OPINION: Tan cierto como falso

Bienvenidos una vez más al mundo de la imagen pública que hoy le abro con algunas preguntas: ¿Por qué las declaraciones de Carlos Slim con respecto a la magnitud de la crisis económica tuvieron tanto peso mediático y agraviaron tanto a las autoridades gubernamentales? ¿Cuál es el daño que Marcial Maciel le hace a los Legionarios de Cristo y a los miembros de su Regnum Christi aun después de muerto? ¿Qué pierde el IFE después de absolver a los medios de comunicación por la programación dolosa de los spots de los partidos polí­ticos? Las tres palabras clave para contestar acertadamente a las tres preguntas son: credibilidad, credibilidad y credibilidad, un patrimonio personal o institucional invaluable que se desprende de una imagen pública coherente, el cual es muy difí­cil de construir y muy fácil de perder.

Carlos Slimâ?¦

El empresario más exitoso de México y catalogado como uno de los dos más ricos del mundo se llama Carlos Slim, de eso a nadie le cabe la menor duda, y mucho menos de que su fortuna provenga de su talento para hacer negocios. Podrá ser un hombre criticado a veces por sus formas proteccionistas o bloqueadoras de la competencia, podrá ser blanco de habladurí­as acerca de sus relaciones polí­ticas, esas que se dice que le brindaron la oportunidad de iniciar negocios aún más grandes de los que ya tení­a, pero es un hombre a quien difí­cilmente los chismes le harán mella en la reputación pues nadie podrí­a tacharlo de inepto, corrupto o ladrón. Por el contrario, las opiniones que se vierten sobre él lo convierten en un hombre admirado, factor inspiracional y modelo digno de ser imitado. Habrí­a que agregar que a nivel personal se conduce educadamente, sin ostentaciones y dentro de una esfera de valores humanos que ha sabido inculcar en aquellos que le suceden familiarmente. Todo ello le ha construido una gran imagen pública aun cuando sabemos que no es un hombre interesado en cuidarla. Ahora pongan por otro lado la mala imagen que la gran mayorí­a tiene sobre la profesión del polí­tico, independientemente de quién sea el hombre que la ejerza. Es conocido que en las encuestas la gente responde acerca de ella con una serie de adjetivos calificativos que la deja muy mal parada. También sabemos que el presidente Calderón ha hablado con optimismo de la crisis y nos ha pedido que no seamos catastrofistas, pero agreguen el ingrediente del â??catarritoâ? con el que el secretario de Hacienda la minimizó en un principio y comparen las posturas oficiales con el negro panorama que visualizó el importante empresario para ese medio en México ¿Usted a quién le cree? ¿Ahora comprende por qué las autoridades se ofendieron tanto?

El IFEâ?¦

Jamás el IFE tuvo tanta credibilidad como cuando fue presidido por José Woldenberg y es precisamente él quien justo acaba de criticar la decisión que el Instituto Federal Electoral tomó con respecto a perdonar las multas perfectamente legales que los medios de comunicación merecí­an por programar con dolo los mensajes polí­ticos, interrumpiendo los espacios mediáticos deportivos con el claro objetivo de causar la animadversión de la sociedad. Una clara venganza por la reforma electoral que quitó negocio a los medios. Sumen ustedes el hecho de que en las columnas de chismes polí­ticos se haya comentado el posible cambio de intención de los consejeros del IFE en aras de posibles ofrecimientos de los duendes mediáticos, tan atractivos como para que decidieran cambiar su votación a favor de los medios y en contra del voto del mismí­simo presidente Leonardo Valdés. Ahora, saquen sus conclusiones: ¿Cree que esos chismes sean verdad? ¿Por qué decidieron no imponer las multas cuando eran legales? ¿Qué pierde el IFE ante este incidente? La respuesta contundente es: credibilidad.

Marcial Maciel…

El caso del padre Maciel fue noticia mundial. Es un hecho, está reconocido: el fundador de los Legionarios de Cristo, además de padre de la Iglesia católica, fue padre de familia. La orden religiosa admite la paternidad de â??al menosâ? una hija de su admirado ex lí­der. Mucho se habí­a rumorado al respecto y a ello se sumaban las denuncias públicas de hombres que fueron abusados sexualmente por él cuando eran niños y los chismes con respecto a las grandes riquezas materiales acumuladas a su nombre. Los sacerdotes miembros de la orden, los seminaristas y los laicos comprometidos con la causa de Maciel bajo el nombre del Reino de Cristo lo negaban una y otra vez y se respaldaban afirmando que el mismí­simo papa Juan Pablo II les apoyaba. Todo empezó a derrumbarse cuando Benedicto XVI castigó al padre Maciel con el retiro y, ahora que surge el nuevo escándalo, se produce un daño mayor: la pérdida de la credibilidad. Confí­rmelo contestándome una pregunta final: ¿Todaví­a cree que todo lo malo que se ha dicho en torno a Marcial Maciel sea falso?

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