Categoría: Seguridad

  • Servicio Médico Forense de Culiacán es un horror

    Son una decena de cadáveres: todos tirados, enrollados en plásticos blancos y amarrados. Unos, arriba de camillas de aluminio; otros abajo; otros más en el suelo. No es la escena de un crimen: es el patio de maniobras del Servicio Médico Forense (Semefo), donde parece ser que eso se ha convertido en un asunto habitual para esta dependencia de la Procuraduría General de Justicia, que es la responsable del resguardo de las víctimas que, por razones dolosas o accidentales, han perdido la vida.
    Envueltos en lonas, hinchados y despidiendo mal olor se encuentran varios cadáveres sin identificar. De acuerdo con visitas realizadas por periodistas y documentación fotográfica en el sitio, durante diez días así continuaron, como si fueran desechos.
    El olor a muerte traspasa la barda y se esparce a varios metros a la redonda, provocando la molestia de personas que pasan por el sitio o acuden a las recién inauguradas instalaciones del Centro Regional de Justicia Penal Acusatoria y Oral, zona centro.
    «Me tocó en este gobierno ser testigo de que no se autorizó la preservación de cuerpos».
    José Amado Avilez
    Exjefe del departamento de Medicina Forense
    Contrasta con la inversión realizada a la Dirección de Investigación Criminalística y Servicios Periciales, cuando el mandatario estatal hizo la entrega de equipo de balística, medicina forense y vehículos. Esto apenas en agosto pasado, aplicando casi 50 millones de pesos en las mejoras. Anuncio que no llevó inversiones a las instalaciones del Servicio Médico Forense, en donde la realidad es contraria: desde hace seis meses el cuarto frío en donde deben preservarse los cuerpos simplemente no opera porque se descompuso, confiesa personal de la fiscalía estatal.
    Servicio Médico Forense de Culiacán es un horror

  • Dan a conocer video del Cártel del Golfo cocinando Zetas

    Dan a conocer video del Cártel del Golfo cocinando Zetas
    Un video recientemente difundido muestra como integrantes del Cártel del Golfo se preparan para incinerar o como se conoce en la frontera como «cocinar» a presuntos miembros de Los Zetas a quienes se refieren como «mugrosos».
    La fecha y ubicación en donde fue grabado el video se desconoce, pero podría estas en la frontera entre los municipios de Reynosa y Matamoros donde el Cártel del Golfo tiene fuerte presencia.
    El video inicia con un hombre que sostiene un teléfono celular con el cual graba y dice «Aquí Cártel del Golfo cocinando mugrosos»
    El hombre que graba sostiene una cerveza y otros miembros más que se ven al fondo alistan todo para comenzar con la desaparición de los cuerpos ya que varios otros miembros del cártel pueden ser vistos perforando hoyos en tambos de 55 galones y colocando rocas y partes de los cuerpos humanos que se encuentran desnudos y descuartizados.
    Uno de los hombres entonces dice quien trae «chispa» refiriéndose a un encendedor. El hombre con el teléfono celular entonces comienza a patear la cabeza de una víctima que esta mutilado de sus piernas y decapitado como si fuera un balón de fútbol.
    A otro de los miembros del golfo se le oye decir que en otro poblado los miembros de Los Zetas habían hecho lo mismo habían jugado al fútbol con las cabezas cortadas de niños.
    El método de incineración de las víctimas sigue siendo el mismo en todo México. «Cocinar» es un término usado para describir la incineración de cuerpos por miembros de algún cártel. Las víctimas asesinadas son cortadas en pedazos y colocadas en crematorios clandestinos o en tambos de 55 galones donde son quemados hasta que sus cuerpos quedan carbonizados al grado de cenizas. La práctica de cocinar víctimas no sólo ayuda a los cárteles a minimizar la investigación de algún asesinato, sino también ayuda a los funcionarios mexicanos a afirmar que el crimen continúa disminuyendo ya que las víctimas incineradas no se cuentan como asesinatos. Según funcionarios mexicanos, sin un cuerpo no se puede perseguir el delito de homicidio, sigue siendo un caso mas de personas desaparecidas.
    El video dado a conocer por un portal de Estados Unidos Breitbart Texas había informado también que a principios de este año sobre una serie de fosas clandestinas y tambos que fueron encontrados por las autoridades en la comunidad rural conocida como La Bartolina. La comunidad rural está cerca de la carretera que conecta Matamoros con el Golfo de México. Esta zona era conocida por los residentes como La Cocina o «La cocina», que fue utilizado como una zona de incineración por el cártel del Golfo en esta ciudad.
    Apenas días después del informe inicial, el gobierno de Tamaulipas bajo la administración anterior trató de encubrir el hallazgo afirmando que los investigadores no podían distinguir entre restos humanos y huesos de animales.
    En ese momento el medio estadounidense Breitbart fue capaz de localizar a un ex asesino del Cartel del Golfo que había trabajado en La Cocina y afirmó que cerca de 500 víctimas fueron incineradas en la zona. El pistolero dijo que los familiares no recibirían muchas respuestas, ya que un cuerpo «cocido» se convierte en ceniza.
    El mismo medio publicó a principios de febrero los resultados de una investigación de tres meses sobre cómo los miembros del cártel de Los Zetas pudieron secuestrar, asesinar e incinerar a aproximadamente 300 víctimas, entre ellas mujeres y niños. La mitad de las víctimas en ese caso fueron incineradas dentro de la prisión de Piedras Negras, mientras que el resto fueron incineradas en crematorios clandestinos. Meses después del informe inicial de Breitbart, el gobierno de Coahuila ha arrestado a un alcalde de una pequeña ciudad y a algunos integrantes menores del cártel de Los Zetas. Las autoridades de Coahuila no han ido tras altos funcionarios públicos, entre ellos un ex gobernador implicado en relación con Los Zetas.

  • La guerra al narcotráfico ha sido inutil

    Cada vez más gente en México piensa que la llamada “guerra contra las drogas” es una guerra perdida, de que es y será siempre inútil; al mismo tiempo mucha gente está llegando a la conclusión de que una manera de acabar con la violencia que ha generado el narcotráfico es a través de la despenalización del consumo de drogas. Eso es difícil de saber. Sin embargo, desde el gobierno escuchamos lo contrario, aunque la realidad nos muestra que la violencia generada por esta guerra es peor que antes. A pesar de la retórica gubernamental, esta estrategia no ha tenido éxito en el pasado ni lo tendrá, básicamente porque crea muchos de los problemas que dice tratar de solucionar. En otras palabras, la guerra contra las drogas no sólo es inútil, sino que también es contraproducente: las consecuencias negativas de la prohibición y de la guerra contra las drogas son mucho más perjudiciales para la sociedad de las que podría tener la despenalización. De hecho, mientras más tiempo se prologue esta guerra, peores serán las consecuencias. Todo esto, claro, requiere datos y argumentos.
    Empecemos por donde mucha gente que critica la guerra contra las drogas empieza: con consideraciones económicas. En el sexenio de Calderón, la guerra contra las drogas le costó a México 320,000 millones de pesos.[1] Los miles de millones que México gasta anualmente en esta guerra están siendo despilfarrados: a pesar de los miles de narcotraficantes arrestados cada año (por ejemplo, de 2006 a 2008 fueron detenidos 33,280 narcotraficantes), de las miles de armas de todos tipos que son confiscadas (sólo un 1.35% en valor monetario de lo que constituye el negocio del narcotráfico en México) y de la cantidad de droga incautada por el gobierno federal (un 4.65%),[2] las drogas a disposición de los consumidores no han disminuido. Prueba de ello es que el precio de la droga en las calles se ha mantenido e incluso en muchos casos ha bajado (por ejemplo, el gramo de cocaína en Estados Unidos pasó de 278 a 169 dólares entre 1990 y 2010); esto sólo quiere decir que en lugar de haber disminuido la oferta, ésta se ha incrementado.
    Todo esto también quiere decir que a pesar de los esfuerzos de la justicia penal, de la lucha del ejército, de la AFI y de la policía judicial federal para detener el tráfico de drogas, estos han tenido poco efecto en el precio, la disponibilidad y el consumo de drogas. El presupuesto que destina el gobierno federal al combate al narcotráfico está siendo desperdiciado en la aplicación de las leyes contra las drogas. Lo peor del caso es que el presupuesto destinado a esta guerra tiende siempre a incrementarse. Cuando aumenta el consumo de drogas, el gobierno aumenta el presupuesto para luchar contra la amenaza creciente; si el consumo disminuye, se argumenta que sería erróneo bajar los esfuerzos cuando las cosas van mejorando. Sea cual sea el escenario, el gasto estatal se mantiene o se incrementa, pero nunca disminuye
    El análisis económico a favor de la despenalización de las drogas suele decirnos, no sólo que todo el dinero que se gasta en esa guerra está siendo desperdiciado, sino que la despenalización traería como consecuencia que la industria de las drogas, que ahora está en la informalidad y en la ilegalidad, ingresara al sector formal y le permitiera al Estado recaudar mucho dinero en impuestos.
    Más allá de que se esté tirando el dinero destinado a la lucha contra el narcotráfico, esta guerra es inútil y no hay forma de ganarla porque, por más que se encarcele a los narcotraficantes y se les incauten armas y droga, el negocio es tan redituable, que nuevos narcotraficantes siempre cubrirán los lugares que han dejado los que han sido arrestados. Como afirmó el narcotraficante Ismael “El Mayo” Zambada, en una entrevista con Julio Scherer: “En cuanto a los capos, encerrados, muertos o extraditados, sus reemplazos ya andan por ahí”.[3] Eso es algo que todos sabemos: que si se detiene a los capos actuales de los principales cárteles, otros nuevos vendrán a cubrir sus lugares (por ejemplo, tras el encarcelamiento de Miguel Ángel Félix Gallardo en 1989, sus sobrinos, los hermanos Arellano Félix, tomaron el mando de una parte del cártel; a su vez, tras su arresto, ellos fueron sustituidos por su sobrino Luis Fernando Sánchez Arellano). También sabemos que si se descabeza a un cártel, es probable que sólo se esté beneficiando a otro.[4] Pero más que los grandes capos, es a nivel de la distribución y de la intermediación entre los cárteles y los consumidores finales donde los narcotraficantes son más que sustituibles. Como nos dice la especialista en temas de drogas, María Elena Medina-Mora:
    Cuando se habla de distribución de drogas se piensa en narcotráfico y crimen organizado; sin embargo el mercado más importante ocurre en las calles a través de redes de individuos fácilmente sustituibles, organizaciones pequeñas que operan en forma descentralizada y que colocan una amplia red de intermediarios entre el individuo y el vendedor; es en este escenario en donde nuestros jóvenes tienen acceso a las drogas. Por ello, detener a un gran número de distribuidores no tiene efectos si no se reduce simultáneamente la demanda a través de programas de tratamiento y prevención.[5]
    Son esos narcomenudistas los que son más fácilmente detectables, a los que se suele arrestar y los que son más fácilmente sustituibles. También son ellos los que están encargados de fomentar el consumo entre los jóvenes, o sea, son los encargados de ampliar el mercado y conseguir nuevos clientes. Como se ha afirmado repetidamente, la penalización crea a los narcotraficantes, y los narcotraficantes crean a los adictos (son muchos adictos arruinados quienes actúan como incitadores de consumo para los traficantes, y muchas veces son recompensados con regalos de droga o con créditos sobre la mercancía). Si es cierto que la penalización crea a los narcotraficantes y éstos a los adictos, entonces, mientras más tiempo continúe la penalización, más adictos se habrán creado.
    La cuestión de por qué los narcotraficantes se reproducen rápidamente y de por qué son tan fácilmente sustituibles tiene que ver con que en un contexto de pobreza y de falta de oportunidades, la producción ilícita de drogas y el narcotráfico encuentran un campo muy fértil. Aun cuando las ganancias suelen ser muy desiguales en los distintos momentos de la cadena de producción y distribución de drogas, y aun cuando la corrupción merme muchísimo sus ganancias, incluso quienes menos ganan suelen ganar más. Por eso mucha gente reemplaza cultivos de productos agrícolas mal pagados por cultivos de drogas, o mejor vende drogas en la calle que vender otros productos en el mercado informal o que tener un empleo formal con sueldo mínimo. Suele haber una correlación negativa entre la producción ilícita de drogas y el desarrollo económico de un país. Si un país no le ofrece oportunidades de desarrollo económico a sus habitantes, muchos de ellos se verán obligados (aunque en muchos casos literalmente obligados por los narcotraficantes) a buscarlas en el negocio de las drogas. En México, donde cada vez más gente ve limitadas sus oportunidades de desarrollo económico, es natural que muchos estén dispuestos a aceptar tomar los riesgos que presenta el narcotráfico. Pero no sólo la pobreza y la desigualdad económica, sino también la escasez de recursos vitales, los conflictos, la degradación del medio ambiente están creando condiciones en las que los miembros más vulnerables de la sociedad suelen ser los más golpeados. Todos estos factores han llevado a mucha gente a optar por el camino de la producción o la distribución de droga. Si todo esto es cierto, entonces en el futuro veremos cómo se acrecienta este fenómeno.
    Por otro lado, los esfuerzos para controlar la producción parecen también estar condenados al fracaso, por lo que se ha llamado el efecto “aprieta aquí y se hincha allá”: cuando se destruye el suministro de drogas en un lugar, éste reaparece en otro lado.[6] Cuando se mina el poder de un cártel, entonces se beneficia a otro; cuando se erradica la producción de una droga, entonces aparece una nueva.
    Hasta aquí he argumentado que la guerra contra las drogas es inútil y es una guerra perdida, porque no hay forma de ganarla, básicamente porque aunque se siga encarcelando a los narcotraficantes y a quienes producen las drogas, siempre habrá gente dispuesta a cubrir los puestos vacantes. Mientras no se mejoren las condiciones económicas del país, entonces se seguirá viendo en el narcotráfico un incentivo para salir adelante.
    3. Una guerra contraproducente
    Ahora, una cosa es que la guerra sea inútil y otra que sea contraproducente. Se dice de algo que es contraproducente cuando tiene efectos opuestos a la intención con que se ejecuta. Quiero hacer un breve recuento de algunos de los males que la penalización y la guerra contra las drogas generan, muchos de ellos son mayores que los que causa el uso mismo de las drogas.
    a) La guerra contra las drogas genera cada día más violencia
    Muere más gente por violencia relacionada con el narcotráfico que por conducta antisocial relacionada con el consumo de drogas, para lo cual no hay datos, ya que éste es un fenómeno clandestino e ilegal. En todo caso, es un número muy menor, dado que la droga de mayor consumo en nuestro país es la marihuana, que es una droga que más que incitar a conducta antisocial, apacigua.
    De lo que sí tenemos datos es de ejecuciones atribuidas al narcotráfico: en los tres primeros años del gobierno de Peña Nieto ha habido más de 65 mil ejecutados relacionados con la guerra al narco.[7] De seguir esta tendencia, al terminar el sexenio se habrán sobrepasado los 121 mil ejecutados del gobierno de Calderón.[8] (Quienes favorecen un análisis económico de la despenalización añadirán que el horror y lo sanguinario con que las cifras de ejecutados se anuncian diariamente amenazan las inversiones y el turismo: son muchos los empresarios que han cerrado negocios o los han mudado al extrajero.[9])
    Dado que los cárteles de la droga se manejan en la ilegalidad, y dada la gran competencia que existe entre ellos para ganar el mercado, y que no tienen recursos legales para hacer cumplir sus contratos y solucionar sus diferencias, entonces se ven obligados a recurrir al uso de violencia. Esto muy probablemente no lo harían si se tratara de negocios legítimos que se manejaran en el marco de la ley. Muchos teóricos, pero también muchos ciudadanos que sufren diariamente la violencia generada por el narcotráfico, sostienen que la despenalización pondría fin a la violencia del narco. Es difícil saber exactamente qué sucedería con la despenalización, pero lo que sí sabemos es lo que está sucediendo con la prohibición y con la guerra a las drogas.
    Ahora, a la violencia generada por la competencia entre cárteles de narcotraficantes hay que añadir la violencia que genera el Estado en su guerra contra los narcos. Una opinión muy extendida es que el número de muertos en esta administración ha aumentado porque el gobierno tomó una política mucho más agresiva en contra de los narcotraficantes (que incluyó extradiciones sin justificación judicial y el uso del ejército en el combate a las drogas, entre otras estrategias), generando así reacomodos de poder y de zonas de influencia, ajustes de cuentas que llevaron a más competencia y dispararon más violencia interna entre cárteles. Si esto es así, entonces mientras más combata el gobierno a los narcotraficantes, más violencia interna y más inseguridad se generará.
    Por otro lado, las limitaciones que ha impuesto el gobierno al tráfico de drogas han obligado a los narcotraficantes a diversificar sus actividades, de modo que ahora abarcan 25 figuras delictivas, como secuestro, tráfico de personas, piratería, extorsiones, entre otras muchas.[10] Esto sólo ha tenido como consecuencia que los cárteles sean más violentos, dado que el mercado es cada vez más competido.
    b) La guerra contra las drogas genera más corrupción
    Las ganancias gigantescas que produce el narcotráfico, así como el hecho de que éste se mantenga en la ilegalidad, han hecho casi inevitable la corrupción en la policía, el ejército, el poder judicial, en muchos funcionarios públicos, pero también entre los empresarios.
    Informes de inteligencia civiles y militares estiman que alrededor de 62% de los agentes policíacos del país (ya sean de corporaciones estatales, ministeriales, municipales o federales), han sido controlados por el narcotráfico, y las sumas que reciben mensualmente van de los 5 mil hasta 70 mil pesos, cantidad que depende del rango, el desempeño, el sector o la zona en que cada uno labora.[11] En 2010, la Secretaría de Seguridad Pública ha calculado en 15 mil millones de pesos la cantidad que el narcotráfico paga anualmente a policías municipales.[12] Es difícil sucumbir a la corrupción cuando se ofrecen enormes sumas de dinero, mientras por otro lado la alternativa es arriesgar la vida en esfuerzos ineficaces por parar algo que a muchos parece imparable.
    Ahora, si se limpian los cuerpos policíacos, esto también puede resultar contraproducente, ya que, dado el conocimiento que los policías suelen tener del negocio del tráfico de drogas, y en muchas ocasiones, sus vinculaciones con traficantes, es relativamente sencillo para ellos pasarse al bando que antes supuestamente combatían. El ejército no se ha mantenido al margen: es difícil saber esto, pero se calcula que uno de cada tres militares o marinos desertores se van al narco[13] (de hecho, los zetas y los kaibiles son ejemplos de este fenómeno). Sin embargo, otra vez no es posible contar con información precisa sobre este fenómeno.
    La corrupción, como todos sabemos, no sólo se limita a los cuerpos policíacos, sino también a los funcionarios públicos e incluso al poder judicial. El poder corruptor del narcotráfico ha llegado hasta la compra de presidentes municipales e incluso de gobernadores (como el célebre caso de Mario Villanueva en Quintana Roo) y también de jueces.
    Finalmente, el narcotráfico se ha infiltrado de tal modo en la sociedad que ha pactado con muchos empresarios en operaciones de lavado de dinero o de venta de seguridad, entre otras actividades. Cada día son más los empresarios que están bajo sospecha de vínculos con el narcotráfico. Se sospecha cada vez más que algunos bancos, protegiéndose bajo el secreto bancario, sólo encubren delitos como el tráfico de drogas, armas o el lavado de dinero.
    c) Se lesionan libertades civiles
    En el nombre de la guerra contra las drogas se lesionan libertades y derechos civiles. En los últimos años se han pasado iniciativas de ley en las que implícitamente se nos pide que aceptemos ciertos perjuicios en nuestras garantías constitucionales y a que tengamos una confianza ciega en los cuerpos represivos del Estado, a los que cada día se les dota de más poder y de mayor discrecionalidad.
    Algunas estrategias del gobierno han consistido en grabar conversaciones, en avalar el arraigo penal y la extinción de dominio. La Ley contra el Narcomenudeo, aprobada en 2010, hace más fácil que la policía pueda interrogar y detener “posibles sospechosos” (posibilitando también la criminalización de la disidencia política). Al involucrar al ejército en la lucha contra las drogas, la Comisión Nacional de Derechos Humanos recibió, de 2006 a 2016, 12 mil 408 quejas contra el Ejército por privación arbitraria de la vida, violaciones sexuales, tratos crueles y tortura, detenciones arbitrarias, robo, amenazas e intimidación.[14]
    En muchas ciudades del país ha habido declaratorias tácitas de ley marcial, sobre todo en los barrios más pobres. Esto ha sucedido en ciudades como Reynosa, Ciudad Juárez y Tijuana, entre otras.
    La guerra contra las drogas también ha limita la libertad de expresión, dado que el gobierno no cumple con un mínimo de protección a periodistas. Según la Federación Internacional de Periodistas, México es el segundo país más peligroso para ejercer el periodismo a nivel mundial, sólo después de Irak y Filipinas.[15]
    d) La guerra contra las drogas genera más consumo
    Todos los argumentos que he mencionado antes se caerían y no tendrían ningún valor si el argumento más fuerte a favor de la penalización se mantuviera, es decir, que la guerra contra las drogas efectivamente cumple su propósito: evitar que la droga llegue a la población y que se disminuya el número de consumidores y de adictos. Pero hay serias objeciones contra este argumento. Esta guerra es contraproducente precisamente porque tiene efectos opuestos a la intención con que se ejecuta. Si la intención es la de disminuir el consumo de drogas, el combate al narcotráfico parece haber generado el efecto contrario: se consume cada vez más droga en México.
    Según datos de las Encuestas Nacionales de Adicciones, de 2002 a 2011 el número de personas (incluyendo niños y jóvenes) que probaron alguna droga creció al pasar de 5.0% a 7.8%, mientras que el consumo de cualquier droga ilegal se incrementó de 4.1% a 7.2%.[16]
    Con todo, el gobierno destina a las campañas de prevención de adicciones sólo el 5% de lo que destina a la guerra contra el narcotráfico. El gobierno parece estar errando la dirección en la lucha contra las drogas al no prestar más atención a campañas de prevención, pero también de rehabilitación. Se debe dar prioridad al tratamiento, antes que a la penalización de los consumidores o incluso a la detención de distribuidores. Tiene razón María Elena Medina-Mora al afirmar que “detener a un gran número de distribuidores no tiene efectos si no se reduce simultáneamente la demanda a través de programas de tratamiento y prevención”.
    Se pueden invocar muchos más efectos negativos que tiene la guerra contra las drogas (como que la prohibición incrementa el precio de las drogas; hace lo prohibido más apetitoso; empuja a los narcotraficantes a incrementar la variedad de drogas, creando así más drogas de diseño; mina el poder del Estado, llevándolo a aparecer como un “Estado fallido”, “narcotiza el sistema judicial”, etc.), pero sólo he querido resaltar algunos de los efectos más significativos que justifican la afirmación de que la guerra contra las drogas es una guerra inútil y contraproducente. Cada vez son más los expertos que afirman que los costos de esta guerra son insostenibles, que esta guerra es y será siempre un fracaso y que es necesario instrumentar una política diferente. Gil Kerlikowske, el zar antidrogas del gobierno de Barack Obama en 2009, declaró nulo el concepto de “guerra contra las drogas” dentro de Estados Unidos —aunque el financiamiento a la guerra contra las drogas en México, Centroamérica y Colombia siguió vigente—. Kerlikowske afirmó: “No importa cómo intente uno explicarle a la gente si es ‘una guerra contra la droga’ o ‘una guerra contra un producto’, la gente lo ve como una guerra contra ellos. No estamos en guerra contra la gente en este país”.[17] Hay razón en esto: si vemos tanto los efectos negativos que ha tenido esta guerra como efectos perjudiciales para la sociedad, la guerra contra las drogas ha terminado siendo una guerra contra la sociedad misma. Por ello, mientras más dure esta guerra, peores serán los efectos para la sociedad.
    Se tiene que instrumentar una política diferente: tal vez una que empiece por despenalizar la posesión y el consumo de ciertas drogas, como la mariguana, que según se nos dice son “poco adictivas” e incluso pueden tener usos medicinales benéficos. También necesitamos que el Estado canalice muchos más esfuerzos en campañas de prevención y en tratamientos de rehabilitación de lo que lo ha hecho hasta ahora. Pero sobre todo, hay que instrumentar una política diferente que reconozca algo que no he podido desarrollar aquí: que los adultos son seres autónomos que pueden tomar sus propias decisiones en cuanto al consumo de drogas. Eso se reconoce en el consumo del alcohol y del tabaco, y sin embargo, son drogas cuyo consumo genera más problemas de salud pública y mata a mucha más gente todos los días de lo que lo hacen las llamadas drogas recreativas. Si el alcohol y el tabaco son drogas más dañinas y están permitidas y el derecho a su consumo reconocido, entonces ¿qué justificación puede dar el Estado para no reconocer ese derecho en el caso de las drogas recreativas? No reconocer este hecho es una gran incoherencia por parte del Estado; una incoherencia que tiene como consecuencia una guerra inútil y contraproducente.
    La guerra al narcotráfico ha sido inutil

  • Tijuana crece en violencia y narcotráfico

    En lo que va del año, en Tijuana han sido asesinadas 775 personas, mientras que en noviembre -hasta el jueves 24- la cifra de víctimas mortales asciende a 69. Los últimos hechos violentos se registraron la madrugada del miércoles, en la colonia Libertad parte baja. Frente a un domicilio en Avenida Aquiles Serdán, entre Calle 12 y Callejón Luis Moya, un hombre de aproximadamente 30 años, fue asesinado. En la escena del crimen se contabilizaron siete casquillos percutidos calibre 9 milímetros.
    El martes 22, se agregaron a la estadística tres homicidios, primero fue encontrado el cuerpo sin vida de un hombre, envuelto en una cobija de colores rosa, blanco y verde, en el interior de una camioneta Dodge Caravan. La víctima tenía golpes contusos. El hallazgo ocurrió en la colonia Pedregal de Santa Julia.
    Posteriormente, un hombre identificado como Israel Navarro Jiménez, fue encontrado sin vida producto de las lesiones punzo cortantes que le fueron propinadas en el tórax. Se le encontró sobre el Bulevar 2000, aproximadamente a 500 metros de la salida de Rosarito.
    Después se reportó que una mujer identificada como María Heriberta Dora Olguín de la Fuente, de aproximadamente 70 años, fue localizada en estado de putrefacción sobre una cama en una vivienda ubicada en Calle Rafaela López Aguado, Colonia Mariano Matamoros El sábado 19, un hombre fue ultimado cuando se encontraba sobre la calle La Escondida y Primera, Colonia Anexa a Reforma.
    La víctima, conocida como Francisco, recibió al menos un impacto de bala en el cráneo por sujetos que iban a bordo de una camioneta color gris. Después se reportó que un masculino, de aproximadamente 30 años de edad, murió por los impactos de bala que recibió de sus homicidas.
    Los hechos ocurrieron bajo el puente de la “5 y 10”. El mismo día, una mujer fue asesinada cuando se encontraba sobre la calle Almendra y Avenida Las Lomas, en la colonia Las Huertas.
    El viernes 18, el velador del panteón Colinas del Descanso, sobre la calle Cuero de Venado de la colonia Villas de Baja California, informó que en un recorrido en el predio detectó el cadáver de un masculino, de entre 35 y 40 años de edad, envuelto en una cobija y amarrado con cable y cinta.
    También ese día fue encontrado el cuerpo de un hombre, de entre 30 y 40 años de edad.
    La víctima, que presentaba heridas de arma de fuego, vestía pantalón azul y playera gris. Fue hallado sobre el Libramiento Tijuana-Tecate, a la altura de la colonia Terrazas del Valle.
    Por último, un sujeto conocido como “El Román” fue asesinado a balazos sobre Avenida Acueducto en la colonia Lomas de la Amistad.
    Tijuana crece en violencia y narcotráfico

  • Video de como pozolean a un integrante del narcotráfico

    La incineración de víctimas es una práctica de larga data que permite a la organización criminal evitar el escrutinio, así como ayudar a los funcionarios del gobierno mexicano a seguir reclamando estadísticas de baja criminalidad.
    En el video filtrado, un hombre que sostiene un teléfono celular afirma ser parte del Cartel del Golfo y que el grupo está cocinando «ratas» o miembros rivales. El hombre parece estar sosteniendo una cerveza por otra parte mientras narra en español el destino de sus rivales.
    En el fondo del video, varios otros miembros del cártel pueden ser vistos perforando hoyos en tambores de 55 galones y colocando rocas y partes del cuerpo dentro. Uno de los hombres entonces pide una «chispa» refiriéndose a un encendedor.
    El hombre con el teléfono celular entonces comienza a patear la cabeza de una víctima de asesinato como si fuera un balón de fútbol. Se oye decir que en una aldea, los miembros de Los Zetas habían jugado al fútbol con las cabezas cortadas de los niños.
    La fecha y la ubicación del video sigue siendo desconocida, sin embargo el método de incineración de las víctimas sigue siendo el mismo en todo México. «Cocinar» es un término usado para describir la incineración de cuerpos por miembros del cártel. Las víctimas asesinadas son cortadas en pedazos y colocadas en crematorios clandestinos o en tambores de 55 galones donde son incendiadas.
    La práctica de cocinar víctimas no sólo ayuda a los cárteles a minimizar el escrutinio, sino también ayuda a los funcionarios mexicanos a afirmar que el crimen continúa disminuyendo ya que las víctimas incineradas no se cuentan como asesinatos.
    Según funcionarios mexicanos, sin un cuerpo, sigue siendo un caso de personas desaparecidas. A principios de este año, Breitbart Texas informó sobre una serie de fosas comunes y tambores que fueron encontrados por las autoridades en la comunidad rural conocida como La Bartolina. La comunidad rural está cerca de la carretera que conecta Matamoros con el Golfo de México. Esta zona era conocida por los residentes como La Cocina o «La cocina», que fue utilizado como una zona de incineración por el cártel del Golfo en esta ciudad.
    Apenas días después del informe inicial, el gobierno de Tamaulipas bajo una administración anterior trató de encubrir el hallazgo afirmando que los investigadores no podían distinguir entre restos humanos y huesos de animales. En ese momento, Breitbart Texas fue capaz de localizar a un ex asesino del Cartel del Golfo que había trabajado en La Cocina y afirmó que cerca de 500 víctimas fueron incineradas en la zona.
    El pistolero dijo que los familiares no recibirían muchas respuestas, ya que un cuerpo «cocido» se convierte en ceniza. Breitbart Texas publicó a principios de febrero los resultados de una investigación de tres meses sobre cómo los miembros del cártel de Los Zetas pudieron secuestrar, asesinar e incinerar a aproximadamente 300 víctimas, entre ellas mujeres y niños.
    La mitad de las víctimas en ese caso fueron incineradas dentro de la prisión de Piedras Negras, mientras que el resto fueron incineradas en crematorios clandestinos. Meses después del informe inicial de Breitbart Texas, el gobierno de Coahuila ha arrestado a un alcalde de una pequeña ciudad ya algunos jugadores menores del cártel de Los Zetas.
    Las autoridades de Coahuila no han ido tras altos funcionarios públicos, entre ellos un ex gobernador implicado en relación con Los Zetas. Nota del editor: Breitbart Texas viajó a los estados mexicanos de Tamaulipas, Coahuila y Nuevo León para reclutar periodistas ciudadanos dispuestos a arriesgar sus vidas y exponer a los cárteles silenciando a sus comunidades.
    Los escritores enfrentarían cierta muerte a manos de los diversos cárteles que operan en esas áreas, incluyendo el Cartel del Golfo y Los Zetas si no se usaba un seudónimo.
    NOTA: YouTube retiro el material al este infringir sus políticas de contenido explicito.
    Video de como pozolean a un integrante del narcotráfico

  • Cinco sicarios más caen a manos del ejército en Tamaulipas

    La violencia resurgió durante la madrugada de hoy en Villa de Nuevo Progreso donde tres sujetos armados fueron eliminados.
    Los cuerpos sin vida quedaron en una brecha tras el enfrentamiento con las Fuerzas Federales.
    Hasta el lugar acudieron autoridades de Servicios Perciales a fin de levantar evidencias de los hechos violentos.
    Posteriormente, en la colonia Aquiles Serdán se registró otro enfrentamiento donde presuntamente fueron abatidos dos hombres armados.
    Los cuerpos, presumiblemente, quedaron arriba de una camioneta Toyota color negro de modelo reciente y otro en la calle.
    Los ocupantes de la unidad iban huyendo de los Militares quienes le marcaron el alto pero ignoraron la orden de los Federales.
    Al llegar a un callejón de la colonia Aquiles Serdán fueron abatidos, quedando uno en el interior del vehículo y otro intentó escapar pero fue eliminado.
    La zona permanece fuertemente custodiada por los elementos de SEDENA y de la PGR quienes investigan los hechos donde los dos sujetos perdieron la vida.
    Cinco sicarios más caen a manos del ejército en Tamaulipas

  • Matan a la conductora Maritza Villar

    Matan a la conductora Maritza Villar
    La exconductora del programa de televisión “Otro Nivel” Maritza Villar, fue asesinada a balazos y su cuerpo abandonado en la carretera Cuatro Caminos- Apatzingán.
    El hecho se registró a las 04:10 horas de este día, a la altura del puente Los Girasoles, lugar a donde se trasladó personal de la Unidad Especializada en la Escena del Crimen (UEEC) para realizar el levantamiento del cadáver, que fue llevado al anfiteatro local para practicarle la necropsia de ley.
    La familia de la joven asesinada declaró que actualmente Maritza era edecán de una empresa.
    De acuerdo con las autoridades, Maritza Villar, de 20 años, fue localizada muerta la noche del lunes con varios disparos en la cabeza, atada de manos y vendada de los ojos.
    A decir de la empresa productora con la que se le relacionó, tenía año y medio que había dejado la conducción del programa trasmitido en sistema de cable y dedicado especialmente al género grupero.
    Autoridades de la Procuraduría General de Justicia del Estado investigan el homicidio, de acuerdo con información difundida.
    Según su cuenta de Facebook, Maritza estudió en Centro de Capacitación Radio y Televisión Raúl del Campo; radicaba en Morelia y era originaria de esa misma ciudad.
    En sus fotos aparece al lado de vehículos lujosos y en ocasiones utilizaba palabras alusivas al Ejército Mexicano.
    La Fiscalía Regional inició Carpeta de Investigación con relación al homicidio de la joven.

  • David Arellano Martínez es detenido en Nuevo León

    David Arellano Martínez es detenido en Nuevo León
    Policías de Monterrey desarticularon una banda de secuestradores que operaba en varios estados de la República Mexicana, al capturar a cuatro de sus integrantes en una persecución que ocurrió esta tarde en la avenida Eugenio Garza Sada de Monterrey Nuevo Leon.
    El arresto fue concretado en el mismo sector donde el pasado 11 de noviembre los uniformados se toparon a dos integrantes del citado grupo y abatieron a uno de los líderes, en un enfrentamiento en el que una mujer policía resultó herida.
    Entre los detenidos está otro de los líderes del grupo criminal de ‘Los Zetas’, autodenominados de ‘la vieja escuela’, que fue identificado como Óscar o David Arellano Martínez, apodado ‘El Charmín’, quien era hermano del que murió el 11 de noviembre y que respondía al nombre de Luis Donaldo Arellano Martínez, de 21 años de edad.
    Con ‘El Charmin’ fueron capturados Enoc Bustamante González, Héctor Alejandro Frías Veloz y Ernesto Francisco Aldape Méndez, quienes presuntamente concretaban sus plagios en Nuevo León, Tamaulipas, Veracruz y Jalisco.
    Los cuatro tripulaban un Camaro con placas FJA-1143 de Coahuila, en el cual se desplazaban de sur a norte por la avenida Eugenio Garza Sada y fueron interceptados alrededor de las 14:00, antes de llegar a la avenida Dionisio González (2 de Abril).
    De acuerdo a las primeras investigaciones, los cuatro detenidos eran cómplices de los que protagonizaron la balacera que sucedió el pasado 11 de noviembre en el sector Tecnológico, donde dejaron mal herida a la policía María Magdalena Grimaldo, quien actualmente se recupera de las lesiones que le causaron.
    Ese día, la oficial y su compañero observaron a dos sujetos en actitud sospechosa a bordo de un auto Bora y les marcaron el alto, pero en lugar de detener la marcha accionaron sus armas contra los uniformados.
    El compañero de la oficial herida abatió a uno de los delincuentes y otro escapó, pero abandonó el Bora en el sector donde fue asegurado junto con una camioneta Mazda CX-3 robada y un Tsuru.

  • José Carlos López Alanís líder Antrax ingresa a penal de Culiacán

    José Carlos López Alanís, alias «El Cali», líder de Los Ántrax, fue ingresado al Centro de Ejecución de las Consecuencias Jurídicas del Delito luego de permanecer un mes en el Hospital General de Culiacán, tras enfrentarse a balazos con elementos de la Secretaria de la Defensa Nacional.
    De acuerdo al Secretario de Salud en Sinaloa, Ernesto Echeverría Aispuro, López Analís deberá estar en un área especial para continuar con su recuperación, evitar infecciones y tener otra recaída como la que presento el pasado cuatro de noviembre cuando fue reingresado de urgencia al hospital.
    Para evitar que fuera rescatado por integrantes de su misma organización criminal, 60 elementos de las distintas corporaciones policíacas estuvieron resguardando las instalaciones del Hospital General, y fueron los mismos que acompañaron el traslado hacia el penal de Culiacán.
    El líder de Los Ántrax, brazo armado de Ismael » El Mayo» Zambada, resulto herido el 30 de octubre durante un enfrentamiento con militares en la colonia Miguel Hidalgo.
    El saldo final fue de tres integrantes de Los Ántrax muertos, entre ellos René Velázquez, alias «El Sargento Phoenix» segundo al mando en esta organización criminal, y otros tres heridos.
    Después de haber sido atendido «El Cali» fue ingresado al penal pero lo regresaron al hospital debido a sus altas fiebres provocadas por las intervenciones quirúrgicas que le realizaron, una de ellas para extraerle un riñón, durante este mes estuvo con sondas en su cuerpo para extraerle líquidos.
    José Carlos López Alanís líder Antrax ingresa a penal de Culiacán

  • Asesinan a Juan José Trejo Gutiérrez “El Chapito Trejo”

    Integrantes del Consejo Estatal de Seguridad de Baja California confirmaron que Juan José Trejo Gutiérrez “El Chapito Trejo” reconocido por las autoridades como operador criminal de la célula de narcotraficantes del cártel de Sinaloa identificada como “Los Uriarte” fue asesinado en Los Mochis, Sinaloa.
    De acuerdo a datos publicados en la prensa sinaloense, la Procuraduría de ese estado informó que el sábado 26 de noviembre, alrededor del mediodía, Trejo transitaba en un automóvil Jetta plateado con placas de Baja California, por las calles de Jiquilpan y Libertad, en el fraccionamiento Jardines de Fátima cuando fue atacado. El hombre iba acompañado de su esposa y tres niños.
    En el auto quedaron parados frente a una tienda – presumen que iba a ingresar al estacionamiento-, cuando un hombre le descargó todos los tiros de una pistola.
    Respecto al atacante, circularon dos versiones, una que el asesino se paró frente al auto y disparó, y otra de que lo hizo carro a carro, la PGJE de Sinaloa aún integra la carpeta de investigación. Más tarde, reportaron que el hombre, levantado por una ambulancia de la Cruz Roja, murió después de las 6:00 de la tarde en un hospital particular.
    Las autoridades también informaron a la prensa local, que el hombre atacado portaba credenciales falsas con los nombres de Jesús Arashira y Jesús Aaron Avecicho Acuña. Finalmente contaba con otros a nombre de José Juan Trejo Gutiérrez, nativo de Cajeme, Sonora, con domicilio en Urbi Villa en Baja California.
    La imagen y el nombre de “El Chapito Trejo” están incluidos en los organigramas delictivos en poder del grupo Coordinación Baja California desde finales del año 2009, porque Trejo era el hombre que estaba encargado de cuidar la seguridad – y escapó- del operativo en el que fue capturado Gilberto Sánchez Guerrero “El Gil” el ex policía metido a traficante, detenido el 30 de diciembre de ese 2009 en Ensenada, quien permanecía prófugo desde octubre de 2007 cuando ayudó a Raydel López Uriarte “El Muletas” a escapar de un operativo de la Policía Federal.
    A partir de febrero del año 2010, tras la captura de Raydel López Uriarte, cabecilla y fundador de “Los Uriarte”, Trejo Gutiérrez empezó a funcionar como brazo armado de este grupo encabezado por primos y hermanos de “El Muletas”.
    Su nombre resurgió a principios del año 2011 cuando detuvieron al ex policía Jesús Israel de la Cruz López “El Tomate” y éste declaró que la gente de “Los Teos” y “Los Uriarte” habían hecho acuerdo desde noviembre 2010 con Ismael “El Mayo” Zambada, en una reunión en Sinaloa.
    Y entre los nombres de los operadores en Tijuana, destacó a Trejo.
    Actualmente estaba catalogado como brazo armado de “Los Uriarte”, “La caída del Chapito Uriarte”, como uno de los rivales de la célula de “El Aquiles” en La Presa y Zona Este.
    “El Chapito Trejo” también estaba encargado del “ajuste de cuentas y cobro de piso” en el territorio que abarca desde la delegación La Presa y parte del municipio de Tecate, donde actualmente libraba una lucha de poder criminal en dos frentes, por un lado contra con la gente del Cartel Jalisco- Cartel Arellano y en el segundo flanco contra “Los Aquiles”.
    Asesinan a Juan José Trejo Gutiérrez El Chapito Trejo