Categoría: China

  • Silencio del mundo arabe por situacion en China

    Algo que me llamo la atención hace unos días es ver el silencio que esta guardando el mundo árabe en torno a la represión sangrienta en china que jamás había sido vista de esta forma, ni posible comparar con tiananmen

    Cerca de 250 muertos así como mas de 800 detenidos y un número indeterminado de desaparecidos han ido cobrando los enfrentamientos en china con motivo de enfrentamientos primero, entre grupos rivales (unos, musulmanes) y ahora con las fuerzas del orden que incluyen al ejercito.

    Bueno, pues el mundo árabes ha estado en tenso silencio al ver como cientos de chinos musulmanes son reprimidos, golpeados y muertos por manos chinas, pero quien no se quedo callado ha sido Al Qaeda en el Magreb

    Este brazo operacional de Al Qaeda ha dicho que no se vale la forma en que están siendo tratados los chinos musulmanes por lo cual a intereses chinos en África serán atacados con justa dimensión por la represión que están siendo objeto los hermanos musulmanes, mientras que el gobierno de china ha dicho que rechaza el terrorismo (menos el de estado que el mismo lleva a acabo, verdad?) y estará muy atento al cuidado de ciudadanos y claro esta, instalaciones chinas en África.

    Hay que decir que china tiene una presencia económica muy importante en África, es de hecho dueña del 60% del mercado africano

    Así que esto no ha terminado y les auguro que irá creciendo en intensidad, Al Qaeda en el Magreb es sin duda, muy virulenta organización terrorista

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  • Al Qaeda amenaza a China

    China anunció el martes que tomaría todas las medidas necesarias para proteger a sus trabajadores en el extranjero, respondiendo así a las amenazas proferidas por la rama magrebí de Al Qaida contra los expatriados chinos para vengar la muerte de uigures en Xinjiang.

    «El gobierno chino se opone a cualquier forma de terrorismo», anunció a los periodistas el portavoz del ministerio de Relaciones Exteriores, Qin Gang.

    La rama magrebí de Al Qaida amenazó con atacar a trabajadores chinos presentes en el norte de África para vengar a las víctimas musulmanas que murieron durante los disturbios en Urumqi, noroeste de China, que este martes volvía a la calma tras la muerte el lunes de dos uigures por disparos de la policía.

    La agencia China Nueva informó este martes que tres uigures entraron el lunes en la mezquita de Urumqi incitando a los 150 fieles musulmanes allí congregados a la «yihad» (guerra santa).

    Cuando fueron expulsados del templo por el imán, dos de ellos sacaron cuchillos de 50 centímetros de hoja y persiguieron a los guardias de seguridad de la mezquita, hiriendo incluso a uno de ellos.

    Entonces fueron detectados por una patrulla de la policía china, que abrió fuego contra ellos, matando a dos e hiriendo al tercero, explicaron testigos citados por la agencia.

    Según un informe de la empresa de análisis de riesgo Stirling Assynt, con sede en Londres, citado por el diario South China Morning Post, Al Qaida del Magreb Islámico (AQMI), implantado en Argelia, llamó a que se llevaran a cabo represalias contra China.

    Esta es la primera vez que la red de Osama Bin Laden amenaza directamente a China o a sus intereses, subraya el informe de Stirling Assynt que indica que esta voluntad de venganza se está expandiendo a toda la nebulosa yihadista.

    «Si bien AQMI es la primera red de Al Qaida que anuncia oficialmente que tendrá como objetivo intereses chinos, otras deberían seguir» sus pasos, analizan los autores del informe, citados por el periódico de Hong Kong.

    Centenares de miles de chinos trabajan en Oriente Medio y en el norte de África.

    «Estaremos alerta a los acontecimientos y trabajaremos con otros países para tomar todas las medidas necesarias para garantizar la seguridad de las instituciones y trabajadores chinos en el extranjero», agregó el portavoz de la cancillería china.

    Qin pidió a los países musulmanes que entiendan la naturaleza del acto ocurrido el lunes, que calificó de «sabotaje a la unidad étnica» de China.

    Las violencias étnicas entre hanes, etnia mayoritaria en China, y uigures, principal minoría de Xinjinag, desde el 5 de julio en Urumqi, capital regional, dejaron al menos 184 muertos y unos 1.600 heridos, según un balance de las autoridades regionales.

    Sin embargo, la disidencia uigur en el exilio cifra el balance a varios miles de muertos y denunció que los disturbios estallaron tras la brutal represión de la policía de una manifestación pacífica de uigures.

    Tras la tensa jornada vivida el lunes, Urumqi volvía a la calma, con la policía patrullando las calles, restringidas al tráfico y con la mayoría de comercios cerrados, así como la mezquita

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  • ¿Genocidio en China?, Turquia acusa

    China rechazó el martes la acusación de Turquía de que está cometiendo un genocidio en la región noroeste de Xinjiang, donde unas violentas protestas por disputas étnicas dejaron 184 muertos, gran parte miembros de la comunidad mayoritaria han.

    En los peores disturbios étnicos en décadas en Xinjiang, uigures atacaron el 5 de julio a chinos han en la ciudad de Urumqi, luego de que la policía intentó disolver una protesta contra los fatales asaltos que sufrieron trabajadores uigures en una fábrica del sur de China.

    Chinos han en Urumqi lanzaron ataques de venganza más tarde esa semana.

    El primer ministro turco, Tayyip Erdogan, dijo la semana pasada que se estaba cometiendo un genocidio en Xinjiang y pidió a las autoridades chinas que intervengan.

    El portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores Qin Gang dijo el martes que la acusación no tenía sentido. La mayoría de los muertos en los disturbios eran han y en las últimas décadas la población uigur de Xinjiang ha crecido mucho, sostuvo.

    «¿En qué país esto se podría llamar genocidio?, dijo Qin en una rueda de prensa.

    El ministro de Relaciones Exteriores chino, Yang Jiechi, dijo a su contraparte turco el domingo por teléfono que los disturbios de Urumqi habían sido orquestados por «tres fuerzas malignas», haciendo referencia al extremismo, el separatismo y el terrorismo, según la agencia de noticias Xinhua.

    La cifra oficial de muertos llega a 184, de los cuales 137 eran chinos han -que conforman la mayoría de los 1.300 millones de habitantes de China- y 46 eran uigures, un pueblo musulmán nativo de Xinjiang y culturalmente ligado a Asia central y Turquía

    El lunes, la policía causó la muerte a dos uigures armados con cuchillos e hirió a un tercero para evitar que atacaran a un guardia de seguridad uigur en una mezquita de Urumqi.

    También el lunes, autoridades de la ciudad de Yining, unos 700 kilómetros al oeste de Urumqi, anunciaron que más de 70 miembros de dos «bandas violentas» habían sido rodeados, dijo el portal semioficial China News (www.chinanews.com.cn).

    Pekín no quiere perder el control de Xinjiang, un vasto territorio desértico que limita con Rusia, Mongolia, Kazajistán, Kirguistán, Tayikistán, Afganistán, Pakistán e India y tiene abundantes reservas de petróleo. También es la principal región productora de gas natural de China.

    El Gobierno chino ha acusado a separatistas uigures exiliados de instigar los disturbios, pero estos niegan los cargos

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  • Sigue represion en China

    La policía mató a balazos a dos uigures e hirió a un tercero el lunes después que éstos atacaron a los agentes policiales que trataron de dispersar una pelea callejera, una semana después de cruentos disturbios étnicos en esta ciudad del oeste de China. Los policías fueron agredidos después de impedir que los tres hombres atacaran a un cuarto uigur con cuchillos y bastones de madera, dijo un funcionario en la ciudad de Urumqi quien sólo se identificó por su apellido, Fan.

    El incidente, que interrumpió una relativa calma en Urumqi -donde los disturbios étnicos dejaron más de 180 muertos y otros 1.680 heridos- fue el primero en que las autoridades han dicho que la policía disparó a alguien. «La policía hizo disparos al aire como advertencia, pero eso no detuvo la agresión. Entonces la policía les disparó como dispone la ley», señaló Fan. Indicó que el herido fue llevado al hospital. Se desconoce su estado.

    Fotografías mostraron a un policía que encañonaba con su fusil a un hombre de camisa azul, que golpeado yacía en el suelo mientras le sangraba la pierna derecha. Los policías lo rodearon y apuntaron con sus armas a los edificios vecinos. La escena se desarrolló frente a atemorizados residentes cerca de uno de los principales vecindarios uigures de la ciudad.

    Un albañil, Zhang Ming, que observó el incidente desde una obra de construcción cercana, dijo que tres hombres armados con cuchillos salieron de una mezquita y atacaron a un grupo de policías paramilitares emplazados junto a un camino. La policía antimotines los persiguió, les dio una golpiza y les disparó, agregó. Poco después quedaba en el lugar un charco de sangre. Escuadrones de la policía militar se apostaron en el camino que fue cerrado al tráfico.

    El incidente se produjo en momentos que las autoridades trataban de imponer una aparente normalidad en Urumqi después de los disturbios del 5 de julio. El balance de muertes en las peores acciones de violencia étnica en décadas podría ascender a 74 de los más de 900 heridos que seguían hospitalizados con heridas graves, dijo la agencia oficial Xinhua. La radio RTHK, de Hong Kong, dijo el lunes en su portal de la internet que al menos dos policías fueron baleados y tres civiles uigures muertos cerca de un barrio uigur. No dio más detalles.

    La gente corrió a sus casas y tiendas, cerrando las puertas tras ellos. Un transporte blindado y la policía paramilitar llegaron al lugar el lunes, y la policía, mostrando las armas, le gritó a la gente que despejase las calles. El lunes al amanecer, los vehículos de seguridad desplegados previamente en la Plaza del Pueblo no estaban allí el lunes, pero policías antimotines continuaban en el área. Pequeños grupos de policías antimotines con escudos patrullaban las esquinas, mientras helicópteros sobrevolaban la ciudad

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  • Silencio arabe llama la atencion

    La represión de musulmanes de la etnia uigur en China ha levantado escasas voces de protesta por parte de países musulmanes, que podrían estar resguardando sus rentables relaciones comerciales con Beijing o evitando que se coloque la lupa sobre sus propias acciones en contra de la disidencia política. Irán y Turquía, países no árabes, han sido uno de los pocos en criticar a China. Irán está ocupado con su propias protestas luego de una disputada elección presidencial, mientras que Turquía tiene lazos étnicos con la minoría uigur de China.

    Pero en la mayoría del Medio Oriente y el mundo árabe, la violencia en China ha generado pocas reacciones. Los regímenes árabes «no pueden criticar los ataques hacia los chinos musulmanes porque ellos mismos no tienen una democracia,» dijo Labib Kamhawi, analista político de Jordania. «Están en el mismo bote que el gobierno chino.»

    China ha enviado miles de tropas a la región occidental Xinjiang en los últimos días, imponiendo su control sobre la capital de Urumqi y áreas cercanas luego de que 180 personas murieran y 1.680 resultaran heridas en medio de la violencia étnica de la semana pasada. Los uigures, que llegan a los nueve millones en Xinjiang, están molestos por la llegada de chinos han y restricciones gubernamentales sobre la religión musulmana. Acusan a la mayoría han de discriminación y al Partido Comunista de intentar acabar con su cultura y su lengua.

    China es el principal socio comercial de Sudán, Arabia Saudí y varias naciones del Golfo Pérsico

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  • Cambio de vida desde los disturbios en China

    La mezquita Id Kah de Kashgar, ciudad oasis del extremo oeste de China, recibe a los fieles desde hace 500 años, excepto esta semana: permanece cerrada desde los disturbios en Urumqi, la capital provincial de Xinjiang, que dejaron al menos 156 muertos.
    Id Kah no es un caso aislado, ni en Kashgar ni tampoco en Urumqi.
    Y nadie sabe cuánto durará esta suspensión de facto de las actividades religiosas.
    «No lo sabemos. No podemos hablar de eso», dice de manera lacónica un uigur al periodista extranjero que pregunta por la oración tradicional del viernes.
    La gente sigue optando por la prudencia, luego de las violencias que ensangrentaron Urumqi el domingo, en las que se enfrentaron los uigures, musulmanes turcohablantes y principal minoría de la región, y los hanes, etnia mayoritaria en China.
    Unas escenas de violencia fomentadas desde el extranjero por separatistas uigures en el exilio, asegura Pekín.
    Por su lado, los uigures afirman que las cosas degeneraron luego de la represión brutal de una manifestación pacífica, un nuevo ejemplo, según ellos, de la represión general de la que son víctimas, en particular en el plano religioso, de parte de las autoridades comunistas y laicas chinas.
    Los uigures señalan las dificultades que tienen para cumplir con los ritos musulmanes como el haj (peregrinación a La Meca, lugar santo del islam), para pronunciar sermones religiosos libres, o incluso para poseer un ejemplar del Corán.
    «Nos oprimen porque saben precisamente que no pueden controlarnos a nosotros, los musulmanes», dice un empresario uigur de unos 30 años que vive en Urumqi, y que prefiere conservar el anonimato.
    «Saben que no tenemos miedo a morir», añade.
    El haj es una etapa obligatoria en la vida de un musulmán si tiene las posibilidades pecuniarias para hacerlo, sea cual sea su nacionalidad.
    Pero China se niega regularmente a entregar pasaportes a los uigures, quizás, explica el empresario uigur, por miedo a que entren en contacto en el extranjero con grupos extremistas.
    Según los testimonios de uigures, los que logran obtener su pasaporte deben dejar depósitos de 4.000 dólares a la policía, una suma inalcanzable en una región en que el salario anual medio de una persona que vive en la ciudad es de menos de 1.500 dólares, y de 470 dólares para las que viven en el campo.
    Además, los musulmanes sólo pueden tener una edición del Corán que sea aprobada por las autoridades chinas, so pena de ser considerado un objeto de contrabando, explica el empresario.
    Y los sermones, afirma, deben corresponder a lo pautado por las autoridades si el imán, encargado de presidir la oración, no quiere correr el riesgo de que le prohíban predicar.
    Entonces «siempre se escuchan las mismas cosas durante los sermones», señala otro uigur. «Yo no le presto atención al sermón. Mi fe viene de aquí», dice, señalando su corazón.
    Los uigures recalcan además que las mezquitas están prohibidas a los menores de 18 años y que a veces la policía hace controles para verificar que se aplique esa regla.
    Las autoridades chinas aseguran que todos los ciudadanos del país gozan de la libertad de religión.
    El martes, la Organización de la Conferencia Islámica (OCI) expresó su «profunda preocupación» ante los disturbios en Xinjiang, deploró «el uso disproporcionado de la fuerza» e instó a Pekín a llevar a cabo una investigación «honesta sobre los graves incidentes»

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  • Sobre China y los disturbios

    Miles de personas invadieron las principales estaciones de autobuses y trenes de Urumqi este viernes, muchas de ellas a causa de las violencias étnicas que estallaron el domingo en la capital de Xinjiang (noroeste) y que dejaron oficialmente 156 muertos.
    Unas 10.000 personas abandonaron la ciudad cada día de la semana desde que estallaron las violencias el domingo. En la estación de autobús de Bayi (la principal de la ciudad), se registró el doble del tráfico normal, dijo un empleado de la estación llamado Adili.
    Adili dijo a la AFP que normalmente numerosos estudiantes dejan en estas fechas la capital regional por las vacaciones de verano, pero que muchos otros abandonaban la ciudad por las violencias.
    «Por supuesto, los estudiantes están contentos de regresar a casa, pero algunos de ellos se van porque temen por su seguridad», indicó.
    Las filas en la estación de autobús tenían hasta unas 300 personas este viernes por la mañana, constató la AFP.
    Una mujer, Li, que compró un pasaje para ir a Lanzhou, capital de Gansu (centro) a unos 1.900 km de Urumqi, dijo a la AFP que se iba «un tiempo a casa hasta que las cosas se calmen».
    Al menos 156 personas murieron el domingo en disturbios interétnicos en Urumqi, capital de la región de Xinjiang, entre hanes, etnia mayoritaria en China, y uigures, principal minoría de esa región.

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  • Y como comenzo todo en China…

    Todo empezó con una pelea de muchachos en torno a unos fuegos artificiales. Y terminó en una confrontación entre cientos de personas de dos grupos étnicos distintos.
    Incidentes como esos reflejan las tensiones étnicas que hay en buena parte de China, las cuales estallaron esta semana en la región occidental de Xinjiang y dejaron 156 muertos.
    El problema es más grande grave en el oeste del país, en vastas extensiones donde las dinastía imperiales chinas se apoderaron de territorios de budistas tibetanos, uigures musulmanes, mongoles nómades y los hui, otro grupo musulmán. Pero el resto del país no está inmune a estos incidentes: la riña sobre fuegos artificiales se produjo en febrero en la provincia de Henan, en el centro del territorio nacional.
    En los incidentes más recientes, el malestar con la forma en que las autoridades lidiaron con una pelea entre trabajadores uigures y han en una fábrica del sur de China desató una protesta el domingo en Xinjiang, 3.000 kilómetros (1.800 millas) al oeste de Beijing. Los uigures golpearon a los han, el grupo étnico más grande de China, y quemaron sus negocios y sus automóviles. Las fuerzas de seguridad pusieron fin a los desmanes, tras lo cual vigilantes de ambos bandos perpetraron ataques en la capital regional de Urumqi.
    «Hay una gran desconfianza entre los grupos étnicos», comentó Nicholas Bequelin, especialista en Asia de la organización Human Rights Watch de Nueva York. Episodios como la pelea en la fábrica revelan que «hay estereotipos negativos, un cierto racismo, y que cada comunidad se cuidavió el desarrollo económico de Xinjiang y del Tibet, pero al mismo tiempo impuso el idioma y la cultura china e ignoró las quejas de las minorías, acusando a exiliados de fomentar la agitación desde el exterior.
    Muchas comunidades minoritarias se mantienen en la pobreza, lo que refuerza el estereotipo predominante entre los han de que los otros grupos étnicos son perezosos y desagradecidos. Los han representan el 91% de la población.
    Las tensiones pueden estallar en cualquier momento.
    La riña de febrero en la provincia de Henan comenzó cuando muchachos han y hui se pelearon en relación con unos fuegos artificiales. Un accidente de tráfico del 2004 en otro pueblo de Henan degeneró en una disputa que dejó al menos siete muertos, según la cifra oficial, aunque algunos informes de prensa indicaron que la cantidad de fatalidades puede haber llegado a los 150.
    Más hacia el este, en la provincia de Shandong, la policía mató a tiros a por lo menos cinco hui durante una protesta en el 2000, luego de que un carnicero han promovió la venta de «carne de cerdo musulmana», enfureciendo a los musulmanes, que tienen prohibido comer puerco.
    Incluso entre los mismos han surgen incidentes por rencillas de vieja data entre distintos grupos. En marzo debió intervenir la policía para separar a los residentes de dos pueblos de la isla de Hainan, luego de una riña que dejó un muerto. La prensa oficial dijo que la pelea giró en torno a una disputa por tierras que lleva 80 años.
    Uigures y tibetanos dicen que discriminan contra ellos cuando buscan trabajos o piden préstamos.
    El gobierno central impuso una política educativa en la que se van dejando de lado los idiomas de las minorías a medida que progresan en los estudios, y en los niveles más altos se habla únicamente chino. Tibetanos y uigures dicen que eso los perjudica, tanto en los estudios como en el mercado laboral, mientras que las autoridades sostienen que, por el contrario, los ayuda a insertarse en la sociedad.
    El gobierno también restringe la religión, designa a los imanes y los clérigos de alto rango, limita la cantidad de monjes, destruye las madrasas (escuelas musulmanas) que no están registradas y prohíbe que estudiantes y menores asistan a servicios religiosos.
    La actitud del gobierno «es que los tibetanos tienen que hacerse chinos y que los uigures tienen que hacerse chinos», sostuvo Andrew Fischer, especialista en China occidental del Instituto de Estudios Sociales de La Haya, Holanda.
    Beijing justifica esa política destacando los progresos económicos que ha habido en las regiones donde abundan las minorías.
    «La posición de los grupos dominantes en los últimos 50 años ha sido que las minorías se han beneficiado de la liberalización pacífica, han sido incorporados a la patria, y que no hay problema alguno», afirmó Fischer.
    La desconfianza entre los distintos sectores es palpable y durante los juegos olímpicos del año pasado en Beijing la policía le dijo a los hoteleros que no le alquilasen habitaciones a tibetanos, uigures o mongole

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  • En China siguen protestas y represion

    Los líderes del gobierno comunista chino prometieron el jueves mantener la estabilidad en el oeste del país, en su primera declaración sobre los disturbios por motivos étnicos que dejaron más de 150 muertos. Asimismo acusaron a fuerzas del exterior de haber orquestado la violencia.
    Una reunión urgente del Comité del Politburó, encabezada por el presidente Hu Jintao, exhortó a los miembros y funcionarios del Partido Comunista a movilizarse para restablecer el orden, a la vez que prometió castigos a los amotinados e indulgencia para los participantes que hubiesen sido engañados por agitadores.
    «Preservar y mantener la estabilidad general de Xinjiang es hoy la tarea más urgente», dijo el Politburó, según la agencia noticiosa oficial Xinhua.
    Las fuerzas de seguridad patrullaban la tensa capital de Xinjiang, Urumqi, después de los peores estallidos de violencia por motivos étnicos en décadas, mientras los residentes intentaban reanudar su rutina diaria.
    Carteles rojos pegados frente a edificios de departamentos advertían «No escuchen rumores» y «Mantengan la calma y el orden público».
    Turbas de chinos de la etnia han, el grupo étnico dominante en China, saludaron ruidosamente el paso de numerosos policías en camiones con carteles que rezaban «Debemos derrotar a los terroristas».
    Con la ciudad aparentemente controlada, la próxima prueba para el gobierno sobrevendrá el viernes, cuando un gran número de musulmanes de la etnia uigur se reunirán para sus plegarias semanales.
    Obul Hashim Haxim, el imán en la mezquita Liu Daowan, dijo que se rezarán las oraciones y se discutirá la violencia.
    Las autoridades han dicho que 156 personas murieron y más de 1.100 resultaron heridas cuando los uigures protestaron el domingo en la ciudad por la muerte el mes pasado de trabajadores uigures en el sur de China.
    Los uigures dicen que las fuerzas de seguridad acribillaron a tiros a muchos de los manifestantes el domingo. Las autoridades todavía no han dicho cuántos de los muertos eran uigures

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  • Preocupa la violencia en China, vea imagenes

    China ha amanecido este martes con un nuevo brote de violencia en las calles de Urumqui, la capital de la región autonoma de Xinjiang, al noroeste de China, que desde el pasado sábado mantiene enfrentados a algunos miembros de la minoría uigur contra la Policía china.

    Las autoridades comunistas de esta región autónoma han amenazado con un aplicar un ·»castigo severo» a los responsables de las violentas protestas, que desde el domingo han provocado al menos 156 muertos y más de 1. 000 heridos -según los testigos la cifra sería mucho mayor-., además de 1400 detenidos.

    Esta mañana un grupo de unos 300 manifestantes, en gran parte mujeres, han rodeado y zarandeado a la delegación de unos 80 periodistas que el Gobierno chino había acreditado para que supervisaran la zona y pudieran hablar con la población local. Al grito de «esto es el caos», los manifestantes han escenificado el horror que se ha vivido estos días en Urunchi.

    Cientos de manifestantes han resistido los gases lacrimógenos lanzados por la Policía y han logrado por unos instantes atravesar las líneas defensivas de las fuerzas antidisturbios. Según la agencia oficial Xinhua, todo comenzó cuando una mujer uigur se acercó con su hijo al grupo de reporteros, llorando e implorando la libertad de su marido, al parecer detenido tras las protestas del domingo; otros uigures se sumaron a la protesta y la policía intervino.

    El Gobierno chino acusa a grupos independentistas en el exilio como el Congreso Mundial Uigur de la violencia étnica. Algo que niega desde Estados Unidos el líder de la organización, Rabiya Kadeer, quien acusa a la policía china de responder con excesiva violencia las protestas.

    Los uigures constituyen el grupo turcófono mayoritariamente musulmán predominante en esta región del extremo oeste del país, que mantiene estrechos vínculos culturales y lingüísticos con los países de Asia Central.

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