Categoría: Asia

  • España satisfecha por votaciones en Afganistan

    El gobierno español expresó este jueves su «satisfacción» por la celebración de las elecciones en Afganistán, que consideró «una expresión de la voluntad y madurez del pueblo afgano».

    «El Gobierno de España manifiesta su satisfacción por la celebración de las elecciones en Afganistán que por si mismas constituyen una expresión de la voluntad y madurez del pueblo afgano de avanzar en la senda de la consolidación democrática», dijo el ministerio de Asuntos Exteriores en un comunicado.

    Madrid también quiso «felicitar a UNAMA (Misión de Asistencia de Naciones Unidas) por la labor realizada, así como a las fuerzas afganas y a los efectivos de la Comunidad Internacional que han contribuido a que este hito en la reciente historia democrática del pueblo afgano haya podido realizarse».

    Aunque los resultados de participación no se conocerán hasta dentro de unos días, los responsables afganos de las elecciones dijeron que esperaban un 50% de participación electoral, pero el enviado especial de la ONU en Afganistán, Kai Eide, advirtió que sería «prematuro» dar alguna estimación

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  • Ramazan Bashardost un candidato mas

    El ex ministro Ramazan Bashardost, a quien sus rivales acusan de hacerse pasar por loco por su excéntrico modo de vida (está instalado en una carpa desde 2005) marcó la campaña de las presidenciales afganas con sus encendidos discursos contra la corrupción y los señores de la guerra.
    No tiene grandes posibilidades de victoria pero este político, considerado en un primer momento como un candidato marginal tanto por su estilo de vida -en una tienda de campaña y sin dinero- como por su personalidad imprevisible y su vehemencia, se ha ganado a buena parte del electorado con su campaña.
    Un sondeo publicado el viernes pasado por un instituto estadounidense le pronosticó un 10% de los votos, lejos del 44% dado al presidente saliente y candidato favorito, Hamid Karzai, y del 26% vaticinado al ex ministro de Finanzas, Abdulá Abdulá.
    Bashardost se lució especialmente el domingo pasado, en el debate televisivo que compartió con Karzai y con otro candidato, el ex ministro de Finanzas Ashraf Ghani.
    Vestido como siempre -con una larga camisa tradicional de un blanco inmaculado-, se lanzó contra sus dos bestias negras: la corrupción del gobierno y sus aliados extranjeros y los «criminales» señores de la guerra.
    Los habitantes de Kabul conocen desde hace cinco años los discursos un tanto teatrales de este hombre, hijo de funcionarios, titular de doctorado en Derecho obtenido en Francia, donde vivió 19 años.
    En 2004 abandonó ruidosamente su cargo de ministro de Planificación del gobierno de Karzai tras haberse hecho numerosos enemigos por sus incesantes diatribas contra la corrupción.
    Esa renuncia potenció su imagen de Don Quijote popular en un Afganistán que se pregunta dónde van a parar los miles de millones de dólares de la ayuda internacional. Un año después, fue elegido diputado por Kabul con facilidad.
    Para «reducir sus gastos» -dijo-, se instaló ante el Parlamento, en una tienda de campaña de 15 m2, donde recibe a cualquier elector que se presente.
    Sus enemigos dicen que se hace el loco. «No pueden decir que me dejo comprar y así, es el único argumento que tienen», replica Bashardost.
    Sus discursos de acento humanitario y demócrata son vanguardistas en un país aún encasillado en alianzas político-tribales y suscita reacciones paradójicas entre los afganos.
    «A la gente le gusta pero no lo toman en serio. Porque un presidente debe ser un rey, no un profeta en sandalias», explica un periodista afgano.
    Vive solo porque, como dice, «cuando se es Bashardost, no se puede estar casado».
    «Ya saben lo que pasa; las mujeres quieren dinero para ir al restaurante y comprar vestidos. Pero yo no puedo hacerlo mientras mis compatriotas mueren de hambre o no tienen casa», explicó en julio a la AFP
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  • Abdulá Abdulá, elecciones en Afganistan

    Abdulá Abdulá se convirtió en el principal escollo para la reelección del presidente Hamid Karzai en los comicios del jueves, al cabo de una campaña en la que con su voz aterciopelada cuestionó duramente la gestión del mandatario saliente, quien hace tres años lo destituyó del cargo canciller.
    Los sondeos dan a Karzai una fuerte ventaja frente a sus 40 contrincantes, pero las cosas, según los analistas, podrían complicársele si se viera obligado a disputar una segunda vuelta contra quien fue su ministro de Relaciones Exteriores de 2001 a 2006, y que ahora es segundo en las intenciones de voto.
    «Karzai transformó una ocasión de oro en un desastre. No hay ninguna razón para darle cinco años más», proclamó Abdulá en un mitin reciente.
    Los observadores consideran que en las últimas semanas, gracias a su intensa campaña, sus posibilidades aumentaron.
    Nacido en 1960, casado y padre de tres hijas y un hijo, este oftalmólogo construyó su reputación durante las tres décadas de guerras afganas como brazo derecho del «héroe nacional» Ahmad Shah Masud, famoso resistente a la ocupación soviética y al régimen talibán, asesinado el 9 de septiembre de 2001.
    Abdulá suele denunciar la «desconexión» entre el Gobierno de Karzai y la población, atrapada en una realidad de corrupción y violencia que lleva a muchos afganos a engrosar las filas de la insurgencia islamista talibán.
    El candidato opositor se proclama independiente y denuncia el estado deplorable de un país que según él desperdició las enormes oportunidades que se le ofrecían tras la caída del régimen talibán, cuando empezaban a fluir los miles de millones de dólares de ayuda internacional.
    «La seguridad se deteriora, la situación política es caótica, los problemas de la gente (…) no son tratados como debieran serlo», declaró recientamente a la AFP.
    «Mi principal proyecto es mejorar la situación, crear una esperanza entre la población», añadió.
    Por ejemplo, propone modificar la Constitución para cambiar un sistema político extremadamente centralizado y crear los cargos de primer ministro y de dirigentes de las provincias, que representen mejor a la población y la alienten a implicarse más en la vida pública.
    «Afganistán ciertamente necesita un cambio (…). Y no un cambio de nombres, sino un cambio de visión (…). Se trata de elegir entre una situación en la que Afganistán se hunde lentamente (…) y una situación en que la gente tenga de nuevo esperanza», explica.
    La madre de Abdulá pertenece a la minoría tayik, y el dirigente está vinculado con los tayik del valle de Panshir, bastión de Masud, al norte de Kabul. Pero su padre era pastún, una ascendencia que podría darle muchos votos en el seno de esta etnia, la principal del país.
    Político respetado, Abdulá dice ser optimista con respecto al resultado de las elecciones, a condición de que éstas sean «creíbles y transparentes».
    El universitario Nasrulá Stanikzai, observador de la política afgana, considera que Abdulá es uno de los mejores entre decenas de candidatos insulsos.
    Según un sondeo estadounidense difundido el domingo, Abdulá obtiene el segundo lugar, con el 26% de intenciones de votos, detrás de Karzai, con el 44%, con lo cual se necesitaría una segunda vuelta.
    Pero tanto Abdulá como el ex ministro de Economía Ashraf Ghani (6% de intenciones de voto) podrían ser castigados por el hecho de que participó en el Gobierno de Karzai, considera el universitario.
    «Ambos trabajaron en el Gobierno durante años, y si hoy día el equipo de Karzai fracasó, ellos también son considerados parte de ese fracaso», analiza
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  • Afganistan y su situacion

    Afganistán, que organiza elecciones el jueves con un clima de violencia sin precedentes desde 2001, es un Estado islámico situado en la estratégica encrucijada entre Oriente Medio y Asia central y del sur, con una geografía montañosa y rural y una de las economías más pobres del mundo.

    SITUACION GEOGRAFICA: Afganistán, en el corazón de Asia central, está enclavado entre tres repúblicas ex soviéticas al norte (Turkmenistán, Uzbekistán, Tayikistán), Irán al oeste, Pakistán al este y al sur y China al este. País árido, de 652.225 km2, montañoso en un 85%.

    POBLACION: Entre 26 millones y 32 millones de habitantes.
    POBREZA: Quinto país más pobre del mundo, con un 42% de la población que subsiste con menos de 14 dólares mensuales.
    MORTALIDAD INFANTIL: Alrededor de 257/1000, tercer índice más alto del planeta después de Sierra Leona y Angola (ONU).
    MORTALIDAD MATERNA: 1.600 de cada 100.000 nacidos con vida, segundo índice más alto del mundo después de Sierra Leona (ONU).
    ALFABETIZACION 23% de la población adulta (oficial).
    ESCOLARIZACION: La mitad de los niños están escolarizados, pero sólo un 35% de esos escolares son niñas (ONU).
    ESPERANZA DE VIDA 43 años (ONU).

    CAPITAL: Kabul.
    IDIOMAS OFICIALES: Dari (persa) y pashtún, más unas 30 lenguas de minorías, incluido el uzbeko.
    RELIGIONES: Islam (80% de sunitas y un 20% de chiitas).
    HISTORIA: Reinado de la dinastía pashtún de los Durrani de 1747 a 1973, cuando fue derrocado del rey Zaher Shah.
    En abril de 1978, un golpe de Estado lleva a los comunistas al poder. El Ejército soviético invade el país en diciembre de 1979, pero se topa con la resistencia férrea de los muyaidines y se retira en febrero de 1989. El presidente Najibulá, puesto por Moscú al frente del país en 1986, es destituido en abril de 1992. Empieza una sangrienta guerra civil entre facciones.
    En septiembre de 1996, los talibanes, fundamentalistas formados esencialmente en Pakistán, se apoderan de Kabul e imponen su interpretación ultrarrigurosa de la sharia (ley islámica). Son derrocados a finales de 2001 por una coalición internacional con mando norteamericano tras negarse a entregar a los jefes de Al Qaida, responsables de los atentados del 11 de septiembre de 2001 en Estados Unidos.
    En diciembre de 2001, la conferencia de Bonn (Alemania), que reúne a las facciones afganas bajo los auspicios de las Naciones Unidas, instala un Gobierno interino dirigido por Hamid Karzai.
    REGIMEN: Presidencial en virtud de la Constitución de 2004. Hamid Karzai, primer presidente elegido democráticamente en octubre de 2004.
    RECURSOS: Carbón (4% de las reservas mundiales), hierro, cobre, piedras preciosas (yacimiento más importante del mundo de lazulita y esmeraldas). Yacimientos de plomo, zinc, estaño, tungsteno y cesio permanecen sin explotar. País rico en gas natural y madera.
    DROGA: Cerca del 93% del opio mundial se produce en Afganistán (ONU). El valor de la exportación se estimó en 3.400 millones de dólares en 2008. Una parte sirve para financiar a los talibanes.
    DEFENSA: Si sale reelegido el 20 de agosto, Hamid Karzai quiere duplicar en cinco años los efectivos del Ejército Nacional Afgano de 130.000 a 260.000 hombres y de la policía, de 80.000 a 160.000 hombres.
    Más de 100.000 soldados extranjeros, la mayoría norteamericanos, se encuentran en el país para combatir la insurrección islamista. La violencia bate récords absolutos desde la caída de los talibanes.

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  • Cifras en Afganistan ante las elecciones

    A continuación la fechas clave de Afganistán desde el comienzo de la intervención internacional de 2001 liderada por Estados Unidos:

    2001
    – 7 oct de 2001: primeros bombardeos británicos y estadounidenses sobre Kabul (operación «Libertad Duradera» inicialmente llamada «Justicia Infinita») en respuesta a los atentados del 11 de septiembre de Al Qaida en Estados Unidos. Washington dirige una coalición militar internacional para derrocar a los talibanes, en el poder desde 1996.
    – 9-13 de nov: la Alianza del Norte, oposición armada a los talibanes, toma Mazar-e-Sharif (norte), Herat (oeste) y Kabul.
    – 20 de nov: Washington ofrece 25 millones de dólares por la captura de Osama Bin Laden y 10 millones por el jefe talibán, el molá Omar.
    – 4-16 de dic: ofensiva contra Tora Bora, en las montañas del este, presunto escondite de Bin Laden.

    – 5 de dic: acuerdo de Bonn, impulsado por la ONU, entre las facciones afganas para un gobierno interino dirigido por Hamid Karzai, de la etnia pastún.
    – 7 de dic: Kandahar (sur), capital de los talibanes, se rinde.
    – 22 de dic: entra en funciones la Fuerza de Asistencia Internacional para la Seguridad (ISAF) de la OTAN y el gobierno multiétnico presidido por Karzai.
    – 2-18 de mar: operación «Anaconda» de la coalición estadounidense en las provincias fronterizas con Pakistán, seguida por numerosas otras operaciones.
    – 5 de set: atentado con coche bomba en Kabul deja 30 muertos.
    – 2 de oct: el jefe de guerra Gulbudin Hekmatyar llama a expulsar a las tropas extranjeras.

    2004
    – 6 de ene: la ISAF, dirigida por la OTAN, extiende su mandato fuera de Kabul.
    – 9 de oct: Karzai se impone en una vuelta en la primera elección presidencial de la historia del país.

    2005
    – 23 de jun: las fuerzas afganas y estadounidenses rastrillan el «triángulo negro» del sur; más de 130 muertos.
    – 18 de set: primeras elecciones legislativas y provinciales desde 2001, poco perturbadas por la violencia.
    – 19 de dic: primera sesión del nuevo Parlamento.

    2006
    – Mediados de mayo: ofensiva «Mountain Thrust» («incursión en las montañas») de la coalición en el sur. En seis semanas, mueren unos 1.000 talibanes (según fuentes oficiales).
    – 2-17 de set: «Operación Medusa» en la provincia de Kandahar. Más de 1.000 talibanes mueren, según la OTAN, que pierde una veintena de soldados.

    2007
    – 27 de feb: un atentado suicida delante de la base estadounidense de Bagram (norte de Kabul) durante una visita del vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, deja 24 muertos.

    2008
    – 17 de feb: un atentado suicida entre una multitud que asiste a una pelea de perros deja 140 muertos. Los talibanes niegan cualquier implicación.
    – 18 de ago: diez soldados franceses mueren en una emboscada a menos de 60 km de Kabul. En julio, nueve soldados estadounidenses murieron en el este.
    – 22 de ago: 90 civiles mueren en un bombardeo estadounidense en el oeste, lo que relanza la polémica sobre las víctimas civiles de los bombardeos extranjeros.

    2009
    – 11 de feb: 34 muertos en ataques reivindicados por los talibanes contra edificios gubernamentales en Kabul.
    – 27 de mar: el presidente estadounidense, Barack Obama, anuncia «una nueva estrategia» que incluye el envío de refuerzos civiles y militares (4.000) adicionales. Ya había anunciado un refuerzo de 17.000 soldados en febrero.
    – 4-5 de may: decenas de civiles mueren en bombardeos aéreos estadounidenses en Farah (oeste), 97 según la Comisión Afgana de Derechos Humanos, 140 según el gobierno, entre 20 y 30 así como 60 a 65 talibanes según el ejército estadounidense.
    – 23 de jun y 2 de jul: comienzan las operaciones británica, «Garra de pantera», y estadounidense, «Puñal», en el bastión talibán de la provincia de Helmand (sur).
    – 30 de jul: los talibanes llaman a los afganos a boicotear las elecciones y tomar las armas contra los «invasores».
    – 31 de jul: la ONU anuncia que más de 1.000 civiles murieron en los seis primeros meses de 2009. Un total de 76 soldados extranjeros, un récord desde 2001, murieron unicamente en julio.

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  • Ashraf Ghani en las elecciones de Afganistan

    Ashraf Ghani, un economista respetado en todo el mundo y decidido a sacar a Afganistán de la pobreza, no es favorito en la elección presidencial del jueves, pero se impuso como uno de los principales rivales del presidente saliente, Hamid Karzai.
    La campaña de este universitario de 60 años, que renunció a su nacionalidad estadounidense para poder presentarse en los comicios, promete a los afganos «un nuevo comienzo».
    Ghani presenta un programa para los próximos 20 años, destinado a reactivar la economía de uno de los países más pobres del mundo y a sacar a su juventud de las guerras que lo devastaron a lo largo de las últimas tres décadas.
    El primer objetivo de Ghani: que «de aquí a dos años, el 60% de la población diga que las cosas van en la buena dirección», explica a la AFP en su casa, al pie de una colina del oeste de Kabul.
    Ashraf Ghani se impuso como uno de los principales rivales de Karzai para estos comicios presidenciales, los segundos en la historia del país después de los de 2004.
    El economista va a contracorriente de la estrategia impulsada por Estados Unidos de militarizar todo y defiende una posición que combina «20% de fuerza y 80% de política y de desarrollo», para hacer retroceder la miseria y la violencia de los islamistas talibanes.
    No es un ex jefe de guerra ni un político de carrera, sino un ex ejecutivo del Banco Mundial, doctor de la prestigiosa universidad neoyorquina de Columbia, ministro de Finanzas de Karzai de 2002 a 2004.
    Ghani adquirió una sólida reputación internacional de eficacia y seriedad, pero en su propio país es poco conocido. Karzai, instalado en el Gobierno tras la intervención militar liderada por Estados Unidos a fines de 2001, no lo conservó en su gabinete después de la elección presidencial de 2004.
    Su credo: luchar contra la desocupación, a la considera como «un motor esencial» de la rebelión. Para muchos afganos, un «talibán» es ante todo «un joven desocupado», subraya.
    Su plan: «dividir al país en siete zonas económicas» y concentrar el desarrollo en «ocho provincias modelo» antes de extender el esquema a las otras 26 provincias. Y construir «un millón de nuevas viviendas», crear «un millón de empleos», «desarrollar la agricultura», etc.
    El dinero no es un problema, subraya, porque Afganistán está «inundado por centenares de millones de dólares» de ayuda internacional. El problema depende más bien de la gestión de los fondos, 70% de los cuales es derrochado por problemas de corrupción e ineficacia, explica.
    De su crítica no se salva el presidente saliente, favorito en las elecciones a pesar de un balance considerado mitigado, por no decir desastroso.
    Y su sentencia es clara: Karzai comprende tan poco los problemas de su país, que resulta «irrisorio», dice.
    «En ningún caso el presidente mostró su capacidad para gobernar. No ha hecho nada que pueda justificar su permanencia cinco años más», afirma.
    Tampoco se salvan de las críticas los que apoyan a Karzai o sus compañeros de lista, entre ellos algunos ex jefes de guerra muy controvertidos, principalmente por su implicación en la sangrienta guerra civil de la década de los noventa.
    De etnia pashtún como Karzai, Ashraf Ghani eligió, como él, a compañeros de lista de las minorías tayik o hazara, pero menos conocidos. «Por supuesto, ¡ya que nunca conocieron ningún crimen de lesa humanidad!», se burla Ghani.
    Ante un Gobierno símbolo «de corrupción, de violación de los derechos humanos, de perpetuación de la violencia y de derroche de los fondos públicos», Ghani quiere ser portavoz de los «nuevos afganos», aquellos que no tienen sangre en las manos y cuyas «esperanzas» fueron «profundamente defraudadas» por Karzai
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  • Elecciones en afganistan, Hamid Karzai

    El presidente afgano Hamid Karzai, instalado por Occidente en 2001 y elegido en 2004, volvió a demostrar su habilidad política manteniéndose como favorito para un nuevo mandato en los comicios del jueves, pese al pobre balance de su gestión en materia de seguridad y de lucha anticorrupción.
    El mandatario saliente prometió, en un mitin ante unos 15.000 partidarios a principios de agosto en el estadio de Kabul, «una vida mejor que hoy en día» para los afganos, en caso de ser reelecto.
    Conocido por su cortesía y elegancia, con su caftán verde y violeta y su bonete de astracán, Karzai, de 52 años, nació en una familia de poder. Y fue el hombre que Estados Unidos colocó al frente del país tras la intervención militar internacional que derrocó al régimen islamista talibán a fines de 2001.
    Fue también el candidato apoyado oficiosamente por Washington en los primeros comicios del país en 2004, que la población vio como la promesa de una nueva era y en los que participó con entusiasmo.
    Pero su estrella se ha apagado bastante desde entonces. En Washington, la nueva administración de Barack Obama no le ha ahorrado críticas al principio, antes de atenuarlas por falta de alternativa.
    Y la cólera cunde entre la población por su fracaso a la hora de atajar la violencia, en su nivel más alto desde 2001, y de combatir el crimen y la corrupción.
    Karzai puede atribuirse, en cambio, varios éxitos, en materia de sanidad y educación sobre todo.
    Y sigue siendo el gran favorito de las elecciones. Las maniobras entre bastidores desde hace meses parecen garantizarle los apoyos necesarios para imponerse a sus 40 contrincantes.
    Pastún del clan de los Popalzai, nacido el 24 de diciembre de 1957 en el pueblo de Karz, cerca de Kandahar, la gran ciudad del sur cuna de los islamistas talibanes, estudió en Kabul y luego en la India, donde se especializó en ciencias políticas.
    Casado con Zenat, médica de presencia muy discreta, tuvo un hijo en 2007.
    Entre 1982 y 1994, pasa la mayor parte del tiempo exiliado, sobre todo en Pakistán, excepto un efímero paso como viceministro de Relaciones Exteriores por el Gobierno muyaidín en 1992.
    En 1994, de regreso en Kandahar, cultiva relaciones con los talibanes pero rompe definitivamente con ellos cuando su padre muere en 1999 en Quetta (Pakistán) en un atentado atribuido a los estudiantes de religión.
    Regresa clandestinamente a Afganistán en octubre de 2001 y, después del derrocamiento de los talibanes por una coalición militar internacional dirigida por Estados Unidos, es designado presidente en diciembre de 2001, en la conferencia de Bonn, encargada de constituir un Gobierno «interino».
    Confirmado en junio de 2002 por una Loya Jirga (gran consejo tribal), gana a finales de 2004 la primera presidencial por sufragio universal directo de la historia afgana, con un 55% de los sufragios.
    Hamid Karzai ha sobrevivido al menos a cuatro intentos de asesinato, el último durante un desfile militar en abril en Kabul.
    Sólo ha participado en algunos mítines de campaña, bajo alta protección, y ha anunciado dos prioridades: duplicar los efectivos policiales y militares de aquí a cinco años y abrir negociaciones con los talibanes, una propuesta recurrente que los rebeldes han rechazado siempre.
    También se ha negado a participar en un debate televisado con sus principales rivales, que ponen en duda su competencia para dirigir el país.
    Su decisión de designar como candidato a la vicepresidencia a Mohammad Qasim Fahim, un ex jefe de guerra tayiko acusado de crímenes de guerra, ha horripilado a la comunidad internacional, pero debería aportar al presidente pastún los votos de la influyente minoría tayika.
    También líderes de las comunidades uzbeka y hazara han anunciado su apoyo al presidente saliente. Sus rivales han fracasado a la hora de formar un frente unido

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  • No abrira un buen numero de colegios electorales en Afganistan

    En lugar de abrir los 7.000 colegios electorales previstos en todo el país, sólo podría haber 6.200 en funcionamiento porque no se puede garantizar la seguridad de los electores en todos ellos, declaró a la AFP uno de los responsables de la Comisión, Zekria Barakzai.

    «La cantidad de (colegios electorales) será entre 6.200 y 7.000. No lo sabremos antes del día de las elecciones», precisó.

    Los actos de violencia en Afganistán alcanzaron niveles inéditos en las últimas semanas, desde la llegada de las fuerzas internacionales en 2001 que expulsaron a los talibanes en el poder.

    Los rebeldes talibanes juraron que boicotearán las elecciones atacando a los «invasores» y pidieron a los afganos no concurrir a las urnas

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  • Talibanes comprometen las elecciones en Afganistan

    La amenaza de ataques sangrientos de los rebeldes talibanes se cierne como nunca sobre las elecciones presidenciales y provinciales del 20 de agosto en Afganistán, lo que hace temer una abstención masiva del electorado en las urnas y por lo tanto unos resultados poco creíbles. Ocho años después del comienzo de la intervención militar internacional que los expulsó del poder, y pese a la presencia de 100.000 soldados extranjeros, los talibanes ganan terreno en el país, reconoció el lunes el comandante de las fuerzas estadounidenses en Afganistán, general Stanley McChrystal.

    Los episodios violentos batieron en los últimos meses récords absolutos desde 2001, un hecho que pone en duda la celebración de elecciones en una parte de los 7.000 centros de votación, principalmente en los bastiones rebeldes del sur y del este.
    Los expertos están convencidos de que los talibanes tienen mayor capacidad que en 2004 y 2005 para obstruir estas elecciones, como ya anunciaron que harían. «Bastará sólo con unos kamikazes en una gran ciudad el día de la votación para que la gente se quede en casa», estima el analista afgano Harun Mir.

    A pesar de los 300.000 policías y soldados afganos e internacionales que estarán desplegados para intentar garantizar la seguridad, si los insurgentes deciden actuar «será casi imposible detenerlos» porque «un kamikaze siempre puede infiltrarse», advierte Mir. Los talibanes llamaron a los afganos a boicotear estas elecciones, que consideran una impostura orquestada por Estados Unidos, y a alzarse en armas contra los «invasores».

    «No atacaremos a los civiles en los colegios electorales. Pero impediremos a la gente que vaya a ellos», declaró uno de sus portavoces, Zabihulá Mujahed. La amenaza de ataques y la intimidación de los electores ponen en peligro la credibilidad de los comicios, según los observadores.

    Teniendo en cuenta que la seguridad es una condición indispensable para elecciones libres y justas, la situación actual «podría afectar a la libertad de movimiento de algunos electores», sostiene Nader Nadery, presidente de una ONG. El mensaje de los talibanes ha calado en la opinión pública.

    «No creo que las elecciones se desarrollen bien, no hay seguridad (…)», opina Hamidulá, un habitante de Kandahar (sur), la capital bajo el régimen de los talibanes (1996-2001). Frente al aumento de la violencia, algunos países occidentales han pedido la apertura de negociaciones con insurgentes «moderados», una idea que el presidente afgano Hamid Karzai defiende desde hace años.

    Karzai, favorito para las presidenciales, se ha comprometido a organizar un encuentro con los rebeldes bajo la égida del rey Abdalá de Arabia Saudí para entablar negociaciones, en el caso de que sea reelegido. Pero los talibanes han rechazado en varias ocasiones las propuestas de Karzai, poniendo como condición la retirada de las tropas extranjeras.

    A pesar de que el derramamiento de sangre es un hecho cotidiano, el portavoz del ministerio de Defensa, Mohammad Zahir Azimi, asegura que «la amenaza no es tan grande». Pero para el afgano de a pie, como el ingeniero Mohammad Akram, «la amenaza sigue presente», con o sin elecciones. El votará, pero se pregunta: «¿Quién puede garantizar que no moriré en un ataque de los talibanes antes o después de las elecciones?»

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  • Corea del norte ahora, esta matando gente

    Que sirva esta modesta tribuna como altavoz de algunas organizaciones no gubernamentales (ojo, no cualquiera tendrí­a aquí­ difusión, algunas son peor de radicales que auténticos kamikazes), en esta ocasión de una organización católica en defensa de los derechos humanos.

    Ya sé, algunos que apenas han llegado a estas lí­neas han leí­do â??católicaâ? y pensaran que el mensaje viene plagado quizá de la defensa de la vida contra el derecho a abortar, pero al menos este escrito no tiene ese propósito así­ que le invito siga leyendo.

    Sucede que en Corea del norte se esta matando a personas solo por su religión, así­ como lo lee, ya van varias desapariciones y una ejecución pública en Corea del norte que activistas religiosos han sufrido, por andar regalando biblias, amén de que las autoridades ven detrás de esto, la pantalla perfecta de Estados Unidos o Corea del sur, para el espionaje.

    No tengo ni la mas remota idea de que quiera significar eso, pero el que Corea del norte este matando personas, mas allá de su religión o su manera de pensar o sentir, eso se llama violación no solo a los derechos humanos, sino quizá y hasta delitos contra la humanidad.

    Lamentable pero cierto pero seamos honestos, ¿qué régimen totalitario como el de corea del norte, no comete estos excesos?, amen claro esta de que el gobierno de Pyongyang cada vez esta mas perdido en el pensamiento de sí­ mismo, primero con el constante reto a la comunidad mundial, luego su programa energético atómico y ahora, con esto.

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