Categoría: Historia

  • Francisco Villa; revolucionario

    Su verdadero nombre era Doroteo Arango. Nacido en la hacienda de Rí­o Grande, jurisdicción de S. Juan del Rí­o, Durango, era hijo de Agustí­n Arango y de Micaela Quiñones Arámbula.

    Dedicado desde la infancia a las labores del campo, pronto fue excelente caballista. Huérfano todaví­a adolescente, jefe de familia, defendió a una hermana ofendida por uno de los dueños de la hacienda en cuyas tierras trabajaba, y que abandonó para rehuir la persecución de una justicia parcial. Cambió entonces su nombre por el que se hizo famoso no sólo en la historia de la Revolución Mexicana, sino en todo el mundo, que le conocerá por Pancho Villa.

    Los hechos de los años anteriores a su adhesión a la campaña de Madero, señalan las fallas del hombre rudo e impulsivo dependiente de una sociedad que le tolera, o que le acosa cuando le considera fuera de su propia ley.

    Villa se unió a la campaña maderista en 1909, bajo la influencia de Abraham González, gobernador a la sazón del estado de Chihuahua. Aunque Villa no tuvo educación escolar, sus actividades comerciales le habí­an hecho aprender a leer y escribir. Su compromiso de levantarse en armas contra la dictadura de Porfirio Dí­az, lo cumplió el 17 de noviembre de 1910, al atacar la hacienda de Cavarí­a, en Chihuahua, al que le siguieron los encuentros de San Andrés, Las Escobas y Ciudad Camargo.

    Desde un principio se destacaron sus dotes como combatiente y organizador, ayudado por el exacto conocimiento del terreno que pisaba. Conoció a Francisco I. Madero, en la hacienda de Bustillos, ante el cual se presentó con regular número de tropa, disciplinada y bien pertrechada. Recibió entonces el grado de coronel. Es significativo que ya figurara entre militares de mayor historia, entre los que concurrieron a la junta convocada por Madero el 1 de mayo de 1911, frente a Ciudad Juárez, para concertar la paz.

    De acuerdo con Pascual Orozco, Villa atacó Ciudad Juárez y obtuvo uno de los primeros y más señalados triunfos de la revolución incipiente. Al triunfo de la lucha armada, Villa se dedicó al comercio. Radicado en la ciudad de Chihuahua, fue introductor de ganado y dueño de varias carnicerí­as. Su nueva etapa en los campos de batalla se inició al producirse la rebelión de Pascual Orozco. Combatió en territorios de Chihuahua y de Durango, en donde engrosó sus filas. En Torreón se incorporó a las tropas de Victoriano Huerta, encargado por el gobierno de Madero para someter a los orozquistas.

    Por su lealtad y méritos en campaña ascendió a general brigadier honorario. Triunfó en Conejos y en la importante acción de Rellano. El recelo de Victoriano Huerta le provocó dificultades, y estuvo a punto de ser fusilado. Remitido preso a la ciudad de México, se fugó de la cárcel Militar en 1912, y pasando por Guadalajara y Manzanillo, marchó a Estados Unidos.

    Regresó al paí­s a la muerte de Madero; se internó por Chihuahua con sólo ocho hombres, a los que se unieron pronto miles de soldados que le siguieron en sus acciones de guerra. Fue auxiliado con dinero por el gobernador de Sonora, José Marí­a Maytorena. Combatió contra los generales Salvador R. Mercado y Félix Terrazas. A este último le hizo 237 prisioneros, que fusila en cumplimiento de la Ley de 25 de enero de 1862.

    En Ciudad Jiménez, en septiembre de 1913, se constituyó la famosa División del Norte, poco antes del ataque a Torreón, y que su origen comandó Villa. Las dos batallas que precedieron a la toma de Torreón, ocurridas el 30 de septiembre de 1913 y abril de 1914, son consideradas dignas de figurar en tratados en materia bélica.

    De vuelta a Chihuahua, atacó a la capital, y con la rapidez que desconcertaba a sus adversarios, marchó sobre Ciudad Juárez que ocupó el 15 de noviembre de 1913. Dio después la batalla de Tierra Blanca, en la que desarrolló su intuición militar. Toda una división federal fue derrotada, apoderándose de parque e implementos. Ganó al poco tiempo la batalla de Ojinaga, y el 8 de diciembre de 1913 entró a la ciudad de Chihuahua, donde asumió el cargo de gobernador provisional.

    Demostró capacidad administrativa; restableció el orden, abarató los artí­culos de primera necesidad, abrió el Instituto Cientí­fico y Literario; condonó contribuciones atrasadas, y emitió papel moneda. Aunque dejó el gobierno el 8 de enero de 1914 en la práctica, ejerció el poder varios meses más. En marzo combatió en Gómez Palacio, ya incorporados a la División del Norte los generales Felipe íngeles, José Isabel Robles y Raúl Madero.

    Desde sus primeros triunfos se suscitaron hondas diferencias con Venustiano Carranza. í?ste le ordenó tomar la ciudad de Saltillo, regateándole por otra parte pertrechos necesarios para llevarlo a cabo, mientras que, al mismo tiempo, se fraguaban maniobras polí­ticas entre los elementos villistas y las autoridades civiles de Chihuahua. Sin embargo, obedeció Villa las órdenes de Carranza y tomó a sangre y fuego la plaza de Zacatecas el 23 de junio de 1914. Esta victoria decidió el triunfo de las armas revolucionarias y la caí­da de Victoriano Huerta. Ahondada la división con Carranza, interviene el general ílvaro Obregón cerca de Villa, que estuvo a punto de fusilar al enviado de México.

    Inaugurada la Convención el 1 de octubre, se trasladó el 10 a Aguascalientes Ahí­ se unieron zapatistas y villistas en contra de los afectos a Carranza. La Convención cesó a Villa y a Carranza de sus cargos pero bajo la presidencia del general Eulalio Gutiérrez, Villa fue designado jefe de Operaciones de la Convención. Entró a la ciudad de México con Emiliano Zapata el 6 de diciembre de 1914.

    La controversia polí­tica se desplazó a los campos de batalla; Villa fue derrotado en la zona del Bají­o: Celaya, León y Trinidad. Se vio obligado a regresar a su punto de partida, al norte, donde siguió combatiendo hasta 1915. Fracasó en una incursión sobre Sonora. Atacó Columbus, lugar fronterizo de Estados Unidos, y provocó la llamada Expedición Punitiva. Sus tropas se redujeron y aunque tuvo fuerzas para amedrentar a los congresistas de Querétaro (1916-1917), Villa habí­a perdido su categorí­a de jefe de ejércitos para volver a su condición de temido guerrillero, y entrar en la leyenda.

    Nombrado presidente interino Adolfo de la Huerta en 1920, se efectuó en mayo de 1920 una entrevista cerca del pueblo de Allende, Chihuahua, entre los generales Francisco Villa e Ignacio C. Enrí­quez, con el objeto de que el primero reconociera al gobierno surgido del Plan de Agua Prieta, y de que depusiera las armas, ya que Venustiano Carranza, contra quien luchaba, habí­a sido muerto. Antes de concluir las entrevistas y como las tropas de Enrí­quez planeaban aprehender a Villa, éste esquivó estas tropas y se retiró.

    Por fin Villa se amnistió gracias a los buenos oficios de su amigo Elí­as Torres, firmándose los Convenios de Sabinas. Se le reconoció el grado de general de división con haberes completos, y recibió en propiedad el Rancho de Canutillo de 25 mil hectáreas, cercano a Hidalgo del Parral, Chihuahua, que explotó con sus antiguos compañeros de la División del Norte, los Dorados.

    El 20 de julio de 1923, Villa, en compañí­a de su fiel compañero de armas, el coronel Miguel Trillo, cae asesinado ví­ctima de una emboscada que le tiende Jesús Salas Barraza en las entradas de la ciudad de Parral.

    Sus restos fueron profanados en febrero de 1926, cuando un estadounidense viola la tumba en donde descansaban y se llevó a su paí­s la cabeza del Centauro del Norte. En 1967 se colocó su nombre, con letras de oro, en el recinto de la Cámara de Diputados, y el 20 de noviembre de 1969 se inauguró una estatua ecuestre con la efigie de Villa en la ciudad de México

  • Jose Maria Morelos y Pavon; biografia

    Originario de Valladolid (Morelia), José Marí­a Morelos fue hijo de José Manuel Morelos, carpintero, y de Juana Marí­a Guadalupe Pérez Pavón. Fue registrado como español, pero en realidad era mestizo, con algo de ascendencia negra.

    Entre 1779 y 1790 trabajó en la hacienda cañera de Tahuejo, en Apatzingán, quizá como escribano o contador. En 1790 ingresó en el Colegio de San Nicolás, en Valladolid, donde estudió gramática latina y retórica, filosofí­a y moral. En el Seminario Tridentino de aquella ciudad estudió en 1795 teologí­a moral y filosofí­a. Viajó a la ciudad de México para presentar el 28 de abril de ese año el examen de bachiller en artes en la Real y Pontificia Universidad.

    El 13 de diciembre siguiente, Morelos recibió la primera tonsura y las 4 órdenes menores en Valladolid, y 6 dí­as después fue ordenado subdiácono. A principios de 1796 pasó a Uruapan como cura auxiliar, donde se encargó de las cátedras de gramática y retórica. En septiembre de ese año fue ordenado diácono en Valladolid, y el 21 de diciembre de 1779 se ordenó de presbí­tero.

    En enero de 1798 Morelos fue nombrado cura interino de Churumuco y la Huacana, cargo que desempeñó hasta marzo de 1799, cuando se le nombró cura interino de San Agustí­n Carácuaro y de Nocupétaro.

    El 15 de mayo de 1803 nació en Carácuaro Juan Nepomuceno Almonte, hijo de Morelos y de Brí­gida Almonte. 5 años después, en 1808, nació en Nocupétaro José Victoriano, hijo de Morelos y de Marí­a Ramona Galván, y se tiene noticia que en 1809 nació una hija suya en Carácuaro.

    A principios de octubre de 1810 Morelos tuvo noticia del levantamiento de Hidalgo y el 19 de ese mes salió en su busca. Lo alcanzó al dí­a siguiente y se entrevistó con él en el trayecto de Charo a Indaparapeo, y recibió la comisión de levantar en armas la costa del sur.

    Después de solicitar licencia a la mitra de Michoacán, Morelos se dirigió a Carácuaro, donde armó 25 hombres, con los que inició su primera campaña militar el 25 de octubre. Pasó por Nocupétaro, luego a Huetamo, Coahuayutla, Zacatula y Petatlán. En esos lugares consiguió hombres y armas. El 7 de noviembre entró en Tecpan, donde se le unieron Juan José, Antonio y Pablo Galeana, quienes le facilitaron además un cañón pequeño, apodado «El Niño», primera pieza de artillerí­a con que contó Morelos.

    Siguió su camino hacia Acapulco, y en Coyuca se le unió Juan Alvarez. El 13 de ese mes sus tropas entraron por primera vez en combate, al enfrentarse a las del realista Luis Calatayud, en El Veladero. El 17 de noviembre Morelos emitió un bando en el que suprimí­a la esclavitud y las castas.

    Sus actividades preocuparon al virrey, quien envió en su contra a Francisco Parí­s. í?ste lo atacó el 8 de diciembre en El Veladero, pero fue rechazado, y el 13 de ese mes Morelos logró rechazar en la Sabana a los realistas otra vez. En este lugar se le unió, a principios de enero de 1811, Hermenegildo Galeana. Tras algunos ataques infructuosos a Acapulco, se retiró a Tecpan, donde se dedicó a organizar el gobierno de su provincia.

    El 3 de mayo, en la hacienda de la Brea, nombró a Hermenegildo Galeana su lugarteniente. Morelos pasó después a El Veladero y luego se dirigió a Chilpancingo. En el camino envió a David Faro y a Mariano Tabares a Estados Unidos para conseguir auxilios.

    El 26 de mayo tomó Tixtla, donde se le unió Vicente Guerrero. Allí­ publicó un bando sobre la emisión de una moneda nacional de cobre, y escribió a Ignacio López Rayón sobre la formación de una junta insurgente. Pasó a Chilpancingo el 14 de agosto, y el 21 entró en Chilapa. De allí­ pasó a Tecpan y luego a El Veladero. Regresó a Chilapa a fines de octubre y a mediados de noviembre salió hacia Tlapa, e inició así­ su segunda campaña.

    Tomó a Chiautla de la Sal el 3 de diciembre, y el 10 entró a Izúcar, donde rechazó a los realistas el 17. El 18 se le unió Mariano Matamoros. Pasó después a Cuautla, y de ahí­ a Cuernavaca. Volvió a Cuautla, a principios de febrero y allí­ resistió durante dos meses el sitio impuesto por las tropas realistas al mando de Félix Marí­a Calleja.

    A causa de la falta de ví­veres, decidió romper el sitio, sin aceptar el indulto. La madrugada del 2 de mayo logró salir de Cuautla y dirigirse a Ocuituco, Hueyapan e Izúcar, y llegó a Chiautla de la Sal 2 dí­as después. El 1 de junio inició su tercera campaña, y entró en Chilapa el dí­a 7. La Suprema Junta lo nombró capitán general.

    De Chilapa se dirigió a Tehuacán, donde reorganizó y disciplinó sus tropas y se ocupó de la organización del movimiento insurgente. En Tehuacán nombró a Matamoros su segundo en jefe y mariscal a Galeana el 12 de septiembre.

    El 10 de noviembre, tras diversas derrotas, salió hacia Oaxaca, la que tomó el dí­a 25. Mandó fusilar a los realistas González Sarabia y Régules Villasante y organizó la celebración de la jura de la Suprema Junta, además de dictar otras disposiciones sobre el gobierno de la zona dominada por él y de iniciar la publicación del periódico Sud.

    El 9 de febrero de 1813 se dirigió a Acapulco, con lo que inició su cuarta campaña. Llegó a Yanhuitlán el dí­a 15 de ese mes, y a Ometepec el 7 de marzo Entró a la Sabana el 26 de ese mes. Se ocupó de organizar la toma de Acapulco, al que atacó el 6 de abril y tomó el dí­a 12.

    El gobernador Pedro Vélez se refugió en el castillo de San Diego, y Morelos le puso sitio, que duró 4 largos meses. Mientras tanto se ocupó de organizar la reunión de un Congreso insurgente y de emitir diversas providencias sobre gobierno y administración. El 28 de junio emitió la convocatoria para instalar el Congreso en Chilpancingo.

    El 31 de agosto salió hacia Chilpancingo, donde el 14 de septiembre se inauguró el Congreso, con la elección de diputados y la lectura de los Sentimientos de la Nación, escritos por Morelos. Al dí­a siguiente, el Congreso lo eligió Generalí­simo encargado del Poder Ejecutivo, y el 18 declaró disuelta la Suprema Junta.

    El 6 de noviembre el Congreso emitió su Acta de Independencia, y 2 dí­as después Morelos se dirigió hacia Valladolid, con lo que inició su quinta campaña. Llegó a Mezcala y en Tlacotepec emitió unos Rudimentos Militares el 21 de noviembre.

    En Cutzamala se reunió con Matamoros, Bravo y Galeana. Llegó a Llano Grande y el 23 de diciembre a las lomas de Santa Marí­a, pero fue rechazado ese dí­a y el siguiente por Ciriaco de Llano y Agustí­n de Iturbide. En Chupí­o y Puruarán sufrió nuevas derrotas. Morelos ya no se recuperarí­a de estos reveses. Se dirigió nuevamente a Tlacotepec, donde el Congreso lo destituyó de su cargo de generalí­simo.

    Las derrotas continuaron y el Congreso lo separó del poder ejecutivo el 14 de marzo de 1814. A fines de mes, Morelos mandó quemar Acapulco. Perseguido por los realistas, llegó a Apatzingán, donde el Congreso publicó su Decreto Constitucional para la Libertad de la América Mexicana el 22 de octubre. Con Cos y Liceaga fue electo para formar el Supremo Gobierno.

    Morelos se ocupó entonces del gobierno insurgente, pero no de problemas militares. Pasó a Tancí­taro y luego a Uruapan. Volvió a Apatzingán, donde permaneció hasta el 16 de diciembre. En mayo de 1815 el Supremo Gobierno dejó Ario y Morelos pasó a Cutzamala y Tlalchapa, y a principios de junio llegó a Puruarán. En agosto pasó a Uruapan. A causa de la persecución realista, el Congreso decidió pasar a Tehuacan, y Morelos fue el encargado de su custodia.

    El 28 de septiembre salió hacia Huetamo, Cutzamala y Tlalchapa, y el 2 de noviembre llegó a Atenango del Rí­o. Al dí­a siguiente llegó a Temalaca y el dí­a 5, al salir hacia Pilcaya, fue atacado por Concha y hecho prisionero por Matí­as Carrasco, antiguo insurgente.

    Se le llevó a Atenango del Rí­o y se ordenó su traslado a la capital. Llegó a Tlalpan el 21 de noviembre y el 22 a la ciudad de México. Se le inició causa y el dí­a 27 fue declarado hereje y degradado. Pasó a la Ciudadela, y el 20 de diciembre Calleja lo sentenció a muerte. Fue llevado a San Cristóbal Ecatepec, donde se le fusiló. Su prisión y muerte fueron el golpe más duro que recibió la insurgencia. En 1828 su ciudad natal recibió el nombre de Morelia.

    Maximiliano le erigió una estatua en 1865 y, en 1869, Benito Juárez decretó la creación del estado que lleva su nombre. El 16 de septiembre de 1925 sus restos fueron llevados a la Columna de la Independencia.

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  • La revolucion; Emiliano zapata

    Símbolo del agrarismo, nació en Anenecuilco, cerca de Villa de Ayala. Morelos. Hijo de Gabriel Zapata y Cleofas. Desde la infancia fue campesino, donde tuvo oportunidad de conocer los arduos problemas del campo. Le impartió escasa instrucción el profesor Emilio Vara.
    Ya en 1906 asistió a una junta en Cuautla, en la que se discutió la manera de defender las tierras del pueblo. En diversas ocasiones salió a otras haciendas para trabajar. Por sus primeras rebeldías se le incorporó al noveno Regimiento en 1908 y se le destinó a Cuernavaca.
    Sus dotes de caballista hicieron que sólo permaneciera seis meses como soldado, pues Ignacio de la Torre se lo llevó para ocuparlo como caballerango en la ciudad de México.
    El 12 de septiembre de 1909 se reunió la Junta de Defensa de las Tierras, en Anenecuilco, de la cual Emiliano Zapata fue electo presidente. En ese cargo estudió los documentos que acreditaban los derechos de su pueblo a las tierras. Al iniciar sus gestiones, estuvo en contacto con Ricardo Flores Magón y con el periodista revolucionario Paulino Martínez; también con el profesor Otilio Montaño. Su primera intervención política ocurrió en la elección para gobernador de Morelos, en la que estuvo afiliado al candidato oposicionista Patricio Leyva.
    El triunfo del candidato oficial, Pablo Escandón, trajo represalias para Anenecuilco, que perdió más tierras. En mayo de 1910 recuperó por la fuerza las tierras que se habían entregado a los campesinos de Villa de Ayala, repartiendo parcelas para su cultivo. En esa ocasión fueron protegidos por el jefe político, José A. Vivanco.
    Al producirse la rebelión maderista cuyo Plan de San Luis contenía un párrafo agrarista, Zapata envió a Pablo Torres Burgos a entrevistarse con Madero. En 1911 se lanzó a la lucha revolucionaria, con la recuperación de la tierra como principio. En desacuerdo con Madero en lo que se refería a la cuestión agraria, se levantó en armas con el Plan de Ayala, el 25 de noviembre de 1911.
    Combatió contra el gobierno maderista, que mandó a militares de carrera para batirlo, sin éxito. Unido al orozquismo, también luchó contra el gobierno de Victoriano Huerta, en acuerdo con Francisco Villa.
    Mandó sus representantes a la Convención de Aguascalientes. Al producirse la división entre Carranza y Villa, siguió con este último, con el que entró a la ciudad de México en noviembre de 1914. Sus tropas se denominaban Ejército Libertador del Sur. En 1914, en la Convención de Aguascalientes, ésta hizo suyos los postulados del Plan de Ayala.
    El Ejército del Norte aceptó el Plan de Ayala. Las relaciones con Don Venustiano Carranza quedaron rotas. Después de la toma de la capital de la República por los constitucionalistas, Carranza encargó la campaña del Sur en contra de Zapata al general Pablo González, y el 2 de mayo de 1916 dicho general ocupaba la Plaza de Cuernavaca, que vuelve a manos de las fuerzas zapatistas para ser ocupada definitivamente por el general González el 8 de diciembre.
    Para eliminar a Emiliano Zapata, el general. Pablo González y el preboste del ejército licenciado Luis Patiño fraguaron un plan para hacerle creer que el coronel Jesús Guajardo había desconocido al gobierno de Don Venustiano Carranza.
    Un sonado escándalo público, una correspondencia doble por parte de Guajardo y sincera por la de Zapata, ofrecimientos y falsedades hicieron que, poco a poco, cobrara confianza el general suriano y creyera en la buena fe de Guajardo, quien finalmente lo traicionó y asesinó.
    El cadáver de Emiliano Zapata fue llevado a Anenecuilco, y sus restos reposan actualmente en Cuautla, al pie de la estatua que le fue erigida

  • Pedro Moreno; independentista

    Nació en la hacienda de La Daga, jurisdicción de Lagos (hoy de Moreno, en el estado de Jalisco). Estudió en el Seminario de Guadalajara; a fines del siglo XVIII regresó a su tierra natal y se dedicó al comercio.

    Al estallar la Guerra de Independencia, Moreno entró en relaciones con los caudillos insurgentes, a los que auxiliaba. Sospechoso a los ojos de las autoridades españolas, vigilado y amenazado de prisión, se marchó a su hacienda La Sauceda. Ahí organizó una partida de campesinos, con los que se dedicó a combatir a las fuerzas realistas.

    Estableció su centro de operaciones en el fuerte del Sombrero, desde el cual incursionaba por el Bajío y Los Altos. Allí recibió a Xavier Mina e hizo poderosa resistencia a las tropas de Liñán. Después de rechazar numerosos ataques realistas en ese fuerte, cuando Mina dio orden de evacuarlo, salió el jefe mexicano el 15 de agosto de 1817, por la noche. La columna fue descubierta y atacada, dispersándose en su mayoría. Algunos escaparon, pero los que volvieron al fuerte, fueron muertos al día siguiente.

    Reunido nuevamente con Mina, lo acompañó al interior del país y sostuvo varios encuentros en el Bajío. Sorprendido con Mina y otros insurgentes cerca del rancho de El Venadito, el 27 de octubre de ese año, resultó muerto a balazos.

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  • Revolucion Mexicana; Porfirio Diaz

    Presidente de la República. Nació en Oaxaca donde estudió la primaria y continuó el seminario y el Instituto de Ciencias y Artes de la misma ciudad inició el estudio de leyes. Simpatizante del Plan de Ayutla, al triunfar ese movimiento se le nombró subprefecto de Ixtlán. Durante la Guerra de Tres Años combatió al lado de los liberales. Lucha contra la intervención francesa, jefe de una brigada en Acultzingo en abril de 1862; participa en la batalla del 5 de mayo; y en 1863 en la defensa de Puebla. En 1865 vence a los imperialistas en Tehuitzingo, Puebla, en 1866; obtiene varias victorias sobre los imperialistas.

    Al año siguiente sitia Puebla y la toma el 2 de abril, da la batalla de San Lorenzo, persigue a Leonardo Márquez y toma la capital del paí­s el 21 de junio. Asume los mandos civil y militar; y el 15 de julio le da posesión de la plaza a Juárez. Oaxaca lanza la candidatura de su héroe militar, para presidente, pero el Congreso Nacional determina la reelección de Juárez. En 1871 reelecto Juárez y derrotados Lerdo y Dí­az, éste se lanza a la lucha con el Plan de la Noria. En marzo de 1872, al morir Juárez, desaparece la causa fundamental de la rebeldí­a; por lo que el general Dí­az se acoge a la amnistí­a, luego de forcejear en lo polí­tico con el presidente Lerdo. Unos meses después se vuelve a levantar, ahora en contra de Lerdo mediante el Plan de Tuxtepec. Poco después remite al Congreso la iniciativa para incorporar a la Constitución el principio de la No Reelección. Obtiene el triunfo en las elecciones, como candidato único. Toma posesión de la presidencia el 5 de mayo de 1877 y termina en noviembre de 1881.

    Durante su primer periodo presidencial se encamina hacia la centralización en todos los órdenes; combate el contrabando y reorganiza los ingresos fiscales; combate el bandolerismo y va dominando a sus adversarios. Terminado el periodo ocupa otros cargos, incluido el de encargarse del gobierno de Oaxaca. En 1884 vuelve a la presidencia de la República, haciéndose reformas a la Constitución para reelegirse, dejando el poder el 25 de mayo de 1911. Durante los 35 años del porfiriato se construyen más de 20,000 kilómetros de ví­as férreas; el paí­s quedó cruzado por la red telegráfica; grandes inversiones de capital extranjero, e incremento de la industria nacional. A partir de 1893, con la llegada a la Secretarí­a de Hacienda de José Yves Limantour, se sanearon las finanzas, mejorando el crédito nacional y alcanzando gran confianza en el exterior el presupuesto alcanzó superávit; se organizó el sistema bancario.

    Aunque a fines de 1907 manifestó que ya el paí­s se encontraba maduro para la democracia, en 1910 se lanzó a una nueva reelección. Se tuvo que enfrentar al Partido Antirreeleccionista, encabezado por Francisco I. Madero y a la rebelión surgida el 20 de noviembre de ese año. En 1911 se embarcó en el vapor â??Ipirangaâ? con destino a Francia. Murió en Parí­s en 1915

  • Josefa Ortiz de Dominguez; Biografia

    Hija de Juan José Ortiz y Manuela Girón, quedó, muy niña, bajo el amparo de una hermana. Nació el 19 de abril de 1773 en la ciudad de México.

    Fue educada en el Colegio de las Vizcaínas, de donde salió en 1791. Se casó en secreto con Miguel Domínguez, quien sería corregidor de Querétaro. La boda se celebró en el Sagrario Metropolitano de la ciudad de México el 24 de enero de 1793.

    «La Corregidora» es el nombre con el cual la historia la inmortalizó. Su participación en la insurgencia fue definitiva. Como era la esposa del corregidor, era un seguro enlace entre los futuros insurgentes que tenían en la ciudad de Querétaro el centro de su conspiración y a quienes informaba de todo lo que convenía a la causa. Indujo a su esposo a participar en la conjura.

    Cuando los conspiradores fueron denunciados el corregidor se vio obligado a iniciar una averiguación formal y ordenar el cateo de la casa donde se guardaba el material de guerra. Al marchar para realizar estas diligencias, encerró a su mujer, pero ésta logró enviar noticia de lo ocurrido a Miguel Hidalgo, Ignacio Allende y los Aldama.

    Iniciado el movimiento insurgente, la corregidora fue denunciada por el capitán Arias, se le encerró en el convento de Santa Clara y después fue llevada a la ciudad de México, donde se le recluyó en el convento de Santa Teresa. Por encontrarse embarazada, su prisión fue benigna al principio, pero después se le trasladó al convento de Santa Catarina de Sena, donde permaneció durante tres años.

    Ya consumada la Independencia e instalado el Imperio de Iturbide, rechazó el nombramiento de dama de honor de la emperatriz. Tampoco aceptó ninguna recompensa por sus servicios a la insurgencia.

    Murió en la ciudad de México. Sus restos se depositaron en el convento de Santa Catalina de Sena y después se llevaron a Querétaro. El Congreso de ese Estado la declaró Benemérita. Una estatua suya se encuentra en la plaza que lleva su nombre en la ciudad de México.

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  • Biografias Bicentenario, Andres Quintana Roo

    Originario de Mérida, Yucatán. Estudió en el Seminario Conciliar de dicha ciudad, y en 1808 pasó a la Universidad de México, donde cursó leyes.

    Casó con Doña Leona Vicario. Afiliado a la insurgencia, difundió la causa en el Semanario Patriótico Americano y en el Ilustrador Americano. Presidió la Asamblea Nacional Constituyente, que hizo la declaratoria de la Independencia en 1813.

    Cuando Iturbide ocupó el trono de México nombró a Quintana Roo subsecretario de relaciones [exteriores], cargo que ocupó de agosto de 1822 a febrero de 1823, pero como se mostrara en desacuerdo con los procedimientos del gobierno, fue destituido y procesado.

    A la caí­da del Imperio tuvo un lugar distinguido entre los diputados que formaron los siguientes Congresos. A causa del asesinato de Guerrero, Quintana Roo atacó al gobierno desde su periódico El Federalista, y orientó a la opinión pública de la época.

    En el primer periodo presidencial de Santa Anna, y siendo Valentí­n Gómez Farí­as vicepresidente encargado del Ejecutivo, desempeñó el Ministerio de Justicia, de septiembre a octubre de 1833. Escribí­a entonces interesantes artí­culos polí­ticos en El Correo de la Federación.

    Por su honradez y criterio recto e independiente ocupó, hasta su muerte, importantes puestos en el gobierno del paí­s. Sus restos mortales descansan en la Rotonda de las Personas Ilustres.

    Además de sus artí­culos periodí­sticos y de sus discursos de prosa enérgica. Quintana Roo se dio a conocer como poeta en el Diario de México. Pertenece al primer grupo de románticos que Ignacio Manuel Altamirano clasificó como «poetas de la Independencia». Es muy conocida su â??Oda al dieciséis de septiembreâ?. Quintana Roo fue el primer presidente de la Academia de Letrán, fundada por Guillermo Prieto y los hermanos Lacunza en 1836.

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  • Servando Teresa de Mier

    Nacido en Monterrey, Nuevo León, tomó el hábito de la orden de Santo Domingo. Estudió en el Colegio de Porta Coeli de la ciudad de México, filosofía y teología. Recibió el grado de doctor en teología.

    El 12 de diciembre de 1794 pronunció el famoso discurso sobre la Virgen de Guadalupe que le valió, entre otras cosas, el destierro en España. De aquí se sucedieron fugas y aprehensiones de diversas cárceles y conventos en diferentes lugares de España, Francia, Italia, Portugal, con su secuela de aventuras.

    Al saber del levantamiento de Hidalgo, marchó a Londres en octubre de 1811, para trabajar, por medio de la prensa, por la Independencia de México. Se relacionó con el editor Blanco White, con Lucas Alamán y con Xavier Mina, de cuya expedición formó parte en 1817. En Soto la Marina fue aprehendido, conducido a México y procesado por la Inquisición.

    En 1820, al disolverse el tribunal, se le envió a España. Se fugó en La Habana y pasó a Estados Unidos. Consumada la Independencia volvió a México, pero fue encerrado en San Juan de Ulúa.

    El primer Congreso Constituyente lo sacó de la prisión. Le reprochó a Iturbide, ya emperador, su vanidad; se declaró republicano y fue encerrado en Santo Domingo por sus actividades contra el Imperio. El 1 de enero de 1823 se fugó por séptima y última vez.

    Al caer Iturbide, presentó sus poderes como diputado por Nuevo León al segundo Congreso Constituyente. El 13 de diciembre pronunció su famoso discurso de «las profecías» en el cual atacó la adopción del sistema federalista.

    Firmó, en 1824, el Acta Constitutiva de la Federación, y la Constitución Federal de los Estados Unidos Mexicanos. Cuando en 1827 recibió el Viático de manos de Ramos Arizpe, en presencia del presidente de la República, aprovechó la ocasión para pronunciar un discurso en su defensa.

    Murió en la ciudad de México y fue sepultado en el convento de Santo Domingo, con grandes honores. Lo exhumaron como momia en 1861.

    De Mier se conservan muchas Memorias, Discursos, Cartas, sobre asuntos de interés público, escritos y editados en diferentes lugares y épocas, con datos acerca de acontecimientos del tiempo de la independencia y primeros años de la vida independiente de México. Sus temas centrales son la autobiografía y la política. Su obra más importante es la Historia de la Revolución de Nueva España, impresa en Londres en 1813

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  • Biografias de Mexico; Jose Antonio Torres

    Llamado â??el Amoâ?, nació en San Pedro Piedra Gorda, hoy Manuel Doblado, en el estado de Guanajuato. Agricultor acaudalado, administraba una finca cuando estalló el movimiento de Independencia.

    En 1810 se presentó ante Hidalgo en el camino de Guanajuato y recibió instrucciones para insurreccionar la Nueva Galicia. Hizo una buena campaña y se apoderó de Guadalajara, que entregó a Hidalgo. Su sobrenombre provino de los miles de seguidores que tení­a y a quienes conducí­a con benevolencia.

    Marchó hasta Saltillo con los insurgentes y después del desastre de Acatita de Baján, regresó a Jalisco y a Michoacán para seguir la lucha, entre l811 y 1812. En noviembre de 1811 fue derrotado en Tlazazalca, y el 4 de abril de 1812 fue nuevamente vencido cerca de Tupátaro, por el comandante Antonio López Merino.

    Se le trasladó a Zamora, donde se encontraba el jefe realista Pedro Celestino Negrete. í?ste lo remitió a Guadalajara, a donde, amarrado de una carreta, llegó el 11 de mayo.

    Se le juzgó sumariamente y se le ejecutó el 23 de mayo de 1812. Se le ahorcó y luego su cadáver fue descuartizado. La cabeza fue colocada en la misma horca donde se le ejecutó y allí­ permaneció durante cuarenta dí­as. El brazo derecho fue enviado a Zacoalco, el izquierdo a la garita de Mexicalzingo, la pierna derecha a la de San Pedro y la izquierda a la del Carmen

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  • Mexico Bicentenario, en cortos

    El Instituto Cultural de México en París proyecta mañana una serie de cortometrajes de 90 segundos de duración denominados «cineminutos», para conmemorar el bicentenario de la Independencia y el centenario de la Revolución.

    La serie de 26 pequeños cortometrajes, titulada «Suertes, humores y pequeñas historias de la Independencia y de la Revolución», forma parte de las actividades que México prepara para conmemorar ambas efemérides en Francia a lo largo del año, informó la embajada de México en Francia.

    La proyección, que tendrá lugar en el Forum des Images de París, consiste en trece «cineminutos» sobre la Independencia y otros trece sobre la Revolución y contará con la asistencia de los directores Luis Téllez, Karla Castañeda y Rita Basulto.

    Junto a ellos, firman el proyecto cineastas como el difunto Rigoberto Mora y René Castillo, quienes dirigieron sus cortos después de una profunda investigación histórica de la que se desprendieron los relatos y las anécdotas que conforman el argumento de los pequeños cortos.

    En el proceso de elaboración de los escenarios, personajes y guiones participaron jóvenes talentos del Estado de Jalisco, en la costa del Pacífico, y se utilizaron hasta 80 computadoras al mismo tiempo, en lo que se convirtió en el estudio de dos dimensiones más grande de América Latina

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