Categoría: Beatriz Gonzalez

  • Tengo Miedo

    nos deben mantener seguros

    Beatriz González Rubín

    El título de esta semana no hace referencia al video aquel, del borracho que aseguraba tener miedo cuando el alcoholímetro lo detuvo, ojala fuera así. Llevo días pensando sobre mi artículo de esta semana, se ha hablado tanto del terrible evento en el Casino Royal de Monterrey, de los colgados tanto en Santa Fe como en Acapulco, de la violencia que acecha a todo el país, de las inundaciones (charcos para el señor Ebrard) en la ciudad, de las voces de cientos de personajes que exigen la renuncia de Calderón, de periodistas muertos a manos de siniestros personajes y demás situaciones que todos conocemos.

    Hoy yo Beatriz, una mujer que se levanta diario a las cinco de la mañana para trabajar; que busca la manera de mantener de una manera honrada a su hija; que no se pasa los altos, ni se mete en sentido contrario; que no compra piratería, que no da mordidas, que paga impuestos, que compra en establecimientos legales; que da clases y busca transmitir en sus alumnos, independientemente del contenido de la materia, valores; que ayuda a sus amigos y gente que la rodea; que no busca fastidiar al prójimo; tengo miedo.

    Y es un miedo real, de salir a la calle, de esperar que mis hijos regresen sanos y salvos a casa, de ser asaltada, de ser asesinada por unos cuantos pesos, de ser secuestrada; de enfermarme yo o mis hijos y no tener miles de pesos para pagar un hospital privado, pues el sistema de salud pública es una basura; de que en las próximas elecciones gane el PRI y quede como héroe al pactar con el narco por una paz que en realidad no existe; de saber que alguien cercano y querido ha muerto a manos de la violencia que nos gobierna.

    Tengo miedo por mí, por mis hijos, por mis amigos, por ti qué me lees, por mi México. Y no quiero vivir con miedo, yo no lo merezco, tu no lo mereces, mi País (y sí, con mayúsculas) no lo merece.

    Yo hoy, pido a aquellos que nos gobiernan, que nos den garantías de que estaremos a salvo, que nos protejan, que regrese la paz a mi país. Ya no queremos tener miedo. Yo por mi parte estoy dispuesta a luchar haciendo lo que me concierne y estoy segura que somos muchos más los que hacemos lo correcto y vivimos anhelando dejar de sentir miedo.

  • Necesito creer en algo…

    una necesidad de fe en la vida

    Beatriz González Rubí­n

    Una imagen de Cristo que se dibuja en una pared resquebrajada, la silueta de la Virgen de Guadalupe se forma después de un incendio, ahora una pequeña hada aparece entre las ramas de un árbol en una casa de Guadalajara y como eso, decenas de â??fenómenosâ? que los hombres inventan en distintos lugares del mundo y todo por la necesidad que tiene el ser humano por creer y confiar algo.

    En este último caso, miles de personas hicieron fila durante varios dí­as para ver al ser mágico, por una ‘cooperación voluntaria ‘ que oscilaba entre los 3 y 20 pesos, la cuota era cobrada por el dueño del predio donde se encontraba el árbol en cuyas ramas apareció la pequeña hada, que a final de cuentas resulto ser un muñeco que representaba al personaje de Pixie de los X-Men.

    El evento podrí­a considerarse en cierto modo como histeria colectiva un â??fenómeno que genera un estado de entendimiento o de empatí­a entre los que se consubstancian con las mismas ideasâ? (1); en este caso, miles de personas acudí­an a ver el hada ilusionados ante su condición de ser mágico de otro mundo.

    Cada vez son más comunes estos eventos, el ser humano tiene necesidad de creer y depositar su esperanza en algo, los héroes han caí­do, las instituciones también, vivimos en una época que se caracteriza por la tristeza, por la apatí­a, por el egoí­smo, por la violencia.

    No es tarde, si Viktor Frankl encontró la manera de sobrevivir y salir adelante en un campo de concentración donde todos sus derechos fueron negados y todas sus necesidades elementales golpeadas y lo plasmo en el libro El hombre en busca de sentido, nosotros podemos salir adelante, por muy jodido que esta nuestro paí­s, aun somos libres.
    Hay que dejar de buscar estupideces para creer, tenemos amigos, hijos, compañeros de trabajo, pareja e inclusive mascotas, que merecen nuestra fe y admiración. Atarnos a cosas inexistentes sólo nos vuelve más esclavos de la desesperanza.

    (1) http://www.periodicotribuna.com.ar/7365-las-psicosis-colectivas.html

  • Luegue vs. Tlaloc

    sabe pero no sabe que hacer en su lucha contra tlaloc
    Beatriz González Rubín

    El 2 de diciembre del 2006 Felipe Calderón designó a José Luis Luegue Tamargo como titular de la Comisión Nacional del Agua (CONAGUA). Con amplia experiencia en temas ambientales, es poseedor de dos especialidades en procesos siderúrgicos una por la UNAM y otra por el Centro Nacional de Investigaciones Metalúrgicas de Madrid, España y además tiene un diplomado en Filosofía Social en Política por la Universidad Panamericana.

    Trabajó durante 14 años en la industria siderúrgica nacional y fungió como profesor durante cinco años en la Facultad de Química de la UNAM.

    Era justo aquí donde quería llegar, imaginen la escena: uno de los grandes auditorios de la UNAM donde Luegue va a dictar cátedra, el lugar está a reventar, no cabe una persona más, los pocos que se aventuran a entrar, tienen que sortear las escaleras para no pisar a alguien, todos esperan ansiosos las sabias palabras del ponente. El susodicho ingresa al recinto de sabiduría y las palmas de los asistentes suenan al unísono, todos saben que de un hombre con esa amplia experiencia, solamente podrán salir grandes palabras. El silencio se apodera del lugar, cientos de ojos expectantes están sobre el rostro de Luegue, él carraspea un poco para aclarar la garganta.

    – Buenas tardes- una voz ronca y bien modulada proviene del catedrático- es un honor para mí, estar hoy aquí. He venido a presentarles mi última teoría que espero goce de la aceptación y el interés de todos ustedes.

    La emoción de los presentes es evidente, los jóvenes ansiosos de conocimiento parecen querer exprimir la sabiduría del hombre que esa tarde los acompaña.

    – Quiero compartirles un tema que a todos nos preocupa, las lluvias extremas que últimamente sufre nuestra ciudad. Pero antes de proseguir quiero aclarar que yo no soy responsable, lo que llueve viene de allá arriba.

    ¿Eh? ¿Qué dijo?, imaginen ustedes las caras de interrogación de los espectadores.

    Suena absurdo, el importante titular de CONAGUA nunca se atrevería a decir una estupidez de ese tamaño en una ponencia. Yo me preguntó ¿Cómo se atreve a manifestarlo a la prensa? ¿Acaso piensa que somos imbéciles y puede burlarse de nosotros de esa manera?

    Por mi parte el Señor Luegue Tamargo es un irresponsable incapaz de dirigir una comisión tan importante como de la que hoy es cabeza.
    ¿Qué pasa con nuestros gobernantes? ¿Acaso nos merecemos tan poco que tenemos gobernantes de tercera?

    No es desearle mal a nadie, pero ojala un día el irónico hombre sepa lo que es vivir con el agua al cuello, no hablo de manera metafórica, espero que viva en carne propia lo que es inundarse y que el agua se lleve literalmente todo, y tal vez entonces, justo en ese momento, querrá no haber abierto la boca para decir semejante cosa.

  • Algo está podrido en la justicia mexicana

    algo pasa en la justicia mexicana
    Beatriz González Rubí­n
    Hace muchos años Shakespeare puso parte de este diálogo en la boca de Marcelo, el guardia del castillo de Kronborg en Elsinor, hoy yo las utilizó para hablar de la repartición de justicia en este tan amado paí­s nuestro.
    Esta semana fuimos testigos de dos sentencias a delincuentes de alta monta, y las diferencias son abismales, dignas de pensarse y tomarse en cuenta.
    El martes, el Juez 25 de Paz Penal del Distrito Federal, impuso la sentencia más grande en la historia de la justicia mexicana a José Luis González González propietario y director de Publi XIII, mil 955 años de cárcel, mas el pago de casi 38 millones de pesos como reparación del daño a 782 personas a las que defraudó con la venta de vehí­culos.
    Por otra parte, Edgar N. â??El Ponchisâ?, el famoso niño sicario, de 14 años, fue sentenciado a tres años de cárcel, acusado de degollar a cuatro personas, cuyos cadáveres fueron colgados posteriormente en un puente de Cuernavaca, además de ser culpable de portación de armas de fuego exclusivas del Ejercito, secuestro y posesión de drogas. El menor que fue vinculado con el Cártel del Pací­fico Sur en el estado de Morelos, fue detenido en el aeropuerto cuando intentaba tomar un vuelo, en compañí­a de sus hermanas, a Tijuana.
    Según la legislación del estado de Morelos, esta es la pena máxima que se le puede imponer a un menor, así­ que no hubo más que hacer.
    Quiero que quede claro que en ningún momento estoy justificando al defraudador, quién a mi juicio merece ser castigado, pero la verdad la sentencia es absurda e irrisoria, tal vez nuestros jueces pretenden sentar precedente y poner ejemplo, pero ni aunque el hombrecito tuviera siete vidas como un gato podrí­a purgar la pena.
    Y nuestro pequeño sicario (y si, es nuestro, porque es producto de esta sociedad desigual) sólo pasara tres años en la cárcel, perfeccionando sus técnicas de tortura y asesinato, ya que es bien sabido que los centros de rehabilitación son todo menos eso, y saldrá convertido en un flamante adulto de 18 años con experiencia y contactos suficientes para integrarse a los grupos más peligrosos.
    En definitiva, algo está podrido en el sistema judicial, algo está podrido en mi paí­s y poco a poco contamina a la gente. Ojala nos podamos salvar, Dinamarca no pudo.

  • Cuento

    una forma distinta de ver las cosas
    Beatriz González Rubín
    Queridos lectores, está semana llena de tragedias y muertes (para variar y no perder la costumbre), que han sido comentadas por todos, me niego a seguir hablando de ello, es por esto que les comparto un pequeño cuento de mi autoría, es un homenaje a Quino y a su adorable Mafalda de quien siempre he estado enamorada. Espero lo disfruten.
    JUGANDO BROMAS
    Esa mañana al despertar, Mafalda se dio cuenta que no estaba en su casa, ni en la de Miguelito, ni en la de Felipe, y mucho menos en la de la tonta de Susanita. El lugar no le era familiar, el mobiliario tampoco, y mucho menos los colores. Ella vivía en blanco y negro, sólo recordaba un par de veces que a Quino le había entrado la locura, pintando todo de colores ¡auugg!, fue una experiencia repugnante.
    Buscó a su mamá en la cocina; probablemente durante la noche tuvo un ataque de depresión menopáusica, que le suele dar a las mujeres hacedoras de sopa, y quiso redecorar, pero si era así, se le había pasado la mano.
    El lugar era una pesadilla, los colores fuertes y de mal gusto, los muebles, extrañísimos. Había una mesa grande con tres sillas de distinto tamaño cada una, la primera enorme. Se sentó en ella, era dura y le quedaba grande, trato de bajar pero sus pies no alcanzaban el suelo, se paró en ella y dio tremendo salto. La segunda silla era menos grande, pero el asiento era aguado y muy suave, tampoco le gusto.
    – No cabe duda que mamá se volvió loca- dijo para sí misma con su acento argentino.
    Por último intentó sentarse en la tercera silla, el resultado un desastre: la silla era demasiado pequeña para ella, primero se atoró, después se lastimó y para acabarla de fastidiar la silla se hizo pedazos.
    – Creo que cuando encuentre a mamá, tendremos una seria discusión sobre el respeto a los gustos de los demás, mira que poner sillas de acuerdo al tamaño de cada uno. Por lo menos si lo hubiera hecho midiendo el intelecto, no habría problema, pero así…, esta ni siquiera era de mi tamaño- dijo al tiempo que señalaba lo que había sido una silla.
    Sobre la mesa, había tres platos. Al igual que las sillas eran de distinto tamaño.
    – Esto sí, ya es el colmo, los platos también son de acuerdo al tamaño. Pero pensándolo bien, cuando sirvan sopa, comeré menos que los demás- dijo al tiempo que se paraba de puntas y se asomaba a uno de los platos.
    Mafalda realmente se sentía confundida, por más que trataba de pensar no encontraba ningún sentido a lo que estaba pasando. En lo más recóndito de su mente de caricatura tenía la seguridad de haber visto el lugar donde se encontraba.
    Siguió recorriendo la casa. Llegó a una recamara, en ella tres camas llenaban la habitación. Al igual que las tres sillas, una era grande y dura, la segunda demasiado blanda, y con la tercera no quiso hacer ni siquiera el intento por temor a que se rompiera.
    – Bien, esto ya es el colmo. Seguramente todo es un error, una gran equivocación.
    En la habitación, había una ventana. Mafalda se asomó por ella, a lo lejos tres siluetas caminaban hacia la casa. Al principio le fue difícil reconocerlas, pero, conforme se acercaban, se dio cuenta que eran tres osos: uno enorme, uno grande, y el ultimo, pequeño.
    En ese momento Mafalda recordó todo. Alguna vez su papá le había leído el cuento de » Ricitos de Oro y los tres osos», y ella estaba dentro del cuento.
    Salió corriendo de la casa, buscó y buscó, hasta que encontró la portada del cuento, por ahí se escapo. Ya afuera, sobre la mesa de su creador, se paro con los brazos en jarras y con una voz llena de ira le dijo:
    ¬- Oye, Che, yo no sé qué te pasa, no seas estúpido, como broma ya estuvo bueno, o resuelves la situación o renunció.
    Dio la media vuelta, no sin antes hacerle una mueca de enojo al escritor, y fue a meterse en un libro que había sobre la mesa.
    Quino, no pudo menos que soltar una enorme carcajada, cuando vio que Mafalda entraba a » El Resplandor» de Stephen King.

  • De la ficción a la realidad

    la realidad a la ficcion
    Beatriz González Rubí­n
    En Londres un grupo de activistas invaden un laboratorio con la intención de liberar a unos chimpancés, sin saber que están infectados de furia (rage), 28 dí¬as después la ciudad entera luce desértica, muchos han muerto infectados, unos cuantos sanos se esconden en donde pueden y cientos enfermos recorren las calles para buscar ví­ctimasâ?¦
    Este es más o menos el inició de la pelí­cula Exterminio que se realizó en el año 2002, un film de ficción y horror que lleva al espectador a reflexionar sobre la naturaleza salvaje del ser humano.
    Hace unos dí­as, la revista cientí­fica Science, publicó una noticia sobre un mono enfermo de neumoní­a en el Centro de Investigación Nacional de Primates de California en Davis, semanas después 19 monos murieron y tres humanos enfermaron. Es el primer caso conocido de un adenovirus que saltó de monos a humanos. Al comparar muestras de sangre de los tres humanos infectados se encontraron anticuerpos contra el adenovirus, pero al analizar muestras de otras 81 personas sanas, como prueba de control, fue evidente que nadie más los tení­a, por lo tanto, se llegó a la conclusión que es un virus nuevo.
    Me queda claro que los cientí­ficos tienen que investigar sobre virus, medicamentos y demás, para encontrar cura a las enfermedades, pero en este afán que tiene el hombre por sentirse dios, dueño y amo de todo el universo, dispone de los animales como si fueran de su propiedad.
    La pelí­cula de Danny Boyle, no es la primera en exponer está situación, años atrás ya lo hizo Sthepen King en una novela. El ser humano nunca está conforme, siempre quiere más, aunque para lograrlo se ponga en peligro el mismo.
    Estamos a tiempo, a tiempo de reflexionar y actuar, a tiempo de entender que no somos todopoderosos, a tiempo de aceptar que el planeta no nos pertenece, que simplemente somos habitantes de un mundo en el que cohabitamos con cientos de especies, y que si bien es cierto, somos â??la especie superiorâ? también es cierto que somos los encargados de resguardar el planeta y hacer de este un mejor lugar para vivir, situación que no hemos entendido, tal vez cuando lo hagamos, sea demasiado tarde y nos lleguen nuestros 28 dí­as despuésâ?¦

  • Nuestro diario vivir

    la semana es extraña
    Beatriz González Rubí­n

    Tengo una mala costumbre: todas las mañanas al llegar a la Universidad leo el periódico. Esta semana al abrir las páginas estás fueron algunas de las notas que leí­, aclaro, no en orden cronológico:

    Yunes declara: â??Asistí­ a la reunión en presencia de 10 personas integrantes del Panal. (â??La Maestraâ? Elba Esther) me solicitó que mensualmente le entregara yo 20 millones de pesos para financiar las actividades de Nueva Alianza, y, obviamente, le dije que noâ?. (1)
    â??El tabasqueño (AMLO) desestimó el triunfo del tricolor en el Estado de México, y aseguró que con todo el apoyo gubernamental y de los medios de comunicación «hasta una vaca gana, con todo respeto para las vacas». (2)
    â??Un grupo de sicarios irrumpió a tiros en un bar de la ciudad mexicana de Monterrey y mató al menos a 20 personas, informaron fuentes policialesâ?. (3)
    â??El mexicano Humberto Leal Garcí­a fue ejecutado este jueves en la prisión de Huntsville, Texas, sentenciado por la muerte de una joven de 16 años en 1994 y luego de pedir perdón a familiares y de que sus últimas palabras fueran: â??Viva México, Viva México, Viva Méxicoâ?.(4)
    â??El cantautor argentino Facundo Cabral fue asesinado hoy por un grupo de sicarios en la capital guatemalteca, cuando se dirigí­a con su representante al aeropuerto internacional La Aurora desde el hotel donde se hospedabaâ?.(5)

    Sólo por citar algunas.

    Se preguntaran y con toda la razón ¿qué afán tengo de citar las tragedias que nos son anunciadas dí­a a dí­a?

    Simplemente amigos compartirles la reflexión que me invade este dí­a: Nos hemos convertido en seres atormentados por nuestro entorno. No pretendo evadirme del mundo en el que vivo, del paí­s que amo y de las tragedias que me rodean. Pero ¿cuántas veces reflexionamos sobre las cosas buenas que tenemos?

    Cristina Pacheco ha presentado durante años un programa que se llama â??Aquí­ nos toco vivirâ?, hoy parafraseando a tan grande mujer lo afirmo, y agrego, en â??En esta época nos toco vivirâ?.

    Creo que aun no entienden a donde quiero llegar (la verdad yo tampoco). Simplemente los invito (me invito) a reflexionar en las cosas buenas que nos regala la vida todos los dí­as:

    Despertar y saber que tenemos una hoja en blanco para escribir ese dí­a con la mejor letra que seamos capaces; beber un buen café; ver la sonrisa de nuestros hijos; saludar a los compañeros de trabajo, que de alguna manera se han convertido en una extensión de la familia, pasamos ocho horas al dí­a con ellos; reí­r con las ocurrencias de los amigos virtuales en twitter; comer algo delicioso, preparado por manos mexicanas; ver en el cielo una luna enorme que nos recuerda que somos sólo una pequeña parte del universoâ?¦

    Si, nuestro paí­s está mal, nuestros gobernantes aun peor, la crisis limita nuestra vida, corremos peligro de quedarnos sin trabajo, los baches en las calles son infernales, la inundaciones complican nuestros trayectosâ?¦ ¿le sigo? O simplemente empezamos a pensar, que la vida vale la pena aunque no sea perfectaâ?¦

    1 http://www.vanguardia.com.mx/laconspiracioncontragordillo-1042615.html
    2 http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=590217
    3 http://noticierostelevisa.esmas.com/nacional/307421/multiple-asesinato-monterrey
    4 http://www.milenio.com/cdb/doc/noticias2011/1f0be4d9e23a53caf2e89d68de386bae
    5 http://www.caracol.com.co/nota.aspx?id=1502835

  • El narco no hace distinciones de edad

    la edad en las filas del crimen no es regla

    Beatriz González Rubí­n

    Hace unos dí­as leí­ una noticia en lí­nea en El Universal de Guadalajara, que hablaba sobre las mujeres que participan con el narco, y no me refiero a las esposas, madres, hermanas o aquellas que sin quererlo son parte de este núcleo. Hablo de aquellas que son miembros activos, sicarias, asesinas, simplemente criminales.

    Lo más preocupante de la situación es que muchas de ellas son niñas. Una en especial, de 16 años habla tranquilamente de cómo aprendió a manejar armas y de su ingreso a Los Zetas por una â??invitación de amigosâ?.

    Otra, de 21 años fungí­a como halcón y tranquilamente relata â??Me pagan cuatro mil a la quincena allá en Fresnillo desde hace un año. Trabajo para el comandante Centenoâ? (1)

    Mi cuestionamiento es ¿Qué ha llevado a estas chicas y cientos de chicos también, a optar por ser servidores del narco? La respuesta no la sé, quisiera entenderlo y tener en mis manos las herramientas para evitarlo.

    Creo que es una combinación de muchas cosas: hambre, educación, falta de oportunidades, ausencia de padres, seducción del dinero â??fácilâ?, pero definitivamente, sea cual sea la razón es sumamente triste.
    ¿Qué pasa por la mente de estos jóvenes? ¿Tendrán acaso ilusiones, sueños y esperanzas? ¿Cómo es que las han perdido o quizás nunca las tuvieron?

    Si ustedes queridos lectores tienen hijos, (si no, algún jovencito cercano a ustedes), imagí­nenlo portando un arma, un cuerno de chivo, una ametralladora, amedrentando, asustando y finalmente asesinando. Después de esto creo que no queda nada, todo se muere con ese primer â??plomazoâ?, se entierran los sueños, las ilusiones, los planes.

    Los jóvenes son el futuro de México, y no niego que hay muchos valiosos, productivos, que luchan por prepararse y ser alguien en la vida, pero todos aquellos que han sido seducidos por el dinero fácil, por el camino rápido, por el odio y la amargura, formaran parte (si es que viven) de ese futuro que finalmente no pinta muy bien.

    Dios guarde a la juventud, a aquellos que en vez de libros y sueños, tiene armas y un corazón lleno de odio.

  • Ebrard un moderno señor feudal

    el moderno señor feudal

    Beatriz González Rubí­n

    En el feudalismo, los â??Señoresâ? gobernaban como monarcas sus feudos (tierras). El Señor tení­a autoridad y poder económico sobre sus siervos, los cuales pagaban una serie de impuestos a los dueños de la tierra. Se cobraba por el uso del horno, de las herrerí­as, de los molinos; peajes a las mercancí­as; uso de bosque, derecho de caza y el ampliamente conocido derecho de pernada donde el señor feudal pasaba la primera noche de boda con la novia.

    En la actualidad la canción â??Como hemos cambiadoâ?¦â? difí­cilmente se aplica.

    Después de una semana de crisis donde las citas se acabaron, los sistemas se colapsaron y los funcionarios se volvieron locos, nuestro querido gobierno del Distrito Federal tuvo a bien dar una prorroga a los â??morososâ? de la tarjeta de circulación con chip.

    Hagamos cuentas, año con año tenemos que verificar el coche dos veces, el costo es:

    Certificado de Verificación tipo «Cero» $288
    Certificado de Verificación tipo «Doble Cero» $575
    Ahora, la tarjeta de circulación que tendrá que renovarse cada tres años cuesta $299 pesos.

    No hay que olvidarnos de la bendita tenencia, un impuesto que supuestamente iba a ser eventual y se ha convertido en una pesadilla. Los costos varí­an dependiendo del coche que manejas, en mi caso pague 2, 500 pesos, tomando en cuenta que es un auto de varios años atrás. Si tienes la fortuna de tener un auto nuevo y de lujo, el pago aumenta de una manera impresionante.

    Todas esas cantidades son simplemente por tener algo en que transportarse en esta ciudad cien por ciento caótica. Le podrí­amos sumar, la licencia, el pago por el uso de nuevas ví­as, como será la super ví­a que actualmente se encuentra en construcción, y demás situaciones.

    Serí­a maravilloso que todos esos impuestos se vieran reflejados en calles y avenidas perfectamente pavimentadas, en transporte digno y eficaz, en seguridad en la ciudad. Pero no es así­, pagamos y pagamos, cada dí­a inventan nuevas maneras de sacarnos el dinero, la gente está enojada, deprimida y desesperada.

    Y lo más triste del caso es que no nos queda de otra. ¿Hay alguna diferencia entre aquellos señores feudales que viví­an a costillas de sus súbditos y nuestros modernos gobernantes? Yo no la encuentroâ?¦bueno debemos de dar gracias que el derecho de pernada ya no está vigente (por lo pronto), quien sabe si en algún tiempo vean conveniente volverlo a poner de moda. En fin, sigamos pagando como si fuéramos de primer mundo para vivir en una ciudad de tercera.