narcotrafico

    ¿Sobre qué bases descansa el narcotráfico? La pregunta no es casual pues en el presente constituye la primera amenaza a la seguridad mundial y es, por tanto, un fenómeno global y no doméstico. Entenderlo en esta dimensión supone reconocer las complejas redes que lo impulsan y que tienen su inicio en áreas casi inaccesibles de montañas y selvas donde se produce la goma de opio a partir de los bulbos de amapola, y dentro de los derivados de este alcaloide estarí­a la morfina, teniendo otro derivado adicional que serí­a la heroí­na, pero también estarí­an otros cultivos como la marihuana y el hachí­s. Otro caso es la pasta de coca elaborada bajo un complejo sistema de secado de sus hojas que mediante el uso de precursores en laboratorios clandestinos deriva en cocaí­na y crack (cocaí­na en piedra); a los que hay que añadir los resultantes de sí­ntesis quí­mica, como serí­a el caso de los sicotrópicos conocidos como anfetaminas y metanfetaminas.

    Los efectos de cada uno de estos estupefacientes son diversos, pues algunos actúan como estimulantes, otros son depresivos y los hay con efectos alucinógenos, siendo altamente adictivos, por lo que los usuarios quedan sometidos emocional y fisiológicamente a estas drogas. La pregunta base estarí­a dada por saber ¿bajo qué condiciones el sujeto se vuelve propenso a las adicciones y qué tanto estarí­a en el ámbito de su voluntad superarlas?

    A esta primera fase de elaboración y uso del producto surge otra que va dirigida a colocar la producción hacia su destino. Es ahí­ donde la droga es empaquetada y colocada en tránsito por los mal llamados cárteles, que son los dueños de las rutas que le dan valor agregado a la droga, por lo que ésta irá aumentando de precio de acuerdo a la proximidad de los mercados de mayor capacidad de consumo, proyectando el kilo de cocaí­na de un valor inicial de 2 mil 500 dólares ya procesada a poco más de 130 mil dólares al menudeo, en el mercado estadunidense o europeo. De hecho ningún producto tiene tan baja inversión inicial y tal nivel de utilidad frente al consumidor.

    Para completar el circuito del tráfico, estarí­a la pulverización de la distribución, donde existen acuerdos entre las diferentes bandas delictivas en cuanto a territorio y clientela, a las que se suman los promotores para inducir a la adicción, que ya están presentes en nuestra sociedad y que operan a partir de introducir entre los miembros de la estructura familiar; en los barrios y en puestos fijos, como las â??tienditasâ?; semifijos como el llamado por celular, y móviles que operan en forma abierta; lo que posibilita diversidad de riesgos, pero garantiza el flujo de la droga a los consumidores.

    Todo lo anterior serí­a imposible sin la estrecha vinculación del crimen organizado en materias tales como comercio de armas, lo cual le da una extraordinaria capacidad de fuego, a lo que se añade la corrupción del sistema policiaco en todos sus niveles, de mandos militares y de aduanas de todos los paí­ses y la participación activa de gobiernos, partidos, clase polí­tica y núcleos sociales, que están directa o indirectamente vinculados al narcotráfico, lo que hoy en dí­a es inocultable.

    El punto de remate es el circuito financiero que plantea el lavado de dinero, que opera a través de la banca internacional y que posibilita mediante complejas ingenierí­as financieras legalizar el dinero como si fuera resultante de negocios abiertos y transparentes. Resulta increí­ble que, cuando quedan al descubierto los ví­nculos entre estas â??respetablesâ? instituciones con el narco, se procede contra empleados menores cuyas firmas aparecen como las únicas que respaldan estos hechos delictivos, desvinculándolas de los grandes negocios y de la cúspide del dinero que se mantiene hoy en dí­a intocada, a pesar de los considerables fraudes que se han visto ventilados en los últimos tiempos.

    La complejidad del problema es evidente en la semblanza que se ha ofrecido anteriormente, por lo que la estrategia para su combate efectivo descansarí­a en una mirada integral y no simplificante, pues las tesis más conocidas de solución serí­an las siguientes:

    Legalización a partir de transformarla de un problema de mercado de relación oferta y demanda a un problema de salud pública, que la reorientara hacia la construcción de un sistema sanitario paralelo para su desarticulación. Lo que descuida ese planteamiento es que, dada la magnitud del problema, construir un sistema de esta naturaleza serí­a más costoso que el presupuesto dedicado hoy en dí­a a bienestar social, pues recordemos que si en 24 horas los millones de usuarios no reciben su dosis entrarí­an en estado de ansiedad donde todo el sistema de salud serí­a insuficiente para darles atención.

    La segunda lí­nea es la depuración de las fuerzas policiacas y militares insertas en el narcotráfico, apoyadas bajo un sistema de inteligencia y contrainteligencia para penetrar a estos grupos en su interior, estimular sus diferencias y someterlos a luchas intestinas como ha ocurrido hasta ahora. El problema sigue vigente, pues esta situación es la que ha derivado, a partir de la fuga propiciada del Chapo Guzmán, que las calles de las ciudades fronterizas sean hoy en dí­a verdaderos campos de batalla.

    La tercera opción supone afectarlos económicamente mediante la expropiación de sus bienes, lo que sin duda no garantiza que los funcionarios de las administraciones no se apoderen de ellos o los dejen inútiles por largo tiempo sin beneficio alguno, pues liquidarí­an fuentes de empleo y no se podrí­a medir el impacto en todo el flujo económico internacional y nacional que generarí­a, por lo que este riesgo no parece ser encarado por nadie.

    La cuarta opción es combatirla militarmente como hasta ahora y la resultante es la barbarie, pues de poder a poder la lucha entre actores estatales y no estatales no ha advertido la afirmación de Sun Tzu, quien hace 3 mil años afirmaba: â??Cuando dos fuerzas se enfrentan en una lucha prolongada, ambas terminan en la ruinaâ?. A partir de ello, al desangrar los recursos del Estado, la sociedad terminarí­a arruinada, y el aparato polí­tico y policiaco, enriquecido.

    La quinta posición es el restablecimiento del estatus anterior mediante el retorno a los acuerdos con las fracciones del narcotráfico, que demostraban capacidad de operatividad y control, afectando únicamente a la oferta marginal y a los grupos que estuvieran creando excedentes que pudieran afectar los precios en el mercado de distribución, creando complicidades mediante las cuales se posibilitó abrir a la circulación a los capos de las mafias, entregándoles a su retiro sectores completos de la economí­a para su usufructo e inversión. De este acuerdo participaron desde las narcoguerrillas de las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), hasta grupos de todo signo.

    Finalmente, todas las opciones marcan en diferentes direcciones, pero por sí­ mismas no eliminan al narcotráfico. Al final queda reducido todo a una ley fí­sica que sustenta que â??lo que resiste apoyaâ?. Pensar ingenuamente que al legalizar la droga los sicarios se quedarí­an sin empleo, con arsenales de armamento, es llegar a la estupidez, pues se multiplicarán otro tipo de delitos de manera exponencial. Creer que a balazos se va a llegar a ganar la guerra al narcotráfico es tan sólo avizorar una victoria pí­rrica, donde el costo del triunfo es equivalente al fracaso. Afectar los circuitos financieros sin considerar las consecuencias terminarí­a arruinando economí­as completas, y seguir pensando en volver al pasado priista de â??no pasa nada y todo se vale mientras entreguen su cuotaâ?, es suicida para el Estado.

    Quizá todos tienen una parte de la solución, pero sin una visión que lo enfoque de una manera integral, bajo un acuerdo multinacional, financiero, militar, de salud pública, social y humano, la solución estará lejos de consolidarse y la agudización del fenómeno traerá vastas consecuencias. De hecho, hay que reconocer que los pilares sobre los que descansa el narcotráfico están articulados al modelo civilizatorio del capitalismo, del poscapitalismo y del socialismo real que aún subsiste; modificarlos supone crear un modelo social y económico alternativo, donde la libertad y no el control social, la democracia participativa y no el autoritarismo, y la visión de seguridad colectiva y no la reducción de los valores a la oferta y la demanda sean los que predominen.

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  • La opinion de SEDENA sobre alianzas en el narcotrafico

    Respecto de las alianzas y de la presencia territorial de las organizaciones de narcotraficantes, los datos proporcionados por las fuentes confidenciales difieren de la información generada por la Secretarí­a de la Defensa Nacional (Sedena).

    En su Segundo informe de labores indica, por ejemplo, que los hermanos Héctor, Marcos Arturo, Mario y Carlos Beltrán Leyva â??formaban parte importante en la estructura de la organización del narcotraficante Guzmán Loeraâ? (sic).

    El documento de 171 páginas detalla que éstos tení­an como funciones: dirigir las operaciones de transporte de drogas, lavado de dinero y cooptación de funcionarios públicos â??en los estados de Sinaloa, Sonora, Chihuahua, Durango, Jalisco y Nayaritâ?? a favor de la organización del Chapo.

    Cita que esta organización controlaba los grupos de sicarios conocidos como Los Pelones, cuya zona de influencia se localiza en Guerrero, y Los Gí¼eros, quienes operan en Sonora. No obstante, las fuentes confidenciales afirman que la gente de los Beltrán Leyva trabaja en sociedad con el cártel del Golfo.

    Aunque en la respuesta a la solicitud de información 0000700070908, hecha por Contralí­nea, la Sedena se declara incompetente para conocer las zonas de influencia de las organizaciones traficantes de drogas, en su informe revela que sí­ cuenta con trabajo de inteligencia al respecto.

    La secretarí­a â??en coadyuvancia con la Procuradurí­a General de la República y en cumplimiento a las directivas del Ejecutivo federal de aplicar la fuerza del Estado, en el marco de la ley, para recuperar los espacios que han sido secuestrados por la delincuencia organizada, ha procurado, mediante diversas acciones, la desarticulación de las organizaciones de narcotraficantes que operan en nuestro paí­s.

    â??Mediante las denuncias ciudadanas y el análisis de información de las organizaciones de narcotraficantes, durante el periodo del 1 de septiembre de 2007 al 31 de agosto de 2008 se ha logrado la captura de un capo, 12 lugartenientes y un extranjeroâ?, indica.

    Refiere tres organizaciones: la de â??Cárdenas Guillénâ?, la de â??Carrillo Fuentesâ?, y la de â??Guzmán Loeraâ?.

    Del informe se desprende que la organización de Cárdenas Guillén (cártel del Golfo) tendrí­a presencia en los estados de Tamaulipas, Michoacán, Colima, Sinaloa, Oaxaca y Veracruz. Sus lugartenientes realizarí­an actividades de recepción, trasiego, venta de droga, así­ como de â??cooptación de autoridades de los tres niveles de gobiernoâ? y â??cooptación de personal militarâ?.

    La organización de Guzmán Loera se habrí­a asentado en Sinaloa, Sonora, Durango, Jalisco, Nayarit, Guerrero, Baja California Sur y Chihuahua. En este último estado también habrí­a presencia de la organización de Carrillo Fuentes. (NF)

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  • Narcotrafico, la disputa por el pais

    El mapa de la droga en México estarí­a en movimiento: los narcotraficantes se habrí­an aliado en dos grandes grupos. En la clandestinidad y con la cooperación de autoridades de los tres niveles de gobierno se habrí­an declarado la guerra en busca del control total del negocio

    Los rivales estarí­an armados con alta tecnologí­a proveniente de Estados Unidos, pues en ese mercado, considerado el mayor consumidor de drogas en el mundo, hay dos formas de pago: dinero en efectivo y armas de alto poder, que traspasan con relativa facilidad la frontera más vigilada del planeta, dicen fuentes cercanas a las organizaciones criminales.

    Los informantes â??que solicitan el anonimato por temor a represaliasâ?? aseguran que las alianzas se derivan de la lucha por el control de la producción, importación, venta y tráfico de drogas.

    Las agrupaciones estarí­an lideradas, respectivamente, por el cártel del Golfo y por el de Sinaloa. En ese esquema, 19 zonas ubicadas en igual número de estados de la república tendrí­an su grupo predominante.

    Al tiempo, las llamadas â??plazasâ? de las 13 entidades restantes â??Chihuahua, Baja California, Michoacán, Nuevo León, Durango, Coahuila, Nayarit, Puebla, Querétaro, Tlaxcala, Estado de México, Hidalgo y Colimaâ?? estarí­an en disputa, detallan los testimonios recabados por Contralí­nea.

    Los saldos de esas cruentas batallas: la militarización del paí­s â??justificada con el pretexto de proteger la seguridad nacional y la seguridad públicaâ?? y más de 10 mil civiles asesinados. Aunque aún no se esclarecen, más de 7 mil son señalados por las autoridades como â??bajasâ? del crimen organizado, y más de 2 mil que por â??accidenteâ? fallecieron en balaceras o secuestros

    El grupo que supuestamente encabeza el cártel del Golfo reunirí­a a la gente de Osiel Cárdenas Guillén, de Vicente Carrillo Fuentes; de Heriberto Lazcano Lazcano, el Lazca; de los hermanos Beltrán Leyva; de Jorge Eduardo Costilla Sánchez, alias el Coss, y de Los Zetas.

    í?ste tendrí­a presencia dominante en casi la totalidad del sur, en parte del centro y del norte de México. Su liderazgo se habrí­a establecido en las regiones más importantes de 15 estados: Sonora, Tamaulipas, Zacatecas, San Luis Potosí­, Aguascalientes, Guanajuato, Morelos, Veracruz, Guerrero, Oaxaca, Chiapas, Tabasco, Campeche, Yucatán y Quintana Roo.

    Los informantes detallan que el â??éxitoâ? del cártel del Golfo consiste en la extrema violencia que ejerce a través de Los Zetas, su brazo armado que opera con cierta autonomí­a.

    Las fuentes cuentan que cada sicario recibe un â??salarioâ? semanal de 500 dólares, tan sólo por los servicios de protección de territorios. Aun así­, Los Zetas habrí­an diversificado sus actividades criminales de manera independiente: secuestros y extorsiones o cobro de â??impuestosâ? por protección a empresarios en las zonas que dominan.

    Del cí­rculo que dirige al grupo, describen que Costilla Sánchez es el más cercano a Osiel Cárdenas, extraditado en 2007 a Estados Unidos. De acuerdo con información difundida en junio de 2006 por la embajada de ese paí­s en México, el Coss es â??extremadamente peligrosoâ?.

    Además de traficar cocaí­na y marihuana hacia el paí­s vecino, es considerado responsable de 12 homicidios relacionados con el narcotráfico y de realizar operaciones con recursos de procedencia ilí­cita. Hace tres años, el gobierno estadunidense ofreció una recompensa de 5 millones de dólares a quien diera información que posibilitara su captura.

    Localización del cártel Sinaloa

    La alianza que comandarí­a el cártel de Sinaloa agruparí­a a la gente de Joaquí­n Guzmán Loera, alias el Chapo; de Ismael Zambada Garcí­a, el Mayo; de Juan José Esparragoza Moreno, el Azul; de Armando Olivares Cervantes; de Francisco Fernández, el Kiki; de la célula de Jaramillo; de los hermanos Amezcua; de los Valencia. Este grupo tendrí­a presencia dominante en las â??plazasâ? de cuatro entidades federativas: Sinaloa, Distrito Federal, Jalisco y Baja California Sur.

    Al frente, dicen los informantes, no estarí­a Guzmán Loera sino Olivares Cervantes (esposo de Dolores Camarena, exseñorita Chihuahua, procesada en Estados Unidos en 1987 por supuesto lavado de dinero). í?ste es el más â??exitosoâ? y rico de todos los narcotraficantes mexicanos, aseguran.

    No obstante, el Chapo formarí­a parte de la elite que toma las decisiones. Respecto del papel que el Azul juega en esta agrupación, explican que sus operaciones se dan con base en el respeto y en los favores, los cuales se cobran con droga y dinero.

    El doctor Luis Astorga, investigador del Instituto de Investigaciones Sociales de la Universidad Nacional Autónoma de México y especialista en el estudio del narcotráfico, considera poco probable la fusión de diversas organizaciones en dos grandes grupos, como lo afirman las fuentes consultadas.

    Las organizaciones criminales sólo buscan hacer negocios, asegura. Acerca de los actuales enfrentamientos, coincide en que se trata de la disputa por el control de territorios.

    Astorga explica que la mayorí­a de los insumos para fabricar las drogas que se trafican en México â??marihuana; amapola para la elaboración de heroí­na y goma de opio; cocaí­na; y seudoefedrina para fabricar metanfetaminasâ?? no se producen aquí­, se importan, y entran por mar, tierra y aire. Por supuesto, dice, a las organizaciones les interesa controlar esas rutas de acceso y tránsito.

    El investigador critica que a las organizaciones delincuenciales se les llamen cárteles, pues carecen de estructura piramidal: en México se cree que hasta los narcomenudistas forman parte de las organizaciones, como si éstas fueran un poder hegemónico y no lo son.

    Territorios en disputa

    Los informantes aseguran que a los territorios en disputa los caracteriza la presencia de una o más bandas pertenecientes a los dos grupos de narcotraficantes.

    Por ejemplo, en el caso de Baja California, el grupo que comanda el cártel del Golfo dominarí­a la ciudad de Tecate; el que lidera el cártel de Sinaloa, Mexicali; pero ambos tendrí­an presencia en Tijuana.

    Lo mismo sucederí­a en la capital de Chihuahua, aunque Ciudad Juárez estarí­a controlada por el grupo de la organización de Sinaloa. Monterrey es otra zona en la que rivalizan, pues ambos tienen células enquistadas allí­. Igual ocurrirí­a en el caso de Morelia y en la zona que colinda con el Océano Pací­fico, en Michoacán. Mientras que en el caso de Coahuila, el grupo del cártel del Golfo ya tendrí­a control de Torreón, aseguran las fuentes consultadas.

    En su Segundo informe de labores, la Secretarí­a de la Defensa Nacional (Sedena) indica que la expansión del narcotráfico â??obedece a la conformación de poderosas organizaciones, con gran capacidad operativa, logí­stica y financieraâ?.

    La institución que dirige el general Guillermo Galván califica a éste como un fenómeno delictivo y socioeconómico de enorme complejidad y como la mayor amenaza a la seguridad nacional. También admite que este delito requiere del control de territorios.

    En su informe, rendido en septiembre de 2008, la Sedena identifica a la zona del pací­fico como la región dedicada a la siembra de enervantes y a las fronteras sur y norte como las áreas destinadas al trasiego.

    Señala que â??los cárteles han construido una base social amplia, expresada en redes de protección, consumidores, productores, distribuidores, operadores, sicarios y lavadores de dineroâ?.

    Luis Astorga explica que, históricamente, la mayor red de protección que han tenido los narcotraficantes en México es la que se da desde el gobierno. El tráfico de drogas tuvo sus orí­genes con el gobernador Estaban Cantú, a inicios del siglo XX; para la década de 1970, con la policí­a polí­tica â??Dirección Federal de Seguridadâ?? â??era muy difí­cil para los traficantes jugar con otras reglas que no fueran las que imponí­a el gobiernoâ?. Actualmente, reflexiona, los pactos se dan con las diferentes fuerzas polí­ticas y en los tres niveles de gobierno.

    Acerca de esas redes de protección, los informantes aseguran que se habrí­a corrompido no sólo a las autoridades civiles, sino a la estructura operativa de la Sedena. Mientras un soldado raso gana aproximadamente 800 pesos a la semana, un sicario obtiene más de 500 dólares (alrededor de 6 mil 500 pesos), dicen.

    Los casos de corrupción en el Ejército a favor de la delincuencia organizada son aislados, afirma el general en retiro y diputado del Partido Revolucionario Institucional, Roberto Badillo.

    El también exjefe de la Sección Segunda del Estado Mayor de la Defensa Nacional indica que la Sedena tiene control suficiente para detectar a los militares cooptados por la mafia.

    No obstante, Jorge Luis Sierra, especialista en seguridad nacional, opina que la lucha contra el narcotráfico es en sí­ misma un factor de riesgo: â??Todas aquellas personas o instituciones que estén involucradas en la lucha contra el narcotráfico van a estar expuestas a la violencia y al ingreso de corrupción originados por ésteâ?.

    Explica que se trata de dos presiones que trabajan al mismo tiempo sobre los cuerpos policiales, militares y de inteligencia, que luchan contra el narcotráfico.

    La guerra que se habrí­an declarado los dos grupos de narcotraficantes derivarí­a de la â??necesidadâ? del mercado mexicano, dicen las fuentes consultadas por Contralí­nea: la mayor rentabilidad se localizarí­a en la venta de droga a las llamadas â??tienditasâ?, y no en el trasiego a Estados Unidos.

    Un kilo de cocaí­na en Panamá, ejemplifican, cuesta alrededor de 4 mil dólares; la subida al avión tiene un precio de 1 mil dólares y la bajada, 1 mil 500 dólares. Tan sólo en México, los narcomenudistas llegan a vender 120 kilos al mes, aseguran. Al tiempo, acotan que el principal proveedor de drogas sigue siendo Colombia.

    De acuerdo con los datos preeliminares de la Encuesta nacional de adicciones 2008, entre 2002 y el año pasado el número de adictos a las drogas ilegales creció 50 por ciento en el paí­s; la cifra de personas que alguna vez en su vida han consumido una droga ilegal aumentó 30 por ciento, y el grupo de mujeres de entre 12 y 25 años de edad dependientes de la cocaí­na y las drogas de diseño subió, en el mismo periodo, seis veces.

    Los resultados preeliminares de la encuesta â??elaborada por la Secretarí­a de Saludâ?? estiman que el total de adictos asciende a 500 mil mexicanos, de los cuales sólo el 16 por ciento ha acudido o acude a tratamiento de rehabilitación.

    Entre los datos más relevantes se encuentra el de jóvenes de entre 12 y 25 años de edad expuestos a las drogas: 43 por ciento. De este total, 21 por ciento las prueba de manera experimental, 13 por ciento las consume frecuentemente, y 2 por ciento de hombres y 1.2 por ciento de las mujeres padecen dependencia.

    Jorge Luis Sierra explica que en la estrategia del gobierno de Felipe Calderón hay dos aspectos del narcotráfico que no se están atacando: el problema de salud pública y el del enriquecimiento ilí­cito de los criminales.

    Respecto del primero, dice que está basado en la adicción a las drogas: en el mayor número de personas posibles con el mayor consumo posible, lo que hace que esto se convierta en un problema de salud pública importante.

    El segundo aspecto, señala, es el económico: â??Esa industria de producción, transportación y venta de drogas genera un producto económico que tiene ganancias extraordinariamente altas. Esas ganancias son ilegales y van a caer en grupos que operan de manera clandestina, al margen de la ley, que necesitan la connivencia o complicidad de las autoridades civiles, policiales y militares del paí­sâ?.

    El estudio México: reporte de evaluación detallada sobre lavado de dinero y combate al financiamiento del terrorismo, que el Fondo Monetario Internacional publicó el 15 de junio pasado, indica que en este paí­s se realizan operaciones con recursos de procedencia ilí­cita por 25 mil millones de dólares al año.

    â??Estos dos factores fundamentales, el de salud pública y el de enriquecimiento ilí­cito, son precisamente los que no están siendo atacados en esta estrategia actual contra el narcotráfico. Lo que el gobierno ha elegido es utilizar la mayor parte de sus recursos en un despliegue de fuerza militar, que está reemplazando a una fuerza policial contaminada e incapaz, hasta el momento, de combatir al narcotráficoâ?.

    Agrega que esa estrategia â??está logrando una reducción de niveles mí­nimos en el proceso general del narcotráfico. Esa aplicación de la fuerza militar no es útil para combatir el enriquecimiento ilí­cito y los procesos y mecanismos derivados del dinero. Tampoco lo es para combatir el problema de salud pública que tenemos enfrente. Las dos partes están siendo completamente descuidadasâ?.

    El también especialista en fuerzas armadas, egresado del Centro Hemisférico de Estudios de la Defensa de la Universidad de la Defensa Nacional en Washington, indica que, de no combatirse, el problema de salud pública va a seguir, los consumidores de droga van a ser cada vez más jóvenes y el consumo se va a extender a capas más amplias de las sociedad.

    â??Por el lado financiero, el narcotráfico va a seguir teniendo su capacidad financiera casi intacta y la va a seguir utilizando para corromper funcionarios. Esas dos condiciones le van a permitir seguir teniendo éxito en el transporte de su mercancí­a. Entonces, no va a haber victoria para el gobierno mexicano.â?

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  • Guerra al narcotrafico, unica opcion

    El narcotráfico ha existido en México por décadas, pero no afectó seriamente la estabilidad del paí­s ni provocó conflictos con Estados Unidos sino hasta mediados de los 80, cuando la cocaí­na colombiana comenzó a cruzar en grandes cantidades desde México al vecino del norte. Para ese entonces, las instituciones policiales mexicanas se encontraban en estado de descomposición, lo que las convertí­a en terreno fértil para la acción corruptora de los narcos. Y así­ ha ocurrido.

    El desmantelamiento de los carteles de Cali y Medellí­n de Colombia en los años 90 creó un vací­o que pudieron llenar los carteles mexicanos, consolidando su posición en el mapa del narcotráfico. Aún así­, los niveles de violencia relacionada con drogas en México seguí­an siendo relativamente bajos en esos años. Esta â??paz de los traficantesâ? se puede entender por la polí­tica de tolerancia del gobierno mexicano, que buscó un grado de equilibrio entre los carteles de la droga y el estado, en términos de rutas de tráfico y los territorios infiltrados por los carteles.

    Esta tregua secreta se mantuvo incluso después de las primeras elecciones abiertamente democráticas en el año 2000, cuando el Partido Revolucionario Institucional, que habí­a gobernado por largo tiempo, perdió su supremací­a. Hasta que el presidente Vicente Fox ordenó medidas enérgicas contra el tráfico. A medida que los señores de la droga iban siendo arrestados, se iba destruyendo el equilibrio entre las mafias, preparando las condiciones para una guerra entre los carteles de Sinaloa y el Golfo â??los dos más grandesâ?? que ha generado un enorme nivel de violencia, así­ como ácidas protestas de Estados Unidos debido a los efectos del combate a los narcos a lo largo de la frontera.

    Herencia violenta. Cuando el presidente Felipe Calderón asumió el cargo en 2006, heredó una violencia en aumento, en que los narcotraficantes controlaban partes del paí­s. Respondió emprendiendo prestamente un ataque frontal contra los carteles, con el apoyo del ejército.

    La ofensiva de Calderón aumentó su popularidad, pero también generó un nuevo aumento de la violencia, ya que las bandas de narcos no sólo se enfrentaron a las fuerzas del gobierno, sino que arreglaron cuentas entre ellas. El Gobierno de EE. UU. se quejó nuevamente, pero al mismo tiempo la administración Bush entregó un paquete de ayuda por 1,4 mil millones de dólares, la así­ llamada «Iniciativa de Mérida» para luchar a combatir a los traficantes.

    En el 2008, el Gobierno mexicano decidió atacar los centros nerviosos del sistema de operaciones de los carteles de la droga, pero esto no hizo más que acelerar la fragmentación de las bandas, generando un nuevo y extraordinario aumento de la violencia. De hecho, el año pasado más de 5.000 personas fueron asesinadas por el crimen organizado, más del doble de la cifra correspondiente a 2007.

    La violencia además se ha vuelto más cruda. Desde 2007, muchas de las ví­ctimas de los carteles han sido decapitadas, táctica que claramente apunta a intimidar a sus enemigos. Y, a medida que aumenta lo grotesco de la violencia, también se ha elevado la presión para adoptar una estrategia más eficaz. Algunos crí­ticos del gobierno del Calderón dicen ahora que es el momento de cambiar de estrategia, quizás incluso volviendo a la polí­tica de tolerancia anterior a Fox.

    ¿Hasta cuándo? Las encuestas de opinión pública todaví­a reflejan un amplio respaldo a la estrategia de Calderón, pero la pregunta es cuánto durará este apoyo. El Gobierno insiste en que la violencia relacionada con el narcotráfico se concentra en apenas tres de los 32 estados del paí­s, pero el problema se ha propagado a la mayor parte de México.

    Por supuesto, la mayorí­a de las ví­ctimas son traficantes, pero la violencia rampante que existe en el paí­s ha creado un ambiente de inseguridad que afecta la vida cotidiana de muchos mexicanos y que, en último término, puede hacer que la opinión pública se vuelva en contra de la polí­tica de Calderón. Esto es algo que algunos grupos del narcotráfico están promoviendo con afiches anónimos y la promoción de protestas populares en el norte de México, en las que se exige que el ejército regrese a los cuarteles.

    Sin embargo, al menos en el corto plazo parece no haber alternativa a la estrategia de Calderón. Después de todo, si bien su polí­tica de confrontación ha generado altos niveles de violencia, la tolerancia con los carteles de la droga fue lo que corrompió las instituciones del Estado, sembrando las semillas de la situación actual.

    Al parecer, la única opción del gobierno es proseguir la guerra, con la esperanza de que sus esfuerzos de largo plazo por fortalecer la capacidad y la integridad de las instituciones del estado puedan dar frutos. No obstante, la corrupción sigue siendo una amenaza profunda y persistente a estas iniciativas, y si el gobierno no la puede reducir de manera significativa â??especialmente dentro de sus fuerzas antinarcóticosâ?? será inevitable un retorno a la tolerancia.

    Mí?XICO â?? El narcotráfico ha existido en México por décadas, pero no afectó seriamente la estabilidad del paí­s ni provocó conflictos con Estados Unidos sino hasta mediados de los 80, cuando la cocaí­na colombiana comenzó a cruzar en grandes cantidades desde México al vecino del norte

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  • Breve lista de grupos criminales del narco en Mexico

    La cantidad de cárteles que se disputan el control del narcotráfico en México varí­a según las fuentes. La Procuradurí­a General de la República (PGR) estima que el narcotráfico está en manos de dos grandes grupos, dirigidos por Joaquí­n Guzmán y Osiel Cárdenas y la Agencia Antinarcóticos de Estados Unidos (DEA) declara que hay 30 grandes organizaciones criminales mexicanas a cargo del tráfico de droga. La Sub-Procuradurí­a de Investigación Especializada contra la Delincuencia Organizada de México (SIEDO) calcula que existen más de 130 células de delincuencia organizada. La Procuradurí­a General de la República (PGR) numera siete cárteles operando dentro del territorio mexicano: el cártel de Juárez (Carrillo Fuentes), el cártel del Golfo (Osiel Cárdenas), el cártel de Tijuana (Arellano Félix), el cártel de Colima (Amézcua Contreras), el cártel de Sinaloa (Palma-Guzmán Loera), el cártel Milenio (Valencia) y el cártel de Oaxaca (Dí­az Parada).

    México es paí­s que provee mayores cantidades de drogas a Estados Unidos. El mercado de las drogas ha cambiado, antes sólo dedicado al tráfico de mariguana, cocaí­na y opio, ahora se ha diversificado a la producción y distribución de estupefacientes sintéticos. Estos cambios en el mercado y el deseo de dominar más territorios es lo que ha desatado esta desbocada ola de violencia.

    En el transcurso de su administración, el Presidente de México Felipe Calderón lanzó un operativo masivo en contra del narcotráfico a través de la capacitación y despliegue de más de 30,000 elementos del Ejército y de la Policí­a Federal. En reacción a esta maniobra del gobierno, los cárteles han desatado una violencia inusitada, matando a cientos de policí­as, sicarios rivales y soldados. El presidente Felipe Calderón explicó que la violencia que vive el paí­s es causada por una recomposición de los carteles de la droga tras los golpes que se han dado a sus estructuras. El Presidente Calderón ha hecho de los procesos de extradición una de las armas principales para combatir a la delincuencia organizada, y en año y medio envió a Estados Unidos a 120 delincuentes con apoyo de ese mecanismo. México tiene firmados 24 tratados de extradición a nivel mundial, pero es con el gobierno de Estados Unidos con el que se efectúa 90 por ciento del trabajo en esa materia

    La violencia del crimen organizado se ha expandido de manera desenfrenada durante los últimos meses. Edgar Guzmán, de 22 años de edad e hijo del â??Chapoâ?, lí­der del poderoso Cártel de Sinaloa, fue asesinado el 10 de Mayo del 2008 en el estacionamiento de un centro comercial de su natal Culiacán, sus asesinos dispararon más de 500 balas. Más de 1,100 personas han muerto en crí­menes relacionados al narcotráfico de enero a mayo del 2008; más de 2,500 personas murieron en este tipo de hechos durante todo el 2007.

    Aun tras las rejas, los narcotraficantes continúan manipulando sus cárteles, impartiendo órdenes para eliminar rivales y dejando en evidencia la falta de capacidad del Estado para desarticular al crimen organizado. Uno de los casos más notorios de la impunidad que gozan quienes ya están detenidos sucedió en enero de 2001, cuando Joaquí­n Guzmán Loera â??El Chapoâ?, jefe del cártel de Sinaloa y uno de los narcotraficantes más importantes de México, se fugó de la prisión de máxima seguridad. Es tal la corrupción entre algunos funcionarios, que los cabecillas de las redes del narcotráfico tienen libertad de acción dentro de los penales.

    El Cártel del Golfo

    Banda criminal mexicana iniciada por Juan Nepomuceno Guerra en la década de 1940. A través de los años ha crecido y se ha posicionado a través de estrechos ví­nculos con polí­ticos, en especial de Tamaulipas, y jefes de la policí­a. Juan Garcí­a Abrego fue su lí­der hasta 1996, cuando se desató una lucha por el poder, tras lo cual quedó a cargo Osiel Cárdenas Guillén, quien fue detenido y puesto en el penal de máxima seguridad Almoyola en marzo de 2003 pero desde allí­ continuó con el liderazgo del Cártel del Golfo hasta enero del 2007, cuando fue extraditado a Estados Unidos.

    El 29 de abril del 2008, Carlos Landí­n Martí­nez fue sentenciado a cadena perpetua en una corte estadounidense tras ser capturado en McAllen Texas, declarado culpable de coordinar las operaciones del Cártel del Golfo en Tamaulipas; era el responsable de cobrar cuotas por el tráfico de drogas a través de la frontera de Reynosa e imponer castigos, incluyendo tortura y ejecución, a quienes perdí­an cargamentos o dinero o se negaban a pagar las cuotas. Landí­n fungí­a como comandante de la policí­a judicial de Tamaulipas.

    Tiene como particularidad que cuenta con el más peligroso grupo de sicarios en la actualidad, conocido como «Los Zetas», quienes actúan en forma de comando para realizar ajustes de cuentas y controlar zonas de influencia y está compuesto por desertores de las Fuerzas Especiales del Ejército Mexicano. El grupo de Los Zetas surgió a finales de los años 90, cuando militares de elite desertaron y fueron reclutados para operar como un ejército privado al servicio del cártel del Golfo, dirigido por Osiel Cárdenas, actualmente en prisión. Está formado por un grupo de militares que desertaron del Grupo Aeromóvil de Fuerzas Especiales (GAFE) y del Grupo Anfibio de Fuerzas Especiales (GANFE) del Ejército Mexicano. Estos grupos militares fueron formados por el Gobierno de México Estas fuerzas especiales fueron entrenadas para localizar y aprehender a narcotraficantes. Su entrenamiento de elite corrió a cargo de la Escuela de las Américas en Estados Unidos; especializados en táctica, plan de misiones, asaltos aéreos y métodos sofisticados de comunicación. El nombre de Los Zetas proviene de el código utilizado para referirse a oficiales de alto rango en las radio comunicaciones de la Policí­a Federal Preventiva. Inicialmente al servicio del Cártel del Golfo para capturar a los miembros de cárteles rivales y proteger las rutas para el transporte de drogas, se cree que a partir del arresto de Osiel Cárdenas, manejan sus propias redes de narcotráfico con base en Nuevo Laredo, Tamaulipas.

    Cártel de Tijuana

    También conocido como el Cártel Arellano Félix, esta es una organización criminal mexicana establecida en Tijuana, Baja California. El Cártel de Tijuana es considerado uno de los más grandes y violentos operando actualmente en México. Este cártel inició cuando el lí­der del Cártel de Guadalajara, Miguel íngel Féxlic Gallardo, fue capturado en 1989 y se fragmentó en dos cárteles distintos. El Cártel de Sinaloa a cargo de Joaquí­n Guzmán Loera alias â??El Chapoâ? y el Cártel de Tijuana liderado por Ramón Arellano Félix. Ramón fue asesinado en un enfrentamiento armado con la policí­a ministerial de Mazatlán en febrero del 2002, se presume que arribó a esa ciudad para asesinar a â??El Mayo Zambadaâ?, lí­der del Cártel de Sinaloa. Tras su muerte, el mando del Cártel de Tijuana quedó en manos de sus hermanos, tres de ellos ya han sido capturados.

    Con el fin de aumentar su capacidad de producción y distribución de narcóticos, el Cártel de Tijuana ha establecido una relación de cooperación y colaboración con el Cártel del Golfo, aunque continúan funcionando como organizaciones criminales independientes.

    En agosto del 2006, Francisco Javier Arellano Félix fue capturado por la Guardia Costera de Estados Unidos mientras practicaba pesca recreativa. Fue declarado culpable y sentenciado a cadena perpetua por una corte de California.

    El 26 de abril del 2008 ocurrió uno de los eventos más sangrientos de este cártel, cuando narcotraficantes se enfrentaron en una balacera por las calles de Tijuana, 13 personas murieron. En enero de este mismo año, ocho personas murieron durante una confrontación en una casa de seguridad donde el Cártel de Tijuana tení­a varios rivales secuestrados, sicarios dentro de la casa dispararon durante tres horas contra los policí­as y soldados que intentaban capturarlos.

    Cártel de Juárez
    El Cártel de Juárez es la organización con mayor presencia en México. Mantiene su área de influencia en 21 entidades.

    El Cártel de Juárez comenzó bajo el mando de Amado Carrillo Fuentes, apodado â??El Señor de los Cielosâ? por su innovador sistema para transportar cocaí­na, una flota completa de aviones Boeing 727. Murió en 1997 durante una cirugí­a plástica que se realizaba con el fin de no ser identificado por las autoridades. Carrillo Fuentes fue el traficante más poderoso de su época y llegó a poseer 25,000 millones de dólares. Se sabe que bajo su autoridad, el Cártel de Juárez ganaba 200 millones de dólares cada semana, el 10% de este monto era entregado a las autoridades en soborno.

    Uno de sus principales operadores era el general Jesús Gutierrez Rebollo, nombrado por México y apoyado por Estados Unidos como el máximo lí­der de la lucha contra el narcotráfico en México; pocos meses después de este nombramiento fue descubierta su complicidad con el cártel.

    Cártel de Sinaloa

    El cartel de Sinaloa, dirigido por Joaquí­n Guzmán Loera, alias «El Chapo», mantiene su área de influencia en 17 estados. También es conocido como la organización Guzmán Loera o el Cártel del Pací­fico. Está involucrado principalmente en el tráfico y distribución de cocaí­na colombiana, mariguana mexicana y heroí­na asiática.

    Esta organización comenzó en la década de 1990 y opera en la región del Pací­fico Norte y desde la audaz fuga de â??El Chapoâ? del penal de máxima seguridad en Puente Grande en enero del 2001, ha ampliado su marco de acción hacia las zonas centro y sur del paí­s, confrontándose con los grupos delictivos que tení­an éstas como su área natural de influencia.

    Sus sanguinarios enfrentamientos con los principales jefes de los carteles de Arellano Félix y la familia Carrillo Fuentes han dejado una estela de sangre por todo el paí­s, ligado a hechos judiciales de gran trascendencia en México, como el homicidio del cardenal Juan Jesús Posadas, la ejecución de Rodolfo Carrillo Fuentes y el asesinato del coordinador de Seguridad Regional de la Policí­a Federal, el lí­der de los operativos contra esos grupos delictivos, Edgar Eusebio Millán Gómez ; este último ejecutado en mayo del 2008 en venganza por los decomisos de droga y detención de 13 de sus sicarios.

    El dí­a 27 de mayo del 2008, el Cártel de Sinaloa asesinó a siete agentes de la policí­a Federal de México en un enfrentamiento mientras los agentes hací­an efectiva una orden de cateo en una vivienda de seguridad del cártel. Esto fue respondido por la Secretarí­a de Seguridad Pública al reforzar su presencia con 200 agentes más, aumentar el calibre de armas que utilizan los policí­as y el nivel de blindaje de sus patrullas.

    Cártel de Colima

    El Cártel de Colima, de los hermanos Amezcua Contreras, mantiene su área de influencia en 7 estados de México. Es considerado una de las mayores organizaciones dedicadas a la producción y distribución de drogas sintéticas, se les refiere como los â??Reyes de las Metanfetaminasâ?. Se creó en 1988, originalmente sólo operaba traficando para los cárteles de Colombia, pero pronto se convirtió en una importante organización criminal para el tráfico y procesamiento internacional de anfetaminas. El capo Luis Ignacio Amezcua Contreras fue detenido en Guadalajara, Jalisco, el 1 de junio de 1998 y recluido en el penal de máxima seguridad â??Almoloyaâ? y sentenciado a 49 años de prisión. A pesar de esto, el Cártel de Colima continúa operando en los estados de Baja California, Nuevo León, Aguascalientes, Jalisco, Colima, Michoacán y Distrito Federal.
    En el año 2005, las autoridades detuvieron a 1,785 colaboradores de este cártel.

    Cártel Milenio

    Este cártel también es conocido como â??Los Valenciaâ? y es dirigido por Luis Valencia Valencia, en sustitución de Armando Valencia Cornelio, quien fue detenido por las autoridades en agosto de 2003. Es un grupo que se separó del Cártel de Juárez en 1999. Tiene presencia en seis estados: Michoacán, Colima, Jalisco, Distrito Federal, Nuevo León y Tamaulipas; su base de operaciones está en Michoacán, donde se produce marihuana y amapola.

    Cártel de Oaxaca

    Fue comandado por Pedro Dí­az Parada â??El Cacique de Oaxacaâ?, quien fue detenido en enero del 2007. Su área de influencia es sobre siete estados del paí­s: Chihuahua, Durango, Tamaulipas, Veracruz, Chiapas y Oaxaca.

    Esta organización criminal trafica con marihuana y cocaí­na, principalmente. Se le considera la más importante productora de marihuana en la zona del Istmo. Pedro Dí­az Parada se inició en el mundo del narcotráfico sembrando marihuana en San Pedro Totolapa, Oaxaca, en los años 70. Extendió su actividad hacia el tráfico de cocaí­na utilizando lanchas rápidas y avionetas. Fue detenido y sentenciado en 1985 a 33 años de prisión. Al momento de escuchar su sentencia de voz del juez Villafuerte Gallegos, Dí­az Parada le dijo â??yo me iré y tú morirásâ?. Fue recluido en el penal de Santa Marí­a Ixcotel, Oaxaca, de donde se fugó dí­as después. En septiembre de 1987 el juez Villafuerte Gallegos fue ejecutado cerca de su domicilio particular, en Cuernavaca, lugar donde fue cambiado para protegerlo de las amenazas de Dí­az Parada.

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