De la ficción a la realidad

la realidad a la ficcion
Beatriz González Rubí­n
En Londres un grupo de activistas invaden un laboratorio con la intención de liberar a unos chimpancés, sin saber que están infectados de furia (rage), 28 dí¬as después la ciudad entera luce desértica, muchos han muerto infectados, unos cuantos sanos se esconden en donde pueden y cientos enfermos recorren las calles para buscar ví­ctimasâ?¦
Este es más o menos el inició de la pelí­cula Exterminio que se realizó en el año 2002, un film de ficción y horror que lleva al espectador a reflexionar sobre la naturaleza salvaje del ser humano.
Hace unos dí­as, la revista cientí­fica Science, publicó una noticia sobre un mono enfermo de neumoní­a en el Centro de Investigación Nacional de Primates de California en Davis, semanas después 19 monos murieron y tres humanos enfermaron. Es el primer caso conocido de un adenovirus que saltó de monos a humanos. Al comparar muestras de sangre de los tres humanos infectados se encontraron anticuerpos contra el adenovirus, pero al analizar muestras de otras 81 personas sanas, como prueba de control, fue evidente que nadie más los tení­a, por lo tanto, se llegó a la conclusión que es un virus nuevo.
Me queda claro que los cientí­ficos tienen que investigar sobre virus, medicamentos y demás, para encontrar cura a las enfermedades, pero en este afán que tiene el hombre por sentirse dios, dueño y amo de todo el universo, dispone de los animales como si fueran de su propiedad.
La pelí­cula de Danny Boyle, no es la primera en exponer está situación, años atrás ya lo hizo Sthepen King en una novela. El ser humano nunca está conforme, siempre quiere más, aunque para lograrlo se ponga en peligro el mismo.
Estamos a tiempo, a tiempo de reflexionar y actuar, a tiempo de entender que no somos todopoderosos, a tiempo de aceptar que el planeta no nos pertenece, que simplemente somos habitantes de un mundo en el que cohabitamos con cientos de especies, y que si bien es cierto, somos â??la especie superiorâ? también es cierto que somos los encargados de resguardar el planeta y hacer de este un mejor lugar para vivir, situación que no hemos entendido, tal vez cuando lo hagamos, sea demasiado tarde y nos lleguen nuestros 28 dí­as despuésâ?¦

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