Durante su visita a México para presentar su perfume número 20, «Golden Rush», la empresaria y socialité, Paris Hilton afirmó que el trabajo duro, la dedicación, la constancia, la pasión y un gran amor por lo que se hace son las claves del éxito y las herramientas que permiten encontrar la plenitud
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Paris Hilton presenta su perfume Golden Rush en México
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Moviendo a México por tu salud
El titular de la Secretaría de Salud, José Narro Robles, dio el banderazo de salida a la Segunda Carrera «Moviendo a México por tu salud», esta mañana en la Ciudad de México
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Natalia Sosa cautiva a su público
La cantante y actriz Natalia Sosa ofreció el espectáculo «Estoy aquí», en el que presentó su actual disco homónimo con el que hace gala de su potente voz, perfecta para interpretar temas emblemáticos de la década de los 80
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Festival internacional de las luces México
El cineasta y sociólogo David Di Bona encabezó la ceremonia de inauguración del Festival Internacional de las Luces México (Filux), hoy es el más grande en todo el Continente Americano, esta noche en la ciudad de México.
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Abre mercado Bohemia en Guatemala
Ejecutivos de la principal cervecera de Guatemala anunciaron hoy el ingreso al mercado local de la marca Bohemia, originada en México hace más de un siglo
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Habitantes de Atizapán de Zaragoza piden más seguridad
Mientras que las autoridades de Atizapán de Zaragoza aseguran que han disminuido los índices de la delincuencia, los habitantes viven con miedo por los constantes asaltos que se presentan en las calles y en el transporte público.
María Félix Rodríguez, vecina de Atizapán señaló que son constantes los asaltos que se registran en las calles, saliendo de centros comerciales y transporte público.
La verdad hay mucha delincuencia donde quiera, aquí en las paradas donde quiera a cualquier día, en el puente donde quiera hay, mucha delincuencia a cualquier día. Con mucho miedo al tomar el camión y se vallan a subir a asaltar siempre andamos con mucho miedo”, apuntó.
David Sánchez, secretario del comité municipal del Partido de la Revolución Democrática en Atizapán, lamentó que en los últimos meses Atizapán haya estado en los medios nacionales, ante los asaltos y asesinatos que se han registrado durante esta administración, como el hallazgo de dos decapitados en marzo.
Resaltó que las colonias más peligrosas son Hogares, Cinco de mayo, Primero de septiembre y Pedregal, en donde los vecinos ya tienen miedo de salir a las calles.
Coincidió con los vecinos que a cualquier hora se registran los asaltos y aunque la policía conoce los punto más vulnerables, no se llegan a esas zonas.
Esta avenida que es muy importante Boulevar Ignacio Zaragoza, en los últimos meses los índices de violencia se han incrementado, los asaltos en transporte público a transeúntes, antes sabíamos los ciudadanos las horas más críticas de los asaltos principalmente, sin embargo, ya no hay hora para los asaltantes“, agregó.
Incluso ahora tienen que salir sólo con lo indispensable y con algo para darle al asaltante.
David Sánchez, señaló que entre las medidas más comunes es traer dos celulares, “el celular para el asaltante y el otro es el tuyo”.
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Se desbloquean fondos de la Iniciativa Mérida
Estados Unidos anunció que otorgará a México la porción de fondos de la Iniciativa Mérida que bloqueó en 2015 por preocupaciones sobre la situación de los derechos humanos en el país.
El portavoz de la diplomacia estadounidense, John Kirby, indicó que el Departamento de Estado concluyó que el gobierno de México ha iniciado un esfuerzo ambicioso para modernizar y reformar sus sistemas de justicia y seguridad, aunque reconoce que todavía hay algunos graves desafíos en derechos humanos.
En octubre pasado, el Gobierno norteamericano decidió bloquear una porción de los fondos de la Iniciativa Mérida que entonces era de cinco millones de dólares.
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A Enrique Peña Nieto no le importa la seguridad de México
El actual gobierno de la república mexicana está demostrando no ser el más sensible, ni el más comprometido con la seguridad de los gobernados. Teniendo el país un grave problema de narcotráfico y crimen organizado, eso no ha sido una prioridad para la administración de Enrique Peña Nieto. Se notó desde el inicio de su sexenio y hoy se palpa con sangre.
A diferencia de países de América Latina como Colombia, que le apostaron todo, estrategia, recursos, ideas y objetivos, a combatir el narcotráfico cuando este ya había acaparado distintos sectores sociales, económicos, productivos y políticos en el primer lustro de la década de 1990, y que hoy les permite tener paz, desarrollo y crecimiento en cierta medida, en México la Presidencia de la República parece manejarse con la premisa de que si ignora el tema desaparecerá, o acaso le apuesta a que, de plano, los criminales se autorregulen hasta lograr un acuerdo ilícito por encima del Estado mexicano.
México atraviesa por una crisis de inseguridad que va de la mano con la incertidumbre económica. A mayor violencia, menor certeza para la inversión. Más asesinatos y secuestros incrementan el costo de mantenerse seguros en las empresas, comercios y familias de este país. El dinero que se destina a equipos de seguridad se retira de la inversión y los beneficios para patrones y trabajadores se esfuman.
Sin embargo, para el gobierno de la república ese no parece ser un asunto de importancia. En raras ocasiones Peña Nieto toca el tema de la inseguridad en México. Y hasta desapareció la Secretaría de Seguridad Pública Federal y la redujo a una Comisión Nacional de Seguridad que dentro de la Secretaría de Gobernación poco puede hacer.
El diputado Jorge Ramos Hernández, presidente de la Comisión de Seguridad de la Cámara de Diputados, reflexiona sobre el caso: hay cuatro etapas de la seguridad, la prevención, la procuración, la administración de la justicia y la rehabilitación en penales. En México, en el ámbito federal, no tenemos prevención. Esa labor era de la Secretaría de Seguridad Pública Federal.
A la par, la Procuraduría General de la República ha canalizado esfuerzos a intentos fallidos por resolver y dar certeza jurídica en los casos de violencia de alto impacto, donde han sido asesinados o ejecutados por decenas, hombres y mujeres. Tlatlaya, Ayotzinapa, Tanhuato, Apatzingán, son referencias claras que los mexicanos recordamos y ahora asociamos con la violencia sangrienta que impera en este país. Y todos, a pesar de tres procuradores generales de la república, permanecen en la impunidad.
Por eso extraña, aunque padeciendo la insensibilidad de este gobierno federal no debería extrañarnos, que las únicas fuerzas de proximidad y preventivas en los municipios y los estados se vayan a quedar o vean disminuidos sus recursos para el combate a la criminalidad organizada y el narcotráfico.
De 100 000 millones de pesos en los que se pauta la reducción
del presupuesto federal para 2017 en comparación con 2016, unos
11 000 millones serán retirados al presupuesto de seguridad pública de acuerdo con la estimación y propuesta de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público que comanda José Antonio Meade Kuribreña, que ha resultado en el cargo más insensible que su antecesor, Luis Videgaray Caso, con todo lo que la comparación signifique.
La decisión del recorte en el presupuesto no fue una decisión tomada en aras de la austeridad republicana con que todo gobierno debería desarrollarse, sino una medida urgente ante la recesión económica que vive el país. La baja en los precios del petróleo fue determinante, y la devaluación de nuestra moneda frente al dólar, otro aliciente.
Al gobierno federal ya no le basta con los impuestos recabados entre los mexicanos. Aun cuando a fuerza de persecución, terrorismo fiscal y hostigamiento el número de causantes ha incrementado, el dinero que genera el gobierno ya no es suficiente. El recorte planteado por la Secretaría de Hacienda, sin embargo, no demuestra el compromiso que debiera tener para las causas sociales de los mexicanos, menos para la estabilidad y tranquilidad de las comunidades, ni hablar de la educación.
Los 11 000 millones de pesos recortados a la seguridad pública impactarán de manera negativa los esfuerzos y recursos destinados al combate de la criminalidad en la Procuraduría General de la República, la Secretaría de la Marina, la Secretaría de la Defensa Nacional, las secretarías o direcciones de seguridad pública y policía de los municipios del país, así como las secretarías, fiscalías o comisiones de seguridad en los estados.
Once mil millones de pesos menos para combatir al narcotráfico, al crimen organizado, a las bandas de secuestradores, de trata de personas, de tráfico de humanos, de delincuentes menores que desvalijan hogares, automóviles, todos los días, en todas las calles de México.
¿De qué tamaño será la falta de compromiso del gobierno de Peña Nieto para desaparecer el Programa Nacional de Prevención del Delito? Si en 2016 a tan importante área se le destinaron 2015 311 796 pesos, para el presupuesto 2017 presentado a la Cámara y que deberán aprobar como tope el 15 de noviembre, el gobierno de Peña Nieto destinó cero pesos, lo cual significa que el Programa Nacional de Prevención del Delito desaparece en esta administración, justo cuando los delitos están incrementando según la encuesta nacional de seguridad pública urbana que determina que ocho de cada diez mexicanos se siente inseguro, además de que millones de personas son todos los días víctimas de algún delito.
Otro recorte igual de grave que va en el mismo sentido: menos 1403 327 294 pesos en Operativos para la Prevención y Disuasión del Delito. Además, propone Hacienda una disminución de 952 697 849 pesos a los subsidios en materia de seguridad pública, lo que llega a municipios y estados, pues 162 302 007 pesos menos para el Programa de Derechos Humanos, y un recorte de 60 526 269 pesos a la promoción, la atención y la prevención de la violencia contra las mujeres.
El gobierno de Enrique Peña Nieto le está apostando a la burocracia y restando importancia a la prevención y el combate de la inseguridad pública.
Peor quienes no sufrieron recortes, por el contrario, registraron incrementos, fueron los sueldos de algunas entidades del Estado mexicano. Por ejemplo, el propio presidente no disminuyó un centavo de los 3 460 000 pesos que percibe anualmente, mientras incrementó el salario que devengan los ministros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación en un 2.5 por ciento hasta llegar a cobrar 4 658 000 pesos por año. De igual manera, los consejeros del Instituto Nacional Electoral fueron beneficiados con un aumento de 2.3 por ciento en su sueldo para cobrar, por año,
4 292 000 pesos, mientras los del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación se llevarán al año 4 564 000 pesos a sus cuentas personales.
La resta en el presupuesto destinado a la seguridad pública en el gobierno de Enrique Peña Nieto es equiparable al crecimiento del narcotráfico y el crimen organizado en el país. Mientras hay menos retenes, menos armas, menos recursos para operativos policiacos, de investigación o ministeriales, aparecen más células de los cárteles de Sinaloa, Jalisco Nueva Generación, Arellano Félix, los Beltrán Leyva, Los Zetas, que se pelean por territorios de México para la venta, distribución, trasiego de droga, y el control de la comisión de delitos como el secuestro, la extorsión y el cobro de piso.
A diferencia del gobierno, el narcotráfico invierte en la corrupción de agentes policiacos, asesina jueces, mata policías y amedrenta a funcionarios para actuar con toda impunidad en el crecimiento del ilícito negocio que genera cientos de miles de millones de dólares en América Latina, y que utiliza a México como puente de tráfico hacia Estados Unidos.
Ni las más de 78 000 ejecuciones registradas en los tres primeros años de gobierno de Peña Nieto, ni las constantes balaceras en pueblos y ciudades, ni el éxodo de familias y empresas a un ámbito de mayor seguridad le dan al presidente una idea del país que desconoce, de las calles que no ha pisado, del dolor que no ha padecido producto de la inseguridad.
De otra manera no se explica el recorte de 11 000 millones de pesos a la seguridad pública, y la desaparición de los programas de prevención del delito. A menos que Enrique Peña Nieto de manera real le esté apostando cínicamente a que el crimen se organice, mientras que los mexicanos seguimos pagando la inimaginable factura. -
Cientos de pueblos en México abandonados por el narcotráfico
En la sierra de Guerrero, entre la Costa Grande y la Tierra Caliente, decenas de poblados y núcleos ejidales se encuentran abandonados o en poder de la delincuencia organizada. Están prácticamente deshabitados, salvo por los pobladores que aceptaron o fueron obligados a trabajar para los criminales. Manuel Olivares, director del Centro Regional de Derechos Humanos José María Morelos y Pavón (Centro Morelos), con sede en Chilapa, Guerrero, describe la situación con elocuencia.
Señala que detrás de esta condición están los intereses de las empresas mineras, tanto trasnacionales como nacionales. La delincuencia organizada opera como brazo paramilitar de ellas. Aunque no existe un registro completo de los afectados, se trata de centenares de familias en circunstancias trágicas, muchas de ellas dispersas en la entidad, el resto del país o en Estados Unidos.
En la llamada región Sierra de Guerrero hay comunidades deshabitadas por completo, en los municipios de San Miguel Totolapan, Ajuchitlán del Progreso, Arcelia y Coyuca de Catalán, refiere Olivares. La Laguna, por ejemplo, se encuentra deshabitada desde 2011. Lo mismo en las partes serranas de la Costa Grande, en los municipios de Petatlán, Coyuca de Benítez y otros.
Entrevistado por La Jornada, Olivares destaca sin ironía alguna: Casualmente, en todas esas localidades existen varias concesiones mineras que no se habían podido instalar a causa de los ejidos y poblados que se resistían. Casi todos los ejidos que actualmente sufren ocupación de la delincuencia organizada se habían negado a titular sus parcelas con los programas de Certificación de Derechos Ejidales y Titulación de Solares Urbanos (Procede) y el de Certificación de Derechos Comunales (Procecom) del gobierno.
Para las mineras resulta más sencillo operar en tierras despobladas que lidiar con asambleas ejidales y comunitarias, así que los ejidos fueron dispersados. Comisariados y delegados ejidales han huido con sus familias, al igual que los demás ejidatarios o comuneros. Muchas veces dejan atrás la documentación del territorio que tienen. En los hechos se volvieron tierras desocupadas, algunas hace más de cinco años. De acuerdo con la ley, si nadie las habita ni trabaja, se consideran abandonadas.
Un caso: Guajes de Ayala. Salieron casi todos, incluidas sus autoridades. Ahora no tienen documentos que prueben su calidad de ejidatarios. Pero “no toda la gente dejó los anexos. De 16 mil hectáreas, sólo 5 mil están sin dueño. En las otras, la gente que se quedó paga ‘impuesto’ o trabaja para las organizaciones criminales”, agrega el director del Centro Morelos, el cual lleva decenas de casos de desaparición en la región, todos en el contexto de la invasión de la delincuencia organizada. Las familias que buscan a sus hijas e hijos suman decenas.
“Las mujeres son un verdadero botín de guerra. Ahí ve uno a las muchachitas viviendo con los narcos. Las mujeres y los niños son los que más sufren; no queda ningún código de honor, ningún derecho. Los hombres y jóvenes sirven para el sicariato, cultivan amapola o mariguana, les trabajan”.
Olivares expone que otro factor de esta situación desesperada es “la lucha entre las organizaciones criminales por el control de territorio y la ‘necesidad’ que tienen de mayores extensiones de tierra. Y como también requieren mano de obra, incorporan la población al grupo o le exigen recursos económicos. Por eso tantos se van; es insoportable”.
La dispersión de las comunidades llega ser total. Algunas decenas de familias se han refugiado en otros municipios de Guerrero. Pero son incontables las familias que migraron a Michoacán, Jalisco, Baja California o Estados Unidos, y ahora son jornaleros. El Centro Morelos trabaja ahora con grupos de nueve, 16 o 34 familias desplazadas en la misma entidad, que reclaman sus tierras y el derecho a vivirlas y trabajarlas.
A la pregunta de si se trata de comunidades indígenas, Manuel Olivares responde terminante: No lo son. Los lugares abandonados estaban habitados por campesinos mestizos o pueblos que dejaron sus lenguas y costumbres hace tiempo. Resulta más fácil que ellos abandonen sus ejidos. Los pueblos indígenas tienen una cosmovisión diferente respecto de la tierra y la oposición a las minas y la delincuencia organizada. En las comunidades indígenas de la Montaña, la Sierra y la Costa se han formado policías comunitarias para contener la delincuencia y la minería.
Así, las comunidades indígenas se defienden y no abandonan tan fácil sus lugares en estas y otras regiones de Guerrero, también asoladas por la delincuencia y codiciadas por las mineras. -
Deja Enrique Galindo la Policía Federal
Por instrucciones del presidente Enrique Peña Nieto fue separado de su cargo al frente de la Comisión de la Policía Federal a Enrique Galindo Ceballos, informó el secretario de Gobernación.
(Por) hechos recientes y por instrucciones del Presidente, el Comisionado de la Policía Federal Enrique Galindo ha sido separado de su cargo… ”, informó en conferencia de prensa el titular de la Segob, además de anunciar la designación de Manelich Castilla Craviotto al frente de la PF.
Precisó el encargado de la política interna del país: “Ello, con el objetivo de facilitar que las autoridades correspondientes lleven a cabo investigación de cara a la ciudadano”.
La Policía Federal ha sido cuestionada por su labor en el rancho «El Sol», donde fallecieron 42 personas el 22 de mayo de 2015.
Sobre Manelich Castilla se destacó que estaba al frente de la División de Gendarmería. El secretario de Gobernación instó al nuevo comisionado a continuar y profundizar el esfuerzo de capacitación permanente en materia de derechos humanos; mantener coordinación con el Gabinete de Seguridad y órdenes de gobierno para que la PF continúe garantizando seguridad a ciudadanía.