Categoría: Erika Fonseca

  • Generando contenidos

    el contenido y las ideas hay que darlas a conocer
    Hace poco, platicaba con @jorcervan y dijo algo muy sabio: â??Every company , is a media companyâ? â??Todas compañí­a, es una compañí­a mediáticaâ? Es decir, todas las compañí­as deberí­an de generar contenidos. Todos y cada uno de nosotros deberí­amos de generar contenidos. Todos tenemos algo que compartir, que aportar., que enseñar.
    Se estima que una semana del periódico New York Times, tiene mas información que la que podí­a recibir en toda una vida una persona del siglo XVIII; o que se generarán 4 exabytes (4.0 x 10^19) de información original este año. Esto es mucho más información que los últimos cinco mil años.
    ¡La información tecnológica se duplicará cada dos años! ¿No es sorprendente?
    Lo que es sorprendente es que todaví­a hay personas/empresas que ni siquiera se enteran. Siguen pensando que todo su â??know howâ? (saber hacer), su información o su experiencia es tan invaluable que se niegan a compartir. Creen que su información deberí­a de generar un derecho intelectual de propiedad y que guardarlo les dará el poder de ganar más; no sólo a nivel económico, creen que también les hará ganar poder. Error. Esa regla ya no aplica hoy en dí­a.
    El mundo cambia vertiginosamente y la manera de atraer nuevos clientes ya no está en demostrar lo que sabemos sin revelar el â??secretoâ?, sino en demostrar lo que aplicamos dí­a a dí­a a través de la generación de contenidos al servicio de la comunidad para que puedan ser de uso común. Generar contenidos nos hace entrar dentro de la vorágine de la aceleración tecnológica y nos trae clientes. Eso es indudable.
    Ya no sirve más esconder y guardar nuestros secretos, nuestros contactos. Demostrar lo que somos capaces de hacer o lo que hacemos a través de la generación de contenidos es invaluable. Es la clara muestra de que se puede confiar en nosotros, de que tenemos la experiencia y el conocimiento necesario para cumplir los retos a los que nos enfrentaremos.
    Uno de los mejores ejemplos que podemos encontrar es Steve Chazin con su sitio www.marketingapple.com El señor, salió de Apple, se encontró desempleado y en lugar de buscar empleo de manera ortodoxa decidió montar un sitio, compartir lo que sabia, publicar un pdf con información privilegiada y ¡boom! Ahora se dedica a dar conferencias y a asesorar a otras empresas. ¿No es maravilloso? Cambiar la perspectiva y compartir nuestra sabidurí­a y experiencia nos llevará por caminos nuevos que hasta hace pocos años nadie imaginaba.
    Así­ que, ya sea que sean personas o empresas, los invito a que generen contenidos, a que compartan lo que saben, a que generen ideas y a que publiquen online. Hace siglos, cuando el conocimiento hermético permití­a sólo a los iniciados o escogidos por los maestros a tener información privilegiada era todo un gran tema querer saber, informarse o incluso aprender a leer. Hoy por hoy, cuando la información está al alcance de todos y aprender es un asunto de actitud, compartir lo que sabemos no nos quitará negocios ni reputación, sino justamente lo contrario.
    Y ustedes, ¿ya generan contenidos?
    Si quieres saber sobre algún tema relacionado con diseño, marketing o branding. No dudes en escribirme a efonseca@linko.mx
    Erika Fonseca crea estrategias de marketing y branding para Linko.mx Es una apasionada del arte, el diseño, la comunicación y los nuevos medios. Maquera y adicta a la tecnologia. | Trainee, art dreamer and marketing strategist. Working with branding, advertising and new media. Addicted to mac, to gadgets.

  • Lo que queda despues de que llueve. Por Erika Fonseca

    Una mañana, mientras estaba en mi oficina, sonó el teléfono: era mi madre. Sabiendo a medias que era una llamada de despedida platicamos un largo rato. La abracé con el pensamiento mientras dibujaba una sonrisa en mi cara. Esa paz que parece dominar el ambiente antes de una tormenta me invadió. Pero sólo por un tiempo: poco después mi madre entrarí­a en un hospital para finalmente irse.

    Fue entonces cuando empezó a llover.

    Mientras el agua caí­a por mis mejillas un frí­o intenso invadí­a no sólo mi cuerpo, también mi alma. Ese frí­o en el alma, que duele y sientes desde el corazón hasta el pelo, en cada centí­metro del cuerpo. Al menos a mí­ me parecí­a como un sueño, una pesadilla, algo irreal que estaba viviendo en otra dimensión. No podí­a creer que mi madre se hubiera ido. Que se hubiera muerto. Era muy jóven, era injusto y me dolí­a el alma. No podí­a creer que no la volverí­a ni a ver, ni a abrazar. No podí­a creer que nunca mas iba a hablar con ella, que ya no estarí­a ni para consentirme, ni para quererme ni para regañarme; no podí­a creer que se hubiese ido para siempre.

    Afuera seguí­a lloviendo. La lluvia no paraba. Siempre ha estado ahí­. Llueve.

    Meses después parecí­a haberme acostumbrado al incesante caer de las gotas. Por momentos parecí­a salir el sol de nuevo pero empezaba de nuevo la tormenta. Y el frio en el alma tampoco se aliviaba. Era como una herida que no querí­a cerrar. Y dolia, siempre dolí­a. Cada vez menos pero seguí­a doliendo.
    El tiempo ha pasado.
    Tres años, para ser precisos.

    Hoy no llueve más. Hoy la herida sigue abierta pero mi alma ya no tiene frio. Creo que uno nunca es lo suficiente maduro para cuando se le mueren sus padres, por muy grande que uno este. Pero así­ es la vida y todos vamos para allá.

    Todo en esta vida pasa. Lo único que no tiene remedio es la muerte. Y yo creo que todo tiene un porqué.
    Es cierto que en momentos como éstos la escala de valores cambia sustancialemente. Es cierto que aprecias más las sonrisas y menos el dinero, que finalmente sólo es un medio.
    Es cierto que empiezas a disfrutar la vida de otra manera. De una mejor manera. Te das cuenta mas facilmente del amor y del cariño que te rodea. Tus ojos ven cosas que antes no veí­an y tu corazón crece de un modo distinto. La compasión, el perdón y el respeto se hacen irreductibles. Y al final del dia eso te enseña algo invaluable: te enseña a conquistar la paz.
    Al menos, eso es lo que pasó en mi vida.

    Después de la lluvia quedan sonrisas, abrazos, ayuda, cariño, amor y sobre todo mucho crecimiento.
    Un dí­a podremos voltear al pasado y no sufrir. Aprenderemos a perdonar más facil, a vivir sin tantas complicaciones. A disfrutar los atardeceres en medio del tráfico. A tener paciencia cuando alguien desquiciado toca el claxón. A disfrutar el trabajo, pero trabajaremos menos. A disfrutar cada segundo del dí­a aunque estemos a mitad de un gentí­o. A sentir la brisa del mar correr por la cara y agradecer a Dios la oportunidad de estar ahí­. A buscar la luna llena porque nos hace feliz verla. A regalar sonrisas sin pedir nada a cambio y a compartir un poco más de ti por el simple gozo de dar. Aâ?¦

    Después de lluvia en tu vida quedará un atardecer que llenará de color tu mundo.

    Lo que queda despues de que llueve es la paz de voltear al pasado, y de algún modo, no sufrir sino agradecer la oportunidad de haber vivido todo lo vivido.

  • El Diccionario Visual. Por Erika Fonseca

    Kandinsky, fue el primer gran teórico del diseño y fue el primero en postular la creación del primer diccionario visual. Se dedicó a investigar la relación entre formas y colores; así­ asignó significados y colores a las tres principales figuras geométricas. Encontró que casi el cien por ciento de las personas relacionaban el cuadrado con el rojo, el triangulo con el amarillo y el cí­rculo con el azul.

    Así­ comenzó la creación de su diccionario visual. Tomó parte de la teorí­a de la Gestalt para fundamentar su investigación. Kandisnky querí­a encontrar la fórmula mágica para la gran traducción entre imágenes y significados, una gran empresa, sin duda. Sus investigaciones fueron formalmente fundamentadas y casi parecí­a tener la verdad en la mano.

    Tiempo después nos dimos cuenta de que la formulación filosófica en la que basaba no sólo diccionario visual sino el arte abstracto no era cierta para la mayor parte del mundo.

    Kandinsky pretendí­a crear un diccionario visual que nunca podrá realizarse ya que los significados de las imagenes van de la mano no sólo con el color y la forma sino con la cultura y la época donde estamos inmersos. El material de significado de imagenes siempre es distinto para cada uno de nosotros. Nuestro cerebro opera exactamente igual que al soñar.

    Mientras vamos creciendo, nuestros sentidos se alimentan de todo lo que hemos vivido y percibido. Es decir, absolutamente todo lo que hemos visto, leí­do, escuchado, sentido, sufrido, u olido es parte de nuestro gran bagaje personal.

    Los libros, los museos, las pelí­culas, los viajes son parte de esa cultura también.

    ¿Cómo poder creer que todos perciben o entienden lo mismo con determinada imagen? Imposible.

    Pero Kandisnky sentó las bases para poder entender el metódo de traducción de las imágenes. Ese, creo yo, es su gran aportación al diseño y al arte.

    Traducimos imagenes en significados de la misma manera en que hablamos, es decir, nuestro cerebro opera exactamente de la misma forma. Por ejemplo, cuando alguien dice: â??pidió la mano de su noviaâ? en realidad no trajo consigo sólo la mano, pidió la mano y le dieron a toda la novia, o no? Este preciso ejemplo es una sinécdoque que emplea una parte queriendo significar el todo â??la mano por la novia- y lo entendemos claramente sin confundirnos. Del mismo modo entendemos cuando la pared se encuentra cubierta con manchas a manera de piel de vaca, entendiendo que lo que vemos, tendrá alguna relación con ellas.

    El diccionario visual era imposible de crear. Es imposible pensar que todos vemos o percibimos todo del mismo modo. No debemos de pensar en el sentido único de los colores o las formas, incluso las distintas gamas de color tienen diversos significados.

    Er Fonseca, Sonrisas, diseño, tacones altos y cabello negro. Adicta a mac, a la tecnologia, la astrologí­a y la vida.
    mail: erfonseca@mac.com

  • El color en la vida. Por Erika Fonseca

    Color: palabra con tantos significados que lo mismo sirve de metáfora para el diseño, la astrologí­a o la vida.

    â??Todos tenemos un diseñador frustado dentroâ?. Hace mucho me enojaba, ahora solo me impresiona como, casi cualquiera, se siente capaz de solucionar los problemas de un diseñador.

    ¿Por qué si confí­an en un doctor, no acuden con la misma confianza al diseñador? Al final del dia tenemos muchos conocimientos que nos hacen poder solucionar problemas especí­ficos: desde el diseño de un buen atuendo, una imagen, un logo. El diseño NO es un asunto de intuición como sugerí­a, alguna vez, una clienta mí­a: â??Erika, fúmate una lumpia y deja que salga lo que nos gusta, sólo tu sabes comoâ? Claro, lo hací­a después de haber pedido a otros dos diseñadores algún diseño. El diseño es un proceso de comunicación.

    Intentaré explicarlo de manera práctica y sencilla, el ejemplo será una señora que se pinta el cabello de rubio oxigenado, sin haber consultado a nadie. Aquí­ la primera reflexión es la misma: ¿por qué, si querí­a un cambio de imagen no consulto un experto? Siempre he querido preguntarle a este grupo en particular: ¿si fueras a operarte, irí­as al veterinario? Pues, es obvio que no! Es entonces cuando la señora va al changarro de la esquina, pide el cambio de color al estilista, quien a cambio de vender un paquete de decoloración, tinte, tratamiento y corte incluí­do pierde la perspectiva del cambio de imagen para una señora que, lejos de verse bien, luce fatal. Un cambio de imagen deberí­a de sacar lo mejor de nosotros mismos, realzar nuestra personalidad, nuestro fí­sico. En este caso, deberí­a de enmarcar el rostro, no quitarle color ni desviar la atención. Y justo eso es lo que sucede; la señora en cuestión cambia tanto los tonos naturales, hace un jaque mate con la colorimetrí­a de su propia personalidad que uno ya no sabe que voltear a ver primero, si el color del cabello que se ve por demás artificial y maltratado o enfocarse en el rostro que seguramente se encuentra escondido detrás de una gran capa de maquillaje, operación de la nariz o simplemente, detras del cabello realmente teñido.

    Las preguntas son: ¿por qué esconderse? ¿por qué no dejar ver lo mejor de nosotros?

    Es un ejemplo muy burdo seguramente, pero lo mismo pasa en las empresas: el logotipo lo hizo el dueño en un momento de inspiración, o lo hizo el hijo, que no es diseñador, pero que dibuja muy bien, y cuenta el cuento chino de los perros de la mamá en un castillo, verí­dico! Lo he vivido!

    Y después, años después, se preguntan cómo es que la empresa, si es tan buena y tan grande, no tiene el posicionamiento debido. El diagnóstico es muy fácil: la comunicación que manejan no tiene relación alguna con la realidad existente, lo mismo que la señora de piel castaña que se tiñe el cabello de rubio. Hay elementos reales y contradictorios al mismo tiempo. Mala traducción de cualidades reales en cualidades gráficas, en dos palabras: mala comunicación.

    Siempre pasa, me queda muy claro que no queremos comunicar nuestras inseguridades pero, ¿acaso la señora teñida, no es lo primero que deja ver? Lo mismo que una empresa que no logra comunicar los elementos que realmente la harí­a posicionarse dentro del mercado. Acaso siempre que conocen a una rubia , ¿creen que es natural? Estoy convencida que el mito de que todas las rubias son zonzas va de la mano con quererse esconder y no mostrar su verdadero yo.

    Moraleja: si tienen una empresa, contraten a un buen diseñador, uno que sepa traducir y reforazar sus calidades reales y destacarlas a nivel gráfico. Analicen de pronto lo que se esta creando, por ejemplo, si son una empresa que como parte de sus valores principales manjean la confiabilidad en la gente, â??creerí­anâ? es esa confiabilidad si les entregan un trí­ptico donde aparecen dibujos de personas â??sin ojosâ?. Tal vez a mí­, me parezca como muy obvio y a ustedes no. Pero es cosa de desarrollar el proceso mental y tratar de ver qué es lo que dicen las imagenes que son parte de la empresa o de nosotros mismos. Al final de dí­a todo comunica: nuestro tono de voz, nuestra ropa, nuestro logo, nuestra empresa. Es cierto que tampoco podemos tener el control de todo. Imposible. Pero si creo que hay que poner especial énfasis en lo que sí­ queremos comunicar.